sábado, 30 de noviembre de 2019

Anoche en la Universidad de La Laguna.

Son unas cuantas fotos en el homenaje a la familia Panero, con su sobrina como anfitriona, Charo Alonso Panero, el director de la Cátedra Leopoldo Panero, Javier de la Rosa, un montón de amigos de Tenerife, entre los que estaban Agustín E. Díaz-Pacheco, Chema Menéndez, Susi Llarena Ascanio, José Ramón Sampayo Rodríguez, Jose Felix Saenz-Marrero (que presentó el acto), mi familia, escritores, pintores, profesores y cantantes (el Coro del Orfeón la Paz de La Laguna que interpretó de maravilla varias obras antes del cóctel).

Y yo improvisando una compleja conferencia sobre Leopoldo María Panero, Kierkegaard y Dios, en medio del público, de la que creo que se grabó un video (aunque me parece que salgo demasiado cerca y se me ven todos los años y hasta la barriga, así que no sé si lo compartiré en las redes, jeje), y otro video del "Himno a la Paz", con música de Agustín Ramos y letra de Javier de la Rosa.

Para que luego digan que la literatura no puede ser divertida, inteligente y apasionante.





viernes, 29 de noviembre de 2019

"La libertad del escritor".

Una de las cosas más curiosas y extrañas del ser humano es la de tratar de imponer sus ideas a los demás, sobre todo las de índole moral. Es esa vieja obsesión por adoctrinar, por la izquierda, por la derecha y el centro, desde la moral más reprimida a la inexistente, desde la interpretación de lo bello y lo feo hasta lo que es verdadero o falso. Son esas personas empeñadas en convencernos de lo que es el bien y el mal, en realidad de su interpretación del bien y el mal. Lo que no se ajusta a su visión queda "extramuros" de lo aceptable. Los demás son malos o buenos, golfos o ascetas, simpáticos o desagradables, siempre desde la mirada del que vive dando consejos a los demás, hablando de los demás, tal vez porque no tiene tiempo de mirarse a su propio interior.

Supongo que, de alguna forma, ser escritor es como ser el mar, libre, como la libertad que veo ahora mismo mientras escribo en el móvil y las olas desprenden la música de Pitágoras.

jueves, 28 de noviembre de 2019

"Una película, una música y un grito de desesperación en un mundo tantas veces injusto".

Tal vez sea una de las películas de este año que se acaba que trasciende el cine como expresión artística y se adentra en otra cosa, como la política, la economía y la sociología. Considerando que nunca he visto una película de super héroes (tampoco he visto un partido de Nadal, una carrera de coches o una serie de Netflix), me parece que esta película es otra cosa. En ella he encontrado a todos a los que se les rompe la vida, los excluidos, los parias, los perdedores, los marginados, a todos los que sufren abusos por parte de los poderosos de siempre. La mayoría de las personas buscan palabras de aliento, una caricia, una sonrisa, un café de afecto al despertar. El problema es que también existen aquellos que se alegran riéndose y abusando de los que tienen un color de piel diferente, de los que no responden a sus valores sexuales, de los que consideran que son sus posesiones. En el mundo hay sitio para todos, pero algunos creen que el mundo es de ellos. La música, compuesta por la celista islandesa Hildur Guðnadóttir (autora de la música de películas como "Sicario" y "María Magdalena", y de la serie "Chernobyl", donde se atrevió a poner música a la mismísima radiactividad), colabora en este contemporáneo descenso a los infiernos.

No, no es la mejor película de este año, pero tal vez sea la que más me ha hecho pensar:

https://www.youtube.com/watch?v=pcA2Vkhkk4c&list=RDpcA2Vkhkk4c&index=1
 
 

miércoles, 27 de noviembre de 2019

"Cuando el lenguaje literario se apodera de la tertulia del Café Gijón".

Ayer por la tarde tuvimos una conversación profundamente literaria dentro de la taberna casi parisina del Café Gijón. La excelente escritora Florencia del Campo analizó con nosotros la forma y el fondo de sus últimas novelas publicadas, "La huésped", "Madre mía" y "La versión extranjera". Hablamos entre todos de los temas de sus libros y la importancia del núcleo familiar como argumento artístico y literario, pero también de la forma y el estilo de sus novelas, y sobre todo del lenguaje, la palabra esencial en la que confío para que la literatura continúe evolucionando.

Florencia y yo opinamos lo mismo sobre la importancia del lenguaje.

