viernes, 29 de noviembre de 2019

"La libertad del escritor".

Una de las cosas más curiosas y extrañas del ser humano es la de tratar de imponer sus ideas a los demás, sobre todo las de índole moral. Es esa vieja obsesión por adoctrinar, por la izquierda, por la derecha y el centro, desde la moral más reprimida a la inexistente, desde la interpretación de lo bello y lo feo hasta lo que es verdadero o falso. Son esas personas empeñadas en convencernos de lo que es el bien y el mal, en realidad de su interpretación del bien y el mal. Lo que no se ajusta a su visión queda "extramuros" de lo aceptable. Los demás son malos o buenos, golfos o ascetas, simpáticos o desagradables, siempre desde la mirada del que vive dando consejos a los demás, hablando de los demás, tal vez porque no tiene tiempo de mirarse a su propio interior.

Supongo que, de alguna forma, ser escritor es como ser el mar, libre, como la libertad que veo ahora mismo mientras escribo en el móvil y las olas desprenden la música de Pitágoras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario