domingo, 27 de febrero de 2022

"Mi Carnaval 2022".

Me gusta celebrar la vida, por eso me agrada el Carnaval en todas sus manifestaciones, como aquella fiesta pagana similar a las que se hacían en honor al dios Baco, las Saturnales y las Lupercales de Roma, o las que se realizaban en honor del toro Apis en Egipto. Tal vez el origen se encuentre en Sumeria y en el Egipto antiguos hace más de cinco mil años, con celebraciones parecidas en la época del Imperio romano, desde donde se habría expandido por Europa y por América con los navegantes españoles y portugueses desde fines del siglo XV.
 
Mi manera de celebrar ayer el Carnaval fue acercarme al URVANITY ART FAIR 2022, Feria Internacional de Nuevo Arte Contemporáneo, en el Colegio Oficial de Arquitectos Madrid, de la calle Hortaleza, un espacio para explorar los lenguajes más frescos, integrar diferentes códigos estéticos y encontrar nuevas tendencias en este mundo del arte, en su sexta edición (todas las fotografías las hice allí). Y luego estuvo la música, pues no sé vivir sin ella. Muy temprano escuché el Carnaval, de Robert Schumann, una de las obras de mi vida, y para la noche dejé a Mahler. Ayer por la tarde el concierto de la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por el venezolano Gustavo Dudamel, estuvo dedicado a los afectados por los ataques en Ucrania. Antes se guardó un minuto de silencio:  
 
 
"Por qué has vivido? ¿Por qué has sufrido?». Estas son preguntas que Mahler aborda en su Segunda Sinfonía. Despliega además unas fuerzas impresionantes con el coro y la orquesta. En este inmenso espectro expresivo se dan cita, asimismo, un humor grotesco y un canto anhelante que es confiado a las solistas vocales. Dudamel es un invitado habitual de los Berliner Philharmoniker ya que cautiva, como dice el programa berlinés, gracias a su fuego y su precisión". En el concierto que estoy escuchando mientras me tomo el primer café de esta mañana de domingo, Dudamel interpreta esta sinfonía con la Orquesta Simón Bolívar, en el Albert Hall de Londres, uno de mis lugares de este mundo. El protagonista de mi novela "Poeta en Madrid" se llama Gabriel Relham, es decir, Mahler al revés, y este además es uno de los personajes.
 
Sí, hay muchas maneras de celebrar el Carnaval, de celebrar la fiesta de la vida:
 

sábado, 26 de febrero de 2022

"¿Y el sentido profundo de la vida?"

Es una pregunta que lancé en clase unas horas después de iniciarse la invasión de Ucrania y analizar con mis alumnos, durante más de una hora, las consecuencias políticas, económicas y culturales del conflicto bélico. 
 
Mientras volvía caminando a casa desde la Universidad, me vino a la mente un verso de Juan de la Cruz. Acto seguido lo hicieron un poema de la poeta alicantina Gabriela Amorós Seller, la imagen del cuadro "Tristan e Isolda" (1910), del pintor santanderino Rogelio de Egusquiza, y la voz de Waltraud Meier.
 
"Que voy de vuelo", escribió Juan de la Cruz.
 
"y te clavaré una luz injusta
con el aplomo de la vida
porque eres el único espacio
al que jamás sobornará la muerte,
ni la vida", escribió Gabriela Amorós Seller.
 
Y la música, la única música posible:
 

viernes, 25 de febrero de 2022

"El mundo es hermoso".

El pasado mes de diciembre se cumplieron 200 años del nacimiento de Flaubert, uno de los escritores más influyentes en la historia de la literatura gracias al personaje de su célebre novela (la fotografía es de la escritora María José Solano).
 
