viernes, 31 de julio de 2020

"Cuando la literatura y el arte se dan la mano, y buscan reflexionar sobre el mundo que nos ha tocado vivir".

Antonio Tello Argüello (Villa Dolores, Córdoba, 3 de agosto de 1945) es un poeta y narrador argentino afincado en Barcelona desde hace muchos años que ayer continuó con la idea de lo bello, lo sublime y lo siniestro a partir de mis últimas publicaciones sobre el tema. Me apetece reproducir su texto de ayer porque, aparte de ser uno de los destacados escritores que tenemos en España y aludirme a mí, en él aparecen dos cuadros míticos de Botticelli y Goya. Los escritores también estamos para hablar de lo que ocurre en el mundo a través de la palabra.

"Hace unos días Justo Sotelo hizo un interesante comentario en su muro sobre "Dante y Virgilio en el infierno", un inquietante cuadro que el francés William-Adolphe Bouguereau pintó en 1850, y me recordó otro comentario que hace unos años hice sobre el horror y la belleza ejemplificado con "El nacimiento de Venus", de Botticelli, y "Saturno devorando a uno de sus hijos", de Goya.

Un fragmento de aquel comentario decía:

"Hay obras plásticas, escultóricas y literarias que tienen la capacidad de provocar en quien las mira o las lee confusión o una perturbadora contradicción emocional. Esto sucede con aquellas creaciones en las cuales el artista se adentra en lo más profundo del alma humana y constata angustiado que la belleza no siempre es ajena al horror. No lo es en la medida que el creador ha de valerse de aquélla para descubrir éste a los demás. Los mitos, como los ritos ancestrales, son sublimaciones de esta inquietante circunstancia, que se prolonga en el relato, el cuadro o la escultura de aquellos creadores que asumen su misión con el rigor de la honestidad.

En el "El nacimiento de Venus", Sandro Botticelli opta por el pudor y ahorra al espectador el relato brutal que precede a tal nacimiento. Sin embargo, la historia -también narrada por Homero- de la castración de Urano por Crono, quien arroja los órganos sexuales de su padre al mar, late en el cuadro.

Goya, sin embargo, reniega del pudor y deja que sus pinceles describan el instante en que Crono (Saturno) devora a uno de sus hijos. En ambos casos la belleza está unida al horror. En la pintura de Botticelli -cuyo candor es sólo aparente- el horror es pálpito de la belleza, mientras que en la de Goya la belleza se desnuda como expresión del horror ¿Significa esto que Botticelli, al ocultarlo, rechaza el horror y que Goya lo exalta? ¿Significa esto que sólo en el cuadro de Botticelli hay belleza y que en el de Goya sólo hay horror?"

(Imágenes: "El nacimiento de Venus", Sandro Botticelli, 1485, Galería Uffizi, Florencia; "Saturno devorando a uno de sus hijos", Francisco de Goya, 1819-1823-Museo del Prado, Madrid; "Dante y Virgilio en el infierno", William-Adolphe Bourguereau, 1850, Musée D'Orsay de París).




"Los ángeles de Rilke y el fantasma de la ópera".

Hoy tenía pensado hablar de otra cosa, pero lo dejaré para mañana. Antes de ayer traje por aquí el cuadro de Bouguereau sobre Dante y Virgilio en el infierno, que se encuentra en el Museo de Orsay de París, y ayer la pintora Johana Roldán, una de las mentes más lúcidas que conozco, comentó que aquel cuadro hacía de lo horrible una imagen insultantemente bella. A ella también le gustaría quedarse encerrada en el Museo de Orsay, como había dicho yo que me había ocurrido en un sueño. Y si Dante pensó el infierno, dijo Johana, es porque la belleza puede ser terrible. Como los ángeles de Rilke.

Al leer esto, busqué el inicio de la Primera Elegía de Duino (1922), de Rilke, una de las cimas de la poesía universal:

"¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las Órdenes de los ángeles? Y si supuestamente alguno me estrechara de repente contra su corazón, yo sucumbiría ante su existencia más poderosa. Pues la belleza no es nada sino el comienzo del horror,
de lo que apenas podemos soportar,
y, si lo admiramos, es porque imperturbable desdeña destruirnos. Todo ángel es terrible".


Antes de que escribiera nada, Javier Del Prado había contestado a Johana lo siguiente: "En el Quai d'Orsay uno no puede quedarse una noche, pero en el maravilloso Jeu de Paume no era difícil hacerlo. En L'Orangerie sí me he echado algún sueño después de dar esas clases francesas a la una de la tarde, en lo que ellos llaman horario vespertino". Y añadió que él siempre se queda encerrado en el Museo del Prado. Estuve pensando un rato en todo esto. La poeta Blanca Andreu se fue a vivir en cierta ocasión dentro de un Chagall, en uno de los grandes libros de poemas de la literatura española reciente, y el techo de la Ópera de París está pintado por Chagall. Por otra parte me he sentado a veces en las escaleras de la entrada de la Ópera de París para esperar a algún amigo. Donde realmente me gustaría meterme a mí es en la ópera que se inventó el escritor Gastón Leroux en 1910, junto a su romántico y gótico fantasma. Como soy mucho más simple que Javier y Johana, me pondría la máscara de Gerard Butler interpretando a Erik y me llevaría a la chica, Christine Daaé (Emmy Rossum), a las catacumbas en la última versión de película del musical de Andrew Lloyd Webber, rodeado de velas y de ángeles.
Y me pondría a cantar con ella, porque estas cosas de óperas, fantasmas y ángeles me gustan mucho, y sobre todo si son películas de amor, jeje: 

https://www.youtube.com/watch?v=-JaeBxYCI9k




miércoles, 29 de julio de 2020

"El mar visto desde Madrid".

