domingo, 31 de mayo de 2020

"El mundo está interesantísimo"

Con esa frase terminé el máster sobre "Geoestrategia internacional" que he impartido estas semanas. Entre los alumnos, un jordano, una ucraniana, un venezolano y varios españoles. No creo que las cosas vayan a cambiar tras la pandemia y posterior crisis económica, dije igualmente a mis alumnos. Y eso es porque ya llevaban cambiando desde hace mucho tiempo. Cada año que pasa la concienciación ecológica resulta más evidente entre las nuevas generaciones, y el hecho lógico de que sigan disminuyendo las diferencias económicas entre los países. El mensaje que envía la Unión Europea desde hace varias décadas, para respetar y defender los Derechos Humanos, está calando en la juventud de todo el mundo, con independencia de la situación económica, política, religiosa y cultural. Y no olvidemos que los jóvenes son mayoría en los países menos desarrollados. En este sentido me parece que Internet lo está democratizando todo, el nivel cultural aumenta sin cesar, la expansión de China es imparable, las posiciones de los países en Oriente Medio son cada vez más significativas en busca de la mejora de su nivel de vida (he compartido una transparencia de clase sobre el traspaso de agua entre el Mar Rojo y el Mar Muerto, y otras de Estados Unidos, el Congo y el sudeste asiático). Por ejemplo, el sudeste asiático no deja de moverse, ya que está habitado por una juventud deseosa de aprender, como ocurre en muchos paises africanos, en los que la gente piensa, siente, sufre, estudia y disfruta como en cualquier lugar de este mundo. La palabra esencial para lograr la libertad y el desarrollo se llama Democracia. Lo dijo el Nobel indio de economía Amartya Sen, profesor de Cambridge y Harvard, entre otras universidades, y yo soy uno de sus grandes lectores, sobre el que además he escrito algunas cosas.

Reconozco que me faltan vidas para continuar entendiendo las cosas, dije también a mis alumnos, y viajar a todos los lugares a los que me gustaría ir para mirar a la gente a los ojos.




sábado, 30 de mayo de 2020

"Un desayuno muy especial de una admiradora desconocida".

Ayer por la mañana estaba vigilando tranquilamente un examen a través de Internet cuando tocaron en el portero automático. Me traían un paquete. Un minuto después recibía una caja con una botellita de café, otra de zumo de naranja, un suizo esponjoso, galletas de mantequilla y demás chucherías. Venía de un lugar próximo a la Dehesa de la Villa, "Chic Blue Macaron". Era como sentirse dentro de una película que se llamara "Vacaciones en Roma". Como sentirse Audrey Hepburn paseando en moto por esa ciudad o incluso Whitney Houston cantando "I Will Always Love You". 

Como siga así seguro que engordo algún kilo de más y no me van a sentir bien mis trajes italianos. 

Me voy a la calle a correr un rato y dar unos cuantos agudos de pecho, jeje:

https://www.youtube.com/watch?v=3JWTaaS7LdU

viernes, 29 de mayo de 2020

"Un banco frente al Café Gijón".

Ayer estuve caminando temprano, despacio, por el Paseo de Recoletos, en ese momento mágico en el que Madrid se despereza intentando recuperar la libertad perdida. Y de esa libertad voy a hablar a lo largo de este texto. El Paseo de Recoletos es uno de los lugares que más me gustan de la ciudad; limita al norte con la Plaza de Colón y al sur con la de Cibeles. En ocasiones me siento en un banco que está situado en medio del Paseo, frente al Café Gijón, el mismo donde se sentaba uno de mis amigos, Miguel Ángel Andés, uno de los últimos bohemios de verdad que he conocido, amigo también de Antonio Zaballos. Siempre decía que se sentaba allí para estar cerca de los escritores del Gijón; no tenía dinero para pagarse un café con leche de esos tan caros, aseguraba. Además con aquel dinero podía acercarse a la Cuesta de Moyano, en Atocha, camino del Retiro, y comprarse la novela de uno de esos autores olvidados que le gustaban tanto. Murió demasiado joven y yo escribí sobre él años después en "Las mentiras inexactas", la novela donde quise hablar de algunas de las personas con las que aprendí que hay otras formas de mirar la vida, sin vanidad ni orgullo, y una ambición desmesurada por el dinero, el poder y la notoriedad. Mi amigo era pintor, poeta, narrador, ensayista y sobre todo alguien diferente. Me lo encuentro siempre por casa a través de los cuadros que quise comprarle, pero que me regalaba él. Ya le pagaba con mi amistad, decía entre sonrisas. Y por eso le invité a entrar en mi vida privada, algo poco habitual en mí. Miguel Ángel no quiso trabajar a cambio de un salario en todos esos empleos donde tuviera que fichar cada mañana, ya fuera en un Banco, una compañía de seguros, una Universidad, la multinacional de turno o la editorial que te paga para que escribas el libro que está a la moda. Decía que el arte y la literatura no están al servicio de nadie, salvo de Dios, y que la persona libre es aquella que tiene más tiempo libre durante toda su vida.