Lo que más me llama la atención es su deseo de perfección. Podía pasarse días enteros pensando en la palabra exacta, y solo escribir un par de páginas a lo largo de varias semanas, algo que también le ocurrió a Hemingway con su "teoría literaria sobre el iceberg". Para Flaubert el objetivo en el arte será crear belleza, lo que anularía la cuestión moral y social en su descripción de la verdad. Las cartas a Louise Colet, que escribió mientras trabajaba en "Madame Bovary", muestran que su ambición era conseguir un estilo tan rítmico como el verso y tan preciso como el lenguaje de la ciencia. "Cuanto más rápido se adhiere la palabra al pensamiento, más bello es el efecto". A menudo repetía que no existían los sinónimos, y así un escritor tenía que encontrar "le seul mot juste", "la única palabra correcta", para poder transmitir su pensamiento con precisión. Siempre quiso una cadencia y una armonía de las sílabas sonoras en su prosa, de modo que atrajera no solo a la inteligencia del lector sino también a su mente subconsciente de la misma manera que lo hace la música. "El autor, en su obra, debe ser como Dios en el Universo, presente en todas partes y visible en ninguna". 
 
En el capítulo 15, Emma y su esposo Charles asisten al teatro para ver la ópera "Lucía de Lammermoor", de Gaetano Donizetti, en cuyo personaje principal, el de Lucía, Emma se ve reflejada. Es como si esa historia y los deseos románticos de alcanzar un amor imposible fueran la historia de su propia vida. 
 
"Se oyeron tres golpes en el escenario: los timbales se pusieron a redoblar, los instrumentos de metal armonizaron sus acordes y por fin el telón se levantó y dejó al descubierto un paisaje (...) Emma retrocedió a las lecturas de su juventud, volvía a estar metida de lleno en Walter Scott (...) El recuerdo de la novela le ayudaba a entender el libreto, podía seguir la intriga sin perder frase, mientras que los inapresables pensamientos que se le iban a la mente iban diluyéndose, según surgían, en las ráfagas de la música. Se dejaba acunar por el vaivén de la melodía, y toda ella vibraba con su ser en tensión, como si los arcos de los violines le rozaran los nervios (...) Pero de pronto una mujer joven avanzó y le tiró una bolsa a un escudero vestido de verde. Se quedó sola y se escuchó entonces el sonido de una flauta emitiendo una especie de murmullo como de fuente o de gorjeos de pájaro. Lucía, con ademán decidido, atacó su cavatina en sol mayor, quejándose de amores, pidiendo al cielo que le diera alas. También Emma habría deseado huir de la vida, esfumarse en un abrazo".
 
Y vuelvo a pensar en la relación necesaria entre la palabra precisa y la palabra musical. Mientras me tomo un café, escucho la cavatina de Donizetti cantada por Anna Netrebko. Pienso en Walter Scott y en su obra "La novia de Lammermoor", que inspiraron a Donizetti y a Flaubert, y la mente me lleva a la primera vez que pisé las calles medievales de Edimburgo, donde nació Scott. Aunque a veces el mundo no me guste, soy un privilegiado por poder vivir tantas vidas desde mi única vida:
 
 

 

jueves, 24 de febrero de 2022

"Lágrimas negras".

Escribí esta novela entre los años 2003 y 2006 contra la Guerra de Irak. Empezaba con una inmensa manifestación que hubo en Madrid contra esa guerra. A veces me pregunto para qué sirve un escritor, un amante de la vida, de la belleza, cuando los de siempre, sí, esa minoría, se empeña en dominar el mundo e imponer la sinrazón. Sin razón no somos nada. Ahora mismo solo puedo decir de nuevo "no a la guerra", como decíamos en aquella manifestación que dibujó el artista Antonio Zaballos en la portada del libro.

Entonces también fue en febrero.
 
Una de las músicas que suenan en la novela es esta. Lo único que deseo es que el mundo pueda vivir en paz de una vez y busquemos la belleza:
 

miércoles, 23 de febrero de 2022

"The Big Sleep".

Howard Hawks dirigió la película, Sid Hickox realizó la fotografía, la banda sonora fue de Max Steiner, y Bacall y Bogart aparecieron en la pantalla. A partir de la novela de Raymond Chandler, tres de los más brillantes guionistas de Hollywood -entre los que se contaba William Faulkner- adaptaron este clásico del género negro en el que el detective Philip Marlowe es contratado por un general millonario y excéntrico para solucionar los turbios asuntos en los que se han metido sus dos hijas. 
 
