domingo, 17 de noviembre de 2019

Atanasov, Baltadzhieva y Sotelo.

Estoy viendo un amanecer espectacular, un amanecer rodeado de abismo. Es algo parecido a la poesía más pura.

Me viene a la cabeza el nombre de una poeta que representa la meditación, la profundidad, el silencio, pero también la musicalidad. El otro día Zhivka Baltadzhieva me pidió que nos hiciéramos una foto juntos en el "Gijón". A pesar de que nos conocemos desde hace muchos años, apenas tenemos fotografías juntos, insistió. Y nos la hicimos, pero se me olvidó ponerla en la crónica de la tertulia. Busco en Youtube la considerada Primera Sinfonía de Bulgaria, la del compositor Nikola Atanassov (1886-1945), después de la dominación turca durante cinco siglos, tan posromántica, casi del estilo de Chaikovski. Los primeros compositores búlgaros recibieron su formación como músicos en el extranjero. Luego ejercieron su profesión en Bulgaria como profesores en diversos lugares y en la Academia de Música de Sofía. Deseaban sentar las bases de una escuela nacional conjugando melodías autóctonas del folclor nacional con lo mejor de la experiencia y tradiciones europeas. 

Es la música de unos ojos y de un amanecer:

https://www.youtube.com/watch?v=MOdjKOf-KfE

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