En "La huésped", la narradora habla de su traslado a Francia, a casa de su suegra, junto a su marido. Allí se instalan en lo que fue la habitación de él durante la adolescencia: un cuarto bajo tierra, que ella no tarda en bautizar como "el búnker". En ese ambiente, en la región nevada de Picardie, sin luz, con frío y sin dominio de la lengua, ella se propone buscar los modos para una convivencia. "La huésped" es la historia de una mujer extranjera que no comprende ni una palabra de su suegra y empieza a no reconocer a su marido, y también es el propio cuerpo de esta mujer, donde se alojan los síntomas, a modo de parásitos. En "Madre mia" la narradora nos habla de la obligación y el deseo de cuidar de su madre enferma, así como de la fuerza que la arrastra a vivir su propia vida, esa necesidad de construirse lejos de las fronteras familiares. A un lado del océano, se encuentra una madre con cáncer; al otro, una hija buscando su lugar, su identidad, su libertad. Así "Madre mía" es una autoficción sobre el dolor, la pertenencia y la familia. Por último, en "La versión extranjera" una mujer viaja a Estados Unidos a visitar a su familia, a la que no ve desde hace tiempo. Allí viven su hermano, casado con una americana, y su madre. Durante los 18 días que pasa junto a ellos, intenta reconstruir el pasado y la historia, contando dos veces la misma historia, desde el diario hasta el flujo de conciencia, tan a lo James Joyce o Virginia Woolf.

Afuera llovía sin parar, en los televisores de medio mundo se veían partidos de fútbol, los telediarios continuaban hablando de política, y unos cuantos chalados enamorados de la literatura seguían emocionándose con lo más barato del mundo, lo que no cuesta apenas dinero, la buena utilización de la palabra.

Y hasta me quedé a tomar un vino en el bar de un hotel de la calle Barquillo, y perdí el paraguas.

Llovía.




martes, 26 de noviembre de 2019

"Pavana para una infanta difunta".

Este próximo viernes me daré una vuelta por La Laguna, una bonita ciudad, donde me han invitado a dar una charla, y esta vez he dicho que sí. Tenerife es mi segunda casa, así que estaré en casa.

La cátedra Leopoldo Panero representa el vínculo entre la Universidad de La Laguna, el Ayuntamiento de esta ciudad y el de Astorga, donde nació el poeta en 1909 y se rodó la mítica película "El Desencanto" (1976), de Jaime Chávarri, 14 años después de su muerte, también en León. El director de la cátedra es el escritor canario Javier de la Rosa y Charo Alonso Panero, una sobrina, actúa como comisaria. En las últimas semanas he pensado mucho en el sentido último de la poesía de su hijo, Leopoldo María Panero (Madrid, 1948 - Las Palmas, 2014), al que considero uno de los poetas españoles más importantes de la segunda mitad del siglo pasado. Seguramente hable de la relación entre su obra y la de Søren Kierkegaard, una obra que Panero conocía bien, gracias a su enorme cultura.

Y lo que no se me ha ido de la cabeza mientras pensaba en Panero es una hermosa obra de Ravel. Ya explicaré el viernes el motivo. Será a las 19 h en el Vicerrectorado de la ULL:

https://www.youtube.com/watch?v=QpLWi9qTbXY

lunes, 25 de noviembre de 2019

"La escritora Florencia del Campo en la tertulia del Café Gijón".

Mañana martes por la tarde nos visitará en la tertulia del "Café Gijón", como siempre a las 18.30, otra joven escritora, la argentina Florencia del Campo, comprometida con el papel de la mujer en la actualidad y que escribe muy bien.

Nos hablará de su obra en general y de su última novela en particular, "La versión extranjera" (2019), con la que acaba de ganar el "Premio Ciudad de Barbastro", que le ha publicado Pre-Textos. Nació en Buenos Aires en 1982, y desde el año 2013 vive en Madrid. Es Editora por la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y también cursó estudios en Letras y Cine. Su primera novela publicada en España se titula "La huésped" (Base Editorial, 2016). Con ella, resultó finalista del Premio Equis de Novela Corta en el 2014. La siguiente, "Madre mía" (Caballo de Troya, 2017), fue muy bien acogida por la crítica. Tiene, además, algunas novelas publicadas bajo sellos independientes en Argentina, y libros infantiles en España.

Este es un pequeño video donde habla de literatura y de las "letraheridas":

https://www.youtube.com/watch?v=NNjXP6pDvNU

domingo, 24 de noviembre de 2019

"Los relatos de Emma Prieto, entre Kafka y Calvino".


Lo bueno de subirme tantas veces a un avión es que puedo leer mucho, por ejemplo, el último libro de relatos de la escritora y profesora Emma Prieto, que me regaló en una de las recientes tertulias del "Café Gijón".

La madrileña Emma Prieto creció en Las Palmas, y ahora vive de nuevo en Madrid. Está licenciada en Ciencias de la Información y ha publicado dos libros de relatos, "Extravíos", 2017, y "Escamas en la piel", 2018, que acabo de leer. En las 17 historias de este libro, los personajes se van despojando, paulatinamente, de las escamas de las que habla el título, pero a la vez se esconden detrás de ellas, quizá como la propia autora. Lo hacen desde una aguda mezcla de delicadeza e ironía. En apariencia Emma Prieto describe el mundo de la cotidianidad, pero es una visión inexacta o al menos es lo que parece pedir al lector para establecer con él el conocido "pacto de ficción", cuya lógica hace avanzar la lectura. En seguida se destruye esa apariencia con la utilización de un lenguaje muy pensado. Como ocurre con las buenas obras de la historia de la literatura, el lenguaje de este libro es lo que sirve para unir las diferentes tramas (para que una dentista se vengue de su ex pareja, un muchacho se transforme en un peculiar y posmoderno Gregorio Samsa o un nuevo barón rampante sin bajarse de la hamaca del porche, y también lo haga una niña que no quería comer, transformándose ahora en un pájaro, como en las clásicas Metamorfosis de Ovidio). Cuando parece que nos está hablando de una historia costumbrista, a mitad del relato se adentra en el terreno de lo fantástico, incluso de cierto terror, más interior que físico. Por otra parte es un acierto y a la vez un rasgo muy posmoderno que la autora se mezcle con sus personajes. Es algo más que el recurso técnico del "autor implícito".

Prieto es una escritora actual que domina el "tiempo" y el "espacio" del texto, como pedía Kant en el hecho cognoscitivo, y eso es lo que pido yo a la buena literatura.



(Emma Prieto a la izquierda, en una tertulia del "Café Gijón").

sábado, 23 de noviembre de 2019

"Los niños".

Este miércoles pasado se cumplieron 30 años del apasionado discurso de Audrey Hepburn a favor de los derechos de los niños, como Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF. 
  Si Audrey Hepburn es una de las actrices más exquisitas e inteligentes que ha habido en el cine, también fue una de las más humanistas. Con personas como ella es imposible que el mundo dé marcha atrás, aunque se empeñen los de siempre. Reconozco que no me hubiera importado desayunar alguna vez en Tiffany con ella, ni terminar brindando con champán después de una cena en un restaurante de los Campos Elíseos. 

No desayuno ni ceno con cualquiera:

https://www.youtube.com/watch?v=n1WEDs8SYF8

"Ganarse el cielo".

Ayer me dijeron unos alumnos que me merezco el Cielo, así que me he subido a un avión para darme una vuelta por el Paraíso, aunque esté lloviendo.

Después de todo viajar es una de las formas que más me gustan para vencer el tiempo.

Y uno de los motivos por los que soy escritor.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

"Coser un botón".

Cosiéndome un botón del abrigo ayer por la tarde, antes de ir a la tertulia del "Café Gijón", en mi peluquería de siempre.

Tenía que esperar a que mi peluquero terminara con una señora, así que le pedí hilo y aguja. En la trastienda se escuchaba la vieja serie del "Comisario Colombo". También puedo decir que sé freír un huevo, a pesar de que suele salirme siempre una tortilla, y viceversa. A veces también pongo la lavadora en casa. Ya sé que primero hay que apretar un botón y después otro. Lo esencial es la complicada maniobra para apagarla.

Quizá por todo esto escribo novelas, que es algo así como coser, freír un huevo y poner la lavadora.

Y apagarla, claro.

"Los Caín", de Enrique Llamas, en la tertulia del Café Gijón.

¿Realidad o ficción? ¿Realismo o verosimilitud? Son dos de las preguntas que más me interesan en la literatura y casi siempre salen en las tertulias literarias del "Café Gijón".

De todo ello hablamos ayer con el escritor Enrique Llamas (Zamora, 1989) a propósito de "Los Caín", la primera novela que ha publicado. También lo hicimos de su utilización del lenguaje, influido por escritores como Carmen Martín Gaite, Carmen Laforet o Miguel Delibes. Esta vez nos fuimos al salón de la Taberna del Café Gijón, a la vuelta del Paseo de Recoletos, donde los tertulianos mostraron una gran locuacidad y mucha pasión, hasta el punto de que poner orden me costó más que con mis alumnos en la Universidad, jeje. Nos reímos de lo lindo, por supuesto, a la vez que aprendimos cosas interesantes, desde la cariñosa presentación que hizo Mariwan Shall, hasta las explicaciones del autor. Llamas defendió la cultura "rural", dentro de una tendencia muy actual en la literatura española, algunas palabras utilizadas antiguamente en Zamora y su comarca, aunque hayan perdido su carácter semántico, y un deseo de escribir historias con el fin de que el propio autor vaya conociendo el mundo a la vez que lo va contando.

En fin, inmortal literatura.



martes, 19 de noviembre de 2019

"Tertulia de hoy en el Café Gijón".

Me interesa mucho cómo escriben los jóvenes.

Por eso esta tarde hablaremos en la tertulia del "Café Gijón", como siempre a las 18.30, con el novelista Enrique Llamas (Zamora, 1989), que publicó su primera novela, "Los Caín", el año pasado. Le presentará nuestro filósofo particular Mariwan Shall.

A los diecisiete años se trasladó a Madrid, donde reside actualmente, para estudiar Ciencias de la Información. Tras formarse en la radio en programas de contenido cultural, se ha especializado en el mundo de la comunicación de las artes visuales. Colabora, habitualmente, en varios medios realizando entrevistas y escribiendo sobre literatura y teatro, y continúa muy ligado al ámbito universitario coordinando encuentros literarios entre escritores y estudiantes.

Esta es la trama de su novela, más o menos:

Somino es un pueblo perdido en Castilla en las postrimerías del franquismo. Un joven maestro madrileño, sin experiencia, llega a aquel lugar y empieza la aventura: una niña ahogada veinte años atrás, el fatal accidente de una adolescente para la que huir era la única salida. Una rara epidemia que acaba con los ciervos del lugar, y además el silencio, la nieve, la cerrazón y los secretos como únicos testigos, mudos e impasibles, del lento pasar de los días en un lugar olvidado, ahogado bajo odios y rencores cuyo motivo nadie recuerda.

El autor habla de la novela en este pequeño video:

https://www.youtube.com/watch?v=ttUi39GSJPY
 

 

lunes, 18 de noviembre de 2019

"Una infancia feliz o lo que el viento no se llevó".

Siempre que paseo por los veranos de mi infancia pienso que las infancias felices existen.

Recuerdo que en ese puente románico empecé a leer a León Tolstói. Ahí leí la famosísima frase que asegura que "todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera". Y también lo de que "el secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace". Por mis lecturas de entonces y por la plenitud que me acompañaba supe que las infancias felices existen y son garantía de la felicidad en la adolescencia, en la juventud y en la madurez. Ya pensaré en la vejez, como decía Scarlett O'Hara en "Lo que el viento se llevó". De esta película o, mejor, de Clark Gable hablo en mi primera novela publicada, "La muerte lenta", que está siendo tan estudiada por los críticos y que comienza a lo largo del paisaje de las fotografías. El protagonista se inventaba de niño que era actor, se llamaba Clark Gable y rodaba películas encima de su bicicleta. Esos estudios literarios son los que consiguen que las obras y sus autores permanezcan a lo largo del tiempo. ¿No es el sueño de cualquier escritor?

Por cierto, qué música la de Max Steiner para esa película. Seguro que le hubiera gustado al mismísimo Tolstói, un escritor al que el tiempo nunca se lo llevará:

https://www.youtube.com/watch?v=ZJafwXXIkeA

domingo, 17 de noviembre de 2019

Atanasov, Baltadzhieva y Sotelo.

Estoy viendo un amanecer espectacular, un amanecer rodeado de abismo. Es algo parecido a la poesía más pura.

Me viene a la cabeza el nombre de una poeta que representa la meditación, la profundidad, el silencio, pero también la musicalidad. El otro día Zhivka Baltadzhieva me pidió que nos hiciéramos una foto juntos en el "Gijón". A pesar de que nos conocemos desde hace muchos años, apenas tenemos fotografías juntos, insistió. Y nos la hicimos, pero se me olvidó ponerla en la crónica de la tertulia. Busco en Youtube la considerada Primera Sinfonía de Bulgaria, la del compositor Nikola Atanassov (1886-1945), después de la dominación turca durante cinco siglos, tan posromántica, casi del estilo de Chaikovski. Los primeros compositores búlgaros recibieron su formación como músicos en el extranjero. Luego ejercieron su profesión en Bulgaria como profesores en diversos lugares y en la Academia de Música de Sofía. Deseaban sentar las bases de una escuela nacional conjugando melodías autóctonas del folclor nacional con lo mejor de la experiencia y tradiciones europeas. 

Es la música de unos ojos y de un amanecer:

https://www.youtube.com/watch?v=MOdjKOf-KfE

sábado, 16 de noviembre de 2019

"Eso de improvisar, hacer el tonto e ir cantando por la calle".

Hace unos días hablé de "Un día de lluvia en Nueva York", la última película de Woody Allen, y destaqué una tierna escena en la que dos de los jóvenes se enamoran casi de un flechazo. Él canta al piano la canción "Everything Happens to Me": https://www.youtube.com/watch?v=JXeKqcaKe60, y ella lo mira embobada, como diciendo que eso no se lo van a volver a cantar más veces en su vida. No solo me gusta la escena porque Woody Allen la haya improvisado de forma recurrente en otras películas, sino porque yo también improviso a menudo. Me divierte hacer el tonto, ir por la calle y ponerme a cantar o a bailar. Lo hago fatal, claro, como le ocurre a Timothée Chalamet, pero otros lo hacen de maravilla, como Frank Sinatra, Ella Fitzgerald y Billie Holiday. Aun así la versión que más me gusta de esta canción es la de Chet Baker.

Siempre he sabido que se puede vivir de otra manera:

https://www.youtube.com/watch?v=MaGl6zd3rHg

viernes, 15 de noviembre de 2019

"La libertad es hacer el amor en los parques".

En esta ocasión han dado el premio Cervantes a un arquitecto que además es un buen poeta y tiene una enorme sensibilidad. Me tomo el primer café de la mañana y leo varios artículos de prensa hablando del bilingüismo de su literatura, pero lo que más me interesa de Joan Margarit es lo que piensa de la construcción literaria: "La tarea del poeta, igual que la de arquitecto, consiste en construir una estructura sólida. Un poema tiene que conseguir la solidez con el menor número de palabras y de esta exactitud viene su poder de consolación". 

Este es el poema que leyó ayer el ministro (de turno) de Cultura cuando anunció el ganador de este premio. Casualmente, es uno de los que más me gustan.

"No tires las cartas de amor".

Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esa flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Transcurrirán los años. Te cansarás de libros.
Descenderás aún más
y perderás, también, la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que hayas guardado
serán tu última literatura.


Hay otro poema de Margarit que siempre recuerdo cuando aparece su nombre en alguna charla o tertulia. 

"La libertad".

Es la razón de nuestra vida,
dijimos, estudiantes soñadores.
La razón de los viejos, matizamos ahora,
su única y escéptica esperanza.
La libertad es un extraño viaje.
Son las plazas de toros con las sillas
sobre la arena en las primeras elecciones.
Es el peligro que, de madrugada,
nos acecha en el metro,
son los periódicos al fin de la jornada.
La libertad es hacer el amor en los parques.
Es el alba de un día de huelga general.
Es morir libre. Son las guerras médicas.
Las palabras República y Civil.
Un rey saliendo en tren hacia el exilio.
La libertad es una librería.
Ir indocumentado.
Las canciones prohibidas.
Una forma de amor, la libertad".

martes, 12 de noviembre de 2019

"Tertulia de hoy en el Café Gjón".

Esta tarde hablaremos en nuestra tertulia del "Café Gijón", como siempre a las 18.30, del último libro publicado por la poeta y amiga búlgara Zhivka Batadzhieva, "Al final del bosque verde" (Polibea, 2019), en una edición bilingüe.

He comentado más de una vez que España es un país afortunado por tener entre sus poetas a esta escritora búlgara que nació en Sofía el año 1947 y escribe como yo le pido que escriba un poeta de estos tiempos, uniendo su técnica, su dominio de la lengua (tanto del búlgaro como del castellano), su sensibilidad y un conocimiento científico digno de admiración y que le hace comprender y describir el mundo. Cuando quiero enterarme de la evolución del ser humano y del universo o los universos leo libros científicos. Cuando deseo que me interpreten ese mundo desde el espíritu leo a poetas como Zhivka Baltadzhieva.

Este es un link sobre el libro:

http://www.centrodeartemoderno.net/2019/10/presentacion-del-libro-al-final-del.html
 


 

lunes, 11 de noviembre de 2019

"Ser progresista".

El otro día mi hijo de quince años me preguntó qué significaba ser progresista; me había escuchado hablar de ello varias veces en casa, y quería que se lo explicara, pues aunque creía entenderlo deseaba que yo se lo contara de una forma sencilla.

Le respondí que no era fácil resumirlo en pocas palabras, pero que en cualquier caso ser progresista significaba defender una serie de ideas y valores, y que la clave estaba en la evolución que había vivido Occidente en los últimos siglos.

Le dije que el siglo XVIII representó la búsqueda de la justicia equitativa y la libertad de expresión (religiosa y de pensamiento). La idea de ciudadanía civil se plasmó al amparo de los Derechos del Hombre y de las revoluciones de Estados Unidos y Francia, lo que supuso el logro de los derechos relativos a la libertad individual, es decir, libertad personal, de expresión, creencias, pensamiento, propiedad y justicia.

Le dije también que el XIX fue el siglo del derecho de los ciudadanos a formar parte activa en el ejercicio del poder político. La ciudadanía política se refiere a los derechos que permiten la participación en ese poder: libertad de prensa, de reunión, de elegir y ser elegido, de constitución de partidos políticos y de sindicatos.

El siglo XX fue testigo de la forma en que el derecho de los ciudadanos pudo concretarse en los campos social y económico, con la cobertura de unas condiciones mínimas de educación, salud, seguridad y nivel de vida. La ciudadanía social abarca el conjunto de derechos y deberes civiles relativos al bienestar del ciudadano, tanto en el terreno económico (con los derechos al trabajo, percepción de un salario mínimo, subsidio familiar e igualdad de oportunidades), como en el terreno de la seguridad (derechos a la salud, pensión y protección contra los riesgos laborales).

Mi hijo permaneció pensativo unos instantes, al cabo de los cuales me comentó que se iba a hacer los deberes de tecnología -que en su Instituto le ponen a través de Internet-. Mientras abría el ordenador me preguntó si la crisis económica podía terminar con algunas de las cosas que le había contado.

(Por cierto, todo esto no me lo he inventado yo, podemos leer a Diderot, Rousseau, Marshall, Keynes, etcétera. No comenté nada de esto a mi hijo, y le dejé que hiciera sus deberes).

(Publicado en el Diario Progresista el 21 de diciembre de 2012)


domingo, 10 de noviembre de 2019

"La dama de Shalott y la esencia del escritor".

Ayer estuve buena parte del día mirando este mar y leyendo al poeta inglés Alfred Tennyson, en la edición y traducción de Antonio Rivero Taravillo, que es amigo de esta red social. Uno de los más hermosos y conocidos poemas de Tennyson habla de Camelot, el caballero Lancelot y una dama atrapada en una torre debido a una extraña maldición, que imagina la vida desde allí. Un día ve pasar a Lancelot y se enamora de él. Decidida a conocerle, logra vencer a la maldición, abandona la torre y se sube a una barca, pero muere antes de llegar al añorado Camelot. La historia fascinó a los prerrafaelitas y continúa fascinando a los artistas y escritores de todas las épocas porque realmente se refiere a ellos (la tercera fotografía es una de las pinturas más célebres de John William Waterhouse, del año 1888, y se encuentra en la Tate de Londres). El escritor necesita evadirse del mundo, encerrarse en su propia torre para poder escribir. Lo mismo ocurre con el pintor y los demás artistas. En algún momento aparece el mundo con la forma del caballero Lancelot, pero ese mundo siempre queda lejos, y la dama de Shalott nunca llega a conocerlo.

La canadiense Loreena McKennitt, con orígenes irlandeses y escoceses, y que estuvo este verano en las noches del Jardín Botánico de Madrid, tiene una bellísima canción sobre el poema completo, subtitulada al castellano: https://www.youtube.com/watch?v=iA88T34dhCw

Esta es una versión reducida del poema con Loreena McKennitt cantando en directo:

https://www.youtube.com/watch?v=okwvs-RhyuM



sábado, 9 de noviembre de 2019

La literatura es una especie de puente que no sabe ni de edades ni de distancias.

"Todas tus novelas son la novela de tu vida, de manera simbólica... Y tus magníficos posts contribuyen a ella. Un día tendrás que recopilarlos en un libro para conservarlos en papel... ¡Oh, mi obsesión por la palabra escrita "noir sur blanc". Soy como mi maestro Emilio Lledó".

Es un comentario que escribió el otro día Angels Santa Bañeres, catedrática de literatura francesa de la Universidad de Lleida, que el miércoles recibió el homenaje de sus colegas en forma de libro. Allí estuvo Javier Del Prado Biezma en primera fila. Hace unos meses escribí una reseña sobre su libro "Ensoñaciones literarias", donde se recogen los artículos que ha publicado en la prensa durante toda su vida; por eso ahora me anima a que yo haga lo mismo (está en primera fila de la segunda fotografía con un pañueño azul). A Javier le pedí que le diera un abrazo de mi parte cuando la viera. Mientras me tomo el primer café de esta bella mañana de otoño, leo un comentario que escribió anoche Ángels en el muro de Javier: "Sí, me lo dió. Y hablamos mucho de ti. Estuviste presente en nuestras conversaciones y en nuestro corazón. Pese a no conocerte personalmente, me parece que estamos muy próximos. Tus novelas, tus personajes, tu César Figueroa..., te acercan mucho a mí".

Ángels está leyendo todas mis obras. César Figueroa es el protagonista de "Vivir es ver pasar" (1997), mi novela de los veinte a los treinta años. Es curioso que veinte años después sirva de unión con otra persona que está tan lejos.





viernes, 8 de noviembre de 2019

"La gaviota", de Chéjov.

Los hombres comen, duermen, fuman y dicen banalidades, y sin embargo se destruyen".

Son palabras de Anton Chéjov a propósito de su obra "La gaviota", una de las obras maestras del teatro ruso de finales del siglo XIX y que inauguran el siglo XX. Me han venido a la cabeza a propósito de un bello texto que ha publicado en su muro de Facebook la actriz y psicóloga María Rodríguez Velasco, y que acabo de leer. Aún recuerdo la puesta en escena de esta obra en el teatro Bellas Artes de Madrid. Y también lo que me ha enseñado Chéjov, tanto en la narrativa breve como en el análisis psicológico de los personajes de sus obras. El escritor Trigorin dice a Nina en un momento de la obra: Se me ha ocurrido un tema para un relato breve. A la orilla de un lago vive desde la infancia una jovencita, como usted; quiere el lago, como una gaviota, es feliz y libre como una gaviota. Pero llega, casualmente, un hombre, la ve y, por no tener qué hacer, la sacrifica… Los personajes de la obra no luchan, no son grandes figuras llenas de poder, sino que su existencia simplemente transcurre llena de desilusiones.

He encontrado en Youtube una versión del mítico Estudio 1 de TVE: https://www.youtube.com/watch?v=SiLsbxhYpp4

Cuantas gaviotas habremos sacrificado los seres humanos a lo largo de la historia. 

Y seguimos sin aprender.



jueves, 7 de noviembre de 2019

"Poetas en Madrid".

En el mes de julio escribí un artículo en el Diario Progresista donde recogía el prólogo que había preparado para la plaquette nº 17 de "El Búho Búcaro Poesía", que dirigen los poetas Óskar Rodrigañez Flores y Pilar S. Tarduchy.

Ayer por la tarde se presentó esta plaquette en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Aunque un poco tarde, pude acercarme a la presentación. Además de tertulianos míos, Pilar y Óscar son buenas personas y buenos escritores. Este bello acto poético en la Sala Nueva del Círculo me permitió dar un par de besos a Zhivka Baltadzhieva, con la que después me volví en taxi, Juana Vázquez, Noemí Andrés (a la que aún no conocía personalmente) y algunas otras escritoras. A Antonio Benicio le di un abrazo. A lo largo de hora y pico comprobé, una vez más, cómo algunas personas son realmente diferentes a la mayoría de los mortales. En aquella sala quedaron también los poemas de Alfredo Piquer, Antonio Daganzo, Carlos Rodrigo Cristóbal, Cris Aparicio, Éboli de Merr, Elisabetta Bagli, Francisco José Martínez Morán, María Luisa Mora Alameda, Santiago Solano, Javier Martínez, María Antonia Ortega, Sergio Pardo y Manuel Quiroga, que hace un tiempo fue compañero mío en la Junta Directiva de la ACE.

Este es el prólogo que escribí después de que Pilar y Óscar me sedujeran con un cortado en la terracita del Café Comercial. Y es que cuando quiero me "vendo" fácilmente:

https://www.diarioprogresista.es/elogio-del-poeta-por-justo-sotelo/
 


 

miércoles, 6 de noviembre de 2019

"Una tertulia apasionante y apasionada sobre Leopoldo María Panero, ayer en el Café Gijón".

Había pedido a los tertulianos que hiciéramos una especie de "tormenta de ideas" sobre Panero y desde luego la llevamos a cabo. Todo el mundo dijo algo, se recitaron poemas, hablamos de cine, de teoría literaria, de Eliot y también de Artaud, Nietzsche, Lacan. Entre los poemas que se leyeron yo seleccioné uno del libro "Narciso en el acorde último de las flautas" (1979), con la idea de profundizar en la relación con su padre:

"Glosa a un epitafio"
(carta al padre)

«And fish to catch regeneration»
Samuel Butler, Pescador de muertos.

"Solos tú y yo, e irremediablemente
unidos por la muerte: torturados aún por
fantasmas que dejamos con torpeza
arañarnos el cuerpo y luchar por los despojos
del sudario, pero ambos muertos, y seguros
de nuestra muerte; dejando al espectro proseguir en vano
con el turbio negocio de los datos: mudo,
el cuerpo, ese impostor en el retrato, y los dos siguiendo
ese otro juego del alma que ya a nada responde,
que lucha con su sombra en el espejo-solos,
caídos frente a él y viendo
detrás del cristal la vida como lluvia, tras del cristal
asombrados
por los demás, por aquellos-Vous etes combien? que nos
sobreviven
y dicen conocernos, y nos llaman
por nuestro nombre grotesco, ¡ah el sórdido, el
viscoso templo de lo humano!
Y sin embargo
solos los dos, y unidos por el frío
que apenas roza brillante envoltura
solos los dos en esta pausa
eterna del tiempo que nada sabe ni quiere, pero dura
como la piedra, solos los dos, y amándonos
sobre el lecho de la pausa, como se aman
los muertos
«amó», dijiste, autorizado por la muerte
porque sabías de ti como de una tercera persona
bebió dijiste, porque Dios estaba (Pound dixit)
en tu vaso de whiski
amo bebió, dijiste, pero ahora espera
¿espera? y en efecto la resurrección
desde un cristal inválido te avisa
que con armas nuestra muerte florece
para ti que sólo
sabías de la muerte. Aquí
¿debajo o por encima?
de esta piedra
tú que doraste la sobrenatural dureza y el
dolor sobrenatural de los edificios desnudos
¿en qué perspectiva
-dime- acoger la muerte?
en la mesa de disección
tú que danzaste
enloquecido en la plaza desierta
tropezando
hiriéndote las manos en el trapecio del silencio
en pie contra las hojas muertas que
se adherían a tu cuerpo, y contra la hiedra que tapaba
obsesivamente tu boca hinchada de borracho,
danzas, danzaste
sin espacio, caído, pero
no quiero errar en la mitología
de ese nombre del padre que a todos nos falta,
porque somos tan sólo hermanos de una invasión de lo imposible
y tus pasos repiten el eco de los míos en un largo
corredor donde
retrocedo infatigable, sin
jamás moverme
¡ah los hermanos, los hermanos invisibles
que florecen,
en el Terror! ¡Ah los hermanos, los hermanos que se defienden
inútilmente de la luz del mundo con las manos,
que se guardan del mundo por el Miedo, y cultivan en la
sombra
de su huerto nefasto la amenaza de lo eterno, en
el ruin mundo de los vivos! ¡Ah los hermanos,
Y el ave,
el ave que vuela sobre el mundo en llamas, diciendo sólo
a los mortales que se agitan debajo, diciendo
sólo: ABISMO, ABISMO!
Abismo, sí, tibia guarida
de nuestro amor de hermanos, padre.
¡Pero tan solos!
¡Tan solos! Fantasmas que hace visible la hiedra
-como hiedramerlín como niñadecabezacortada como
mujermurciélago la niña que ya es árbol-
crecen hojas
en la foto, y un florecer te arranca
de los labios caníbales de nuestra madre Muerte, madre
de nuestro rezo
florecen los muertos florecen
unidos acaso por el sudor helado
muerto de muchas cabezas hambrientas de los vivos
te esperamos ave, ave nacida
de la cabeza que explotó al crepúsculo
ave dibujada en la piedra y llena
de lo posible de la dulzura, de su sabor
ajeno que es más que la vida, de su crueldad
que es más que la vida
¡ira
de la piedra, ira que a la realidad insulta,
que apalea
a la cabaña torpe de la mentira con verbos
que no son, resplandecen, ira
suprema de lo mudo!
(te esperamos
en la delgada orilla de lo que cae, en el prado
nocturno que atraviesan lentos
los elefantes
percibís el frío
la
conspiración de las algas,
gelatina, escamas, mano
que sobresale de la tumba
manos que surgen de la tierra como tallos
surcos arados por la muerte,
cabezas de ahorcados que echan flor:
decapitados que dialogan
a la luz decreciente de las velas,
¡oh quién nos traerá la rima
la música, el sonido que rompa la campana
de la asfixia, y el cristal borroso
de lo posible, la música del beso!
De ese beso, final, padre, en
que
desaparezcan
de un soplo nuestras sombras, para
asidos de ese metro imposible y feroz, quedarnos
a salvo de los hombres para siempre,
solos yo y tú mi amada".