Ayer por la tarde tuvimos otro "sueño" parecido en la tertulia on line del Café Gijón con la novela de Juan Tena "Abril en Manhattan". Así Bogart, Bacall y Malone podrían haber interpretado a Jorge, Karlee y Angélica, una profesora universitaria madrileña, hermana de uno de los miembros del grupo de jazz que aparece muerto en extrañas circunstancias, que pide a su viejo amigo Jorge, periodista español afincado en Nueva York, que indague lo sucedido. Jorge Martín es una especie de "álter ego" del autor (su segundo apellido es Martín, y el nombre un homenaje a Jorge Luis Borges). Su desconfianza a la versión de la policía marca el arranque de su investigación. Había otras cosas que preocupaban a las autoridades, pues "las protestas por la guerra de Vietnam se agudizaban. La Universidad ya era un hervidero donde estudiantes y toda clase de movimientos juveniles, pacifistas, hippies, beatnik, psicodélicos... se manifestaban a diario" (p. 121). En el emblemático club Stonewall Inn, que está regentado por Johnny "Head", propiedad de la familia Genovese, Jorge inicia sus pesquisas. Al final es el azar el que resuelve el caso, en la línea del azar y de las casualidades habituales en la literatura de Borges. Otra de las influencias en esta novela de Juan Tena es la pintura de Edward Hopper (en la segunda foto he puesto uno de sus famosos autorretratos) y la soledad del mundo norteamericano, extensible a otros lugares, y la figura de Bogart en el cine de Hawks sobre las novelas de Chandler. Hablamos de todo esto, de la relación entre la escritura de un periodista y la de un escritor "per se", y yo me lo pasé muy bien escuchando a Javier del Prado, Eduardo Larrocha, Francisca Arias, María José Muñoz Spínola, Antonio Tello, Mariwán Shall y al resto de tertulianos.
 
¿He dicho alguna vez que lo que me gusta es que la vida sea como una película, y vivir este tipo de escenas en una librería de Madrid, París o Nueva York?
 
Y por supuesto mantener diálogos como este con la chica. En cierta época de mi vida me gustaba ir al hipódromo a cenar y tomar una copa, y hasta hacía apuestas sobre el caballo ganador:
 

martes, 22 de febrero de 2022

"Don't Worry Be Happy".

Esta mañana, entre clase y clase, me di una vuelta por la cafetería del edificio A de Filología para desayunar un café con leche y una barrita con mantequilla y mermelada. Hacía tiempo que no quedaba con una escritora bastante conocida con la que estudié Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Me quería contar "cotilleos" del mundillo literario de este país, sobre premios, amoríos y esas cosas tan aburridas, ya que ella suele estar al tanto de todo. La verdad es que no somos nadie. También hacía bastante tiempo que no veía tantos libros en las manos de los jóvenes. En todas las mesas había un libro, por lo menos, e igualmente en los pasillos, sentados en el suelo, por el jardín junto a las esculturas de Omar Kayam, Ortega y Cela.

Mi amiga y yo terminamos tomando el sol entre las páginas de un libro y escuchando esta música que venía de un coche. Tan solo se trata de ser felices, que es gratis:
 

"Abril en Manhattan", de Juan Tena, en la tertulia del Café Gijón.

"La mirada del periodista en la literatura".

En la tertulia del Café Gijón de esta tarde hablaremos de la novela "Abril en Manhattan", de Juan Tena.
 
Nos iremos al Nueva York de 1967. En el Central Park aparecerá un cadáver y habrá que descubrir qué es lo que ha ocurrido. Estamos ante la última novela publicada (2020) por el escritor, periodista y tertuliano del Café Gijón desde hace varios años Juan Tena. Es una novela de personajes y de atmósferas, de jazz y de sexo, y en eso me he fijado sobre todo durante los últimos días que he dedicado a leerla antes de dormirme y apagar la mesilla. Hacía tiempo que no leía este tipo de historias (la verdad es que no me entusiasman las novelas policíacas o similares pues nunca me interesa saber quién es el malo, como tampoco le importaba lo más mínimo al inmenso Howard Hakws en la obra más importante del cine negro, "El sueño eterno"), pero esta novela trasciende el tipo de tramas habituales, y ha logrado hacerme pensar en cosas como el racismo, la xenofobia y hasta el genocidio nazi.
 