A veces me siento en algún banco donde veo pasar la vida, y pienso en mis amigos.

jueves, 28 de mayo de 2020

"Los jardines de marzo".

Ana Ráez es una modelo y pintora que conocí hace años en esta red social. En 2016 me acerqué a una galería de arte que se encuentra junto a la calle Goya, en Madrid, para ver su obra en directo (también lo hice a una galería de Chamberí). En cierto momento dejé de saber de ella. El otro día escribió lo siguiente: ""Justo Sotelo, te dicen tantas cosas que es difícil no coincidir con otros comentarios. Aprendo tanto contigo que necesito agradecértelo. Entre los primeros valores que me inculcó mi madre está el agradecimiento. Ella decía que es de bien nacidos ser agradecidos. Yo lo soy. El regalo más importante que una persona puede hacerme es darme conocimiento con su conversación, actitud y generosidad. Como fui mamá con 17 años, y siendo de una familia humilde, imaginarás que lo importante fue sobrevivir, incluso con el segundo bebé que vino muy pronto, igual que el final del matrimonio. La vida me dio salud para trabajar y poder ofrecer el mejor patrimonio a mis hijos: preparación y cultura. He decidido volver a FB después de dos años de ausencia por necesidad personal (me retiré también de exponer). Debo reconocer que he sentido alegría al reencontrarme con mis amigos. Surgen lazos en una red social que pueden consolidarse con el conocimiento físico. Justo Sotelo, tú eres uno de esos seres humanos que me alegran nada más ver tu nombre (a pesar de que todavía no hemos hablado). Tus artículos me enseñaron muchas cosas interesantes, tus libros me sorprendieron y fuiste a mis exposiciones para apoyarme, y te lo agradezco. Quizá lo que más me conmueve de ti es tu leal forma de ser, y no solo conmigo. ¡Cómo envidio a tus amigos! Al margen de esta parrafada de elogio, tengo que decir que ser "amig@", o simple conocida, de un tipo así es un gran privilegio".

¿Qué más puede añadir un tipo así? Solo irse a la calle a darse una vuelta. Ayer estuve de charla un rato por la Gran Vía con José Zurriega, que, si no recuerdo mal, también estuvo en la exposición de Ana Ráez en la galería de Chamberí que he mencionado antes. Y escuchar música con los auriculares por la calle, recuperando, por ejemplo, esos "jardines de marzo" que se nos quedaron congelados a todos hace dos meses y medio.

El mundo no se para y yo siento una gran debilidad por ser feliz:

https://www.youtube.com/watch?v=pYy74LNUSNE



"Cosme I de Médicis".

Eres el Cosme de Médici de estos tiempos, me acaba de escribir una amiga por Wasap. Ha añadido que si tengo orígenes italianos esa es la conexión. Le digo que el apellido de mi madre, Navalpotro, tiene esos orígenes y ella asiente.

Estas cosas me resultan tan curiosas como divertidas. Ya he hablado otras veces del parecido que me sacan con algunos actores de cine, así que me hace ilusión que me comparen, en cuanto al comportamiento y la forma de ser, con este auténtico mecenas de su época. El retrato que he puesto es el oficial de Cosme I con armadura, obra del taller de Agnolo Bronzino (Galería de los Uffizi). Hablar de él es hacerlo de Florencia. Una parte de su legado se aprecia en el aspecto de la ciudad. Algunos ejemplos son la famosísima Galería y el Corredor Vasariano. Cosme terminó las obras del palacio Pitti, inició las del Bóboli, transformó el palacio Vecchio y la plaza de la Signoria y su estatua a Neptuno. En el Museo Thyssen-Bornemisza hay una tabla de Cosme que procede de la colección Gonzaga, y es una versión de la pintura conservada en la mencionada Galería de los Uffizi. Además en Sidney, en la Art Gallery of New South Wales, se conserva otra versión en la que Cosme I aparece de un poco más de medio cuerpo, con un cortinaje azul, y el yelmo sobre un fragmento de columna donde se coloca una inscripción.

