lunes, 30 de julio de 2018

"Reflexiones de un viajero".

Aunque es verdad que con las redes sociales, e Internet en general, uno no se desconecta del todo, es indudable que darte una vuelta por el mundo de vez en cuando ayuda a relativizarlo casi todo.

Una de las cosas más curiosas de mi país es cómo se mete tanta gente con él, pero dentro de España, porque por lo que observo en el extranjero se nos respeta bastante.

No deja de ser curiosa esa obsesión por afirmar que en España no existe democracia, cuando es posible que sea uno de los países más adelantados, progresistas y demócratas del mundo. Recuerdo cuando se aprobó en España el matrimonio de los homosexuales, con el presidente Zapatero en La Moncloa, lo que convirtió a este país en uno de los más avanzados del mundo en derechos sociales (junto a otras medidas, claro). Algunos amigos míos franceses me dijeron que envidiaban a España. No me apetece decir nada sobre el error monumental del "Bretain exit" o de todos los "brexit" que se nos ocurran.

Aquí hay problemas como en todas partes e injusticias que hay que eliminar. Quizá el nivel medio cultural debería aumentar un poco, aunque ya sé que no se puede pedir a todo el mundo que me hable de Wittgenstein, Borges, Foucault, Ortega y Lévi-Strauss. Podríamos hablar un poco más bajo en los cafés, eso sí, y no tirar papeles al suelo, respetar más el medio ambiente, leer más, ir más al cine y al teatro. 

Y escuchar más a Beethoven y Mahler.

(El grabado es de Matthaeus Seutter, "Novissima et Accuratissima Regnorum Hispaniae et Portugalliae Mappa Geographica", Augsburg, 1734).

domingo, 29 de julio de 2018

"Seis cuentos morales de Rohmer".

Ayer me pasé el día leyendo o releyendo al director de cine y escritor Eric Rohmer.

Este director francés (Nancy, 1920 - París, 2010) me ha acompañado toda la vida. Como me ocurría con Woody Allen, cada año esperaba su película en los cines Alphaville de Madrid, que ahora se llaman Golem. El nombre original del cine era un homenaje a la película de Jean-Luc Godard, de 1965.

Sus "Seis cuentos morales" (1963-1972) le brindaron un puesto de lujo en el cine francés y europeo, a pesar de que ya era conocido por fundar junto a Godard y Jacques Rivette la revista de crítica cinematográfica "Gazette du Cinema", además de ser redactor de la mítica "Cahiers du Cinéma". Antes de filmar las seis películas escribió los relatos en los que se basan, que he vuelto a releer después de varios años. Se califican como cuentos morales porque los cuenta un narrador y ofrece su opinión a cada momento. Son historias sencillas de encuentros y desencuentros entre hombres y mujeres. Se cruzan por la calle en París o los presentan sus amigos o compañeros en alguna casa de campo o de la playa. Empiezan a salir, se van a comer y cenar frente a una copa de vino, se enamoran, se pelean, se reconcilian, lo dejan, vuelven a encontrarse pasado un tiempo. Y se preguntan todo el rato sobre lo que hubiera ocurrido con sus vidas de haber tomado otras decisiones.

Más adelante Rohmer realizaría sus "Comedias y Proverbios" (1981-1987), con el destacado ejemplo de "Pauline en la playa", así como los "Cuentos de las cuatro estaciones" (1990-1998). No quiero olvidar "El rayo verde" (1986), su canto al amor a partir del sueño de Julio Verne. Es un "cine en prosa", a partir de la sencilla profundidad del diálogo y el respeto entre sus personajes. Como él mismo dijo en cierta ocasión: "Yo no digo cosas en mis películas, muestro gente que habla y se mueve como los paisajes, las caras, los gestos y sus comportamientos".

Terminé el té, cerré el libro y pensé en el placer de leer a artistas de verdad, auténticos, profundos, inteligentes y a la vez sencillos. A Rohmer nunca le gustó ser conocido. No asistía a fiestas, no hacía cine para recibir premios, a pesar de su inmensa fama. Lo que más apreciaba era pasear por París y que nadie lo reconociera.

Una forma de mirar la vida.

"Llevar una vida de película".

A lo largo de mi vida, siempre me han dicho que vivía como en una película. Yo siempre he sonreído y comentado que cualquier vida es más interesante que una película. 

Hace unos días viví una escena de película, además a cuenta de mi película favorita de los últimos tiempos, lo cual tiene su gracia. 

La contaré para que exista, que es algo para que estamos los escritores.

El tren iba muy despacio y se paraba continuamente. Yo intentaba leer una novela de Peter Handke, a pesar de que no me concentraba, "El momento de la sensación verdadera", cuando se habla del tren que llega a la estación de Saint-Lazare en París. De pronto una joven de unos veinte años, que no llevaba pañuelo en la cabeza, se puso a cantar "The Fools Who Dream" dirigiéndose a un chico de la misma edad y que iba en el asiento de al lado. Durante los primeros minutos apenas habían hablado entre ellos; era como si estuvieran enfadados, aunque parecían una pareja. Sin embargo, a mitad de la interpretación de la muchacha (con tanta pasión como la que había utilizado Emma Stone en "La la land") a todos se nos veía emocionados en el interior de aquel vagón destartalado. Al final los chicos se besaron, y los demás nos pusimos a aplaudir. 



viernes, 27 de julio de 2018

"Memo Flora".