Y además tiene mucha música ya que habla del ambiente nocturno de Nueva York, lleno de jazz y humo. En la página 88 se lee: "Jorge eligió That´s Life, de Frank Sinatra. El álbum, del mismo título, se lo había regalado Karlee por su último cumpleaños. Pinchó la aguja del gramófono, colocado en el mismo mueble, sobre el disco y en ese instante comenzaron a sonar las primeras notas : Si, Si, Si, Si, Si, Si. La vida es así, es lo que dice la gente".
 
Ya solo me falta un café y darme una vuelta por Manhattan e imitar a Sinatra con mi traje y mi pajarita:
 

lunes, 21 de febrero de 2022

"El cóndor pasa sobre Ávila",

Me gusta pasear por esta ciudad, como también me gusta hacerlo por Toledo, Soria, Segovia, Guadalajara, Salamanca, esas ciudades que rodean Madrid. Me gusta la llamada España vacía. Y también me gusta la España llena, y el resto del mundo. Me gusta el mundo lleno y vacío. Me gusta pasear con la gente que quiero y mirar a la cara a la gente que no conozco. Me gusta recordar a aquel niño que paseaba de la mano con sus padres por El Retiro y se paraba frente a esos señores de otros países que tocaban música en el Paseo del Estanque, como ayer, dentro de las murallas.

Me gusta sentarme en un banco, al sol, y cerrar los ojos y escuchar "El cóndor pasa". 
 
Siempre me ha gustado ser un gorrión:
 

domingo, 20 de febrero de 2022

"Santa Cruz olía a mar y a flores y fuimos muy felices".

Ayer compartí por aquí uno de los grandes poemas del castellano del siglo XX, de Claudio Rodríguez, de "Don de la ebriedad" (1953), que tanto me recuerda a Rimbaud y Guillén. A Charo Alonso Panero también le sirvió para recordar su vida bohemia y literaria por medio mundo, e incluso un dulce poema que le envió su primo Leopoldo María Panero cuando tenía 9 años. 
 
"Me lo envió a Tenerife, dijo Charo. Lo escribió con la Olivetti de mi querido tío Leopoldo Panero. Habla de la Rosa porque sabía que me gustaba muchísimo esta flor, y a mi gemela le escribió otro sobre el río y los pececitos. Era un afluente que pasaba por nuestra finca en Castrillo de las Piedras (Astorga). Donde jugábamos había cerca un Rosal; mi hermana metía las manos en el río intentando coger los peces y yo cortaba las rosas para llevárselas a mi madre".
 
Como se ve en el poema, una delicia de niño. Unos años más tarde Leopoldo María Panero estudió las carreras de Filosofía y Letras en la Universidad Complutense y Filología Francesa en la Central de Barcelona, lo que se nota en la calidad, profundidad y simbolismo de sus libros, como "Así se fundó Carnaby Street" (1970), "Teoría" (1973) y "Narciso en el acorde último de las flautas" (1979), que le convirtieron en uno de los escritores más preparados de la segunda mitad del siglo XX. Su indudable dominio del lenguaje y su enorme cultura me recuerdan a Eliot y Pound.
 
Ahora me tomo un café y escucho una canción desde un imaginario Tenerife que huele a mar y flores, y pienso en Charo y en si alguien me quiere, aunque las estrellas se pongan celosas:
 

sábado, 19 de febrero de 2022

"Ellos".

En ocasiones detengo mi incesante actividad intelectual, siempre entre libros y clases, y pienso en la evolución del mundo, en lo que era antes de que yo naciera y en lo que continuará siendo cuando yo no esté, e inevitablemente pienso en mi padre y en mi hijo. En ese momento miro hacia lo alto y vuelvo a leer al poeta y la claridad que viene del cielo.

"Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosas
sino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias.
Así amanece el día; así la noche
cierra el gran aposento de sus sombras.
 
