jueves, 31 de marzo de 2022

"Vivir con pasión en Madrid".

Las pasiones y los sentimientos no conocen fronteras, entre otras cosas porque van ligadas al cuerpo, y este es el punto en común más básico que compartimos los humanos.
 
Todo el mundo me lo dice siempre, es que tú solo sabes vivir la vida con pasión. Lo dijo hace poco en esta red social Cristina Cisneros, mi amiga gallega /leonesa. "Pones tanta pasión a los cuentos, como se la pones a la vida". Lo dicen mucho mis alumnos, al referirse a la intensidad con la que explico la materia de rigor, la misma atención que les pido a ellos. Lo dijo hace poco una de las poetas españolas que más valoro técnicamente, con dos magníficos libros de poemas publicados. "Tu amor de poeta es la pasión que tú mismo tienes por la vida". Los ejemplos son continuos y se repiten desde que era un niño. Recuerdo, ahora, cuando con 7 años me quise ir a la calle de paseo con mi primo Paco (mi gran amigo de la infancia) con casi 40 grados de fiebre y echándome el abrigo sobre el pijama. Mi madre me sorprendió abriendo la puerta y me obligó a volver a la cama, y me dio un beso, claro, me dio muchos besos.
 
Reconozco que me han dado muchos besos en mi vida.
 
Me los han dado de lado, inclinados, directos, bajo presión. Me han dado besos superiores, de broche, palpitantes, de contacto, besos para encender la llama, para distraer, besos nominales. Y besos con las pestañas, con un dedo, con dos dedos, besos que despiertan y demuestran. Besos del recuerdo, transferidos, lacrimosos, viajeros, al pecho y besos sin reloj, muchos besos sin reloj, que son los que más me gustan. 
 
Cómo no iba a vivir la vida con pasión, con lo bien que he besado y me han besado. Y escuchando, además, canciones como esta en la Puerta del Sol de Madrid, por donde tanto me gusta pasear, un lugar universal:
 

miércoles, 30 de marzo de 2022

"Milagros López, Leda y varios de mis alumnos en la tertulia del Café Gijón de ayer por la tarde".

La protagonista de "MM2033", la primera novela que ha publicado la filóloga murciana Milagros López, sobre una distopía en torno a la Manga del Mar Menor, se llama Leda. Nada más empezar su lectura recordé la bella historia mitológica de Leda y el cisne. Las fuentes son abundantes y tienen un denominador común, a Leda, la esposa de Tindáreo. Zeus se enamorará de ella, y la seducirá adquiriendo la forma de un cisne (después Miguel Ángel la pintará, se perderá esa obra, pero será reproducida muchas veces como en el caso de esta copia anónima, tal vez de Rosso Fiorentino, que está en la National Gallery de Londres, 1530, y que he acabado poniendo en Facebook junto a las fotografías de Milagros y mis alumnos Alejandro, Elisa y María Eugenia, y la mayor parte de los tertulianos de ayer). Leda y el cisne se unen como sucede con el agua dulce y el agua salada del Mar Mediterráneo y el Mar Menor.

Y vamos desde el año 2018, en el que empieza la historia de Leda, la joven profesora de inglés en un instituto de Murcia, casada y con dos hijas pequeñas, hasta 2033, en capítulos alternos, en una obra con resonancias de "Fahrenheit 451", "1984" o "Un mundo feliz", y una estructura clásica, con una atmósfera que gusta mucho a su autora, del modernismo inglés, Henry James, Katherine Mansfield o Virginia Woolf. En el año 2033 los efectos climáticos derivados del drenaje de la laguna salada, Inmensa Palus, han sido devastadores. Con el fin de sofocar el caos, el Sistema se erige en gobierno de la Región al amparo de las leyes de aquel ejecutivo implacable. Los objetores son detenidos; un ejército de guardianes se despliega por la comarca y se cierran las fronteras, y todo atisbo de vegetación queda sofocado bajo el hormigón. Los ciudadanos se ven obligados a vestir uniformes que determinen su oficio y a decantarse por uno de los tres tipos de relación, apertura, fidelidad o celibato. Y así la vida de Leda transcurre entre puestos de control; su trabajo como formadora, las salidas durante las horas permitidas por el toque de queda y una visita al mes para ver a sus hijas, Aterina y Beatriz, hasta que aparece la operaria Mussa, y Aterina resulta ser mucho más que su hija, y conoce a Sargo, capitán del Frente Joven de la Resistencia porque, efectivamente, hay una Resistencia que viene a retar al Ejecutivo, a tambalear los cimientos del Sistema y aspira a reconquistar la Región.
 