Además de divertirme y aprender escribiéndola (escribir y aprender son dos cosas que me resultan igual de divertidas), entre las cosas que descubrí al hacer la tesis sobre Haruki Murakami, está la música del compositor japonés Takashi Yoshimatsu, nacido en 1953.

Al leer sobre él, lo primero que me llamó la atención fue el hecho de que empezara a amar la música clásica tras escuchar a Beethoven y Chaikovsky cuando era niño, algo parecido a lo que me ocurrió a mí. Yoshimatsu se hizo compositor y poco a poco fue mezclando la música clásica contemporánea con el jazz y el minimalismo. De ahí han surgido cinco sinfonías, varios conciertos y otras obras de distinta naturaleza.

Mi posterior conocimiento de la cultura japonesa me llevó a entender mejor la música de Yoshimatsu, algo que también se encuentra en la literatura de Murakami, como la llamada energía vital (ki), pasando por el concepto de sinceridad de los sentimientos (makoto) y llegando a la intensidad de esos mismos sentimientos (mono no aware). 

Takashi Yoshimatsu compuso un concierto para piano y orquesta que llamó "Memo Flora", que son unas palabras de un poeta exquisito, Kenji Miyazawa (1896-1933), escritas en la portada de un cuaderno con notas para un esquema de la colocación de las flores en un macizo de flores. La obra está estructurada como un memorándum sobre las flores, y la conforman tres movimientos, "Flower", "Pétals" y "Bloom", en forma de rápido, lento y rápido. A mí esta música me transporta a un paisaje exótico de Japón o a cualquier otro lugar idílico, incluso al desierto cuando observo una planta entre la arena, como me sucedió el otro día mientras la escuchaba en el móvil. La melodía subía lentamente en intensidad a la vez que mis sandalias se hundían más y más en la tierra.

El segundo movimiento te convierte literalmente en parte de la Naturaleza:

https://www.youtube.com/watch?v=uAymD_BL_qI

jueves, 26 de julio de 2018

"El mundo es tan inmenso que cabe dentro de mi cerebro".

Por ejemplo, entre las líneas de uno de mis cuentos, donde leo que Sotelo habla con Murakami a la sombra de un olivo. Mientras tanto yo, que no soy ese Justo Sotelo del cuento, continúo observando rostros a lo largo de este mundo, pasando los dedos y las teclas del ordenador por las huellas de los cuerpos, buscando interpretar las fronteras marcadas por sus sentidos, como los países, recorriendo miles de kilómetros de carreteras secundarias llenas de lugares secretos, casi quiméricos, que solo conducen a mi propio interior. En ocasiones me he encontrado con Hermes, y he recordado que Homero dijo de él que tenía ingenio y astutos pensamientos. Era ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno y guardián de las "puertas".

(La primera fotografía y ese dedo tan seguro de sí mismo son de Almudena Mestre, el pozo de mentira pertenece a Haruki Murakami y el de verdad a Yolanda Gonzalez Lopez, y está en la Sierra de Francia, que como es sabido no se encuentra ni en Francia ni en ninguna de las islas que forman Japón. La segunda fotografía me la envió ayer por la tarde Angeles Vazquez. Me dijo que tenía pensado darse una vuelta este verano por Japón de la mano de Murakami y Sotelo).

Y así volverán a encontrarse el japonés y el español en la mente de Ángeles.

De alguna forma todos los que escribimos tenemos algo de Hermes.

miércoles, 25 de julio de 2018

"Scheherazade".

Ya no voy a ser poema.

El otro día M Jesús Egmont me calificó como Scheherazade, y antes ya me había llamado poema. Será una manera de seguir escribiendo un post cada mañana en Facebook, como si mis amigos fuerais el sultán Shahriar y estuvierais dudando de si cortarme o no la cabeza cada día.

Aunque ya puestos no me importaría ser Marcel Proust, y darme una vuelta de vez en cuando por el camino de Swann de la mano de Odette de Crécy. Digo esto porque el pintor francés Jacques-Émile Blanche (1861-1942) pintó a la bailarina Ida Rubinstein como Scheherazade, pero también es el autor del famoso retrato de uno de los tres o cuatro escritores más importantes del siglo XX. Los colores de la tercera foto que he puesto me recuerdan a ese cuadro de Scheherazade. Así que vuelvo a sentarme en una silla del Café Gijón y a observar la actuación de la actriz Ángela Guzmán, en una fotografía que nos hizo Silvia López hace un mes y pico. 

Y mientras tanto me tomo un café y escucho las tres canciones de Maurice Ravel sobre Scheherazade. Ravel empezó a escribir una ópera, pero la dejó a medias. Tiempo después leyó unos poemas firmados por Tristán Klingsor, pseudónimo de León Leclère, y puso música a tres de ellos: "Asia", "La flauta encantada" y "El indiferente".

https://www.youtube.com/watch?v=0O72yiqsWFA

Dedicó las canciones a la soprano Jeanne Hatto, que las estrenó el año 1904 en la Société National de París. El ciclo comienza con la intensidad y voluptuosidad de "Asia" (inspirada en algunos temas de la ópera de 1899). Es la primera y más extensa. La protagonista sueña con tierras exóticas. Muchas líneas se inician con la frase "Quisiera" para introducir imágenes de joyas, princesas, paisajes e incluso asesinos, mientras que la música alcanza el clímax cuando acompaña a la frase "quisiera ver morir de amor o de odio".