Y esto es un don. ¿Quién hace menos creados
cada vez a los seres? ¿Qué alta bóveda
los contiene en su amor? ¡si ya nos llega
y es pronto aún, ya llega a la redonda
a la manera de los vuelos tuyos
y se cierne, y se aleja y, aún remota,
nada hay tan claro como sus impulsos!
 
Oh, claridad sedienta de una forma,
de una materia para deslumbrarla
quemándose a sí misma al cumplir su obra.
Como yo, como todo lo que espera.
Si tú la luz te la has llevado toda,
¿cómo voy a esperar nada del alba?
 
Y, sin embargo ─esto es un don─, mi boca
espera, y mi alma espera, y tú me esperas,
ebria persecución, claridad sola
mortal como el abrazo de las hoces,
pero abrazo hasta el fin que nunca afloja".
 
(Claudio Rodríguez, "Don de la ebriedad", 1953).
 
Ellos, mi sangre y mi piel:
 
(La foto es del otro día en la terraza del Círculo de Bellas Artes de Madrid, porque siempre la claridad viene del cielo).
 

 

viernes, 18 de febrero de 2022

"Ay, Justo, cuánto te echamos de menos".

Atardecía ayer en la Ciudad Universitaria, amorosa, mimosamente, y en la puerta de mi Facultad me encontré a varias antiguas alumnas sentadas en el suelo. Sin mascarilla, nos reconocimos en seguida. Me paré a charlar un poco con ellas, y les pregunté cómo les había ido durante estos últimos años. Sonreían, como sonríen las chicas de veintidós o veintitrés años, con esa limpieza, y me respondieron al unísono que estaban contentas, pero que se acordaban mucho de mí, de mi sonrisa, de mi voz, de mi manera de ver las cosas. Les dije que a mí me pasaba lo mismo, que en la vida suele pasar como en la película de Clark Gable y Vivien Leigh, por eso es hermosa, a pesar de que se la lleve el viento.

Eché a andar y, un poco más arriba, me giré y observé que el sol no deseaba extinguirse y llenaba de luz la sombra de mis pisadas, a la vez que sonaba esta música, que fui tarareando durante el camino a casa, que es como el camino de la vida:
 

jueves, 17 de febrero de 2022

"Y nos vamos quedando sin brazos".

No hace mucho hablé de "El bosque de la noche", de Djuna Barnes, y relacioné la novela con la poeta norteamericana Julianne Moore, que la estudió con cierta profundidad y de la que dije que era de las poetas del siglo XX que me interesaban. Anoche me quedé dormido pensando en las conexiones que existen entre las obras de arte tras ver en el canal Sundance la penúltima película que dirigió Bernardo Bertolucci, "Soñadores" (2003), donde el director italiano regresa a París para contarnos de nuevo "El último tango en París", pero de manera más desencantada e igual de sexual, que me hizo recordar la novela de Djuna Barnes. Bertolucci ya estaba mayor y observaba a los jóvenes idealistas del Mayo francés precisamente sin aquellos bellos ideales, aunque descubrió a la bellísima Eva Green, la Venus de Milo ideal. El triángulo amoroso que se establece entre el hijo y la hija de un famoso poeta francés y un joven inglés que se marcha a vivir a París para ver cine supone una hermosa historia de amor y sexo, pero Bertolucci no desea, o no puede, ir más allá con aquellos jóvenes "soñadores" tan particulares. Esa imposibilidad intelectual me recordó, a su vez, la canción de Ismael Serrano que, de alguna forma, me llevó a las ideas sobre las que reflexionamos en la tertulia del Café Gijón de antes de ayer. El tiempo pasa deprisa y nosotros, y nuestros ideales juveniles, pasan con él, y nos vamos quedando sin brazos.
 
Dentro de un rato volveré a estar con un montón de chicos de 19 y 20 años, y seguro que acaricia mi rostro una ráfaga de aire con los nombres de Barnes, Moore, Bertolucci y un sinfín de nombres anónimos que van construyendo y reconstruyendo continuamente la historia, mientras yo lo veo.
 
En fin, "papá, cuéntame, otra vez":
 

miércoles, 16 de febrero de 2022

"Con el Chateaubriand español, en una tertulia de enorme calidad literaria".

