martes, 28 de febrero de 2023

"Una tertulia literaria para un 29 de febrero".

Hoy no es mi cumpleaños, aunque lo diga el algoritmo de Facebook, y mañana ya habrá pasado. Para celebrar mi "no cumpleaños", por Zoom, con los miembros de mi tertulia vamos a hablar de mi último libro publicado "Poeta en Madrid" (Huso, 2021). Algunos miembros de la tertulia escribieron espléndidas reseñas sobre la novela, y les he pedido que lean párrafos de las mismas o lo que quieran. Lo más importante es que canten el "cumpleaños feliz" como hicieron mis alumnos ayer por la tarde y que también se lo cantemos a Javier del Prado Biezma, que cumple años un par de días después. Estas tres fotografías son para el recuerdo con mis alumnos de E3 de Derecho y ADE de la Universidad Pontificia de Comillas. Ayer les comentaba que parece que hemos dejado atrás la pandemia. En los meses del confinamiento los seres humanos de este planeta nos dedicamos a hacer muchas cosas, a escribir, a leer, a pintar, a cocinar o a correr por casa. Algunos de los artistas que conozco me han comentado que el arte les había salvado la vida. Yo no escribí apenas, salvo en las redes sociales. Me dediqué a dar clase, como les dije ayer a mis alumnos. Ya había dado clase de máster en una Universidad virtual española, y tampoco me supuso excesiva dificultad. Dar clase es mi forma de mantener abierta la puerta a la juventud, pues los jóvenes son las personas más agradecidas del mundo. Y también escuché música, por supuesto, escuché mucha música, aunque eso lo hago continuamente.
 
Y, hablando de música, me tomo el primer café del día escuchando uno de los conciertos más bellos que se han escrito. Lo compuso un ruso, toca el piano un pianista y director de orquesta argentino que se nacionalizó español, israelí y palestino, y además el director de orquesta es un rumano genial que tuve la ocasión de ver de niño tocando en Madrid. 
 
Y yo soy un simple ciudadano del mundo que está convencido de que algún día desaparecerán todas las fronteras, dije también a mis alumnos:
 

lunes, 27 de febrero de 2023

"Bésame mucho".

A pesar de la afonía y el frío que hacía, ayer me di una vuelta por el barrio para tomar el sol, como me había dicho que hiciera Celia, mi joven fisioterapeuta. Me paré delante de un escaparate y saqué esa fotografía. Y me acordé entonces de un poema que me dedicó no hace mucho tiempo el poeta de Zaragoza Miguel Ángel Yusta, que hoy presenta un libro en Madrid.
 
"Don Juan las volvía locas
robando su corazón,
pero Justo las seduce
bebiendo Möet Chandon.
Hoy los tiempos han cambiado,
ya no sirve un fanfarrón,
música y literatura
causan grande seducción
si don Juan es, como Justo,
guapo, culto y profesor".
 
Después de encontrarme a mi amigo Pepe Villacís por la calle y a un par de alumnos junto a la casa de los profesores de la Universidad Complutense, en Moncloa, comprar unos sandwiches en el Rodilla de Princesa y sentarme un rato en un cómodo sillón de este viejo lugar madrileño para leer una de las novelas que se van a presentar en mi tertulia literaria en un par de semanas en Casa Manolo, justo enfrente de Rodilla, me puse a canturrear una canción que escribió una muchacha mexicana de apenas 16 años, a la que nunca habían besado:
 
La verdad es que me gusta que me besen, mucho, particularmente en el cuello.
 

 

domingo, 26 de febrero de 2023

"Las guerras y los poetas".

"Tenue, gradual, se diluye la penumbra sin forma
se estremece en la llovizna del alba que revela
hombres desconsolados con empapadas botas
tornan al cielo rostros apagados y hundidos,
demacrados, desesperados. Ellos, que tras vencer
la rancia angustia de la noche, deben renovar
su desolación en la tregua del amanecer
matando las horas pálidas que buscan la paz a tientas.
 
Estos, que se aferran a la vida con brazos tercos,
aún pueden sonreír entre tormentas de muerte y hallar hueco
en los crueles enredos zarpados de su defensa.
Marchan desde el amparo y la alegría de los pájaros
en arbustos verdes hacia la tierra donde todo
es ruina y nada florece excepto el cielo
que se apresura sobre ellos, donde sufren
tristes, humeantes horizontes planos, bosques malolientes
y trincheras hundidas que volean muerte por muerte.
 
Oh mis valientes compañeros pardos, cuando vuestras almas
vuelen en silencio y los muertos sin ojos
se avergüencen de la bestia de la lucha en la cresta
la muerte quedará llorando en ese campo de batalla
pues se acabó vuestro invicto esfuerzo.
Y pasarán a través de algún Valhalla de luna
batallones y batallones, lacerados en el infierno,
la armada que fue juventud y que no vuelve;
las legiones que han sufrido y ahora son polvo".
 
(Sigfried Sassoon, "Preludio: las tropas", traducción de Eva Gallud Jurado).
 
Sassoon (1886-1967) es uno de los "poetas ingleses de la guerra", con Wilfred Owen y Rupert Brooke. Fue un declarado antibelicista, lo que influyó en sus poemas y su posterior obra en prosa. El inglés Terence Davies, uno de los directores que sí me interesan, autor de "Voces distantes" (1988) y "El largo día acaba" (1992), donde habla de su niñez y adolescencia en Liverpool, o "Historia de una pasión" (2016), sobre Emily Dickinson, llevó su vida al cine en 2021, y llamó a su película "Benediction". La vi hace meses en los cines Golem (mis cines) y ayer de nuevo en Movistar. La película superpone las imágenes de archivo de la Primera Guerra Mundial, la voz en off del protagonista recitando sus poemas y su vida de amante en amante (le costó aceptar su homosexualidad), su boda con una mujer y su conversión al catolicismo. El final resume en apenas unos minutos, en una de las escenas más hermosas y dolorosas que he visto en el cine reciente, con la cámara sobre su rostro viejo y luego joven, el dolor acumulado en la guerra que le marcó para siempre, mientras se escucha una delicada música. Estoy convencido de que mi padre y muchos otros que participaron en la Guera Civil española siendo unos adolescentes murieron antes de tiempo debido a la "muerte" espiritual que originó esa guerra. ¿Cómo no escribir "Entrevías mon amour, aunque me llevara veinte años de mi vida? 
 
Absurdas y terribles guerras que consumen la juventud de todos los inocentes, tan terribles como los que las provocan, analfabetos y delirantes seres sin belleza ni sensibilidad que se creen dueños de los demás y jamás entenderán una música como esta:
 

sábado, 25 de febrero de 2023

"Bajo el cielo estrellado".

Cuando Zach entra en la adolescencia y descubre que es diferente a los demás, reprimirá sus tendencias más profundas con el fin de no perder el amor de su padre. Entre 1960 y 1980 vive rodeado de sus hermanos, Pink Floyd y los Rolling Stones, los porros fumados a escondidas, las grandes y pequeñas discusiones. Pero, sobre todo, lo que busca es mantener la relación con su padre. 
 
Desde hace años el Colegio Mayor Isabel de España, en la Ciudad Universitaria (cerca de la estación de Metro de Vicente Aleixandre y el autobús Circular), organiza un ciclo de "cine y psicología" donde interviene la psicóloga Malena Calvo, la mujer de nuestro tertuliano y crítico cinematográfico Eduardo Larrocha (que más adelante nos hablará del cine de Carlos Saura en una tertulia). Este domingo 26 a las 17 se proyecta la estupenda película canadiense CRAZY (2005), dentro del ciclo "Género, sexo e identidad", y acto seguido habrá un coloquio sobre ella y el conflicto entre los jóvenes y los padres. He estado algunas veces en este ciclo viendo "El cielo protector", de Bertolucci, y "La cinta blanca", de Haneke. La semana que viene se hablará de "Todo sobre mi madre", de Almodóvar. 
 
Este es link de las sesiones:
 
Este lunes otro tertuliano, Miguel Ángel Yusta, tan melómano como yo, presenta a las 19 en el Café Comercial su libro "La copla: poema y canto". Javier Del Prado Biezma será uno de los presentadores. Yo no podré ir, sintiéndolo mucho, porque tengo clase toda la tarde. Ahora pensaba escuchar un aria cantada por María Callas, Victoria de los Ángeles o Montserrat Caballé, que me gustan mucho, como a Miguel Ángel, pero ya que he mencionado una novela de Bowles, no puedo evitar escuchar la banda sonora de la película, con una espléndida Debra Winger:
 