"Asie, Asie, Asie.
Vieux pays merveilleux des contes de nourrice
Où dort la fantaisie comme une impératrice
En sa forêt tout emplie de mystère.

Asie,
Je voudrais m’en aller avec la goëlette
Qui se berce ce soir dans le port
Mystérieuse et solitaire
Et qui déploie enfin ses voiles violettes
Comme un immense oiseau de nuit
dans le ciel d’or.

Je voudrais m’en aller vers des îles de fleurs
En écoutant chanter la mer perverse
Sur un vieux rythme ensorceleur.

Je voudrais voir Damas
et les villes de Perse
Avec les minarets légers dans l’air.

Je voudrais voir de beaux turbans de soie
Sur des visages noirs aux dents claires.

Je voudrais voir des yeux sombres d’amour
Et des prunelles brillantes de joie
En des peaux jaunes comme des oranges;
Je voudrais voir des vêtements de velours
Et des habits à longues franges.

Je voudrais voir des calumets entre des bouches
Tout entourées de barbe blanche;
Je voudrais voir d’âpres marchands
aux regards louches,
Et des cadis, et des vizirs
Qui du seul mouvement de leur doigt
qui se penche
Accordent vie ou mort au gré de leur désir.

Je voudrais voir la Perse,
et l’Inde, et puis la Chine,
Les mandarins ventrus sous les ombrelles,
Et les princesses aux mains fines,
Et les lettrés qui se querellent
Sur la poésie et sur la beauté.

Je voudrais m’attarder au palais enchanté
Et comme un voyageur étranger
Contempler à loisir des paysages peints
Sur des étoffes en des cadres de sapin
Avec un personnage au milieu d’un verger.

Je voudrais voir des assassins souriant
Du bourreau qui coupe un cou d’innocent
Avec son grand sabre courbé d’Orient.

Je voudrais voir des pauvres et des reines;
Je voudrais voir des roses et du sang;
Je voudrais voir mourir d’amour
ou bien de haine.
Et puis m’en revenir plus tard
Narrer mon aventure
aux curieux de rêves,
En élevant comme Sindbad
ma vieille tasse arabe
De temps en temps jusqu’à mes lèvres,
Pour interrompre le conte avec art".


"Asia, Asia, Asia.
Viejo país maravilloso de cuentos de nodriza
donde duerme la fantasía como una emperatriz
en su bosque lleno de misterio.

Asia,
allí quisiera ir con la goleta
que se mece esta noche en el puerto
misteriosa y solitaria
y que al fin despliega sus velas violetas
como un inmenso pájaro nocturno
en el cielo dorado.

Quisiera ir a las islas de las flores
oyendo cantar al perverso mar
sobre un viejo ritmo encantador.

Quisiera ver Damasco
y las ciudades de Persia
con los minaretes ligeros en el aire.

Quisiera ver hermosos turbantes de seda
sobre rostros negros de dentadura clara.

Quisiera ver ojos sombríos de amor
y pupilas brillantes de alegría
y pieles amarillentas como naranjas;
quisiera ver ropas de terciopelo
y túnicas de largos flecos.

Quisiera ver pipas entre los labios
rodeados de barba blanca;
quisiera ver astutos mercaderes
de miradas desconfiadas,
y cadíes, y visires
que con el solo movimiento de su dedo
al arquearse
conceden vida o muerte a voluntad.

Quisiera ver Persia,
y la India, y después China,
a los orondos mandarines bajo las sombrillas,
y las princesas de manos delicadas,
y a los eruditos que disputan
sobre la poesía y la belleza.
Quisiera demorarme en el palacio encantado
y como un viajero extranjero
contemplar a placer paisajes pintados
sobre telas en marcos de madera de pino
con una figura en medio de un vergel.

Quisiera ver a asesinos sonriendo
al verdugo que corta un cuello inocente
con su gran cimitarra de Oriente.
Quisiera ver pobres y reinas;
quisiera ver rosas y sangre;
quisiera ver morir de amor
o bien de odio.
Y después volver más tarde
a contar mi aventura
a las personas ávidas de sueños,
levantando como Simbad
mi vieja taza árabe
de cuando en cuando hasta mis labios,
para interrumpir con arte mi relato".


En la segunda, "La Flauta Encantada", tiene a una esclava prisionera como protagonista, que escucha a lo lejos el sonido de una flauta y siente cómo ese sonido acaricia su mejilla:

"L’ombre est douce et mon maître dort
Coiffé d’un bonnet conique de soie,
Et son long nez jaune en sa barbe blanche.
Mais moi, je suis éveillée encor
Et j’écoute au dehors
Une chanson de flûte où s’épanche
Tour à tour la tristesse ou la joie.
Un air tour à tour langoureux ou frivole
Que mon amoureux chéri joue,
Et quand je m’approche de la croisée,
Il me semble que chaque note s’envole
De la flûte vers ma joue
Comme un mystérieux baiser".

"La sombra es dulce y mi amo duerme
tocado con un bonete cónico de seda,
y su larga nariz amarillenta en su barba blanca.
Pero yo aún estoy despierta
y escucho desde fuera
la canción de una flauta en que se despliega
ora alegría, ora tristeza.
Una melodía ora lánguida, ora frívola
tocada por mi amado,
y cuando me acerco a la ventana,
me parece que cada nota vuela
desde la flauta a mi mejilla
como un beso misterioso".


La tercera, "El Indiferente", juega con la ambigüedad sexual: un joven, sabiendo que ha conmovido e inquietado al poeta, sigue su camino con total indiferencia.

"Tes yeux sont doux comme ceux d’une fille,
Jeune étranger,
Et la courbe fine
De ton beau visage de duvet ombragé
Est plus séduisante encor de ligne.
Ta lèvre chante sur le pas de ma porte
Une langue inconnue et charmante
Comme une musique fausse…
Entre!
Et que mon vin te réconforte...
Mais non, tu passes
Et de mon seuil je te vois t’éloigner,
Me faisant un dernier geste avec grâce
Et la hanche légèrement ployée
Par ta démarche féminine et lasse".


"Tus ojos son dulces como los de una niña,
joven extranjero,
y la fina curva
de tu hermoso rostro de plumón ensombrecido
tiene un perfil aún más seductor.
Tus labios cantan a los pies de mi puerta
en una lengua desconocida y encantadora
como una música desafinada…
¡Entra!
Y que mi vino te reconforte...
Pero no, pasas de largo
y te veo alejarte de mi umbral,
haciéndome un último gesto garboso
y balanceando ligeramente la cadera
con tu andar femenino e indolente".




martes, 24 de julio de 2018

"El collar de la paloma".

En cuanto entré en este anfiteatro pensé en un libro de poesía amorosa. No sé por qué. No estaba ni en Roma ni en Córdoba, y tampoco paseando por un jardín verde y perfumado. Supongo que son esas asociaciones de ideas de las que hablaba el filósofo inglés John Locke. O incluso del inconsciente colectivo al que se refirió Carl Jung.

"El collar de la paloma" es uno de mis libros favoritos, escrito por un sabio. Es un libro sobre el amor bisexual, sobre los amantes, sobre sus alegrías y traiciones (¿algún día entenderemos que el amor no es solo heterosexual?). Es un tratado filosófico y a la vez carnal escrito en el siglo XI. ¿Los poetas actuales son conscientes de ello? A veces me pregunto si leemos todo lo que tenemos que leer para buscar un lenguaje del siglo XXI.

Entro en Youtube y encuentro un pequeño video con cuatro poemas de Ibz Hazm (Córdoba, 994-Manta Lisham, 1064). Supongo que a este escritor sí que le hubiera gustado disponer de las nuevas tecnologías para viajar diez siglos en un instante:

https://www.youtube.com/watch?v=H1TfIokyOGk

"El simurg y el coloquio de los pájaros".

Cuando hago estas fotos sé que continúo formando parte de la literatura. Viajo, luego escribo. Como nunca he dejado de viajar, tampoco he dejado nunca de escribir.

"Los kurdos nos llevaron al monte Ararat, el del arca de Noé, y al día siguiente cruzamos la frontera iraní por el lugar donde Clavijo visitó un castillo cuyo dueño recomendó a su hijo para obispo. Luego llegamos a Khoy, primera ciudad persa para Clavijo, primera ciudad iraní para nosotros. En Khoy nos recibieron con los brazos abiertos y en seguida se nos acercaron decenas de personas. De entre todas ellas salió un joven -el peor vestido-, y nos invitó a conocer sus cultos y costumbres. Encontrarnos con ese muchacho fue una de las cosas más emocionantes. Nos habló de Borges y el Coloquio de los pájaros.

("Las mentiras inexactas", 2012, p. 181).

La historia del Simurg y el Coloquio de los pájaros me interesó varios años, cuando estaba escribiendo esa novela. Algo que también le ocurrió a Juan de la Cruz, a Borges, a Juan Goytisolo -con una de sus mejores, poéticas y difíciles novelas, "Las virtudes del pájaro solitario", 1988- y al músico José María Sánchez-Verdú, que escribió una ópera sobre el tema, y que escuché en el Teatro Real (2007) a pesar de su complejidad, ya que lo que pretendía el compositor era un viaje abstracto a través de los sonidos (esos viajes también me han seducido siempre).

El "Coloquio de los pájaros" es un poema del poeta sufí Farid Al -din Attar, que vivió entre los siglos XII y XIII, y que se puede escuchar recreado en un programa de Radio 3 de RNE:

https://www.youtube.com/watch?v=MllhaDSPrD4.

domingo, 22 de julio de 2018

"La progresiva extinción del macho alfa".

Ayer estuve sin cobertura todo el día y ahora acabo de leer los comentarios que hicisteis a mi post, tan numerosos e interesantes como siempre. Aun así, me ha llamado la atención el de Maria Collado. Como es una persona sensible e inteligente, señaló que el poema de amor le agradaba como documento arqueológico, pero puntualizaba que no le convencía su carga "machista".

Mientras me tomo un té y amanece lentamente, reflexiono y escribo un poco sobre ello. No voy a entrar en el valor arqueológico del poema, algo evidente, y tampoco en su calidad y belleza lingüísticas indiscutibles, se hable o no de amor.