En la tertulia on line del Café Gijón de ayer por la tarde recorrimos Europa para hablar del pasado, pero haciéndolo del presente, de la emigración y los refugiados, de los absurdos nacionalismos, de ese lugar hacia el que caminamos los europeos, y por ende el mundo en general. 
 
"Del silencio", de Sergi Bellver, es una obra escrita primorosamente, en primera persona, una novela elegante y ambiciosa, clásica en el mejor sentido de la palabra, pero también comprometida con este tiempo que nos ha tocado vivir. Es una historia repleta de guiños y homenajes a escritores como Camus, Márai, Kristof, Hrabal, Kafka, Céline, y es una declaración de amor a la música con autores como el húngaro Hubay, Liszt, Beethoven, Strauss, Brel, Charlie Parker, Elvis Presley o Shostakovich. Empezó hablando Pepo Paz, continuó el editor de este libro, Eduardo Riestra, y a continuación lo hicieron en una sucesón admirable de conocimientos e inteligencia Antonio Tello, Demetrio Fernández, Javier del Prado (que aludió a los casos de otros escritores nómadas como el vizconde de Chateaubriand y Rousseau, similares a la vida que lleva el propio Sergi), María José Muñoz Spínola, Mariwán Shall (mi hijo me recordó después que le encantó su comentario sobre ser un "nómada interior"), Almudena Mestre, Peter Redwhite, María Rodríguez Velasco o Silvia López. Yo me referí a la musicalidad de la prosa de Sergi y aquí nos detuvimos unos momentos. Esta novela lleva la música incorporada en cada una de sus páginas, en las reacciones de los personajes y el propio autor, un tipo admirable, dialogante, coherente y honesto, además de divertido. 
 
Antes de irme a clase escucho una de las páginas de la novela, algo que le ocurrió una vez al protagonista en el cine viendo una película que le recordó al amor de su vida. Esta película tiene la media hora más hermosa de la historia del cine, una historia que cada ser humano debería vivir al menos una vez en la vida, en una cabaña perdida, con el amor:
 
 










 
 
 

martes, 15 de febrero de 2022

"Del silencio", de Sergi Bellver, una de las mejores novelas que se pueden leer ahora mismo en España.

Sergi Bellver (Barcelona, 1971) nos visitará hoy, como siempre a las 18.30, en la tertulia on line del Café Gijón, y lo presentará el escritor y editor Pepo Paz Saz, que me animó a leer esta novela durante una de nuestras habituales conversaciones. Y me acerqué a la Casa del Libro de Gran Vía donde he comprado tantos libros a lo largo de mi vida y empecé a leerla en un banco de esa calle madrileña tomando el sol. Refugiado en el París de posguerra, el joven János regresa a Budapest para buscar al tío Gábor, que fue quien le enseñó el valor del silencio y las palabras. A orillas del Danubio unirá su destino al de Věra y vivirá en primera persona la Revolución Húngara del año 1956. De un nuevo éxodo forzado por los soviéticos hacia la Viena fronteriza, entre su juventud y la vida adulta, del Mayo francés a la Primavera de Praga, de su amor por la música al recuerdo de Věra, y de los bosques de Bohemia al viejo exilio parisino. De la odisea de János por los años más duros de la Guerra Fría, de todo esto habla la novela.
 
Sergi es un "escritor nómada", como se le define en el artículo de este domingo pasado de EL PAÍS SEMANAL, que adjunto y espero que se pueda leer bien por aquí. Él es casi una novela en sí mismo, y quiero que nos hable de ello. Aún siento curiosidad por conocer todas las maneras interesantes de vivir de la gente. El día que no sea así, dejaré de ser novelista.
 
La banda sonora de la novela es bella y amplia, y he seleccionado estas dos obras de Billie Holiday y Bach:
 

domingo, 13 de febrero de 2022

"Hoy es el Día Mundial de la Radio".

El de ese aparato tan curioso que estaba por todas las habitaciones de mi casa cuando yo nací. Un 13 de febrero se inauguró la primera radio de las Naciones Unidas, y eso me gusta porque a partir de ahí se le dedicó este día. 

