miércoles, 5 de julio de 2023

"El padre desnudado".

Un escritor de casi 90 años mira hacia atrás "sin ira" y ve su vida, la de su padre, la de la propia historia de España.
 
Esta es una deliciosa novela de Ramón Serrano Balasch, un escritor catalán que lo ha vivido todo, desde Barcelona y la Costa Brava, a Madrid y México. Todo desde su nacimiento en 1933 y su trabajo como editor, periodista y escritor. Ha publicado esta novela con 89 años (hace solo unos días cumplió 90), y he estado dando muchas vueltas a este hecho mientras la leía, así como sobre el lugar en el que publicar esta reseña, si en una revista, un periódico o las redes sociales (luego quedará en mi blog, como todo lo que escribo en las redes). Esta novela me parece una suerte de "bildungsroman", una obra de formación o aprendizaje, aunque escrita con la energía y la fuerza propias de un treinteañero, junto a una pátina de nostalgia y tristeza que quizá le haya dado el paso del tiempo y la mirada hacia atrás. En cierta medida el protagonista podría haber sido cualquiera de nosotros (Ramón me ha dedicado algunos poemas en las redes, un medio que cultiva con fruición); por eso ayer saqué esta foto en un espejo que vi por la calle, ya que iba leyendo la novela paseando, como hago en tantas ocasiones. El protagonista se llama Ramón Serrano y se confunde a menudo con las otras voces de la novela, con su padre y un narrador omnisciente. Habla del padre exiliado en la Guerra Civil y que termina en un campo de concentración en el sur de Francia y luego en otro franquista en el sur de España, en la provincia de Málaga. Lo hace a partir de una metáfora recurrente y acertada, la de un hombre desnudo y desnudado, al que le limpia la madre con jabón y una esponja de las "heridas de la guerra" y que irá limpiando el hijo mientras se desnuda y se limpia a sí mismo de una culpa que no es suya con el paso de los años y de las páginas de la vida. El Serrano escritor, y autor de esta novela, ha escrito en los principales periódicos catalanes, dirigido Cambio 16, vivido la época de esplendor literario de Barcelona, con Vázquez Montalbán, Barral, los Goytisolo, etcétera, y lo cuenta en el texto, así como las reuniones de los escritores digamos de izquierdas en el céntrico Hotel Suecia de Madrid. Acaba hablándonos de los "progres pijos" y sobre todo lo hace hablando con su madre, como si aún tuviera una asignatura pendiente con ella. En ese hotel yo también he tomado muchos tés y cafés, y desde la terraza de al lado, la del Círculo de Bellas Artes, he contemplado el cielo de Madrid y los tejados de las casas, pensando algunas veces en lo que estaría haciendo la gente debajo de ellos.
 
Ramón nos habla siempre desde la música y el jazz. En la página 219 cita a Huxley: "Después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable, es la música". Por ejemplo, la de Wynton Marsalis, que le gusta mucho, como a mí, lo que nos asegura un poco después:
 

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