Teniendo en cuenta que mis alumnas suelen decir que parezco más italiano que español, no sé si comenzar un nuevo Renacimiento por mi cuenta y ponerme a escribir otra vez la "Vita Nuova" de Dante, como hacía aquel personaje de Borges con el Quijote.



miércoles, 27 de mayo de 2020

"Sobre el carácter universal de la literatura".

Algunas veces me encuentro con poetas de verdad, y me apetece tomarme un café con ellos. Me ocurrió hace siete u ocho años con la poeta tinerfeña Candelaria Villavicencio. Quise mirarla a los ojos y buscar ese lugar inefable del que brota a espasmos la poesía. En realidad todos somos obras de arte, dijo ella ayer por la tarde en la tertulia virtual del "Café Gijón", y lo esencial es conectarse con la obra de arte universal. Uno de los primeros escritores que se refirieron al carácter universal de la literatura fue Goethe, el autor de "Werther", "Fausto", "Wilhelm Meister", "Las afinidades electivas" y "Viaje a Italia", es decir, la mayor literatura de su tiempo y de las más influyentes en la literatura y el arte posteriores. Para Lali, como para Goethe, la poesía no es de ella, sino del Universo. Por eso aseguró que el proceso amoroso con la escritura, con la palabra en sí misma, va mucho más allá de acto físico de escribir e incluso del acto físico de pensar. Cuando alguien conecta su "yo interior" con la conciencia colectiva es cuando se produce el flechazo, ese amor que es para toda la vida. ¿En qué lugar queda la poesía? ¿Cuál es su finalidad? Es ponerte en conexión con el mundo con un lenguaje universal, porque el silencio es fundamental, como ocurre con la música. Sin silencios no hay poesía. Cuando ella dice silencio, no se refiere solo al silencio de las palabras, sino también al silencio de Todo. Cree que cuando se consiga ese silencio, escribirá versos de verdad, versos que estén más allá de la propia palabra. Siempre estamos creando, a pesar de que no escribamos una sola palabra. Creamos por necesidad de ser creíble o por puro egoísmo. A veces hay muchos ruidos por dentro y le es imposible crear, entonces se aleja de sí, se vuelve cualquier cosa y huye de adentro. Se va al mar y se concede la licencia de ser torpe.

Luego todo vuelve.

Aquí pueden leerse sus poemas:

https://laultimamiradadeldinosaurio.wordpress.com/
https://libroemmagunst.blogspot.com/…/candelaria-villavicen…

Y la tertulia fueron más cosas, claro. Yo no paré de hablar, para variar, y me echaron la bronca para que me callara, mientras no dejábamos de reírnos. Después nuestro joven tertuliano, Abel Jara, me escribió para agradecerme otra tertulia divertidísima, a la que quiere seguir conectado de alguna forma desde su casa cuando vuelvan a ser presenciales. Este carácter universal del mundo que estamos viviendo gracias a Internet también salió a relucir y mantuvimos una apasionada controversia el catedrático de la Universidad de Toulousse, Javier Pérez Bazo, Yolanda Brown, la filóloga y actriz que está escribiendo su tesis sobre mi obra en la Autónoma de Madrid, nuestro filósofo Mariwan Shall, que es más majo que las pesetas o los euros, y yo. Y al final Almudena Mestre puso paz preguntando a Lali por el carácter místico y espiritual de sus poemas.

En fin, la vida siempre convertida en literatura o al revés.


martes, 26 de mayo de 2020

"Mi forma de caminar por la vida".

Una de las cosas que echo de menos es ir al teatro. Sé que volveré pronto. También sé que es la manifestación artística más humana que existe, la que más acerca al ser humano a Dios desde el origen de los tiempos. En estos tiempos extraños que estamos viviendo ha sonado con fuerza en mi cabeza una canción de la que ya he hablado por aquí y que ayer reapareció durante mi paseo de por las mañanas, en la calle Barquillo, haciendo esquina con la calle Almirante y otras calles próximas como Conde de Xiquena, lugares en los que me he comprado los trajes que me gustan y que me quedan mejor. Es mi forma de vestir la vida. Nunca me he vestido en contra de nadie, sino a favor de la belleza. Nunca he escrito contra nadie, sino en busca del bien común. No necesito enemigos para ser feliz, solo ternura. Camino despacio por la vida, sin ninguna prisa, dejando en paz a los demás, procurando que también me dejen en paz a mí. Leyendo los carteles de las paredes y con la suerte de encontrarme la ternura que llena la vida.