 En mi vida me han entrevistado en muchas radios, como es lógico, desde Radio Nacional a la Cadena Ser. Aun así en un día como este me apetece reproducir una entrevista en una pequeña radio. Me la hizo Antonio Miguel Carmona, que es escritor, político, economista y, en la actualidad, Vicepresidente de Iberdrola. Vuelvo a escucharla y la ilustro con algunas fotos. En la primera estoy en Radio Nacional, en los estudios de Santa Cruz de Tenerife; en la segunda fotografía en la misma Radio Nacional, pero en Madrid, en el programa cultural "El Ojo Crítico". En la cuarta foto a Antonio se le ve junto a Yolanda Brown, la filóloga que escribe una tesis doctoral sobre mi obra en la Universidad Autónoma de Madrid. En la tercera fotografía estoy con Antonio y la directora de la emisora, y se me ve haciendo esfuerzos para meter la barriga, que estaba aumentando peligrosamente. Nos reímos un montón durante toda esta entrevista. Y para presentarme Antonio puso, precisamente, la música de "La bohème" con esa voz inconfundible de Aznavour, de la que hablé ayer. Después hablamos de aquella tarde en la que hicimos nudismo en una playa del Norte de Tenerife, el paraíso de Benijo, y, por supuesto, no nos olvidamos de hablar de Madrid, de literatura, de la tertulia del Café Gijón y del sentido de la amistad y la vida. 

Esta es la entrevista:  

https://www.ivoox.com/pongamos-hablo-madrid-audios-mp3_rf_23660225_1.html

Es la magia de la radio. 

En realidad es la magia de la vida.

 





 

sábado, 12 de febrero de 2022

"Un pijo bohemio intelectual de Madrid".

¿Qué le voy a hacer si no soy más que un pijo bohemio intelectual de Madrid que se pasa el día subiendo las escaleras de Montmartre en dirección al Sacré Coeur para ver si te encuentro pintando en la Place du Tertre antes de tomarnos un café y saludar a Picasso y a Van Gogh fascinados por tu belleza?

Sé que Aznavour nos cantará una canción y yo sacaré una foto del Sacré Coeur desde el Musée d´Orsay, un lugar donde me podría quedar a dormir junto a tu sagrado corazón:
 

viernes, 11 de febrero de 2022

"Para Juan Mestre, el padre de la mujer que está a mi derecha".

"Juan, lo primero que quiero decirte es que esta fotografía la sacó un amigo y tertuliano del Café Gijón, Antonio Banús, después de la presentación del viernes pasado del libro de Almudena en el Centro Gloria Fuertes de Madrid, junto al aeropuerto de Barajas, un lugar curioso que te lleva a todas partes, como si fuera una puerta en la Galaxia. Cada vez que me hacen una fotografía tomada tan cerca pienso que van a salir a la luz todos mis defectos. Sin embargo, hoy no quiero hablar de mí, sino de tu hija. Almudena me ha dicho que le faltas desde hace ocho años; a pesar de este hecho, debes saber que tú no le faltas a ella en ningún momento de su vida.

"Como no pudiste estar el otro día en la presentación, me gustaría decir que tú y tu mujer hicisteis una gran labor con ella. Almudena es una mujer que se reinventa cada día, de la misma manera que se supera desde que nació. Cuenta con la ayuda inestimable de su marido y su hijo, por supuesto, y del resto de su familia y amigos. También quiero decirte que, aunque me halaga que se haya escrito un libro sobre mi obra, lo que más me agrada es que lo haya hecho esta mujer que lleva tu apellido.
 
Ese libro dice más de ella y de ti que de mí".
 
(Este texto lo escribí el 2018. Ahora vuelvo a abrazar a tu hija y a tu mujer, Esperanza o Pitica, como la llamáis con cariño en casa, que ya sé que lo ha pasado un poco mal las últimas semanas, pero ahí sigue, con sus 92 años a cuestas. Y antes de irme a dar clase toda la mañana, os dedico esta canción que estoy escuchando mientras me tomo un café y veo un video de uno de los lugares que más me gustan de este mundo, donde, por cierto, vive la poeta Candelaria Villavicencio, de cuyo primer libro hablé el otro día por aquí, a la que también tengo mucho afecto. En un restaurante al pie de aquel mar he comido uno de los mejores pescados frescos de mi vida. ¿Quién ha dicho que esta vida no está rica?)
 