Hacía muchos años que no pasaba tanto tiempo en Madrid sin subirme a un avión. Cuando era joven siempre que quería enseñar el mar a mis novias las llevaba al parque del Templo de Debod (segunda fotografía que saqué ayer martes por la mañana). Luego les contaba la historia del templo que Egipto regaló a España en 1972 por ayudarles a salvar los templos de Nubia, entre el sur de Egipto y el norte de Sudán. Levantado alrededor del 200 a. C., era un lugar de paso para los peregrinos que se dirigían al gran centro religioso dedicado a la diosa Isis, en la próxima isla de Filé. Acto seguido pedía a mis amigas que se asomaran a la barandilla de la cuarta foto. Desde aquel lugar podrían contemplar el mar, decía. En realidad, distinguirían todos los mares del mundo, pues todos son de Madrid. El único problema es que están algo lejos, pero a los madrileños no nos importa, al menos a los de Chamberí, y llegamos en seguida. A tres horas se encuentra el Cantábrico, a algo más el Mediterráneo y el Atlántico, y si te subes a un avión puedes bañarte al cabo de un rato en las aguas tranquilas y transparentes de Formentera y las más salvajes del norte de Tenerife. A la izquierda de esa foto (la tercera) quedan el Palacio Real y la Catedral de la Almudena, decía entonces a mis amigas, y a la derecha el Paseo de Rosales, con quioscos donde sirven horchatas que me gustan mucho. En medio estaba mi corazón, que les pertenecía por entero.

Ellas sonreían, claro, y me besaban.

Después llegaría el beso de mi diosa Isis particular, que abarcaba todos los poderes femeninos, mientras escuchábamos a Chaikovski cerca de allí, en el Café Viena de la calle Luisa Fernanda, donde una vez invitamos a cenar a nuestros amigos antes de coger en Chamartín el tren nocturno a París, en un viaje que terminaría, literalmente, en la estación del Museo de Orsay y en mi novela "Vivir es ver pasar":

https://www.youtube.com/watch?v=P_faR8r8k4g




 


martes, 28 de julio de 2020

"Crítica y ficción durante un paseo por Madrid".

Durante mi paseo de ayer por la mañana me senté a leer tranquilamente en un Café y leí que "no creo que existan escritores sin teoría, en todo caso la ingenuidad, la espontaneidad y el antiintelectualismo son una teoría que ha servido para arruinar a muchos escritores". Son palabras de Ricardo Piglia, Adrogué, 1941-Buenos Aires, 2017, un escritor argentino culto e inteligente, de la página 10 del libro del que hice esa foto. Piglia también fue un crítico, ensayista y profesor universitario, y estudió en profundidad a escritores de gran interés para mí como son Benjamin, Brecht, Lukács, Auerbach, Bajtín o Tiniánov. Escribió sobre su propia escritura, que está ligada a la crítica, así como ensayos sobre Borges, Sarmiento, Arlt o Macedonio Fernández. En el mismo libro, Piglia dice que Baudelaire fue el primero en asegurar que cada vez era más difícil ser un artista sin ser un crítico, como ocurrió con Pound, Brecht y Valéry. Sin ir más lejos Baudelaire fue un crítico excepcional. Cerré el libro, pagué la cuenta y seguí caminando por la calle Embajadores hacia el Rastro. Me detuve unos instantes frente al teatro Pavón. En este local he visto representar las principales obras del teatro clásico español, como las de Lope de Vega, mientras se reformaba el teatro de la Comedia. Las obras de Lope Vega cambiaron en su tiempo las reglas y la técnica de escribir y hacer teatro, sobre todo a partir de publicar el año 1609 uno de los textos que revolucionaron el panorama teatral y literario del Siglo de Oro: "El arte nuevo de hacer comedias". En este texto de tan solo 380 versos, el escritor indica el nuevo rumbo que, según su concepción poética, debería seguir el teatro español. Y estableció un nuevo género literario radicalmente alejado de la concepción más clásica y tradicional. El mismo Cervantes sabía que Lope le superaba a la hora de mezclar la técnica y la ficción dentro de una obra de teatro.

Seguí caminando. Llegué hasta el teatro de la Comedia. Saqué otra foto porque observé que este teatro volvía a ponerse en marcha a pesar de los virus de la historia. 

Sonreí.


lunes, 27 de julio de 2020

"Lo pienso leer no lo dudes. Eso sí, no entiendo cómo un escritor mediocre gana un Planeta y sin embargo tú..."