Los trajes que me gustan siempre me quedan bien. Lo demás lo ponen ZAZ y Jenifer:

https://www.youtube.com/watch?v=j6Eb9OLMB9A




lunes, 25 de mayo de 2020

La poeta tinerfeña Candelaria Villavicencio en la tertulia del "Café Gijón" de mañana martes.

Le pedí un poema y me envió este:

"Me dicen".

"Me dicen
¡tiene la cabeza en otro sitio!
Y me voy sin ella por la calle
Nadie se extraña
Todo eso lo esperan de mí
Los que me conocen
Ni siquiera saben que existo
Estoy con el cuerpo en la otra parte del mundo
Mi cabeza gira y me va desvelando el origen de quien soy
No estar me gusta más de lo que imaginaba
La opacidad del suelo me incomoda
Hoy tuve una pesadilla
No me gusta soñar cosas feas
No entiendo mucho sobre los sueños


Vuelvo a estar ahí
De nuevo estoy junto a ella
Necesito tenerme cerca
Lo suficiente para no olvidarme".


También le pedí que me dijera algo sobre ella y su literatura, y sobre lo que piensa contarnos mañana en la tertulia. 

Y me envió esto:

"Hoy estoy bajo la arena negra del Atlántico, en un huequito, esperando que el sol llegue hasta mí y me vuelva de fuego o de mar.

¿ Qué significa la escritura para mí? La escritura es la herramienta que necesito para construir mi laberinto. Allí donde nadie puede encontrarme, aunque me vea y me toque.

¿ Por qué es el verso? Porque es fugaz, me gusta todo lo que es fugaz. Me permite ser libre, incluso hacer añicos la sintaxis, diría que las palabras se convierten en miles de confetis que flotan en el aire y que tomo prestados para vestirme y no sentirme desnuda.

La escritura me ha permitido conocer los entresijos del ser humano, por eso con cada palabra que me adorno me permito alzar la mirada a ese azul en movimiento, esa luz que no quiebra, que me sostiene cuando mis palabras me dejan en silencio.

De eso quiero hablar, de la relación amorosa con la palabra, con su silencio, con su vacío. Y les advierto, no soy nadie, tengo la misma vida que un deseo".

Y esto lo añado yo:

Solemos vernos una vez al año para tomar un café, en Madrid o en Tenerife, y casi siempre hablo yo todo el rato. Ella calla y escucha. Un día le pregunté por qué actuaba de esa forma y me dijo que prefería escucharme a mí. Ese día comprendí que no le hace falta decir nada. Lali es de esas personas de las que siempre se puede aprender, quizá porque es de las pocas poetas que, en realidad, no es poeta, sino la poesía en sí misma.

domingo, 24 de mayo de 2020

"El reloj de la Puerta del Sol".

Ayer me fijé y parecía en hora. 8.40 AM. A pesar de que haya pasado toda la vida por delante, este reloj siempre me recuerda las 12 campanadas y las 12 uvas, que sigo tomando, esté donde esté. No tardé en enterarme de que el reloj fue instalado en 1866 en la torre de la que era la Casa de Correos y hoy es la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid. En esa época había muchas casas sin reloj, por lo que algunos empezaron a acercarse a Sol para escuchar las 12 campanadas. Y nació una tradición que se debilitó con la llegada de las radios a las viviendas madrileñas. La costumbre volvió desde los Estados Unidos, ya que a partir de 1907 la llegada del Año Nuevo comenzó a recibirse en Times Square, la plaza más famosa de Nueva York, con cotillón incluido. Esta costumbre americana tuvo mucha repercusión en España. Y después llegaron las retransmisiones de TVE desde 1962, con la excepción de 1972, al hacerse desde el Ayuntamiento de Barcelona, con el reloj de la Plaça Sant Jaume. Luego está la tradición de las uvas, iniciada en 1896 y reforzada en 1909, cuando durante aquel otoño se produjo una gran cosecha de uvas en todo el país, lo que provocó un inusitado aumento en el consumo. Los agricultores se plantaron tan contentos en Sol y se pusieron a regalar racimos de uvas a todos los que estaban allí para celebrar el Año. Y alguien tuvo la idea de tomar una uva por cada campanada. En la fachada norte de la plaza se había abierto el año 1898 el Gran Hotel Universo, lugar donde arrancó la tradición que con el tiempo se haría tan popular entre los españoles.