Es obvio que la vida es muy distinta a la de hace 4000 años y además los "Estudios de Género" (que forman parte de los "Estudios Culturales" que estudié en su día en la Complutense) son bastante recientes. La temprana lectura de "Una habitación propia", de Virginia Woolf, me llevó a realizar otras lecturas y a escribir artículos sobre la independencia de la mujer en Occidente. En el resto del mundo se va más despacio, aunque se está cambiando poco a poco para bien. En la misma Arabia Saudí, por ejemplo, Haifaa al Mansour es la primera directora de cine en filmar en su país (la foto es de ella). Filmó hace unos años una belleza de película "La bicicleta verde", que he visto varias veces, y ahora acaba de estrenar la biografía de María Shelley, la autora de Frankenstein, que aún no he visto. María Godwin, como se llamaba de soltera, escribió su obra con 18 años, pero se publicó con firma anónima. Haiffa estudió literatura y cine, y es hija de un poeta.

Cuando Obama fue elegido presidente de EE.UU dije a mis alumnos que me alegraba por su gran cultura, como lector de Eliot, por ejemplo, y sobre todo por ser negro. Era importante que un negro fuera por fin el presidente del país más influyente. Más tarde dije que esperaba que le sustituyera Hillary Clinton, una mujer.

Y como mi mente es básicamente "hipotético-deductiva" (con mis reservas hacia Popper, eso sí), voy a sacar un par de conclusiones.

1. El mundo continúa dominado por "machos alfa" que siguen pensando que todo es de ellos, incluso la razón de las cosas. Como decía el caballo de la obra de teatro de Chéjov, esos hombres hablan de "mi dinero, mi casa, mi mujer, mis hijos, mis posesiones, mi caballo, etc". Todo "suyo".

2. Aún hay mujeres que han sido educadas para estar detrás de un hombre, para que el hombre las siga "manteniendo" en todos los sentidos, sobre todo económicos. Mujeres que soportan el machismo diario, cotidiano, sexual, vejatorio -a veces imperceptible-, para no estar solas, por necesidad o incluso porque están enamoradas.

Espero que llegue el día en el que todos los seres humanos tengamos los mismos derechos. Y también espero que se enteren de ello los políticos, los profesores y los jueces, incluso del género femenino. El ejemplo de las mujeres como Haifa al Mansour es digno de imitar en todo el mundo.

Porque, además, su cine tiene calidad.


sábado, 21 de julio de 2018

El poema de amor más antiguo.

El poema de amor más antiguo que se ha descubierto (de hace 4.000 años) se encuentra en el Museo Arqueológico de Estambul:

"Esposo, amado de mi corazón,
Grande es tu hermosura, dulce como la miel.
León, amado de mi corazón,
Grande es tu hermosura, dulce como la miel.
Me has cautivado, déjame presentarme temblorosa ante ti.
Esposo, dejaría que me llevaras a la alcoba,
Me has cautivado, déjame presentarme temblorosa ante ti.
León, dejaría que me llevaras a la alcoba,
Esposo, déjame acariciarte,
Mi delicada caricia es más suave que la miel.
En la alcoba llena de miel,
Déjame disfrutar de tu gran hermosura.
León, déjame acariciarte,
Mi delicada caricia es más suave que la miel.
Esposo, has obtenido placer de mí,
Díselo a mi madre, ella te dará manjares,
Y mi padre te colmará de regalos.
Tu espíritu, sé cómo alegrar tu espíritu,
Esposo, duerme en nuestra casa hasta el amanecer.
Tu corazón, sé cómo hacer que se regocije tu corazón,
León, duerme en nuestra casa hasta el amanecer.
Tú, porque me amas,
Te ruego que me des tus caricias,
Mi señor dios, mi señor protector.
Mi Shu-Shin, que alegra el corazón de Enlil,
Te ruego que me des tus caricias.
Sobre tu sitio, dulce como la miel, te ruego que pongas tu mano,
Pon tu mano encima de él como sobre una prenda gishban,
Cúbrelo como a una prenda gishban-sikin".

(Se conoce como el poema de "Shu-Shin. Fue desenterrado en la ciudad de Nippur, actual Irak, a finales del siglo XIX y es uno de los inspiradores del maravilloso "Cantar de los cantares", de la Biblia. Está plasmado en una placa de arcilla, en escritura cuneiforme y lengua sumeria. Shu-Shin fue un rey de la ciudad-estado de Ur. Al principio de cada año, se unía sexualmente con la suma sacerdotisa de Inanna, la diosa del amor y la fertilidad. Esta unión buscaba la bendición y prosperidad para el nuevo año).

viernes, 20 de julio de 2018

"No somos más que átomos".

Escucho una voz y una música maravillosas en el interior de un autobús que parece sacado de otra época y que atraviesa lentamente un desfiladero por un camino polvoriento. Vamos tan despacio que casi soy capaz de atrapar el futuro con las manos.

Me levanto a preguntar quién canta.

https://www.youtube.com/watch?v=8lwh7c-mHWM

Regreso a mi asiento y continúo escuchando la música y la voz que parecen venidos de otro mundo mientras observo a la gente que también viaja en el autobús. Sin pretenderlo me he convertido en parte del paisaje, de la tierra, de su propia historia, como un átomo más, como un latido más, como si la espuma de las olas acariciara las líneas de mis manos, y no tengo prisa por llegar a ningún sitio.
Mi cuerpo es el único desfiladero que debo atravesar para alcanzar, por fin, mi destino.

