Estoy viendo un amanecer espectacular, un amanecer rodeado de abismo. Es algo parecido a la poesía más pura.
Me viene a la cabeza el nombre de una poeta que representa la
meditación, la profundidad, el silencio, pero también la musicalidad. El
otro día Zhivka Baltadzhieva me pidió que nos hiciéramos una foto
juntos en el "Gijón". A pesar de que nos conocemos desde hace muchos
años, apenas tenemos fotografías juntos, insistió. Y nos la hicimos,
pero se me olvidó ponerla en la crónica
de la tertulia. Busco en Youtube la considerada Primera Sinfonía de
Bulgaria, la del compositor Nikola Atanassov (1886-1945), después de la
dominación turca durante cinco siglos, tan posromántica, casi del estilo
de Chaikovski. Los primeros compositores búlgaros recibieron su
formación como músicos en el extranjero. Luego ejercieron su profesión
en Bulgaria como profesores en diversos lugares y en la Academia de
Música de Sofía. Deseaban sentar las bases de una escuela nacional
conjugando melodías autóctonas del folclor nacional con lo mejor de la
experiencia y tradiciones europeas.
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