Por de pronto, yo le guiño un ojo al reloj y busco en el móvil una canción de Mecano:

https://www.youtube.com/watch?v=KJbeA7JNC8s

Y ahora solo falta que cada español ponga también su reloj en hora y mire hacia adelante.

sábado, 23 de mayo de 2020

"Eso de ser infiel con un escritor, con perdón".

Ayer releí tres relatos de uno de los libros contemporáneos que aprecio, los "Cuentos de Bloomsbury" (1999), de Ana María Navales, una escritora que se sentía muy atraída por el mundo artístico e intelectual de Virginia Woolf y John M. Keynes, lo mismo que me ocurre a mí, lo que nos unió durante un tiempo, hasta su muerte. Siempre que venía a Madrid desde Zaragoza nos tomábamos un café. Me contaba un montón de cosas del curioso mundillo de los escritores españoles y luego hablábamos de algo que me interesaba más, de aquella gente del barrio de Bloomsbury que está al lado del British. Lo más parecido que hubo en España fue la Residencia de Estudiantes, con Lorca, Buñuel, Dalí y compañía, en Madrid, que prácticamente desapareció con la Dictadura. Ayer me percaté de que los cuentos de Ana María Navales tienen bastantes páginas subrayadas. Hace un tiempo, Milagros Gonzalvo, una nueva tertuliana de este curso, escribió por aquí que había acabado de leer mis "Cuentos de los otros" y como le había gustado tanto quería leerlo otra vez, pero subrayándolo y dejándolo en la mesilla de noche. En uno de mis cuentos, una voz omnisciente en tercera persona dice en la página 128 de la edición de Bartleby del año 2017 que cuando un lector subraya el libro que lee, lo que está haciendo es hablar en voz baja con el escritor. Umberto Eco investigó la idea de ficción durante buena parte de su vida y relacionó el texto narrativo con un bosque cuyos senderos se bifurcan, en alusión a Borges, para volver a encontrarse en el territorio onírico del duermevela. La experiencia humana toma sentido en la literatura a través del tiempo y el espacio, como diría Ricoeur. El lector llena los huecos que deja el escritor de manera consciente, todo eso que no se dice ni se escribe, algo que yo defiendo en la literatura contemporánea (en ese momento la voz en tercera persona se convierte en Justo Sotelo). Considero que es más importante lo que no se dice que lo que se dice. Por eso resulta esencial que el escritor y el lector “hablen” continuamente, por ejemplo, a la luz de la lámpara de la mesilla de noche, mientras que todo el mundo duerme en casa y solo ellos están despiertos. De esa forma la literatura sería la verdadera causa de la infidelidad de las parejas. Las demás causas son necesidad de poder, de sexo, de protección, de dinero, es decir, poca cosa.

No recuerdo quién me envió la primera fotografía hace tiempo. Lo que sí sé es que el libro que está al lado del mío es de los que más habré subrayado y regalado en mi vida. Todos los libros que me gustan están subrayados. Antes de salir por la puerta para dar el bonito paseo de todas las mañanas, recuerdo la obra maestra de Nietzsche, esa mezcla de filosofía y literatura que nos lleva al mundo de los griegos de la mano de Apolo y Dionisos. Ahí no hay ni una sola página sin subrayar.

Seguro que en la calle huele a verano.





viernes, 22 de mayo de 2020

"Una canción de amor y un cóctel en Madrid".

