viernes, 29 de enero de 2016

"Ergon y parergon".

Como es viernes, uno de los "Cuentos de los otros".

(A partir de uno de los cuadros más bellos de la historia del arte).

Anoche no me podía dormir.

De pronto empezó a sonar una música que parecía continuar la tradición del canto gregoriano, aunque era otra cosa, algo innovador. Mientras la escuchaba comprendí que el arte siempre ha mirado hacia adelante, pero sin olvidar el pasado.

Cerré los ojos y seguí escuchando la música de Monteverdi, sus Vísperas. Me desperté en una de las salas del Museo del Prado.

Y vi.

https://www.youtube.com/watch?v=VcsS5WzO2eY

(El cuadro es La Anunciación, Fra Angélico (1430-1432). Museo del Prado).

Los puentes de París

No solo comunican las dos orillas más famosas del mundo sino que atraviesan delicadamente la historia del arte, de la literatura, de la bohemia, del cine, del amor..., de tus ojos cuando me miran.

lunes, 25 de enero de 2016

A veces la literatura suspira.

Este soneto de Dante dedicado a Beatriz ("Vita Nuova", 1292-1293) es un suspiro, un susurro, una luz blanca, una especie de duermevela. Los acentos en la 4ª y la 8ª (Tanto gentile e tanto onesta pare), la sensualidad, el maravilloso verso 5º con las eles y las eses...

"Tan gentil, tan honesta, en su pasar,
es mi dama cuando ella a alguien saluda,
que toda lengua tiembla y queda muda
y los ojos no la osan contemplar.
Ella se aleja, oyéndose alabar,
benignamente de humildad vestida,
y parece que sea cosa venida
un milagro del cielo acá a mostrar.
Muestra un agrado tal a quien la mira
que al pecho, por los ojos, da un dulzor
que no puede entender quien no lo prueba.
Parece de sus labios que se mueva
un espíritu suave, todo amor,
que al alma va diciéndole: suspira.


(El cuadro es Dante y Beatriz, de Henry Holiday, 1884, Walker Art Gallery, Liverpool)

domingo, 24 de enero de 2016

Juntos convirtieron la vida en una aventura.

De París a Texas como una forma de perderse en el silencio y sobrevivir al amor.

(La Ruta 66 nunca llegó al Océano, o tal vez sí... )

¿Existe algo que sea superior a la razón?

Es una pregunta que se hicieron Platón, Plotino, San Agustín y tantos otros, y yo me la sigo haciendo en este siglo XXI.



viernes, 22 de enero de 2016

"El sonido de los aviones".

Como es viernes, uno de los "Cuentos de los otros".

(para cambiar el miedo y la guerra por la belleza y el amor).

http://revistatarantula.com/el-sonido-de-los-aviones/



Ser profesor es la profesión más bonita que conozco.

Dentro de un aula he viajado a más sitios incluso que leyendo, escribiendo y subiéndome a coches, trenes y aviones. Hablando con mis alumnos, mirándolos a los ojos, riéndome con ellos, enseñándoles y aprendiendo de ellos. La mayor aventura que conozco es crecer física y espiritualmente con los demás.

En un aula, siendo un crío, conocí a un profesor que nos explicaba lengua y literatura, francés, historia, filosofía y religión. A la hora de hacer un examen final en lengua me pidió que le escribiera un cuento, solo eso. Creo que empecé a escribir con 11 años gracias a ello.

En mi novela "Vivir es ver pasar" (pag. 63 y ss.) lo convertí en personaje.

"César permaneció en la sala de espera exprimiendo la operación quirúrgica, "a vida o muerte", de su antiguo maestro. Jesús Plaza había ingresado casi muerto en el Hospital, como la memoria del poeta, como su corazón (o el de Paula). En poco tiempo consiguió recordar demasiadas cosas, hasta las que aún no había vivido. Jesús Plaza y el número telefónico de su casa, de su juventud, el pretexto para la iniciación en la belleza de la música, de la literatura, de la vida.
- Siempre debéis tener un diccionario encima de la mesa cuando os pongáis a estudiar.
- Buscad el origen de las cosas.
- No se discute acerca de una brisa primaveral, se fortalece uno cuando la encuentra.
- La música clásica tarda en entenderse, más que ninguna otra; pero es también la útima que se olvida.
Estas y otras frases habían recorrido kilómetros y años acompañando a César. Al principio no sabía quiénes eran Ezra Pound y Baudelaire, quizá ahora tampoco, aunque no importe demasiado. Ha aprendido que la belleza es patrimonio de la humanidad, y de la imaginación, aunque todavía continúe sintiéndose solo (Paula y Mara ya para siempre en su alma)..."