La tertulia resultó apasionante, con intervención de casi todos los tertulianos y algunas preguntas que hice a mis alumnos.
 
Ahora me voy a la Universidad escuchando con los cascos la banda sonora que me imaginaba mientras la leía la novela, con la voz de Björk y la Royal Opera House, desde el Covent Garden, y volvemos a Londres, como el cuadro perdido de Miguel Ángel:
 

martes, 29 de marzo de 2022

"Una novela distópica en torno a la destrucción del Mar Menor en la tertulia de hoy del Café Gijón".

A la escritora y profesora murciana Milagros López la conozco hace muchos años por esta red social, pero de una manera real desde el pasado septiembre en que nos encontramos paseando por la Feria del Libro de El Retiro. Y quedamos en que se acercaría a la tertulia este curso, lo que va a hacer esta tarde, aunque aún sea por Zoom. Aparte de que la considero una estupenda escritora, la destrucción del Mar Menor es algo en lo que podríamos pensar mucho más de lo que lo hacemos. Tengo cariño a este lugar del Mar Mediterráneo ya que veraneé allí de niño. Por encima de todo me parece que es una historia de amor y da igual que ese amor sea entre un hombre y una mujer o entre dos mujeres, desde la perspectiva LGTB.

En este video de Youtube aparece Milagros hablando de la novela en la Feria del Libro del año pasado en Murcia:
 
 

 

lunes, 28 de marzo de 2022

"La flecha del tiempo".

La entropía es la ley por la que se rigen procesos que consideramos irreversibles, pero no porque exista una fuerza física que obligue a las partículas a comportarse de esa manera; sino porque es lo más probable que suceda.

Ayer despedimos a mi maestro en el mundo de la Economía. Tenía 79 años, aunque es verdad que en los últimos años no lo pasó bien. Ayer estuve con su mujer, con sus hijos y nietos. Una de sus nietas, María, es alumna mía en este momento en la Facultad. Mientras me tomo el primer café del día pienso en esta forma curiosa que tiene la Naturaleza de comportarse, como si se tratara de un círculo que se realimenta siempre a sí mismo. Luis Rodríguez Sáiz, catedrático de Política Económica de la Universidad Complutense, me dio clase en el CUNEF en 5º de Carrera, después me dirigió la tesis doctoral "El venture capital como instrumento de financiación en España", y escribimos muchos artículos juntos. En parte debo la Cátedra a sus enseñanzas, a la rigurosidad con la que lo trataba todo. También me enseñó a ser riguroso con mis libros de literatura. Siempre me decía que había que buscar la excelencia, tanto en lo intelectual como en el comportamiento con los demás. Luis me abrió muchas puertas y siempre se lo agradecí. Otra cosa que aprendí de él es que hay que ser agradecido y vestirse por los pies, algo que también aprendí de mis padres. La entropía permite establecer la "flecha del tiempo". El universo evoluciona siempre a ese estado de menor información o de destrucción de la información. De alguna manera es más sencillo destruir que construir, y separar el pasado del futuro. 
 
Seguiré enseñando mi particular forma de ver el mundo a María, de construir el mundo. 
 
Lo aprendí de su abuelo, mi maestro.
 

 
 

 
 

 

domingo, 27 de marzo de 2022

"Con Yolanda Brown en Ocaña, en el Día Mundial del Teatro".

Ocaña, en Toledo, es un bonito lugar para hablar de la tesis que la filóloga Yolanda Brown está escribiendo sobre mi obra literaria en la Universidad Autónoma de Madrid. Como tiene una casa allí, fuimos a verla, pero antes comimos en el restaurante El Comendador de su Plaza Mayor.
 
Ya sé que soy un romántico empedernido, y siempre que me acerco a un sitio intento captar su atmósfera y su historia. Me gusta saber que una de las obras más conocidas de Lope de Vega (1562- 1635) se titula "Peribáñez y el comendador de Ocaña" (1614). A veces se representa en los teatros de Madrid, así como en la Plaza Mayor de las fotos. Una de las asignaturas del máster de Literatura Española que hice en la Universidad Complutense era "Lope", con el profesor Manuel Fernández Nieto, y me lo pasé estupendamente. Además en la carrera de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada estudié una "Literatura del siglo XV" impartida por José María Díez Borque, del que guardo una edición del Peribáñez (en la tercera foto), y esto también me hace ilusión. Su mujer, la profesora Ángela Ena, me dio la asignatura "Valle-Inclán" que me apetecía estudiar y conocer con detalle, convencido de que tan solo desde el conocimiento se logra escribir una buena y perdurable obra literaria. Hablamos, pues, del enfrentamiento entre dos hombres que no tienen nada en común. El Comendador, don Fadrique, representa al poder establecido, aquel hombre omnipotente que piensa que todo lo que ve y lo que desea está a su alcance por el mero hecho de que él lo quiere (como se ve esto ha sido habitual en la historia de la humanidad y no solo en los siglos XX y XXI). El villano, Peribáñez, hombre sencillo, modesto, un trabajador del campo, honrado y leal, no tiene más que sus tierras y ahora a Casilda, su mujer, la aldeana con la que acaba de casarse. El Comendador se encapricha de Casilda y está dispuesto a lo que sea con tal de hacerse con el favor de esa mujer. Al final Peribáñez se toma la justicia por su mano. Como dice Menéndez Pelayo, es la copla puesta en los labios de la esposa y cantada después por los labradores, "Más quiero yo a Peribáñez /con su capa la par­dilla /que no a vos, Comendador, /con la vuesa guarnecida". Esta obra puede colocarse, por el tema, junto a "Fuenteovejuna" y "El mejor alcalde, el rey". En las tres Lope se sitúa al lado del pueblo, pero a diferencia de "Fuenteovejuna" no hay un drama social, sino la ven­ganza de un honor ultrajado. El ofensor es un noble y el ofendido su vasa­llo; no obstante, este no duda de la dependencia que los une, porque no es un rebelde social: "Soy vasallo, es mi señor, /vivo en su amparo y defensa; / si en quitarme el honor piensa, /quitaréle yo la vida". En Peribáñez, Lope concede una mayor humanidad al agresor, ya que don Fadrique es apreciado por todo el pueblo. "Si aquí /el Comen­dador muriese, /no vivo más en Ocaña. /¡Mal­dita la fiesta sea!", dice Peribáñez. Sin embargo, le trastorna la pasión y no retrocede ante nada para satisfacer el deseo que le consume, hasta que al sen­tirse mortalmente herido vuelve a ser el noble caballero y reconoce que "me han muerto con razón". 
 
Esta es la obra completa, grabada en la Plaza Mayor, precisamente. El teatro tal vez sea el arte más vivo, 400 años después:
 

sábado, 26 de marzo de 2022

"Comiendo ayer en Casa Manolo con Javier del Prado".

"La ciudad universitaria estaba atascada, y tardaron media hora en llegar. A ella no le importó gran cosa; sabía que el restaurante estaba lleno de magia, en los juguetes de la vitrina que separaba los dos comedores y en el mismo fricasé que todavía no se le había olvidado preparar al cocinero. En la vitrina había juguetes antiguos, muñecas de rostro perfecto, trenes de hojalata, coches extraños, payasos melancólicos, pelotas desinfladas, aros irrespetuosos con la lógica, patinetes que parecían bicicletas. Eran juguetes aún más antiguos que ella, fragmentos de lata encerrados en una vitrina.
 
Era uno de los restaurantes favoritos de Neruda, dijo Nora mientras atravesaban la cafetería. Había fotos del Madrid antiguo colgadas en las paredes, en blanco y negro, un Madrid desaparecido hacía tiempo (...) José Luis Sampedro entró en el restaurante con Olga Lucas". 
 