Me gusta pasear por mi ciudad. Hacerlo temprano, cuando las horas huelen a nuevo y los pájaros solo piensan en cantar sin imaginar un mañana. Todo el mundo tiene su propia Gran Vía y su Plaza Mayor, incluso una Puerta del Sol improvisada en cada rincón del recuerdo y de la memoria. Deteniéndote en la plaza de Callao antes de continuar tu camino hacia la Plaza de España y saludar a las esculturas inamovibles de don Quijote y Sancho que esperan a cualquier español a la vuelta de la esquina, mientras piensas en las luces de los cines y los teatros que ya no existen. Deletreando cada sílaba de los libros que te comprabas en Doña Pepita, en la calle de los Libreros cuando los libros eran de papel, o un poco más arriba, en la Casa del Libro, donde te llevaban tus padres de la mano de pequeño para enseñarte a leer. Antes habías pasado sin darte cuenta por una coctelería del principio de la calle a la que iban a emborracharse Ernest Hemingway, Grace Kelly, Rita Hayworth, Frank Sinatra y Ava Gardner, o eso decían algunos, tal vez porque el mundo nunca ha sido perfecto, salvo el rostro de Ava. Una vez ella me dijo que era un sueño recorrer conmigo en coche la Gran Vía mientras Sinatra cantaba "I'm a Fool to Want You". Ahora voy a repetir el paseo de ayer, concentrado en esas tres fotografías de los tres fragmentos de la calle que más camino de mi ciudad, el ascendente de Chicote, el horizontal de la Casa del Libro y el descendente de los cines, tal vez el Palacio de la Música, imaginando las míticas peleas entre Ava y Frank, y sus continuas reconciliaciones. Por eso su amor fue una cosa diferente, siempre lo es cuando hablamos de un amor de película. Después de aprender a leer, aprendí a vivir en el interior de una película mientras ella me servía un cocktail al atardecer, una combinación de whisky escocés, brandy, cherry brandy Herrings, Ginger Ale Schweppes, twist de naranja y stick guinda luxardo.

Y alguien cantaba una canción en mi terraza de Madrid:

https://www.youtube.com/watch?v=6UwPXEKT7PY




jueves, 21 de mayo de 2020

"Eso de ser feliz y tener éxito".

Alguna vez debería hablar de lo que opino sobre el curioso nivel intelectual de los políticos españoles, de la reunión que mantuvieron ayer los reyes de este país para hablar del estado de la cultura durante la pandemia con unos escritores de los que no he leído nada, y que me suenan de tanto como los mencionan unos periodistas que no me suenan de nada, o de cualquier otro hecho coyuntural que se olvida en un par de horas o días. Sin embargo, no voy a hacerlo porque todo esto me aburre mucho. A veces creo que vivo en otro planeta. Algunos amigos me dicen que siempre he estado por encima del bien y el mal, algo que me hace sonreír, ya que Nietzsche es uno de mis escritores favoritos. Ayer por la tarde, mientras buscaba en la estantería por la "e" un libro de Friedrich Engels que me regaló mi hermano cuando era un adolescente, para citarlo en el máster que imparto estos días, me encontré con un libro de Mónica Esgueva sobre la felicidad. Después de todo, entre Engels y Esgueva solo hay tres letras de diferencia. Como sabemos, Engels fue uno de los grandes amigos y colaboradores de Karl Marx, con el que escribió el "Manifiesto del partido comunista" (1948). El libro que pretendía consultar es "Del socialismo utópico al socialismo científico" (1880), donde Engels critica a los socialistas utópicos, como Fourier y Owen, y ofrece una explicación del marco socialista para comprender el capitalismo, y un breve resumen del desarrollo social y económico desde el materialismo histórico. Mónica Esgueva nació en Valladolid, se hizo economista en la Universidad Complutense, cursó un máster en Comercio Exterior y ha trabajado en París y Londres. Desde el año 2008 se dedica al coaching, a enseñar Liderazgo y Mindfulness a empresas. Nos conocimos hace muchos años, ha estado en mi tertulia, comimos en alguna ocasión para seguir hablando de los pilares de la felicidad (podrían ser de la sabiduría) y cuando no está en Sudáfrica aparece por cualquier lugar de la India, China o América.

Estas son dos breves e interesantes entrevistas que le hicieron en la 2 de RTVE donde habla de ese libro que me encontré ayer por la tarde y que no escribió Engels, y del hecho de tener o no éxito. Lo que es incuestionable es la clase que tiene esta mujer:

https://www.youtube.com/watch?v=K4Qb6CmnvzQ

https://www.youtube.com/watch?v=v3akWBXQyaQ

miércoles, 20 de mayo de 2020

El poema "Cordillera", de Gabriela Mistral, entre la voz religiosa del discurso y el americanismo.