Mientras me tomo el primer café de esta radiante mañana de verano, leo el comentario de Biel S.F. sobre cómo se suben mis cuentos a un autobús de Berlín. Biel es un amigo virtual de esta red social, siempre crítico y mordaz, pero culto y educado. Lo primero que he pensado es que no sé quién es el escritor del que habla, dicho con todo respeto. Tampoco es tan raro que yo desconozca muchas cosas, que siempre serán un misterio para mí, como el hecho de desatascar una cañería, arreglar una bombilla o hacer una paella valenciana, con todas esas cosas de colores que le ponen y que están tan ricas, sobre todo si estás en doña Pepica, al lado de las Arenas de Valencia. Confieso que tampoco he leído nunca a un premio Planeta ni a ningún otro premio de ningún tipo. Los escritores a los que leo ni siquiera han recibido nunca el premio Nobel. Ayer mismo me definía en esta divertida red social Angels Santa Bañeres, catedrática de literatura de la Universidad de Lleida, con las siguientes palabras: "Turbador Justo, siempre con tu sonrisa y tus palabras entre provocadoras e incitadoras a la belleza". Confieso que lo de turbador me hizo gracia, y me asaltaron muchas imágenes curiosas que no voy a reproducir. Me limité a responder en el post de Javier del Prado (son amigos, además de colegas) que podía ser mucho más provocador, pero no quería ir al Infierno con Paolo, Francesca y los demás amigos. Acto seguido Javier tendría que hablar con Dante y Virgilio y sacarme de aquel lugar tan caluroso. Esto me recuerda el cuadro de Dante y Virgilio en el infierno, del pintor William-Adolphe Bouguereau, realizado el año 1850 y que está en el Museo de Orsay de París. 

No me importaría quedarme a dormir en este museo. Una vez soñé que me despistaba y me dejaban encerrado en su interior. A media noche me despertada rodeado de cuadros y una mujer desnuda tocaba a Mozart en medio de la gran sala de abajo:

https://www.youtube.com/watch?v=j8e0fBlvEMQ

domingo, 26 de julio de 2020

"Un domingo caluroso del mes de julio".

Esta noche he soñado con Sabrina, y yo no era Humphrey Bogart ni William Holden sino Justo Sotelo.

- ¿Cómo se dice en francés mi hermana tiene un lápiz amarillo?
- Ma soeur a un crayon jeune.
- ¿Cómo se dice mi hermano tiene una novia encantadora?
- Mon frère a une copine charmeur.
- ¿Y cómo se dice me gustaría ser mi hermano?

Toda la vida se ha ido a París sin paraguas, siendo el hermano y bailando "Isn´t it Romantic? con la voz de Rod Stewart o Ella Fitzgerald. La pajarita tampoco queda mal.

¿Hay alguien romántico por aquí que haya bailado alguna vez esta canción, solo o acompañado, a la luz de la luna y de las estrellas, dentro y fuera de una película? A veces las estrellas y la luna hay que inventárselas, pero la música aparece sola, solo hay que soñarla. Lo demás es cosa de la voz y el saxo, es decir, de un cuento de los domingos calurosos del mes de julio:

sábado, 25 de julio de 2020

"Mis libros siguen dándose vueltas por el mundo y eso que no tengo agente literario y me dedico a hacer siempre lo que me da la gana".

Ayer me encontré mi libro de cuentos en Berlín, o se lo encontró el escritor alemán Klaus S. Neumann, que escribió lo siguiente a primeras horas de la mañana en esta red social: "Visto hace un momento. Alguien esperando el autobús en Berlín. Por cierto, ¿qué día es hoy Justo Sotelo?" Di las gracias a Klaus, pero no respondí a su pregunta ni dije nada más. En ese momento me apetecía hablar de la película "Sucedió una noche", de Capra. Le podría haber dicho que era un milagro que mi libro estuviera esperando el autobús en Berlín, como uno de los cuentos de mi libro, o tan solo que había tenido que vivir muchas veces las escenas de amor de esa película y besado mucho hasta convertirme en escritor.

"El milagro".

¿Vienes a la cama?, le dijo ella con los ojos a medio cerrar. Solo miraba a la calle, comentó él sin volverse.

El cigarrillo se consumía entre sus dedos.

Se acercó y acarició su oreja.

¿Cómo harían el amor los hombres primitivos?, le preguntó ella. Supongo que como nosotros, le respondió él entre susurros. ¿Tú crees que se acariciarían tanto?, intentó ella abrir los ojos del todo, pero sin conseguirlo. Y se dirían palabras de amor, se rió él. Entonces no sabían hablar, siguió ella con un hilo de voz, y después dijo: ¿Cómo comprenderían que se amaban si aún no habían inventado el lenguaje, ni siquiera el lenguaje del amor? Se lo contarían con gestos, dijo él sonriendo mientras acariciaba suavemente su cuello. Quiero que te llenes de gestos y representes con tus manos el milagro del amor, dijo ella.

El humo del cigarrillo aún no se había disipado.

La habitación del hotel parecía un lugar inventado.

Se habían amado siempre, cada día que pasa".

("El milagro", "Cuentos de los viernes", Bartleby, 2015, p. 17).

También podría haber dicho a Klaus que había leído y estudiado mucho hasta vivir milagros e inventarme mi propio lenguaje del amor, y escuchado música como la del compositor ruso Gueorgui Svirídov. En realidad nunca escribo yo. Es la música la que escribe por mí:

https://www.youtube.com/watch?v=m5zSB6Km4ns

¿Alguien se imagina que después de escuchar esa música yo pueda estar pensando en sacar dinero con lo que escribo y en agentes literarios? A mí lo que me interesa es reinventar el lenguaje del amor y todos los demás lenguajes.


viernes, 24 de julio de 2020

"Sucedió una noche", de Frank Capra".