Son dos párrafos de mi novela "Las mentiras inexactas", página 99. Ayer viernes el poeta, profesor y crítico literario Javier del Prado y yo comimos en este restaurate de Moncloa, junto a esa vitrina de juguetes antiguos que he descrito. El dueño, José Ramón, con el que siempre he hablado de literatura, se acaba de jubilar, y ahora el restaurante está a cargo de sus tres hijos. Lo mío fue una ensalada de canónigos y un risotto de trufas, y lo de Javier unas mollejas y media ración de callos a la madrileña, con un buen Rioja. La comida la pagó Javier y además me dedicó el libro de sus compañeros de la Universidad Complutense después de su jubilación: "Poeta, entre profesor y crítico. Homenaje a Javier del Prado". Javier es uno de los intelectuales más prestigiosos que tenemos en este país, como profesor y crítico, y un poeta que debería ser más conocido. Javier es un creador. Lo esencial de un poeta (de cualquier artista de este siglo XXI que pretenda comunicar algo nuevo tras Rilke, Eliot o JRJ) es tener, como es lógico, un estilo propio, y saber de literatura. Se crea y se construye desde el conocimiento, lo que sucede con el edificio del arquitecto, que no queremos que se caiga, la escultura del escultor, el cuadro del pintor, la sinfonía del músico, la película del director de cine y el texto del escritor. Si un texto se me cae de las manos es como si se me cayera un edificio encima.
 
Ayer repetí a mis alumnos en clase que nunca pierdan la curiosidad por el conocimiento, uno de los secretos de la felicidad. Ni desde luego las ganas de escuchar una buena música, como este Sibelius absolutamente magistral, al que Javier se ha acostumbrado ante mi insistencia:
 

viernes, 25 de marzo de 2022

"Si alguien nos recuerda al gran personaje de "El paciente inglés", ese es Justo".

Es una frase que escribió hace tiempo la escritora y música leonesa Marta Muñiz Rueda, tras conocernos personalmente en León en la presentación de mi libro "Cuentos de los viernes" en 2015 (ella está en primera fila en la tercera fotografía). Luego nos hicimos buenos amigos, le presenté una de sus novelas y ella me dedicó un poema. Hace tiempo que no nos vemos, aunque estuvo en la tertulia on line del Café Gijón del año pasado presentando un libro de relatos. Y el motivo de citarla esta mañana de viernes lluvioso en Madrid es que ayer, al mediodía, me envió un Wasap porque se acordaba de mí y deseaba compartir conmigo dos interpretaciones de la directora de orquesta mexicana Alondra de la Parra (además el marido de Marta es mexicano). Ella estaba escribiendo un artículo para un blog en el que participa, sobre las mujeres directoras, descubrió a Alondra y se dijo que a mí me gustaría escucharla (Alondra está en la segunda foto).

A lo largo de mi vida me han pintado retratos, compuesto canciones y escrito y dedicado poemas y novelas. Y me han regalado muchas flores, por supuesto (incluso tuve una vez un enamorado que no se conformaba con intentar conquistarme con flores y me regalaba los tiestos enteros). Aun así, el romanticismo del poema que me dedicó Marta me sigue pareciendo subyugante. 
 
"El paciente inglés". 
 
A Justo Sotelo. 
 
"Déjame que te hable de los vientos.
Gobiernan la apariencia de las cosas.
Existen muchos tipos,
Manipulan a dioses y demonios.
Hay vientos que enloquecen la cordura,
Los hay que levantan cortinas carmesí, sangre de polvo,
Arenas que derriban las fronteras
Que impusieron fantasmas invisibles.
Donde hubo un día agua
Hoy serpentean dunas
Pero nuestros ancestros dibujaron
(como tú lo haces hoy en tu libreta)
La libertad cristalina de un grupo de bañistas.
Te amé con la furia del simún
En medio de un desierto ciego y sordo.
Te seguí amando en las ciudades nuevas
Y te amaría en cada hotel o yacimiento que inmune y cómplice nos cobijase.
Caminé bajo el sol a la intemperie
Caminé como un mar enajenado,
Maté por ti a hombres inocentes,
Le vendí mi alma al enemigo
Y no pude salvarte de la muerte.
Te llevé fría y frágil en mis brazos,
Sin aliento ni llama que pudiera amortajar la ira y el deseo.
Ese amor que te sesgó la vida como un rayo que asiente y amenaza
Desdibujó el camino de los mapas
Y subsistió en un libro de Herodoto.
Sin ti ya no hay mañanas.
Sin ti la arena, el sol,
Son espejismos.
Pero prometo viajar siempre contigo.
Seamos polvo, cenizas, huesos rotos,
Corazones de vuelo interminable
Hasta llegar al Palacio de los Vientos.
Si existe algo capaz de vencer a la muerte
Es todo aquello que tu cuerpo y el mío
Crearon para decirle al mundo
Que dos amantes solos
Pueden justificar el universo". 
 
(c) Marta Muñiz Rueda.
 
