Eso me pasó el otro día en el rincón de la fotografía donde estuve
leyendo durante un rato. En realidad más que leer el libro que llevaba
encima, aquel lugar me transportó a otro de los libros de mi vida,
"Memorias de Adriano", de Marguerite Yourcenar. Es mucho más que una
novela histórica, tal vez la representación más cercana a lo que
entiendo por poesía pura, además con la
mítica traducción al español de Julio Cortázar. Ayer hablaba por aquí
del escritor argentino. Me divierten las conexiones que soy capaz de
vivir y de reflexionar. Y de eso va la novela de Yourcenar, de
reflexionar sobre el arte de vivir, en un tiempo en que el hombre estaba
solo y sin dioses (como diría Flaubert). El emperador Adriano ya es
mayor y, previendo la proximidad de la muerte, escribe una extensa carta
al joven Marco Aurelio, que es un bello compendio de reflexiones sobre
la vida, la vejez, la política y la biografía de la autora. Todo ello se
consigue con la fusión de la ética y la estética, y una combinación de
conocimiento, disciplina y hedonismo. Lo fascinante es que en la novela
puedes encontrar las tres ideas clásicas griegas, la Humanitas, la
Felicitas y la Libertas.
"Mínima alma mía, tierna y flotante, huésped y compañera de mi cuerpo, descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos, donde habrás de renunciar a los juegos de antaño". Mi libro. Un abrazo. Y enhorabuena por todo.
ResponderEliminar