(Por cierto, el conductor del autobús tuvo la delicadeza de parar el vehículo para que hiciera la foto).

jueves, 19 de julio de 2018

Todo lo bueno nace de una utopía.

Sentado en un escalón de una mezquita azul, escribo que se me acerca un viejo vestido con una gran barba blanca y me dice que deje de escribir. Me alarga un vaso de vino. Luego dice: ¡Bebamos y escuchemos serenamente el silencio del Cosmos! 

Cierro los ojos. Al abrirlos la música sigue sonando, el vaso está vacío, el viejo ha desaparecido y hay un libro en el suelo. 

Pues sí que me he despertado hoy romántico.

Seguro que es por escuchar "L´été indien" a un cantante francés, aunque naciera en Nueva York y su padre fuera un excelente director de cine. Quizá también me influya esta habitación persa que parece sacada de los cuentos de "Las mil y una noches".

Mira que hay cosas bonitas por el mundo.

"Las reglas del juego", de Patricia José.

Una novela para leer este verano, "Las reglas del juego", de Patricia José Alvarez.

No lo digo porque Patricia y yo nos hayamos hecho amigos después de que estuviera en mi tertulia del Café Gijón, ni porque hayamos comido juntos en algún restaurante castizo de Madrid. La vida es un cúmulo de casualidades, que empezaron hace año y pico en el Casino de la calle Alcalá, al lado de la Puerta del Sol, cuando fui a presentar un libro de relatos de Fausto Guerra publicado por la editorial Huerga y Fierro, y Charo Fierro me habló más de media hora de una joven, talentosa y linda escritora a la que habían publicado una novela. Tras ese prólogo, la autora y yo nos encontramos en un cocktail en la terraza de un hotel de la Gran Vía.
Patricia está empeñada en que el destino existe y yo le digo que todo son casualidades en esta vida, al menos la vida que vivo yo.

"Las reglas del juego" comienza como un best seller, en la línea de la trilogía nórdica más conocida de los últimos años, con asesinatos en Nueva York, mujeres y hombres ricos y elegantes, guerras farmacéuticas, visitas a psicoanalistas, y demás, pero también es una obra de calidad que muestra las muchas lecturas que hay detrás, así como los numerosos viajes por el mundo de la autora, lo que la convierte en una novela profunda, elaborada, bien escrita, inteligente, divertida (la autora es abogada y experta en el Sistema Financiero español e internacional) y eso concede a su narración un estilo incluso cercano al escritor norteamericano actual que más aprecio, Don DeLillo.

Cosas de la buena literatura, que podría haber dicho Carl Jung (un referente en la novela, aunque por otro motivo).



¿Qué es una novela?

Una novela no es otra cosa que sentir cómo se deshace una magdalena en el paladar.

Cuando Nabokov se refiere a la sociedad que refleja Flaubert en "Madame Bovary" considera que ha sido "fabricada" por el autor, al igual que cuando alude al mundo de Stevenson, por ejemplo, con la historia de Jekyll y Hyde, maravillosamente "construida".

El proceso creativo abarca desde un posible shock inconsciente hasta una serie de ideas abstractas que de pronto adquieren un significado. Y se necesita a alguien que viva ese mundo, y a continuación que lo cree, que lo sueñe, que lo desee.

(Siempre que viajo llevo magdalenas en la mochila y libros en papel, como los de las fotos. En su día olvidé para qué sirven un ebook y una maleta. Por cierto, no sé cuantas veces habré releído "Madame Bovary". Para cualquier escritor que se precie, las magdalenas resultan insípidas sin el sabor de Flaubert, como le ocurrió a Proust).

"Tolerencia y respeto".

"Tolerancia" y "respeto" son dos palabras que también forman parte de mi particular e irrenunciable diccionario para ser feliz.

(En una mezquita pública, en alguna parte. La foto está sacada tan cerca que se me ven todos los defectos, yo creo que hasta el alma; aunque no es una selfie, claro).


Dormir en el desierto.

Dormir en el desierto es una experiencia que se debería tener al menos una vez en la vida.

Como me ocurre siempre que voy a algún lugar que me gusta, me siento en cualquier parte y dejo que transcurra el tiempo lentamente. En el desierto mi intención no es otra que intentar escuchar el clamor del silencio. Es algo parecido a lo que me ocurre cerca del mar o de un río. Me sitúo cerca y escucho. Luego ya vendrán las páginas de mi próxima novela. Y si no llegan no pasa nada. La literatura no siempre es escribir. En realidad no lo es casi nunca.

Todo depende de mi fuerza de voluntad para penetrar en mi interior, y escucharme.

Otro Lawrence de Arabia.

¿Quién no ha querido ser Lawrence de Arabia alguna vez, y protagonizar la escena de la cerilla, la elipsis más famosa de la historia del cine, junto a la del principio de "2001: Una odisea del espacio"?


Sería un Lawrence con gafas, claro, y frunciendo el ceño por culpa del sol. También me falta el camello.

En realidad lo que me gustaría es tener el buen gusto de David Lean para rodar cosas como "El puente sobre el río Kwai", "Doctor Zhivago" y "La hija de Ryan", además del cerebro de Stanley Kubrick, un tipo con el que no me hubiera importado comer más de una vez para hablar horas y horas de cine, literatura, filosofía.

(Ahora sale el sol y se escucha la música de Maurice Jarre).



"Ergon y parergon".

"Mirad el cuadro con detalle, sus silencios, la nieve llena de ausencias y distancias olvidadas.

El profesor de Literatura Comparada sonrió con la sencillez e ironía a las que nos tenía acostumbrados, situó la mano abierta sobre la pizarra y volvió a repetir lo mismo. Teníamos que buscar el tiempo durante aquella clase, pero también el espacio, el mito, el símbolo, el signo, la metáfora, la figura.

Era preciso penetrar en aquella vieja fotografía como si no hubiese otra manera de observar la belleza de lo efímero.

Seguro que la habría utilizado durante años con sus alumnos, me dije.

¿Contempláis la cosmovisión de Brueguel?, dijo tras unos minutos de aplastante silencio, y yo pensé que introducir distintos elementos en el paisaje no lo distorsionaba, ni siquiera el hecho de pensar en las novelas de Beckett, “nihil in intellectu”, y observar a la chica que estaba a mi lado, con su mirada perdida a través de la ventana, en ese campo humedecido por la fina lluvia de octubre.

Al terminar la clase la invité a pasear por los alrededores de la Facultad. Me dijo que era de Las Palmas y soñaba con hacer el doctorado sobre literatura africana en la Universidad de Harvard.
Hasta entonces podríamos irnos conociendo.

Y nos integramos en el paisaje".

(No sé por qué he recordado uno de mis "Cuentos de los otros" mientras esperaba varias horas a que saliera un pequeño avión en un aeropuerto casi olvidado).

sábado, 14 de julio de 2018

Desierto.

Todos los lugares tienen su propia música. Y un libro y una película y un té adecuados.

Todos los lugares son literatura si yo quiero que lo sean, si yo quiero ser literatura.

https://www.youtube.com/watch?v=XTYLsULsefs

¿Desierto o vergel?

Supongo que todo depende de cómo se mire la vida, y lo que se vea. La Tierra está llena de desiertos, pero también de agua, de música, de flores, de plantas, de árboles.

Quizá el secreto se encuentre en el lugar en el que quieras amanecer.

Y de quién te mire a ti.

"El paciente inglés".

"Morimos, morimos, morimos ricos en amantes y tribus y sabores que degustamos en cuerpos en los que nos sumergimos como si nadáramos en un río. Miedos en los que nos escondimos como esta triste gruta. Quiero todas esas marcas en mi cuerpo. Nosotros somos los países auténticos, no las fronteras marcadas en los mapas con los nombres de hombres poderosos. Sé que vendrás y me llevarás al palacio de los vientos. Solo eso he deseado, recorrer un lugar como ese contigo. Con nuestros amigos, una tierra sin mapas".

https://www.youtube.com/watch?v=tK49SBXBK_U

Mi alumno de Las Palmas.

Hace un par de años cené en un conocido restaurante de Las Palmas con la periodista canaria Ana Sharife, una mujer inteligente y elegante. El hijo del dueño del restaurante se alegró al verme aparecer, y nos invitó a champán. Había sido mi alumno en Madrid, como le ocurrió a su novia, que también estaba allí.

Desde ayer ya solo me queda su recuerdo, y esta foto tan cinematográfica que él nos sacó con cariño.

En ocasiones pienso en los miles de alumnos que he tenido en mi vida. Ellos siempre creen en mí, en lo que yo les cuento, en mi forma de ver el mundo. Les insisto en que hay dos cosas que no se pueden negociar en esta vida, la libertad y la independencia. Si uno agacha la cabeza ante sus jefes, ante los políticos, ante quien sea, es posible que consiga trabajo, dinero, poder, una pensión que le permita hacer un crucero por ahí cada año y acercarse a Benidorm o Marbella de vacaciones, que le den un puesto en una empresa o un gobierno, y cosas parecidas, pero jamás logrará lo más importante, quererse a sí mismo para así querer a los demás.

Hay una tercera cosa, tan importante como las anteriores, la bondad.

Mi alumno fue un hombre bueno.

sábado, 7 de julio de 2018

¿Quién es quién en esa foto en el mundo de la ficción?

Mientras me tomo un café, me viene a la cabeza la curiosa composición que hizo ayer Almudena Mestre con mi foto y la de Al Pacino.

Y me pregunto si es necesario probar que existieron personas como el rey Arturo, Robin Hood, Raskolnikov o incluso el campo estrellado pintado por Van Gogh. Tal vez todo consista en situar bien el espejo y mirar en él, para verse a través de esos personajes reales o imaginarios.

Platón dice que los mundos de la ficción son débiles ontológicamente, y la mímesis es imitación de la imitación. Por eso la cadena secuencial se inicia con la idea, continúa con la apariencia de la realidad y finaliza en la mímesis.




viernes, 6 de julio de 2018

Bailando un tango.

Seguramente no estaría mal perder la cabeza bailando un tango, en estas dulces mañanas de verano.

Y ya que, como he dicho otras veces, dicen que me doy un aire a Al Pacino, me apunto a bailar el tango de la mítica escena de "Esencia de mujer". Eso sí, está contraindicado a los apocalípticos, los amargados y los vanidosos. Tampoco se lo recomiendo a los que siempre se quejan de todo. No van a entender la letra de Gardel y La Pera.


Estas son la letra y la voz de Gardel:

https://www.youtube.com/watch?v=SJ1aTPM-dyE

"Por una cabeza".

Por una cabeza, de un noble potrillo
Que justo en la raya, afloja al llegar
Y que al regresar, parece decir
No olvides, hermano
Vos sabes, no hay que jugar.

Por una cabeza, metejón de un día
De aquella coqueta y risueña mujer
Que al jurar sonriendo el amor que está mintiendo
Quema en una hoguera
Todo mi querer.

Por una cabeza, todas las locuras
Su boca que besa
Borra la tristeza
Calma la amargura.

Por una cabeza
Si ella me olvida
Qué importa perderme
Mil veces la vida
Para qué vivir.

Cuantos desengaños, por una cabeza
Yo juré mil veces no vuelvo a insistir
Pero si un mirar me hiere al pasar
Su boca de fuego
Otra vez quiero besar.

Basta de carreras, se acabó la timba
Un final reñido yo no vuelvo a ver
Pero si algún pingo llega a ser fija el domingo
Yo me juego entero
Qué le voy a hacer

Por una cabeza, todas las locuras
Su boca que besa
Borra la tristeza
Calma la amargura.

Por una cabeza
Si ella me olvida
Qué importa perderme
Mil veces la vida
Para qué vivir.

(Letra de Carlos Gardel y Alfredo La Pera).

"¿Se escribe mejor siendo feliz?"

¿Se escribe mejor siendo feliz?

¿Se puede ser un buen escritor sin leer?

De esto van dos artículos que he encontrado en esta red social, y que leí ayer, entre otras cosas, aprovechando un largo viaje.

El primero es una reflexión de la escritora italiana Natalia Ginzburg. "Cuando somos felices, nuestra fantasía tiene más fuerza; cuando somos infelices, nuestra memoria actúa entonces con más brío. El sufrimiento hace que la fantasía se vuelva débil y perezosa". El segundo se refiere a la necesidad de leer para escribir con una mínima calidad. También a la obsesión por publicar, no de prepararse adecuadamente para escribir bien. Lo importante no es publicar por publicar, ni lograr premios (que te consigue el agente de turno), sino estar satisfecho con lo que has escrito. ¿Para qué quieres ganar dinero, como si te tocara la lotería, si en el fondo sabes que eres un escritor sin interés?

En fin, cosas relativas a la felicidad y la autoestima.

"Ser felices o infelices nos lleva a escribir de un modo u otro, Natalia Ginzburg" (en el muro de Rosa Invers):

https://calledelorco.com/2016/06/28/ser-felices-o-infelices-nos-lleva-a-escribir-de-un-modo-u-otro-natalia-ginzburg/

"Escritores que no leen" (en el muro de Antonio Tocornal):
https://www.zendalibros.com/escritores-no-leen/#.WPfmCly3gBp.facebook
 
 

miércoles, 4 de julio de 2018

"Un viaje a Petrarca y Murakami mientras me tomo un café".

Supongo que a Haruki Murakami le gustará saber que una mujer inteligente y bella como Juana Martínez López-Prisuelos, española, pero que vive en Nueva York, entró ayer en una librería para llevarse un ensayo sobre su obra, aunque no lo haya escrito él. 

Yo acabo de ver la foto que puso ella por aquí y me ha parecido interesante. Como, además, Murakami y yo tenemos muchas cosas en común, quizá los dos estemos escuchando ahora mismo esta música mientras nos tomamos un café: 

https://www.youtube.com/watch?v=rxOfrULyakU

Cuántas veces habré dicho que esto de la literatura es un curioso juego de espejos. En dos párrafos se puede juntar a Murakami, Petrarca, Fedorova y List. Y yo lo observo todo en esta bonita mañana de verano, como podrían haber dicho Eric Rohmer y Woody Allen, y releo a Petrarca (Arezzo, 1304-Padua, 1374), en la traducción de Laura del Pozzo, y me encuentro con Garcilaso y Shakespeare:

"Soneto 104".

"Pace non trovo, e non ho da far guerra;
E temo e spero, ed ardo e son un ghiaccio;
E volo sopra ´l cielo e giaccio in terra;
E nullo stringo, e tutto il mondo abbraccio;

Tal m´ha in prigion, che non m´apre, ne serra;
Ne per suo mi riten, ne scoglie il laccio;
E non m´ancide Amor, e non mi sferra;
Ne mi vuol vivo, ne mi trae d´impaccio.

Veggio senz´occhi, e non ho lingue e grido;
E bramo di perir, e cheggio aita;
Ed ho in odio me stesso, ed amo altrui;

Pascomi di dolor, piangendo rido;
Equalmente mi spiace morte e vita,
In questo stato son, Donna, per vui".


"No tengo paz ni puedo hacer la guerra;
temo y espero, y del ardor al hielo paso,
y vuelo para el cielo, bajo a la tierra,
nada aprieto, y a todo el mundo abrazo.

Prisión que no se cierra ni des-cierra,
No me detiene ni suelta el duro lazo;
entre libre y sumisa el alma errante,
no es vivo ni muerto el cuerpo lacio.

Veo sin ojos, grito en vano;
sueño morir y ayuda imploro;
a mí me odio y a otros después amo.

Me alimenta el dolor y llorando reí;
La muerte y la vida al fin deploro:
En este estado estoy, mujer, por ti".