"Una película que sirvió de catarsis en otra época de crisis como la actual. Anoche volví a verla, y recordé que esta misma historia la viví hace muchos años, aunque sea de 1934".

Es el clásico "chica conoce chico-no se soportan-están obligados a verse-acaban enamorándose". En una escena los dos están en la habitación de un hotel de carretera separados por una manta (segunda foto). Él habla de la chica de sus sueños: "Una vez vi una isla en el Pacífico y no la he olvidado; la llevaría allí conmigo. Pero debería ser una mujer a la que le gustase saltar y jugar entre las olas, junto a mí, por la noche, formando parte de algo grande y maravilloso". La chica atraviesa la "muralla de Jericó" y le dice que la lleve a la isla.

Es una película fundacional, imitada hasta la saciedad, que sentó las bases de las películas románticas en forma de "road movie" y "screwball comedy". El sentido del humor atraviesa toda la historia, lo que le permite soportar el paso del tiempo y ser más moderna que las películas actuales. En los años 30 del siglo XX, la gente necesitaba alegría y esperanza, al estar viviendo la terrible Gran Depresión. Peter Warnerc (Clark Gable) es un periodista libre y bohemio que conoce de modo fortuito en un autobús a la joven millonaria Ellie Andrews (Claudette Colbert), que trata de encontrarse con su marido, con quien se ha casado a escondidas, a pesar de la oposición de su padre. Comienza así un juego entre los recién conocidos en el que se vislumbra la habitual tensión sexual. Gable está perfecto, incluso mejor que en "Lo que el viento se llevó", en un papel de comedia que no le era habitual. Refleja a la perfección el espíritu de los personajes del mejor cine de Frank Capra, el idealista que cree que siendo fiel a uno mismo puede lograr sus sueños. A partir de esta película se le llamó "el rey" y empezó a ser imitado por todos los hombres de la época. Destaca su particular "striptease" (es él quien se desnuda en vez de ella, que no se quita absolutamente nada, otro rasgo de modernidad de la película). Al quitarse la ropa vemos que no lleva camiseta interior. Y este hecho provocó un descenso en la venta de camisetas en los Estados Unidos de ese año. También han pasado a la historia las escenas sobre cómo debe mojarse un donut o hacer auto-stop.

Esta película debería ser de obligado estudio en las escuelas de cine. A los jóvenes les encanta, lo que he comprobado al ponerse en cines. Este 15 de mayo Ana May Segura, una estudiante de Comunicación Audiovisual, grabó un "video ensayo" para FilaSiete, que empieza con una frase de John Ford sobre su amigo Frank Capra: "Es un hombre cálido y maravilloso":

https://filasiete.com/…/cul…/video-ensayo-sucedio-una-noche/

Vivir en persona "Sucedió una noche" al menos una vez en la vida es bueno para la salud.




jueves, 23 de julio de 2020

"Me basta así".

Laura Hernández Garvayo, una antigua alumna que fue asesora del Ministro de Medio Ambiente, subió el otro día a Instagram una fotografía con unos apuntes que dicté a su clase hace muchos años: "Mis apuntes de Macro de 1993. Ya entonces @justosotelo nos hablaba de la importancia de incluir el medioambiente en el PIB". No deja de ser sorprendente que los alumnos se sigan acordando de sus profesores y además busquen viejos apuntes o que todavía los conserven. La última vez que la vi fue el año 2016 comiendo en Kontiki (en la primera fotografía y veo que llevaba pajarita), un restaurante navarro al final de Zurbano que se llama en realidad Kontiki Garden Navarra Castellana. Está en frente de los Nuevos Ministerios, cerca del ministerio de Laura, ahí charlé en más de una ocasión con el poeta Ángel González, que vivía en esa zona de Chamberí. Como ocurre tantas veces, la anécdota de Instagram me lleva a recordar a un poeta por el que siento afecto y que leí con detalle cuando formé parte de un tribunal de tesis sobre su obra en la Complutense. 

A más de un poeta le he escuchado decir que le habría gustado escribir el poema de amor "Me basta así", pero la lástima es que Ángel González se le adelantó. 

"Me basta así".

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso;
entonces,


si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando luego callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta).


(De "Palabra sobre palabra", 1965).

Es hermosa esta versión con la voz de Ángel González y la voz y la guitarra de Pedra Guerra:

https://www.youtube.com/watch?v=UeliUuFluIo



miércoles, 22 de julio de 2020

"Cuando muere una lengua, como una historia de amor".