El mar:
 

jueves, 10 de febrero de 2022

"Los números primos".

Ayer pasé por delante de este restaurante que me gusta mucho de la calle Manuela Malasaña en el centro de Madrid, y donde me hice esa foto antes de la pandemia. Parece que afortunadamente vamos abriendo las puertas para que entre el aire dulce y cálido de la vida, después de estos dos años tan extraños. Afortunadamente, nunca he vivido una guerra. Lo más triste y lamentable que ha ocurrido ha sido el terrorismo, pero estoy convencido de que no se va a volver a repetir. Ante esta visión optimista de la vida, la gente suele decirme que siempre hablo de cosas alegres, algo que no es cierto del todo, ya que no soy tan ingenuo. Lo que tengo claro es que a pesar de los agoreros, los negacionistas y los apocalípticos, en el mundo pasan muchas cosas bonitas, es más, pasan más cosas bonitas que feas. Sé que el ser humano es el invento más perfecto que ha creado la Naturaleza, o, a lo mejor, el más imperfecto, pero en cualquier caso es fascinante. Y qué le voy a hacer si me gustan el arte, la literatura, el cine, la ópera, Beethoven, Mahler, las Matemáticas y el glamour. ¿Se puede vivir sin glamour, sin champán y sin los números primos? Reconozco que me gusta el Dry Martini, como le sucedía a Bond, "shaken, not stirred", y no me importa que me llamen Bond, James Bond, digo Sotelo, Justo Sotelo, porque siempre "paso" del malo y me quedo con la chica.

miércoles, 9 de febrero de 2022

"La colonia que me pongo cada día".

En la tertulia del Café Gijón de ayer por la tarde hablamos de la idea del "otro", de la alteridad, a partir del pensamiento del filósofo judío Emmanuel Lévinas y de la mano del catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca Fernando Gil. Y ahora me tomo un café antes de irme a clase y me hago una pregunta. ¿Quién es este otro de Lévinas? ¿Cómo lo caracteriza? En su obra "Totalidad e infinito", dice que "El Otro no es otro con una alteridad relativa como en una comparación... La alteridad del Otro no depende de una cualidad que lo distinguiría del yo". La diferencia del otro no reside en que no sea como yo, porque, de esta manera, estaríamos entendiendo su diferencia desde nuestra identidad. Nuestras comparaciones con el otro suponen siempre una manera de acercarnos a él que anula su radical alteridad y por eso necesitamos dejar de compararla desde nuestro yo. La alteridad es constitutiva, el otro es el otro, no la falta de nuestra identidad. 
 
La tertulia fue entretenida y discrepamos en algunas ideas sobre la situación actual de la Universidad y esa obsesión de los profesores por lograr "sexenios" de investigación y la forma de ver a ese otro en esta época de crisis dominada por Internet. Seguramente esté cambiando el paradigma científico e incluso el humanístico (como nos comentó el filósofo Javier Gomá, director de la Fundación Juan March en una de sus visitas a la tertulia, cosa que comparto y me lleva a reflexionar sobre esta época tan curiosa y divertida que me ha tocado vivir), pero hay algo que no cambia, esa necesidad de relacionarnos, de hablar entre nosotros, de reír y sonreír. Ayer una alumna encantadora me dijo al acabar una de mis clases que yo olía de otra forma, a lo mejor porque me había cambiado de colonia. Y esto me pareció enternecedor y más interesante que la obsesión por los "sexenios" o la insistencia que tienen algunos de que se acaba el mundo porque llega el Apocalipsis. 
 
Me parece a mí que necesitamos echarnos más colonia y ponernos a cantar bonitas y románticas canciones mientras nos subimos a la noria con las personas que queremos y paseamos por la calle, y nos reímos, todos los chicos y todas las chicas: