sábado, 9 de noviembre de 2019

La literatura es una especie de puente que no sabe ni de edades ni de distancias.

"Todas tus novelas son la novela de tu vida, de manera simbólica... Y tus magníficos posts contribuyen a ella. Un día tendrás que recopilarlos en un libro para conservarlos en papel... ¡Oh, mi obsesión por la palabra escrita "noir sur blanc". Soy como mi maestro Emilio Lledó".

Es un comentario que escribió el otro día Angels Santa Bañeres, catedrática de literatura francesa de la Universidad de Lleida, que el miércoles recibió el homenaje de sus colegas en forma de libro. Allí estuvo Javier Del Prado Biezma en primera fila. Hace unos meses escribí una reseña sobre su libro "Ensoñaciones literarias", donde se recogen los artículos que ha publicado en la prensa durante toda su vida; por eso ahora me anima a que yo haga lo mismo (está en primera fila de la segunda fotografía con un pañueño azul). A Javier le pedí que le diera un abrazo de mi parte cuando la viera. Mientras me tomo el primer café de esta bella mañana de otoño, leo un comentario que escribió anoche Ángels en el muro de Javier: "Sí, me lo dió. Y hablamos mucho de ti. Estuviste presente en nuestras conversaciones y en nuestro corazón. Pese a no conocerte personalmente, me parece que estamos muy próximos. Tus novelas, tus personajes, tu César Figueroa..., te acercan mucho a mí".

Ángels está leyendo todas mis obras. César Figueroa es el protagonista de "Vivir es ver pasar" (1997), mi novela de los veinte a los treinta años. Es curioso que veinte años después sirva de unión con otra persona que está tan lejos.





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