(El dibujo de portada de esa novela es del pintor Antonio Zaballos Suárez Zaballoss).

Para tod@s los que sienten, viven y sueñan como poetas, escriban o no, publiquen o no.

"El pensamiento del filósofo puede abrir una sima a nuestros pies; el del poeta no nos abre los ojos al abismo, sino a la belleza del abismo y su atracción: estamos movidos, conmovidos". (Dámaso Alonso, "Poesía española", 1993, Gredos, 5ª reimpresión, p. 113).

sábado, 16 de enero de 2016

El beso que todos hemos dado alguna vez

Es el beso de la reina Ginebra a Lanzarote del Lago en el ciclo artúrico y que, mezclado con la historia de amor de Tristán e Isolda, se convierte en inmortal en la Comedia de Dante, en su Canto V del Infierno, con la historia de amor entre Paolo y Francesca de Rimini.

Ahí están algunos de los versos más hermosos jamás escritos que enseñaron a besar a la sociedad de su época, una influencia cultural que se ha transmitido hasta nosotros. Barthes se refirió a ello como "contagio de los afectos", ya que todo deseo se ve afectado por el arte y la literatura. Es el amor que surge leyendo, siglos antes del Quijote y Madame Bovary.

Francesca de Rímini dice a través de Dante en la Comedia:

"Por diversión leíamos un día
cómo apremiaba Amor a Lanzarote
a solas y sin miedo nos hallábamos...
Leyendo que la risa deseada
era besada por tan noble amante,
éste, que nunca apartarán de mí,
la boca me besó..."

Antes Francesca había dicho los tercetos con las míticas anáforas:

"Amor, que el corazón gentil de súbito
enciende, a éste apresó del bello cuerpo
que me quitaron: y aún me daña el modo.
Amor, que a todo amado a amar le obliga,
de su belleza me apresó tan fuerte
que, como ves, aún no me abandona.
Amor a morir juntos nos condujo..."

(La foto la hice hace poco en el Museo Rodin de París, y es un detalle de la Puerta del Infierno con Paolo y Francesca).

viernes, 15 de enero de 2016

"El pájaro"


Como es viernes, uno de los "Cuentos de los otros".

(A partir de uno de los libros de poemas de amor que más aprecio en castellano del siglo XX).

http://revistatarantula.com/el-pajaro/

miércoles, 13 de enero de 2016

Qué gran poeta y profesor fue Dámaso Alonso (1898-1990).

En la tertulia de ayer, Javier Del Prado Biezma recitó, entre otros, el famoso poema de Dámaso, dedicado a Leopoldo Panero, "Mujer con alcuza", de ese Madrid de más de un millón de cadáveres. Antes de hablarnos de Carlos Bousoño, lo hizo de Dámaso Alonso, para centrar algunas de las bases de la Generación del 50.
Personalmente, siempre estaré en deuda con el Dámaso Alonso profesor y catedrático de literatura que me enseñó a hacer crítica literaria gracias a su libro: "Poesía española: ensayo de métodos y límites estilísticos", uno de los monumentos españoles de la crítica literaria aplicada a las obras de Garcilaso, Fray Luis de León, Juan de la Cruz, Góngora, Lope de Vega y Quevedo.

Y en poesía qué se puede decir a estas alturas de "Hijos de la ira" (1944). De vez en cuando, releo ese libro y, en particular, su "Mujer con alcuza" y me reconcilio con la literatura. Es el largo viaje en un tren que se va vaciando, como símbolo de la vida de una mujer, y, en cierto modo, de cualquier ser humano, porque, para todos, la vejez es un vaciarse de compañía, de ilusión y de sentido del vivir.

Cuando llega al "y estaba sola", siempre se me pone la carne de gallina.

"¿Adónde va esa mujer,
arrastrándose por la acera,
ahora que ya es casi de noche,
con la alcuza en la mano?
Acercaos: no nos ve.
Yo no sé qué es más gris,
si el acero frío de sus ojos,
si el gris desvaído de ese chal
con el que se envuelve el cuello y la cabeza,
o si el paisaje desolado de su alma.
Va despacio, arrastrando los pies,
desgastando suela, desgastando losa,
pero llevada
por un terror
oscuro, por una voluntad
de esquivar algo horrible.
Sí, estamos equivocados.
Esta mujer no avanza por la acera
de esta ciudad,
esta mujer va por un campo yerto,
entre zanjas abiertas, zanjas antiguas, zanjas recientes,
y tristes caballones,
de humana dimensión, de tierra removida,
de tierra
que ya no cabe en el hoyo de donde se sacó,
entre abismales pozos sombríos,
y turbias simas súbitas,
llenas de barro y agua fangosa y sudarios harapientos
/del color de la desesperanza.
Oh sí, la conozco.
Esta mujer yo la conozco: ha venido en un tren,
en un tren muy largo;
ha viajado durante muchos días
y durante muchas noches:
unas veces nevaba y hacía mucho frío,
otras veces lucía el sol y remejía el viento
arbustos juveniles
en los campos en donde incesantemente estallan
/extrañas flores encendidas.
Y ella ha viajado y ha viajado,
mareada por el ruido de la conversación,
por el traqueteo de las ruedas
y por el humo, por el olor a nicotina rancia.
¡Oh!:
noches y días,
días y noches,
noches y días,
días y noches,
y muchos, muchos días,
y muchas, muchas noches.
Pero el horrible tren ha ido parando
en tantas estaciones diferentes,
que ella no sabe con exactitud ni cómo se llamaban,
ni los sitios,
ni las épocas.
Ella
recuerda sólo
que en todas hacía frío,
que en todas estaba oscuro,
y que al partir, al arrancar el tren
ha comprendido siempre
cuán bestial es el topetazo de la injusticia absoluta,
ha sentido siempre
una tristeza que era como un ciempiés monstruoso
/que le colgara de la mejilla,
como si con el arrancar del tren le arrancaran
/el alma,
como si con el arrancar del tren le arrancaran
/innumerables margaritas, blancas cual su alegría
/infantil en la fiesta del pueblo,
como si le arrancaran los días azules, el gozo
/de amar a Dios y esa voluntad de minutos
/en sucesión que llamamos vivir.
Pero las lúgubres estaciones se alejaban,
y ella se asomaba frenética a las ventanillas,
gritando y retorciéndose,
sólo
para ver alejarse en la infinita llanura
eso, una solitaria estación,
un lugar
señalado en las tres dimensiones del gran espacio
/cósmico
por una cruz
bajo las estrellas.
Y por fin se ha dormido,
sí, ha dormitado en la sombra,
arrullada por un fondo de lejanas conversaciones,
por gritos ahogados y empañadas risas,
como de gentes que hablaran a través de mantas
/bien espesas,
sólo rasgadas de improviso
por lloros de niños que se despiertan mojados
/a la media noche,
o por cortantes chillidos de mozas a las que
/en los túneles les pellizcan las nalgas,
... aún mareada por el humo del tabaco.
Y ha viajado noches y días,
sí, muchos días,
y muchas noches.
Siempre parando en estaciones diferentes,
siempre con un ansia turbia, de bajar ella también,
/de quedarse ella también,
ay,
para siempre partir de nuevo con el alma desgarrada,
para siempre dormitar de nuevo en trayectos
/inacabables.
... No ha sabido cómo.
Su sueño era cada vez más profundo,
iba cesando,
casi habían cesado por fin los ruidos
/a su alrededor:
sólo alguna vez una risa como un puñal que brilla
/un instante en las sombras,
algún chillido como un limón agrio que pone
/amarilla un momento la noche.
Y luego nada.
Sólo la velocidad,
sólo el traqueteo de maderas y hierro
del tren,
sólo el ruido del tren.
Y esta mujer se ha despertado en la noche,
y estaba sola,
y ha mirado a su alrededor,
y estaba sola,
y ha comenzado a correr por los pasillos del tren,
de un vagón a otro,
y estaba sola,
y ha buscado al revisor, a los mozos del tren,
a algún empleado,
a algún mendigo que viajara oculto bajo un asiento,
y estaba sola,
y ha gritado en la oscuridad,
y estaba sola,
y ha preguntado en la oscuridad,
y estaba sola, y ha preguntado
quién conducía,
quién movía aquel horrible tren.
Y no le ha contestado nadie,
porque estaba sola,
porque estaba sola.
Y ha seguido días y días,
loca, frenética,
en el enorme tren vacío,
donde no va nadie,
que no conduce nadie.
... Y esa es la terrible,
la estúpida fuerza sin pupilas,
que aún hace que esa mujer
avance y avance por la acera,
desgastando la suela de sus viejos zapatones,
desgastando las losas,
entre zanjas abiertas a un lado y otro,
entre caballones de tierra,
de dos metros de longitud,
con ese tamaño preciso
de nuestra ternura de cuerpos humanos.
Ah, por eso esa mujer avanza (en la mano, como
/el atributo de una semidiosa, su alcuza),
abriendo con amor el aire, abriéndolo con
/delicadeza exquisita,
como si caminara surcando un trigal en granazón,
sí, como si fuera surcando un mar de cruces, o
/un bosque de cruces, o una nebulosa de cruces,
de cercanas cruces,
de cruces lejanas.
Ella,
en este crepúsculo que cada vez se ensombrece más,
se inclina,
va curvada como un signo de interrogación,
con la espina dorsal arqueada
sobre el suelo.
¿Es que se asoma por el marco de su propio cuerpo
/de madera,
como si se asomara por la ventanilla
de un tren,
al ver alejarse la estación anónima
en que se debía haber quedado?
¿Es que le pesan, es que le cuelgan del cerebro
sus recuerdos de tierra en putrefacción,
y se le tensan tirantes cables invisibles
desde sus tumbas diseminadas?
¿O es que como esos almendros
que en el verano estuvieron cargados de demasiada
/fruta,
conserva aún en el invierno el tierno vicio,
guarda aún el dulce álabe
de la cargazón y de la compañía,
en sus tristes ramas desnudas, donde ya ni se posan
/los pájaros?"

(La foto la hice en el comienzo de la tertulia de ayer, en la que nos visitó el catedrático de la universidad de Toulouse Javier Pérez Bazo, que nos hablará de su obra en la tertulia del próximo martes).


Hablando de tertulias literarias.

Ayer por la tarde reanudamos las tertulias en el café O-Este (Manuela Malasaña 9 de Madrid, a las 18,30, pues empieza la universidad tras las vacaciones), con una charla de nuestro tertuliano Javier Del Prado Biezma, catedrático de literatura de la Complutense, sobre el poeta y profesor Carlos Bousoño, uno de los grandes, fallecido en octubre del 2015.

Qué tendrán las tertulias...

En esta entrevista dije unas cuantas cosas sobre lo que significan para mí.

http://artesycosas.com/2014/11/hablamos-de-tertulias-con-justo-sotelo/

lunes, 11 de enero de 2016

Los libros son gente.

Me encanta sentarme en una terraza a leer y que haya gente leyendo alrededor.

La expresión de "gente" es del cazador "Dersu Uzala", de mi adorado Kurosawa, una de las películas que marcaron mi adolescencia y que volví a ver el otro día en video. Y si además esa "gente" lee una novela de Morrison, una de mis escritoras esenciales, entonces soy capaz de trasladarme a la taiga y entender el espíritu animado de las cosas.

En realidad me encanta la gente en el sentido del cazador animista de la película, las personas, las montañas, el mar, las piedras, los coches, la luna, la ropa, la risa, la música, los niños, el diálogo, el amor, la comida...

El lector implícito

Buenas tardes amigos, anoche terminé un pedazo de novela EXCELENTE, me ha dejado desnuda de cuerpo y alma.

Se llama Las mentiras inexactas, de Justo Sotelo


Primero quiero decir lo que he sentido como HUMILDE LECTORA y digo "he sentido" porque una cosa es leer y otra que el autor transmita y te haga vibrar con su novela hasta desnudarte y entregarte en cuerpo y alma a la lectura de sus palabras.

Es una novela excelente aunque no para todos los lectores, tienes que saber quien es Borges, Murakami, Lautréamont, etc.

"Lo que me desagrada es el exceso de ornamentación en la literatura, la crítica que refleja el verso de Lautréamont."¡Ah, si el mundo fuese como un inmenso culo! " ( página 75) ".

En esta novela hay que diferenciar dos cosas:

1) Continente perfecto, una portada perfecta, un tacto excelente, las páginas blancas y suaves, el tipo de letra perfecto, manejable, aquí quiero que Justo Sotelo felicite a Izana Editores por su magnífico trabajo. Los lectores apreciamos mucho esta parte cuando se produce.

2) Contenido excelente, personajes bien definidos, la trama ya la cuenta el autor, vuelvo a señalar : Y entró en una librería y se enamoró del librero.

(Como le sucede a la protagonista de mi novela "Las mentiras inexactas", profesora de literatura de la Complutense de más de cincuenta años, que se enamora de su ex alumno de veintitantos, dueño de una librería de la plaza Santa Ana, donde transcurre la novela. Es una reflexión sobre el futuro de la novela y las librerías, y también una historia de amor sobre la diferencia de edad).

En realidad la trama no es tan fácil, son muchas historias (mundos paralelos) que al escritor le gusta ubicar en una librería del centro de Madrid, después de cada párrafo hay otra historia mucho mas profunda y así sucesivamente. Muchísimos mensajes , pensamientos, realidades, sueños incumplidos, futuros inciertos , presentes miserables, pasados inventados... un maravilloso viaje de la mano de Justo Sotelo.

Curiosamente me he encontrado en dos de mis ciudades preferidas y conocidas, La Habana con su Malecón y Lisboa que Justo Sotelo describe , "Lisboa era una ciudad fascinante, deprimentemente fascinante..." página 197.

La novela se divide en tres partes, la primera un poco lenta, la segunda y tercera el ritmo es trepidante como si fuera un thriller, algo que los lectores agradecemos mucho ya que nos atrapa irremediablemente hasta el final.

Mi agradecimiento también porque he aprendido mucho de literatura, casi sin darme cuenta.
Me quedan muchas cosas que comentar pero no quiero ser pesada, además la voy a volver a leer.
Las mentiras inexactas es una novela ALTAMENTE ADICTIVA Y TÓXICA, los efectos secundarios provocan grandes felicitaciones al escritor.

Me resta pedir disculpas por los errores de escritura y decirte Justo Sotelo que quiero muchas novelas tuyas, sabes que lo digo con toda la sinceridad y si algo no me gustara te lo expresaría igualmente.

Como decía el Conde de Lautréamont :"El elefante se deja acariciar. El piojo no.

MUCHÍSIMAS GRACIAS Justo Sotelo

Por Ana Muñoz.

sábado, 9 de enero de 2016

Los "Cuentos de los Viernes" (Bartleby, 2015) llegan a Florida.

La Universidad de Jacksonville publica "Desayuno en París".

(Me gusta que sea este cuento en concreto, por el homenaje a Salinas y Brel, además de porque supone entrar en el sitio oficial de una universidad prestigiosa. Más adelante saldrá en papel).

http://www.ju.edu/spanish/Pages/Desayuno-en-Paris.a

viernes, 8 de enero de 2016

Hacia dónde va la literatura.

Hacia dónde va la literatura.

Ayer estuve repasando algunas obras musicales de Pierre Boulez, tras su muerte, y terminé preguntándome cosas sobre el arte en general y la literatura en particular, que, por otra parte, llevo preguntándome mucho tiempo (uno de los motivos por los que estudié Teoría de la Literatura).

La literatura actual es básicamente burguesa, decimonónica, capitalista, demasiado preocupada por el Marketing, los premios y el dinero.

Es una de las actividades artísticas que menos ha evolucionado en las últimas décadas, sobre todo si la comparamos con la música, la pintura o la arquitectura. Es como si los escritores tuviéramos excesivo respeto a escribir obras demasiado arriesgadas o literarias o poco comerciales.

Estoy convencido de que si no intentamos dar un paso más en cuestiones como el lenguaje, es posible que la literatura se muera pronto, pero de muerte natural.

Cada vez me interesa más lo que no se dice que lo que se escribe explícitamente en un texto. Si es verdad que vivimos una segunda oralidad gracias a Internet y las redes sociales, tras la muerte natural del paradigma romántico que no ha llegado a dos siglos, es esencial recuperar el mito, los símbolos, las imágenes, las metáforas, lo implícito, pero desde la actualidad.

(Esta foto me hace gracia. Fue en la presentación de mis cuentos en Madrid, y en ella parece que estoy en duelo dialéctico con Tomás Albaladejo, catedrático de literatura de la Autónoma de Madrid, mientras el poeta Javier Lostalé y el filósofo Román Reyes se encuentran a la expectativa de lo que pudiera pasar).

jueves, 7 de enero de 2016

Música, azar, literatura y cine.

Ayer murió Pierre Boulez (1925-2016), uno de los grandes compositores y directores de orquesta.

Mahler, Schonberg y Mallarmé me llevaron a él. Aunque su música es difícil, la defiendo porque es la música de mi época, con la que me identifico como evolución histórica y cultural.

Me gusta mucho la aproximación que hizo al poema de Mallarmé, "Un golpe de dados nunca suprimirá el azar", que denominó "Pli selon pli". Es un viaje a lo órfico en literatura y música. Son las dos caras donde el azar puede llevarnos y que Robert Mitchum interpretó en el cine en la irrepetible película de Charles Laughton.

La música con la Filarmónica de París es esta:
https://www.youtube.com/watch?v=W56pQqEVetA

El poema en Pleamar se puede leer aquí:
http://issuu.com/pleamar/docs/golpe_de_dados

miércoles, 6 de enero de 2016

"Día de Reyes"

Aunque no es viernes, uno de los "Cuentos de los otros".

(A partir de una anécdota que me contó mi padre cuando muy joven tuvo que exiliarse de España. Supongo que un día como hoy me he puesto más sentimental que de costumbre).

http://revistatarantula.com/dia-de-reyes/

martes, 5 de enero de 2016

Y entró en una librería y se enamoró del librero.

(Como le sucede a la protagonista de mi novela "Las mentiras inexactas", profesora de literatura de la Complutense de más de cincuenta años, que se enamora de su ex alumno de veintitantos, dueño de una librería de la plaza Santa Ana, donde transcurre la novela. Es una reflexión sobre el futuro de la novela y las librerías, y también una historia de amor sobre la diferencia de edad).

"Esa noche su sangre se transformó en energía femenina y masculina, una especie de vino que se bebieron la luna y el sol, y eliminó las arrugas de su rostro y su vientre. Desconocía cuánto tiempo había estado tumbada, desnuda, sin dejar de sudar. El camisón, arrugado y sucio, se había caído al suelo. Su cabeza giraba como una noria sin control, pero aun así encendió la radio. Había dormido toda la tarde y toda la noche. Se tomó una aspirina y un café, y se encontró mejor. El rostro de Sergio se hinchaba en su mente como un gigantesco neumático de automóvil, y hasta oía el su vasto e inmenso deseo de aplastar el universo con su fuerza. Había sangre en la sábana. Se llevó la mano a la frente, y no sintió las décimas de fiebre que demolían las paredes de su conciencia. Trató de calmarse con un segundo café, y después buscó sin éxito un paquete de cigarrillos. De lo más hondo de su corazón salió una sonrisa dirigida a las manchas fugaces, como su regla interminable; era una sonrisa enferma, a un paso del delirio. O se había vuelto loca y tenía visiones, o la sinrazón cegaba sus pupilas con los rasgos de ese crío. Se encerró en el cuarto de baño. Tocaba su cuerpo, pero no le pertenecía, intentaba limpiarlo, pero nuevas carcajadas se desplomaban en las esquinas de su garganta. Se vistió, y se sentó otra vez en la cama. Las paredes de la habitación se le caían encima (...) ¿Qué es lo que tenía que hacer, se preguntó mirando a la calle, volver a la librería y declararle su amor? Sergio no era más que un ególatra cuyo único afán consistía en mantener vivo su mundo. ¿Acaso podía considerarse una de sus amigas? ¿Qué podía aportarle a esas alturas de su vida? ¿No sería para él un sucedáneo de su padre, o de esa madre de la que casi le daba miedo hablar? Entonces, ¿por qué la había besado y acariciado? Era deseo, por supuesto, todavía podía despertar deseo en un hombre..."

"Las mentiras inexactas" (2012), Izana Editores, pp. 106 y 107. (La fotografía es del pintor Antonio Zaballos, y sirvió de prueba para la portada definitiva de la novela).

domingo, 3 de enero de 2016

Aún no quiero abrir los ojos. Ábrelos tú por mí, mira hacia afuera y dime lo que ves.

(Pensando en Jung y en el "numen" con el que relacionó a Freud con Nietzsche. A mí me gusta esa palabra para hablar del ingenio poético).