El zikril es un idioma inventado por el lingüista Francisco Javier Féliz Valdez para una película mexicana del año 2017, "Sueño en otro idioma" de Ernesto Contreras, presidente de la Academia mexicana de cine (segunda foto). La canción del principio está en zikril, castellano e inglés, y la escuché anoche embelesado en Sundance TV. En este mismo instante, mientras me tomo el primer café de esta mañana húmeda de verano, decenas de lenguas están a punto de desaparecer en el mundo, como tantas historias de amor. Quizá dos muchachos estén enamorados de la misma mujer y a lo mejor se aman ellos mismos (primera foto). El tiempo pasa deprisa y ya son viejos (cuarta foto), y llevan sin hablarse toda la vida porque uno de ellos decidió casarse con la chica. Son las dos únicas personas que hablan el zikril. Es una fábula repleta de realismo mágico sobre el perdón, el amor entre las personas y el amor a la palabra. El protagonista es un profesor joven (tercera fotografía), también lingüista, que llega a un pueblo perdido en la selva mexicana para intentar que no se pierda esa lengua milenaria que permite comunicarse a los seres humanos, a los animales y a todos los entes. La idea del español como lengua colonizadora es la atmósfera que rodea a la película, y el zikril es la efigie de esa amenaza, de aquella muerte. El colapso del zikril no solo es una pérdida cultural, sino la pérdida de un espíritu, de todo un cosmos y de una conmovedora historia de amor entre dos viejos que están a punto de morir. Filmada en medio de la selva, en San Andrés, Tuxtla, Veracruz, el "Sueño en otro idioma" es a la vez un epitafio y una oda, el testimonio de que la muerte de una lengua es la muerte de un cosmos y que, en el centro de una lengua y también de una muerte, hay siempre una canción, la que he puesto al principio.

(En recuerdo del filólogo y helenista español Francisco Rodríguez Adrados, Salamanca, 1922-Madrid, 2020, que falleció ayer. Adrados ha sido uno de los grandes estudiosos de la cultura humanística y gran defensor del griego clásico, como base esencial de la cultura moderna).




martes, 21 de julio de 2020

"La realidad y la leyenda bailan un vals".

María Rodríguez Velasco, que es psicóloga, profesora, actriz y que tiene un asombroso parecido físico con Audrey Hepburn es una de las personas con más encanto que conozco. Toda su persona rebosa buen gusto, educación, inteligencia y profundidad. Ayer nos pasamos un rato discutiendo sobre una película de Hepburn, "Sola en la oscuridad", que a ella le parece muy buena y a mí solo buena (segunda foto). María defiende la idea de que Audrey era una gran actriz y no está encasillada en varias películas míticas y la ropa de Hubert de Givenchy. No voy a dudar a estas alturas de su talento de actriz, pero a mí me parece que siempre será la Holly Golightly de "Desayuno con diamantes". Con ese personaje se ha convertido en uno de esos arquetipos de los que habla Jung. Es un mito y a la vez un símbolo de la sofisticación, la delicadeza y el buen gusto, y como se afirma en la obra maestra de John Ford, "El hombre que mató a Liberty Valance", cuando la leyenda supera a la realidad, se cuenta la leyenda. Es algo que expresé, literariamente, en "El novio embrujado", uno de mis "Cuentos de los viernes" (2015, Bartleby, p. 45):

"Todo comenzó con el trabajo de campo de un folclorista rumano. En una aldea le hablaron de una balada sobre un novio embrujado por una celosa hada que lo empujó a un precipicio unos días antes de la boda.

Un grupo de pastores encontró el cadáver del joven y lo llevó a la aldea, donde la novia le cantó un precioso lamento funerario. A su pregunta de cuándo ocurrió tal acontecimiento, dijeron al folclorista que había sido mucho tiempo atrás, in illo tempore. Ante su insistencia, admitieron que los hechos se remontaban cuarenta años y que la novia aún vivía. Sin embargo, cuando el folclorista se entrevistó con ella (ya una señora mayor), esta le aseguró que su novio se había caído por un barranco, y murió horas después entre dolores terribles.

Tras regresar a la aldea, el folclorista contó la verdadera historia, pero la gente le dijo que la vieja había tenido que olvidarse de todo después de tanto tiempo".

La primera fotografía es de María en Viena el año pasado. Allí podría haber bailado un vals. En la obra de teatro de Arthur Miller "Después de la caída", dos personajes mantienen este diálogo:

-Siempre creí que el Danubio era azul.

-Solo en el vals. Aunque cambia un poco cerca de Viena. Tal vez por respeto a Strauss.

Debería terminar con el vals de Struss, pero voy a dar una vuelta de tuerca más a este texto. Hay un vals arrebatador de Khachaturian en Youtube que ilustra una versión moderna de "Guerra y paz". Audrey fue la Natasha de Tolstói en la versión clásica de Vidor de los 50 (tercera foto) y no baila este vals y tampoco lo hace María, pero cuando la leyenda supera a la realidad hasta yo bailo un vals, aunque nunca he sabido si me apetecía ser Pierre Bezújov o Andrei Bolkonski:

https://www.youtube.com/watch?v=gbXw_CR4d1Q



lunes, 20 de julio de 2020

"Marsé, Serrano Balasch, un poema que este me dedicó ayer y la fotografía antigua de una cala de la Costa Brava".

Ayer me pasé el día conduciendo. El viaje siempre tiene un punto de salida y otro de llegada, aunque tardes mucho en llegar, como sabían bien Ulises y Penélope. Ya en casa me enteré de que se nos había muerto el novelista barcelonés Juan Marsé. Confieso que no lo he leído bien; le gustaba más a mi hermano que a mí. Por supuesto que conozco Encerrados, Teresa, Montse y alguna cosa más que andaba por casa, pero para mí Marsé era como un padre literario, casi un abuelo con el que hablaba poco, y que siempre había estado ahí, con Franco o contra Franco, al que miraba de soslayo. De adolescente me fijaba más en los extranjeros, en las cosas que se traducían de Miller o en el primer Vargas Llosa y todo lo que viniera de Francia, Artaud, Vian, Camus, etcétera. Lo español me sonaba a "viejo", incluso el mejor Cela o un Benet que quería imitar demasiado a Joyce. Para eso prefería leer al propio Joyce, a Faulkner, a Woolf, a los franceses como Perec. Como me dijo hace no mucho tomando un café en el Café Comercial Javier Valenzuela, que fue director adjunto de El País, hasta que lo echaron, como a tantos, en torno a la muerte de Franco se formaron en España los típicos grupos de poder, cultural, político, económico, y te admitían o te quedabas fuera. Y eso pasó con el grupo de amigos de Barral de la burguesía intelectual catalana y otros grupos de amigos. Vamos, como durante el franquismo, pero ahora con Democracia.

Me enteré de la muerte de Marsé porque al llegar a casa me encontré en esta red social que un barcelonés de su misma edad, Ramón Serrano Balasch, me había dedicado un poema, inspirado en el breve texto que escribí a propósito de una playa y el amor, aunque no pretendía hablar ni de amor ni de playas. Ramón era amigo de Marsé desde 1965 y es amigo en esta red social desde hace ya un tiempo, donde me parece un hombre encantador. Como decía nació en Barcelona en 1933, como Marsé, y vive entre esta ciudad y la Calella de Palafrugell, en la Costa Brava. En 1953 publicó su primer cuento. En 1956 inició una revista mensual de Artes y Letras que vio seis números y fue cerrada por marxista y existencialista. En 1961 fue redactor de la revista económica francesa "Le Marché Commune Européen". En 1963 fundó, con varios socios, el Instituto de Estudios Afroasiáticos, que con el anagrama "Ryace" organizó la participación en la Feria de Barcelona de países de Àfrica y Asia. En 1969 fue nombrado el primer director de Dopesa, editorial periodística sobre temas de actualidad. Tras otros problemas con el franquismo marchó a México como director de la editorial Labor Mexicana de donde regresó para dirigir la editorial Euros del diario barcelonés La Vanguardia, y de allí pasó a Madrid para dirigir los libros de Cambio 16. Tras unos años como agente literario fundó la editorial con capital familiar Flor del viento ediciones, de libros de no ficción, en donde permaneció 18 años hasta su jubilación a los 79 años. Ha publicado ocho libros de poemas y seis novelas, más cuatro libros de no ficción. Está en posesión del Premio a la Lealtad Republicana 1999, que otorga la Asociación Manuel Azaña.

Y este es el poema que me dedicó, con una foto de la Costa Brava. Yo también tengo mi propia cala en la Costa Brava a la que voy desde los veintitantos años, en Port-Bou, donde, por cierto, se suicidó uno de los filósofos que me interesan, Walter Benjamin.

EL AMOR A MI PLAYA

a Justo Sotelo

Hacer el amor a mi playa
esparcir besos por su orilla
para que el bordado del mar
les ponga cenefa blanca
cavaré un hueco en la arena
para enterrar los te quiero
que muy quedo en tu oído
desde muy joven te he susurrado
buscaré en tu ombligo tostado
por el sol que sus caricias te manda
caracolitas y zapatillas anacaradas
para guardarlas en el arcón
como si fueran esmeraldas
el color de las aguas nítidas
que tus partes íntimas bañan
me abrazaré contigo
para tomarte entera y lánguida
te protegeré con mi sombra
de los cuervos y otras aves parvas
besaré de nuevo tus arenas
te rozaré hasta turbarte
tu sensualidad me emociona
tu vientre mis piernas cabalga
¡qué bonitos pechos te dibujó
el niño de ojos negros
con su cubo y su pala!
voy a explorar tu monte de Venus
con mis manos de guante escarlata
llenaré mi boca de ti
dulce arena de las madrugadas
te declararé mi amor eterno
entre las arenas mojadas
y las aguas transparentes
cuajadas de esmeraldas
talladas por los vientos marinos
y la luna plena redonda
vestida de nueva plata


es el amor que te tengo
lo que enturbia mi alma
quisiera llevarte lejos
donde tengo una cabaña
enrollar tus arenales
verter en mis odres tus aguas
y poner en un canuto
los ardientes rayos de sol
y marchar todos juntos a casa.


(Ramón Serrano, 19 de julio 2020. Foto: cala Aigua--Xelida. Costa Brava).

La playa.

Me gusta pasear las playas, olerlas, tocarlas, sentirlas, imaginarlas. Que se escuche "I Follow Rivers" mientras las escribo: 
https://www.youtube.com/watch?v=K3JGxj2rvAs

 Seguir el camino de los ríos hasta llegar al mar, la música de los ríos que al final se convierte en una sinfonía del mar sobre la piel. Es como hacer el amor, como enamorarse una y otra vez de la misma persona.

En realidad nos pasamos la vida haciendo el amor.

sábado, 18 de julio de 2020

"Quería ser escritora, pero primero tenía que vivir".

Ayer me senté a desayunar en Valor, esa chocolatería con sede en la ciudad alicantina de Villajoyosa que tiene una bella playa de nudistas. En Madrid se encuentra junto a la librería La Central de la plaza de Callao. Al irme me fijé en el cartel del escaparate y me puse a pensar en el significado de la frase. La secular elección entre escribir o vivir es un asunto que me ha interesado siempre. Recuerdo las viejas discusiones con mis amigos de las Cuevas de Sésamo, que después se convirtieron en uno de los leitmotiv de mi novela "Vivir es ver pasar", 1997. Muriel Spark (Ediumburgo, 1918-Toscana, 2006), se casó en 1937 y se fue a vivir a Rhodesia (actual Zimbawe) donde tuvo un hijo; pero su matrimonio tan solo duró un año. Trabajó para la propaganda anti nazi en la Oficina de Extranjería británica. Se obsesionó con T. S. Eliot, el gran poeta del siglo XX, se convirtió al catolicismo en 1954 y se marchó a vivir a Italia en 1967. Fue nominada dos veces a los prestigiosos Premios Booker. Su última novela, "The Finishing School", fue publicada en 2004. Su obra más conocida, y la única que he leído de ella, se titula "La plenitud de la señorita Brodie" (1961), He visto las dos versiones cinematográficas que se han hecho de ella, la de 1969 protagonizada por Maggie Smith y la de 2003 con una libre adaptación titulada "La sonrisa de Mona Lisa", con Julia Roberts. En la década de los 30, la señorita Jean Brodie es maestra en una escuela femenina de Edimburgo. Entre sus alumnas, selecciona cada año a un grupo de niñas distintas a las que inculca sus ideas morales y estéticas con el propósito de evitarles un futuro de rutina y de vulgaridad. Pero sus métodos pedagógicos entrarán en conflicto con las convenciones sociales, a la vez que derivarán hacia una manipulación de la mentalidad de su grupo selecto de alumnas.

Pensando en todo esto, mientras me tomo el primer café de la mañana, me están dando ganas de subirme al coche e irme a la playa de Villajoyosa a pasar el día.

viernes, 17 de julio de 2020

"Ese momento en el que nace el arte".

La pintora y arqueóloga Johana Roldán Lorente, "Jante", pintó la portada de mi último libro de cuentos. El otro día realizó una performance dibujando en directo delante del público, junto a otras pintoras. Al ver el video me vino a la cabeza una escena de "Pollock", la segunda película dirigida por el actor Ed Harris, que siempre recuerdo en "Las horas", la estremecedora película basada en "La señora Dalloway", de Virginia Woolf. La película de Harris no es perfecta, pero la parte que dedica a la evolución de la pintura de Pollock me resulta muy interesante. Hijo de un granjero, Pollock pasó su infancia en Wyoming, Arizona y California. Sabía que, si no lograba ir a París, un artista tenía que ir al menos a Nueva York y ahí estudió en el Art Students League, donde conoció la pintura de los muralistas mexicanos y al Greco. Comenzó con obras figurativas, pero al final de los 30 se interesó por la abstracción. En 1947 apareció la leyenda, que habla de un bote de pintura derramado en el lienzo. Pollock "creó" el llamado "dripping"; en lugar de utilizar caballete y pinceles, colocaba en el suelo el lienzo y sobre él dejaba gotear la pintura. En ese momento no sabía que estaba creando el expresionismo abstracto, el primer estilo completamente estadounidense. Después se teorizaron los "fractales". El año 1999 los científicos australianos Taylor, Micolich y Jonas publicaron en la prestigiosa revista "Nature" el artículo "Fractal analysis of Pollock's drip paintings", donde mostraban que sus pinturas respetaban el principio de autosimilitud y que sus cuadros tenían estructuras fractales, generadas por cómo escurría la pintura y la configuración geométrica que seguían los regueros que lanzaba el pintor en sus recorridos alrededor del cuadro. Se calculó la dimensión fractal de sus cuadros y se vio que desde poco mayores de 1 a mediados de los 40 fue aumentando de regularmente hasta llegar en 1952 a cerca de 1,7 en los patrones caóticos generados y de 1,9 para la dimensión de las configuraciones caóticas.

Siempre he pensado que Pollock no sabía que estaba simulando modelos matemáticos, ni que era un genio. En este video vive justo ese instante creativo:

https://www.youtube.com/watch?v=JZ3glUYHa3Q


Y aquí está Jante con el suyo:

https://www.facebook.com/1385070359/videos/10224001363766989/

jueves, 16 de julio de 2020

Tomando un café con la psicoanalista y poeta Silvia Ramos.

Me apetecía charlar un rato con una psicoanalista sobre las consecuencias de la actual pandemia y qué mejor que hacerlo con ella. Necesito distancia, y aprender y entender cosas. Comentamos cómo están afectando el miedo y la falta de autoestima a ciertas personas, y las lógicas crisis personales y familiares, además de económicas. En cierto momento salieron a relucir las tertulias virtuales del "Café Gijón", en concreto desde París con el músico y escritor neoyorquino Eliott Murphy. Peter Redwhite se ha encargado de una reciente traducción de sus memorias al español. Silvia es amiga de uno de los coguionista de "Broken poet" (2019), película dirigida por Emilio J. Ruiz sobre el relato de Murphy "The Lion Sleeps Tonight". La película se filmó a lo largo de 2018 y cuenta con el propio Murphy como actor principal, dando vida al músico Jake Lion, una estrella del rock a quien se creía muerto, pero aparece años después tocando en el Metro de París. La protagonista, una periodista llamada Meg (interpretada por Joana Preiss), viaja a París desde Nueva York para comprobar la veracidad de esta noticia. La historia es una metáfora sobre la propia vida de Murphy, que pudo ser tan famoso como su amigo Bruce Springsteen, con el que toca de vez en cuando y que hace un cameo en la película, pero prefirió vivir en París en un dulce y productivo anonimato. 

Este es el tráiler:

https://www.youtube.com/watch?v=dACoo1jqpuM

Durante la tertulia virtual que tuvimos, Murphy se mostró encantador, así que he quedado con Silvia que haremos una tertulia con él, el director y los guionistas. Está claro que a través de la amistad, el cine y la música puedes viajar de Madrid a París en unos minutos y seguir escuchando esta música:

https://www.youtube.com/watch?v=dLBphHdBVOU

(Por cierto, la rodilla de la foto no es de Clara ni de Rohmer, solo mía).



miércoles, 15 de julio de 2020

"Ayer me regalaron la canción que parece ser que me define".

No es una de aquellas viejas canciones del verano o de las antifranquistas, sino la canción de los llamados pijoprogres o BoBos, que es el acrónimo de Bourgeois Bohemian (burgués bohemio). Este término apareció en 2000 en el libro de David Brooks "Bobos in paradise, The new upper class and how they got there". Descienden de los yuppies de los años 90 y películas como "American Psyco" y "Wall Street", aunque no buscan símbolos de su estatus en bienes de consumo, sino todo lo contrario. Los BoBos no quieren vivir en los barrios tradicionalmente propios de las personas con buenos ingresos, sino que suelen elegir barrios históricos que se han vuelto a poner de moda recientemente. Si se mudan a un barrio los precios suben. Buscan locales a su medida, por ejemplo, una cafetería que sirva café ecológico de comercio justo y que en las mesas no haya dos sillas iguales. Para que sea bohemia, las sillas necesitan ser distintas y aparentar estar usadas, pero encontrarse en buenas condiciones. El cantante francés Renaud, que es algo así como el Joaquín Sabina de Francia, compuso la canción el año 2006 y ayer me la regaló Olga Elwes en esta red social. Olga estudió Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Complutense y eso nos ha permitido compartir muchos profesores, como Antonio García Berrio (mi maestro en crítica literaria) y Javier del Prado Biezma, a pesar de que él nunca llegara a darme clase, pero sí sus discípulos. Olga es profesora en la Universidad de Castilla La Mancha (UCLM). Como he comentado otras veces, a lo largo de mi vida me han llamado "yuppie", "pijoprogre" o "bobo", entre una gran cantidad de cosas. ¿Los motivos? Algunos los expone la canción de Renaud con gracia, que si has leído "El principito" de pequeño y ahora te gustan los escritores Michel Houellebecq, Philippe Djian y Cioran. Aunque tengas coche, usas el transporte público y consumes productos ecológicos. Te apetece comer en los bistros antiguos y en restaurantes japoneses. Prefieres el cine coreano, ver el Canal Arte en TV, escuchar canciones de Alain Bashung y Françoise Hardy, y frecuentar museos y las galerías de arte. En la vida real me lo han dicho por leer El País, ir a los cines Alphaville o Golem para ver las películas de Woody Allen y Eric Rohmer, decir que Gustav Mahler es el compositor más humanista del siglo XX, leer a Woolf, Camus, Vian, Artaud y gente de ese estilo. Y ser decididamente urbano, pensando que el campo está lleno de hormigas y otros bichos raros.

Me tomo el primer café de la mañana y escucho "mi" canción otra vez. Por cierto, al final de la canción Renaud reconoce que se siente "bobo", y creo que Olga también:

https://www.youtube.com/watch?v=LZzR7-apnKA

martes, 14 de julio de 2020

"Las puertas de la percepción".

No sé si esta noche he soñado que alguien me hablaba de una canción de The Doors, "Break On Through" (1967), de su primer álbum:

https://www.youtube.com/watch?v=RUyXaDcWxC4.

Este grupo tomó el nombre de un ensayo de Aldous Huxley, "Las puertas de la percepción" (1954) y la canción anterior habla de ello. El autor de "Un mundo feliz" se basó en un verso del poeta romántico William Blake, de su libro "Matrimonio del cielo y el infierno" (1793):

"Si las puertas de la percepción se purificaran todo se le aparecería al hombre como es, infinito".

Huxley creía que tomando mescalina, el tiempo y el espacio desaparecerían de su cerebro y podrían abrirse las puertas de la percepción. La Generación Beat, The Doors y toda la época del LSD no hubieran existido sin Huxley y el poeta y pintor belga Henri Michaux, que continuó con sus ideas. Michaux también experimentó con la mescalina, abrió y cerró puertas perceptivas y lo contó en "Misérable miracle", en 1956 o "Connaissance par les gouffres", en 1961. El primero que me habló de William Blake fue el escritor y pintor Miguel Ángel Andés. Hace un par de años escribí sobre ello en mi blog:

https://sotelojusto.blogspot.com/2018/12/siempre-me-han-atraido-las-personas.html

Mi novela "Las mentiras inexactas" (2012), empieza cuando la profesora de literatura Nora Acosta se dirige a la librería de la Plaza Santa Ana del centro de Madrid. La primera frase de la novela es: "Empujó la puerta y entró con curiosidad".