Prólogo que escribí para el libro "En fuga" de David Abad
David Abad es un soñador, un alquimista de la palabra, casi de
la propia vida. “En fuga” es su primer libro publicado, lo que no significa que
sea su primer libro escrito o incluso vivido; él escribe libros desde que abrió
los ojos en la ciudad de Madrid hace cuarenta años, y en seguida empezó a vivir
y a describir libros e historias. La vida le llevó a estudiar la carrera de
Derecho en la Universidad San Pablo CEU, y a que nos conociéramos allí en mi
tertulia literaria. No recuerdo si por aquel entonces era un Taller de Literatura,
tertulia y debate, y si contaba como asignatura de Libre Elección en el Plan de
Estudios. De ser así, David sacaría una nota excelente y luego continuaría a mi
lado (y al lado de otros escritores y amigos como José Villacís y Ramón García)
en una tertulia más distendida, más de debate, de confrontaciones dialécticas y
apasionadas discusiones.
Ser tertuliano, leer en público sus poemas y cuentos, pasear por
el lado oculto de la Luna, discutir sobre literatura, siempre sobre literatura…
Todo eso define a David Abad, y lo concentra en una botella en busca de la
dificultad de la esencia. Ese hombre también ha realizado innumerables trabajos
para vivir (para sobrevivir se conforma con escribir). Nunca ha desdeñado su
trabajo como Procurador de Tribunales, pero tampoco los de tele operador,
vendedor de pizzas a domicilio, de libros y pisos, auxiliar de Seguridad en el
Corte Inglés y vigilante nocturno en alguna obra abandonada por la claridad del
cielo.
“Siempre la claridad viene del cielo”, escribió un jovencísimo
Claudio Rodríguez, algo que se puede aplicar a David Abad sustituyendo el
“cielo” por la imaginación y la fantasía, aunque en su caso puede que sean lo
mismo. Su inconsciente es muy activo cuando sueña, y se nutre de las imágenes
que obtiene del consciente que se mantiene despierto a todas horas. Y es que
David es un curioso caso de “libélula” recolectora de pensamientos, de transgresiones,
de filosofías cotidianas, un tipo que se juega la vida con cada poema, cuando
los escribe y cuando los recita en público. En esos momentos inventa y se
reinventa.
En tal sentido este libro es una declaración de intenciones,
como si David hubiera tenido la necesidad de detenerse ante su particular
“horizonte en llamas” y resumir lo que le quema por dentro. “En fuga” es un
viaje desde la oscuridad a la luz, una Comedia dantiana posmoderna, cotidiana,
un canto al amor y a la literatura, al individuo y a la soledad, a través de un
camino lleno de obstáculos que casi siempre son más interiores que exteriores.
¿Cuáles son los motivos que se presentan en un libro tan
especial como este? En primer lugar el “azar”. Es como si el azar le hubiera
proporcionado una imagen concreta al poeta, que no es otra cosa que un
relámpago, lo que le servirá para profundizar en esa idea y concluir que la
vida es una especie de presente en fuga. La “noche” es un segundo motivo, el
régimen nocturno temporal en la famosa terminología de Gilbert Durand, ya que
para David Abad la vida es una suerte de noche sorprendida por la luz, una luz
de la que se desconoce su procedencia, pero que también le sirve para definir
el amor.
La voz poética está convencida de que la vida son destellos,
islas de luz, relámpagos, unos fenómenos físicos y humanos imprevistos, ajenos,
pero que sabemos que forman parte de nuestra naturaleza. La luz también representa
la inspiración, y en ese sentido David Abad no puede escapar a la creación de
meta literatura, en el sentido más borgiano y noble del término. Y sin duda por
ello la última parte del libro habla del horizonte como símbolo del porvenir,
sin dejar de definir el futuro como presente que quizá se vuelva a fugar.