Tras releerlo, me dan ganas de meterme directamente en la película de "El paciente inglés" (primera foto), con ese amor imposible entre los dos protagonistas, pero me voy a ir a clase escuchando una de las obras que me envió Marta (la otra fue el Danzón nº 2 de Arturo Márquez), dirigida por Alondra de la Parra, en un teatro de París, la bella "Huapango", del mexicano José Pablo Moncayo (1912-1958), la obra inspirada en los sones de Veracruz, tales como "El Siquisiri", "El Balajú" y "El Gavilancito":
 

jueves, 24 de marzo de 2022

"La poesía del Café Gijón".

Ayer me recordó esta red social unas fotografías del año 2019 de la tertulia literaria del Gijón. En la primera estoy con el catedrático de literatura Javier del Prado y con el sacerdote y poeta de Zaragoza Fernando Vallejo Ágreda, en la presentación de su libro de poemas "Cuaderno verde". Lo que son las cosas, hace unos días Fernando me pidió un prólogo para su próximo libro de poemas que saldrá en 2023. Le dije que sí porque sus poemas buscan la trascendencia y la profundidad, desde la sencillez y el conocimiento, tanto del alma humana como de la literatura. Su editor, Antonio Benicio Huerga, de "Los libros del Mississippi", me escribió ayer por la tarde un Wasap para darme las gracias con cariño, y deseaba que pronto podamos volver a esa cripta del café del Paseo de Recoletos, entre las plazas de Cibeles y Colón.
 
En aquella presentación dije que el libro de Fernando me recordaba una música de Schumann, la misma que estoy escuchando ahora mientras me tomo un café.
 
Es cuestión de arlequines y carnavales:
 

miércoles, 23 de marzo de 2022

"Una tertulia con uno de los escritores esenciales del siglo XX y la música de Bach".

El escritor peruano Julio Ramón Ribeyro fue fiel a la gran literatura, escrita por los autores de los que aprendió y nunca dejó de leer, en busca de la calidad a la que siempre se llega a través del esfuerzo, la dedicación y el estudio (me refiero a Poe, Maupassant, Stendhal, Flaubert, Chéjov, Proust, Borges, Cervantes). Esto le ha supuesto ser uno de los mayores cuentistas del siglo pasado, siendo fiel a su sensibilidad artística en medio de un contexto que anunciaba cosas distintas. Escribió unos textos perdurables, resistentes a su tiempo y a cualquier época, lo que le convierte en un clásico. Toda su obra puede releerse sin que se te caiga de las manos, lo que me ocurre a menudo con tantos escritores, actuales y pasados. En sus páginas encuentro gran precisión, exactitud en la expresión, belleza, ironía, humor, sencillez y ternura. "Los gallinazos sin plumas" es uno de los ejemplos de lo que acabo de decir, un cuento que es pura literatura, con un valor literario intrínseco y lingüístico, sin olvidar los aspectos sociales. Contiene espléndidas figuras poéticas, como la metáfora del título o esa imagen de la hora celeste (las 6 de la mañana inicial que luego se va transformando), los símiles, las enumeraciones, los epítetos, las anáforas, las personificaciones. Es un ejemplo brillante de "espacialización del tiempo", algo que busco en las narraciones contemporáneas, como signo de buena literatura.
 
Ayer lo analizamos entre todos en la tertulia del Gijón. Desde una de mis alumnas, María Eugenia, con sus 19 años (no suelo invitar a mis alumnos a la tertulia, alrededor de 500 todos los años, pues tienen muchas cosas que estudiar y muchos exámenes), hasta Javier del Prado, pasando por Luisa Ballesteros, Almudena Mestre, María José Muñoz Spínola, María José Beltrán, Mariola Satorre, Francisca Arias, Mariwan Shall, Peter Redwhite, José Félix Sáenz Marrero, Miguel Ángel Yusta, Juan Tena y la escritora murciana Milagros López, que será nuestra invitada la semana que viene, con su última novela, de la que hablaré en otro momento. La tertulia comenzó con la música de guitarra de Chema Menéndez y su homenaje a Ribeyro a través de la música de Bach, el compositor favorito del escritor peruano, y el Preludio de la Suite 1 para cello:
 
Hubo una vez en que yo también tuve 19 años, como Eugenia, y ya me gustaba hablar de literatura.
 












 

"Casi unos versos de Emily Dickinson".

Ayer me envió por Wasap mi amigo y editor Pepo Paz Saz esta foto en compañía de la poeta Rosana Acquaroni, con mi última novela en la mano, "Poeta en Madrid". El poeta madrileño se ha ido con ellos, como hizo Lorca, a Nueva York, a lo alto del Rockefeller Center, con el Central Park justo detrás. Él ha editado mis libros "Entrevías mon amour" (2009), "Cuentos de los viernes"(2015) y "Cuentos de los otros" (2017). En este libro hay dos cuentos breves de la última vez que estuve en Nueva York.
 
Uno de ellos dice lo siguiente:
 
"El autobús se dirige monótonamente al aeropuerto JFK. Mendigos, prostitutas, chaperos y policías a ambos lados de la vía.
A ella la cachean como si les fuera la vida y después me toca a mí. Me prestan menos atención, pero me obligan a quitarme las sandalias. El suelo está frío, sin sudor. Nos miramos, nos encogemos de hombros y sonreímos, aunque no nos conocemos. Quizá sea argentina o brasileña. Poco después vamos hacia la cafetería. Estamos obligados a esperar en la misma sala a que nos embarquen. Todavía no hablamos, aunque me gustaría encontrar una excusa. Su belleza llena un aeropuerto lento que se despereza poco a poco. Nos sentamos juntos en el interior del avión, en la fila 9. Ella saca un libro de su bolso de cuero, gira la cabeza y me dice: “Como no pude esperar el amor, tú lo esperaste por mí”.
 
Es demasiado hermosa, pienso, sin atreverme a decir nada.
Debo tener cuidado".
 
("Casi unos versos de Emily Dickinson", Cuentos de los otros, p. 20).
Se me olvidaba la música para las calles de Nueva York, que podría ser esta, claro:
 

"La literatura del escritor peruano Julio Ramón Ribeyro en la tertulia del Café Gijón".

Hablaremos entre todos los tertulianos de su cuento "Los gallinazos sin plumas", que considero una de sus obras maestras, aunque en realidad adoro toda su obra:
 
Este es un documental sobre el escritor, que empieza de una forma maravillosa: 
 
"He tenido muchos profesores de literatura, pero solo un maestro, mi padre. Un día me dijo, ¿tú sabes que hay un escritor mejor que Flaubert, que se llama Stendhal, y un escritor mejor que Stendhal que se llama Proust? De este modo abría para mí un panorama ilimitado de lecturas. Esta, yo creo, fue una de las circunstancias principales que fomentó mi vocación de escritor".
 
Dice la mujer de Ribeyro en el video que le gustaba mucho Bach, como me ocurre a mí, por ejemplo, estas variaciones en las manos de Gould, que son pura poesía en el Día de la Poesía:
 

domingo, 20 de marzo de 2022

"La librera de París".

Ayer me pasé buena parte del día caminando por París sin moverme de Madrid. En casa me regalaron por el Día del Padre la novela "La librera de París", de la joven escritora norteamericana Kerri Maher, que vive en Massachussets (segunda y tercera fotografías). Cuenta la fundación por parte de otra joven norteamericana, Sylvia Beach, en 1919, de la mítica librería "Shakespeare and Company", en el 12 rue de l´Odeon. Abierta hasta el año 1941 debió cerrar después de la ocupación alemana. Beach no quiso vender la primera copia de la novela "Finnegans Wake", de James Joyce, a un oficial alemán; fue arrestada e internada unos meses en un campo de concentración y la librería se cerró. Años más tarde se abrió cerca de allí una librería con el mismo nombre como homenaje, que es donde aparezco yo en la fotografía, enfrente de la catedral de Notre Dame y en la orilla izquierda dal Sena (siempre que voy a París le indico al taxista que me lleve a Saint Michel directamente, pues aquella es mi particular entrada a París). Entre otras cosas la novela habla de la amistad de Beach con Joyce, y cómo ella termina convirtiéndose en su editora (este 2022 estamos celebrando los primeros 100 años del "Ulises", una de esas novelas que van a pasar a la Historia de la literatura, sin duda). Mientras ayer volvía a pasear por Saint-Germain-des-Prés, y entraba en otras librerías, en los cafés literarios del Barrio Latino y me sentaba a tomar el sol en un banco de las Tullerías mientras me comía un helado de Amorino, recordé algunas de las grandes obras de los escritores de la Generación Perdida, entre los que estarían William Faulkner, John Steinbeck, Sherwood Anderson, Ezra Pound, Ernest Hemingway, Erskine Cadwell, Francis Scott Fitzgerald y John Dos Passos, a los que conoció Sylvia Beach, junto a Gertrude Stein y tantos otros. 
 
Me gusta encontrarme con otras enamoradas de la literatura como yo (Kerri Maher está en esta red social) y leer sus libros, igual que le ocurrió a Woody Allen a la hora de rodar su "joya" sobre París y esa generación de escritores con una música de acordeón que me habla de amor:
 

sábado, 19 de marzo de 2022

"La bicicleta, la ética y los preludios, en el Día del Padre".

Aún la conservo. En ella mi padre me enseñó a montar y a mantener el equilibrio en esta vida. No tardé mucho en leer a Aristóteles y la "Ética a Nicómaco" dedicada a su hijo y conocer la idea esencial del "mesótês", el verdadero equilibrio, el justo medio como virtud ética. Mi vida está dominada por la pasión, por supuesto, pero desde ese equilibrio que él me enseñó, algo que procuro repetir siempre a mi hijo y a mis alumnos.

Otro de los recuerdos de los veranos de mi infancia son los paseos que hacía con mi padre antes de que saliera el sol en la casa de la sierra. Me hablaba de los nombres de las cosas, las nombraba casi por primera vez para mí, las estrellas y las plantas, los pájaros y los árboles, la historia del perro Barba que una vez se enfrentó a una manada de lobos. Un día me despertó a las seis de la mañana y me dijo que quería llevarme a lo alto de la montaña. Yo me desperecé entre grandes aspavientos, me mojé los ojos con la punta de los dedos, me tomé la leche con Cola Cao que siempre me preparaba mi madre y salí, aterido, al camino. Venga, Justito, ya queda poco, dijo tras atravesar la garganta que bajaba de la montaña, después de dos horas de caminata. Observé la inmensidad del valle, y luego lo miré a él. Tenía un rostro de serena felicidad, y comprendí que lo importante no había sido llegar hasta allí.
 
Mi padre también me enseñó a amar la música, regalándome discos como este:
 

viernes, 18 de marzo de 2022

"La llama doble".

"Cuéntame otra vez la historia de "Amor y Psique", dijo ella con una mirada luminosa. La conoces de sobra, dijo él tras abrir la ventana y encender un cigarro. Lo único que quiero es que vuelvas a hacerme el amor como antes, sonrió ella envolviéndose en la sábana.

Algunos dicen que el alma de los amantes no es más que una imagen del alma universal, dijo él echando el humo por la nariz. Se giró y le pidió que se quitara la sábana. Ella le obedeció y lanzó la mirada lejos. No me mires así, se quejó entonces. Cuando me miras así es cuando me siento desnuda de verdad. Se levantó, se acercó a él y lo abrazó. ¿Crees que existen leyes para el amor?, dijo entonces sacando la cabeza por la ventana y sintiendo frío. Él aplastó la colilla contra el marco de madera de la ventana. Vas a originar un incendio como no tengas cuidado, rió ella. Y habrá dos llamas en vez de una, la cogió él en brazos y la llevó a la cama. 
 
Ninguno apagó la lámpara de la alcoba".
 
("La llama doble", Cuentos de los otros, 2017, Barteby, p. 80).
 
(Hacía muchos viernes que no ponía uno de mis cuentos breves en esta red social, aunque este no forme parte de los "Cuentos de los viernes" (2015), que también publicó Bartleby. Tras leerlo me han venido a la cabeza el cuadro "Amor y Psique" (1638), de Anton van Dyck, que está en la Royal Collection de Londres, y una de las obras más conseguidas de Chaikovski, su fantasía sinfónica sobre los dos amantes, Paolo y Francesca, que inmortalizó Dante en el "Segundo Círculo" del infierno, un lugar perfecto para morir amando toda la eternidad, que es como me parece que hay que vivir después de morir: 
 

jueves, 17 de marzo de 2022

"El rey del glam de Madrid".

Este lunes pasado se cumplieron dos años desde que empezara el confinamiento. Ayer se lo recordé a mis alumnos en clase, y se me ocurrió mencionar la Feria del Libro del Retiro del año anterior. Les enseñé esta foto con varias alumnas que pasaron a verme. En ese momento les hablé del "rey del glam", la famosa canción de Carlos Berlanga, el hijo del director de cine que murió hace ya veinte años. Berlanga fue una de las figuras de la "Movida madrileña" tras crear grupos como Kaka de Luxe, Alaska y los Pegamoides, y más tarde Alaska y Dinarama para acabar cantando en solitario en los noventa. Y fue pintor y diseñador gráfico. Ayer por la mañana aproveché para hablar a mis alumnos de esta época, la de la transición política, ya que me gusta relacionarlo todo, incluso aquel periodo esencial de la vida española. Como dije en la última tertulia del Gijón si las artes pueden estar relacionadas entre sí, también lo están con la ciencia y con la vida en general. Ahora mismo hay una exposición sobre la obra de Carlos Berlanga en el Centro Niemeyer de Avilés, que me apetece visitar:

Yo era demasiado joven cuando aquella movida de mi ciudad, pero no me importaría ser el rey del glam, como me han dicho más de una vez:
 

miércoles, 16 de marzo de 2022

"En la tertulia de ayer del Café Gijón celebramos los 150 años del director de cine aragonés Segundo de Chomón, y recordamos al actor William Hurt, recientemente fallecido".

Este 2022 se cumplen los 150 años del nacimiento de Segundo de Chomón, uno de los creadores del cine mundial (Teruel, 1871-París, 1929). Por ese motivo el escritor Peter Redwhite nos habló de él en la tertulia literaria de ayer por la tarde, de cómo se convirtió en uno de los primeros creadores de sus técnicas, el color, el montaje y la ciencia ficción. Fue militar en Cuba, estudió ingeniería y comenzó su carrera cinematográfica en Barcelona. Se instaló en París, donde trabajó con los hermanos Pathé. Luego viajó por Italia y Marruecos y regresó a París. Peter estuvo realmente espléndido, como también lo estuvieron nuestro crítico cinematográfico particular de la tertulia Eduardo Larrocha Carbajo, Luisa Ballesteros en París, Mirta Amanda Barbontti en Italia, Antonio Tello desde Argentina, Javier del Prado, María José Muñoz Spínola, Miguel Ángel Yusta, José Félix Sáenz Barrero, Mariwán Shall, Juan Tena, Chema Menéndez, en fin, todos. Hacia mitad de la tertulia me referí a la conexión de todas las artes, la literatura, la pintura, el cine, etc.

 
La obra de Chomón únicamente es comparable al legado de Méliès, inmortalizado por Scorsese. Sus aportaciones técnicas y visuales son una de las raíces de cine fantástico (Murnau y el expresionismo alemán), y el cine animado y coloreado. El Griffith de ‘"Intolerancia" (1916) utilizó técnicas inspiradas en su obra, y también el de Burter Keaton. En los últimos años su obra se está rescatando del olvido. La profesora Leigh Mercer, de la Universidad de Washington, estima que Chomón es una de las matrices del cine moderno más audaz y subversivo, el cine surrealista que fundan Buñuel y Dalí. Tres de sus obras experimentales, "El hotel eléctrico", "El escarabajo de oro" y "Una excursión incoherente" se anticiparon nada menos que a "Un perro andaluz". Igualmente, Kristin Hunt, reconocida especialista norteamericana en cultural pop, estima que la influencia de Chomón llega hasta la cinematografía de vanguardia de la segunda mitad del siglo XX, como David Lynch, y series como "Mad Men" y "Breaking Bad". Otra de sus últimas obras y también de gran importancia será "Napoleón" (1927), dirigida por Abel Gance, en la que se encuentra un sólido trabajo de Chomón en determinadas escenas, al utilizar sus propias técnicas e ideas para acelerar el ritmo de rodaje, el uso de las maquetas y los efectos pirotécnicos para recrear el asedio a algunos puertos o la mezcla de grabados con imagen real.
 
Cuando íbamos a terminar Francisca Arias quiso rendir un tributo al maravilloso actor William Hurt, fallecido con 71 años. ¿Quién no recuerda "El beso de la mujer araña", "Al filo de la noticia", "El turista accidental", "Hijos de un Dios menor" y "Fuego en el cuerpo", con la espléndida Kathleen Turner y esta música. En fin, un actor con una presencia apabullante delante de la cámara, de los últimos del cine de Hollywood: