viernes, 31 de julio de 2020

"Los ángeles de Rilke y el fantasma de la ópera".

Hoy tenía pensado hablar de otra cosa, pero lo dejaré para mañana. Antes de ayer traje por aquí el cuadro de Bouguereau sobre Dante y Virgilio en el infierno, que se encuentra en el Museo de Orsay de París, y ayer la pintora Johana Roldán, una de las mentes más lúcidas que conozco, comentó que aquel cuadro hacía de lo horrible una imagen insultantemente bella. A ella también le gustaría quedarse encerrada en el Museo de Orsay, como había dicho yo que me había ocurrido en un sueño. Y si Dante pensó el infierno, dijo Johana, es porque la belleza puede ser terrible. Como los ángeles de Rilke.

Al leer esto, busqué el inicio de la Primera Elegía de Duino (1922), de Rilke, una de las cimas de la poesía universal:

"¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las Órdenes de los ángeles? Y si supuestamente alguno me estrechara de repente contra su corazón, yo sucumbiría ante su existencia más poderosa. Pues la belleza no es nada sino el comienzo del horror,
de lo que apenas podemos soportar,
y, si lo admiramos, es porque imperturbable desdeña destruirnos. Todo ángel es terrible".


Antes de que escribiera nada, Javier Del Prado había contestado a Johana lo siguiente: "En el Quai d'Orsay uno no puede quedarse una noche, pero en el maravilloso Jeu de Paume no era difícil hacerlo. En L'Orangerie sí me he echado algún sueño después de dar esas clases francesas a la una de la tarde, en lo que ellos llaman horario vespertino". Y añadió que él siempre se queda encerrado en el Museo del Prado. Estuve pensando un rato en todo esto. La poeta Blanca Andreu se fue a vivir en cierta ocasión dentro de un Chagall, en uno de los grandes libros de poemas de la literatura española reciente, y el techo de la Ópera de París está pintado por Chagall. Por otra parte me he sentado a veces en las escaleras de la entrada de la Ópera de París para esperar a algún amigo. Donde realmente me gustaría meterme a mí es en la ópera que se inventó el escritor Gastón Leroux en 1910, junto a su romántico y gótico fantasma. Como soy mucho más simple que Javier y Johana, me pondría la máscara de Gerard Butler interpretando a Erik y me llevaría a la chica, Christine Daaé (Emmy Rossum), a las catacumbas en la última versión de película del musical de Andrew Lloyd Webber, rodeado de velas y de ángeles.
Y me pondría a cantar con ella, porque estas cosas de óperas, fantasmas y ángeles me gustan mucho, y sobre todo si son películas de amor, jeje: 

https://www.youtube.com/watch?v=-JaeBxYCI9k




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