La tertulia virtual del "Café Gijón" de ayer por la tarde viajó de Madrid hasta Santiago de Chile, subió hasta Georgetown (Washington D. C.), regresó por Alemania y Francia, y terminó de nuevo en Madrid. Fue un viaje existencial de la mano de la profesora chilena Magda Sepúlveda Eriz, especialista en la figura de Gabriela Mistral, que desentrañó el riquísimo lenguaje del poema "Cordillera", que pertenece a su segundo libro de poemas publicado, "Tala" (1938). Y gracias a mi ex alumno David Blanco, a la profesora Anna Deeny, de la Universidad de Georgetown, y a todos los tertulianos, que llegamos a ser 37. Disfruté con el hecho de que se hablara de los "Estudios culturales" (en concreto de los poscoloniales), importantes en Literatura Comparada, y se analizara el lenguaje del texto, con esa reivindicación de la madre tierra inca que realiza Mistral con la cordillera de los Andes. Es la ascensión hacia el lugar donde radica la solución al problema existencial. En el principio es la madre yacente y que anda. Enunciar la identidad de los contrarios atenta contra los fundamentos de nuestro pensar. Lo que no puede ocurrir en un orden racional es lo que la imagen poética puede entregar. El oxímaron y la antítesis son figuras utilizadas con frecuencia por los místicos, porque se adecúan a lo que no puede ser expresado racionalmente. Al caracterizarse a la cordillera por medio de elementos antitéticos, se apunta a su calidad de ser numinoso, trascedente. La cordillera es en el poema una especie de demiurgo que actúa como puente entre lo terreno y divino. Es la madre que aúpa con sus "faldas acigüeñadas" a los siete pueblos andinos, en busca de su destino.

http://www.gabrielamistral.uchile.cl/poesia/poemachile/cordillera.html

La tertulia empezó con la interpretación de dos poemas de Mistral por Iván Víctor Jadresic (del que ayer compartí su recital con el sitar indio) y Maja Gračner. Dejo por aquí un pequeño "teaser" con los poemas que subieron a Instagram:

https://www.instagram.com/p/CAVMu00pE-W/?igshid=1e17nht80yl9z&fbclid=IwAR06TJ4IHfLiLf4CKJDRW65nNdASo02zwUNG32hIhlt0U9XBrsxwmNFkUCA

A última hora me escribí unos Wasap con Abel Jara, nuestro tertuliano más joven, que me dijo que, gracias a esta tertulia virtual, se le está abriendo la mente. Me lanzó unos cuantos halagos, pero supongo que los publicará él en su post. Solo voy a reproducir unas palabras con su permiso, ya que de alguna manera resumen mi habitual actitud ante la vida: "¿Y sabes a lo que doy mucho valor? A que puedes estar de acuerdo o no, pero en la tertulia cabemos todos. Y no solo aceptas, sino que tiras de paciencia cuando algo no te agrada para continuar manteniendo esa honesta aceptación".

Y ahora me voy a estirar las piernas un rato.
 



 

martes, 19 de mayo de 2020

"Mi vida bohemia con música de la India".

Esta noche he vuelto a viajar a la India, esta vez con la imaginación. Lo hice escuchando el "sitar", el instrumento tradicional indio de siete cuerdas ("si" es siete en sánscrito y "tar" cuerda, que en griego pasará a llamarse cítara y en español guitarra). El sitar lo tocaba la diosa Sarasvati y antes de dormir se lo escuché al músico chileno Iván Víctor Jadresic que esta tarde también estará en la tertulia literaria virtual que dedicaremos a Gabriela Mistral. Con su pareja, Maja Gračner, ha musicalizado cuatro poemas de la premio Nobel chilena. Escuchando esta música antes de dormirme (al final del texto está el link de un recital de Iván en Santiago de Chile) me he vuelto a encontrar a las orillas del lago sagrado de Pushkar, sentado en uno de los más de 50 ghats o escaleras que se sumergen en el lago. Allí escuché otro atardecer de primavera un concierto de sitar casi improvisado. Pushkar es una ciudad próxima a Jaipur, en el Rajastán. adonde se acude en peregrinación desde todos los lugares de la India, ya que cuenta con uno de los pocos templos (S. XIV) dedicados a Brahma. Estas fotografías no las había compartido por aquí, quizá porque, por encima de todo, los momentos que me gustan son los que vivo a cada instante y esos no los puede describir una fotografía, ni siquiera un video. Como cuando me dijeron, mientras estaba sentado en un ghat de la primera foto, que cierto día Brahma pasó por Pushkar y dejó caer una flor de loto. Y surgió el lago de la nada. Entonces supe que, aunque he publicado algunos cuentos que hablan del lago sagrado, tengo que escribir una novela que se detenga en Pushkar. Se dice que Brahma se quedó allí a hacer penitencia durante 60 000 años para poder contemplar brevemente a Radha y Krishna (la divina pareja de dioses). 

Aún no me ha llegado el momento de dejar caer mi propia flor de loto, pero lo hará; siempre lo hago. 

Esta es la música de sitar:

https://www.youtube.com/watch?v=wdQrtKJDB3U




lunes, 18 de mayo de 2020

"Estudiar te permite tener un lugar en el mundo".

Hoy empiezo a impartir una serie de lecciones en el Máster Universitario en Asuntos Internacionales (MUAI), de la Universidad Pontificia de Comillas. Y tengo que hablar de la "Geoestrategia internacional" en el Medio Ambiente y el Cambio Climático. Entre los alumnos hay personas de varios países. He escrito bastante sobre esto (ser miembro de Greenpeace desde hace años me obligaba a ello o a la inversa); aun así estas últimas semanas he estado leyendo algunos artículos con el fin de valorar mejor la situación en Estados Unidos, China, África y Oriente Medio. La verdad es que he prestado mayor atención a esa parte del mundo que limita con Egipto al oeste, Irán al este, Azerbaiyán al norte y Yemen al sur (he puesto una fotografía de uno de mis viajes por ahí). Después de la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS, cada país se movió en una u otra dirección, hacia Europa, Asia o para consolidar la misma idea de un renovado Oriente Medio. Y de cómo confluyen los intereses "geopolíticos" y "geoeconómicos" de los dos países más poderosos en la actualidad, sobre todo por los yacimientos de petróleo y de gas, y por la dificultad de su traslado. Estados Unidos y China también coquetean desde hace tiempo con el continente africano (estoy pensando en la extracción de coltan, por ejemplo, esa cosa que tanto apreciamos los ricos, ya que sin él nuestros móviles dejarían de funcionar).

Por cierto, ya que de lo que más hablo por aquí es de literatura, solo quería añadir que en este texto subyace mucha literatura, y sé que voy a escribir sobre ello, pero desde otro punto de vista.

El conocimiento nos hace libres o al menos un poco más libres.

domingo, 17 de mayo de 2020

La tertulia virtual del Café Gjón del próximo martes se irá a Chile o, dicho de otra forma, Chile vendrá a la tertulia.

Con 6 horas menos allá, tendremos como invitada a Magda Sepúlveda Eriz, académica de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile, especialista en "estudios culturales" y, en concreto, en la figura de la Nobel chilena Gabriela Mistral (las dos están en el cartel). Ha publicado los libros "Ciudad quiltra. Poesía chilena" (1973-2013) (2013), "Chile urbano: la ciudad en la literatura y el cine" (2013) y una obra que explora a la premio Nobel, "Gabriela Mistral. Somos los Andinos que fuimos" (2018), lo que da nombre al tema de la tertulia. Esta reunión ha sido organizada por David Blanco, un ex alumno mío al que dirigí el TFG en su día. Fue tertuliano durante varios años y después se marchó a Chile, donde sigue viviendo con su familia.

La Biblioteca Nacional de Chile está editando la obra reunida de Mistral, donde participa Magda Sepúlveda. Ayer me pasé el día leyendo y disfrutando de los dos primeros tomos, en este link que es una joya:

http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:605887?fbclid=IwAR2MigkPSj4w9IZpyxBERFLjtvVD4mjm3CYixvJUSwfTRXJvQZR23cihNs4

Dejo por aquí uno de sus célebres poemas, "Todas íbamos a ser reinas", que pertenece a su segundo libro, "Tala" (1938), donde la poeta refleja cómo los sueños de cuatro amigas se truncan. La infancia les hace soñar con castillos, princesas y príncipes azules que nunca llegarán a aparecer.

"Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.

En el Valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán.

Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.

Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral.

De los cuatros reinos, decíamos,
indudables como el Corán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.

Cuatro esposos desposarían,
por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.

Y de ser grandes nuestros reinos,
ellos tendrían, sin faltar,
mares verdes, mares de algas,
y el ave loca del faisán.

Y de tener todos los frutos,
árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos
ni morderíamos metal.

Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán…

Rosalía besó marino
ya desposado con el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.

Soledad crió siete hermanos
y su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros
de no haber visto nunca el mar.

En las viñas de Montegrande,
con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas
y los suyos nunca jamás.

Efigenia cruzó extranjero
en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre,
porque el hombre parece el mar.

Y Lucila, que hablaba a río,
a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura
recibió reino de verdad.

En las nubes contó diez hijos
y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos
y su manto en la tempestad.

Pero en el Valle de Elqui, donde
son cien montañas o más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantarán:

"En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar".