lunes, 14 de marzo de 2022

"Un domingo en el campo escuchando a Ralph Vaughan Williams".

Los seres humanos somos como un río, como el que escuché ayer tras comer en el Valle del Tiétar, observando la nieve en lo más alto de Gredos. La música me alimenta, como el agua de los ríos en su deshielo. Hacía tiempo que no escuchaba varias horas seguidas la música del inglés Ralph Vaughan Williams (1872-1958), y ayer me la llevé en el coche.
 
La escuché por primera vez en directo en el Albert Hall de Londres hace muchos años. En aquella época mi mente ya había asimilado la tradición germánica con Bach, Händel, Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Schumann, Liszt, Mendelsshon, Brahms, Wagner, Mahler, Strauss y Bruckner, y estaba preparada para entender a Schönberg, Webern y Berg. El agua rebosaba el cauce de mi río interior. Por esa época no me perdía ningún concierto de la llamada música clásica contemporánea del Auditorio de Madrid o el de cualquier ciudad en la que me quedara a dormir (lo primero que preguntaba con la llave en la mano al encargado del hotel era si había algún concierto aquel fin de semana). Y de improviso apareció la "Sinfonía Londres" de un músico que no había escuchado apenas. En directo, en aquella sala donde todo suena de maravilla, como esa sinfonía, que no acerté a saber si suponía otro nuevo paso para la música o la consolidación de la antigua (con Benjamin Britten siempre lo he tenido más claro). El refinamiento orquestal es evidente, como se pone de manifiesto con su "Sinfonía Antártica", la Séptima (la Novena la terminó con 85 años, unos meses antes de su muerte).
 
Ayer atravesé valles aún mojados y subí y bajé montañas llenas de luz escuchando su bella "Fantasía Tallis". No estaba en la catedral de Gloucester, donde se estrenó la obra en 1910 y se escucha en el video del final, pero tengo mucha imaginación y es como si hubiera estado allí. 
 
"Why fum'th in fight the gentiles spite?"
 
Esta es la tercera de las Nueve tonadas de salmo para el salterio del arzobispo Parker, de Thomas Tallis (1505?-1585). Vaughan Williams se inspiró en ella para esta fantasía, como hizo más veces con la música inglesa del Renacimiento.
 
Esta es la breve pieza de Tallis:
 
Y esta es la delicadísima obra de Vaughan Williams:
 
Y yo soy un "contemporáneo" de un hombre del Renacimiento y de otro que vivió entre los siglos XIX y XX. Lo observo todo desde los siglos XX y XXI, los míos.
 



 

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