domingo, 29 de julio de 2018

"Llevar una vida de película".

A lo largo de mi vida, siempre me han dicho que vivía como en una película. Yo siempre he sonreído y comentado que cualquier vida es más interesante que una película. 

Hace unos días viví una escena de película, además a cuenta de mi película favorita de los últimos tiempos, lo cual tiene su gracia. 

La contaré para que exista, que es algo para que estamos los escritores.

El tren iba muy despacio y se paraba continuamente. Yo intentaba leer una novela de Peter Handke, a pesar de que no me concentraba, "El momento de la sensación verdadera", cuando se habla del tren que llega a la estación de Saint-Lazare en París. De pronto una joven de unos veinte años, que no llevaba pañuelo en la cabeza, se puso a cantar "The Fools Who Dream" dirigiéndose a un chico de la misma edad y que iba en el asiento de al lado. Durante los primeros minutos apenas habían hablado entre ellos; era como si estuvieran enfadados, aunque parecían una pareja. Sin embargo, a mitad de la interpretación de la muchacha (con tanta pasión como la que había utilizado Emma Stone en "La la land") a todos se nos veía emocionados en el interior de aquel vagón destartalado. Al final los chicos se besaron, y los demás nos pusimos a aplaudir. 



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