"Los novelistas del siglo XXI no se parecen en nada a los del siglo
XIX. Tienen más de actores de cine que de torturados bohemios que
escribían a la luz de las velas".
Los comentarios que se escriben
en este muro son siempre tan inteligentes y cariñosos como
innumerables. Y los leo todos, por supuesto. Mientras me tomo un café en
esta fresca y shakesperiana mañana de verano, me resulta curioso el que
escribió la poeta argentina Lucía Folino para el post de ayer, relativo
al café que me tomé con el escritor
Rafael Soler en el Comercial. Al leerlo he recordado esta foto que saqué
el otro día paseando por la Gran Vía, donde se iniciaba el rodaje de
una película. Siempre que veo el edificio de la plaza de Callao con el
anuncio de Schweppes me vienen a la cabeza los personajes de "El día de
la bestia", de Álex de la Iglesia, colgándose por ahí.
Desde luego yo tengo bastante poco de escritor atormentado del siglo
XIX o del XXI. Sería más bien un "pijo bohemio", como me han definido
muchas veces, que se dedica a vivir la vida y a escribirla alguna vez. A
la literatura que leo le pido que sea buena y tenga calidad, y no que
sea atormentada. Debe representar con inteligencia el mundo que nos ha
tocado vivir, y para eso tiene que conocer cómo se vivía, leía y
escribía también a "la luz de las velas", algo que no deja de ser muy
cinematográfico.
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