Paul Bowles viajó por muchos países antes de terminar en el norte de África con su mujer, con la que mantuvo una relación literaria y complicada, repleta de infidelidades por ambas partes. Al principio de la novela, el narrador nos dice que mientras que el turista se apresura a regresar a su casa al poco tiempo, el viajero, que no es más de un lugar que del siguiente, se desplaza con lentitud durante años de un punto a otro de la tierra. El turista acepta su civilización sin cuestionarla, lo que no le ocurre al viajero, que la compara con otras y rechaza los aspectos que no le gustan. Acabada la Segunda Guerra Mundial, un joven y refinado matrimonio de New York, Port y Kit Moresby, viaja al norte de África junto a su amigo Tunner. Bajo el impresionante paisaje que los rodea, se esconden los peligros de la cultura que les es ajena y un entorno natural hostil. Poco a poco, el vacío y la crueldad del lugar los llevan hasta los límites de la razón. Tennessee Williams escribió en 1949 en "The New York Times Book Review": "En su aspecto externo, es la narración de una asombrosa aventura. En su aspecto interno, "El cielo protector" es una alegoría de la aventura espiritual del hombre plenamente consciente en la vida moderna".
Recuerdo cuando dormí varias noches en el Sáhara, viendo el cielo estrellado, sintiendo el rumor de las dunas y de toda la historia de la humanidad sobre mis párpados.
 




 

viernes, 24 de febrero de 2023

"El escritor y la libertad".

Hegel aseguraba que la libertad es la conciencia de la necesidad y Montesquieu que la libertad es poder hacer lo que debemos. En mi opinión la libertad es el ejercicio de la responsabilidad, entre otras cosas.
 
Observo la segunda foto que compartió hace muy poco por aquí mi amiga y tertuliana María Victoria Huertas, con algunos de mis libros, "Entrevías mon amour", "Las mentiras inexactas", "Cuentos de los viernes" y "Cuentos de los otros". Me tomo un café bien caliente ya que tengo fatal la garganta de tanto hablar en clase, y pienso que a lo largo de los años he ido escribiendo los libros que quería escribir. Como decía mi profesora de Poesía española contemporánea Fanny Rubio (en la primera fotografía estoy con ella hace menos de un año en la presentación del libro sobre el Café Comercial y en la tercera cuando presentó mi novela "Las mentiras inexactas", en las Cuevas de Sésamo), el escritor debe ser sincero y escribir desde el máximo conocimiento posible y la exigencia más absoluta, además de "no ser un vago". Esta última idea me hizo gracia cuando se la escuché. A lo mejor es que tenemos demasiado interiorizada la "imagen" del escritor romántico, que se pasa la vida intentando ser algo así como Dorian Gray, y descuida su obra.
 
Sí, solo he escrito los libros que quería (y necesitaba) escribir, y lo he hecho con el mayor conocimiento posible y la experiencia en la vida puesta al servicio de la propia obra, del estudio, la lectura y la reflexión. Siempre me he tomado en serio la literatura, "el trabajo" literario, la "poiesis" aristotélica, como dije el otro día en la tertulia de Casa Manolo. Esa es mi forma de ser responsable ante la página en blanco, es decir, de ser "libre" ante un texto que depende de mí, de mi mente, de mi sensibilidad, de mi vida.
 
Salvando las distancias, supongo que era lo que le ocurría a Bach cuando necesitaba comunicarse con Dios:
 
A quien siempre me he tomado muy poco en serio es a mí mismo, desde el ejercicio de mi responsabilidad.
 



 

jueves, 23 de febrero de 2023

"El canto de Calíope".

Elicio es un pastor que vive cerca del Tajo y que está enamorado de la pastora Galatea. Ella no se decide a aceptarlo, y aparece Erastro, otro pastor enamorado de Galatea, pero que no quiere seducirla ya que respeta el sentimiento de Elicio. Los dos cantarán sus amores a Galatea, mientras aparecen otros personajes que nos cuentan sus amores y desamores a lo largo de las páginas de la primera novela que publicó Cervantes. 
 
Durante la carrera de Teoría de la Literatura y los dos másteres que estudié sobre Literatura española y Estudios literarios tuve hasta 5 asignaturas que me hablaron de Cervantes. Y reconozco que le cogí cariño, entre las páginas del Quijote, las Novelas Ejemplares y sus obras de teatro, las costumbres, la ropa y la comida de la época, los viajes y los libros de su biblioteca.
 
Dejas el coche en un parking no muy lejos de las ruinas romanas, y te diriges camino de la Pontificia y la bella Casa de las Conchas. Te desvías para ver por enésima vez la fachada de la vieja Universidad, una de las más antiguas del mundo, recordando el conocido adagio "Lo que natura no da, Salamanca no presta". Compruebas que sigue en su sitio la escultura de Fray Luis de León, "como decíamos ayer". Te detienes frente a una tienda de discos de vinilo y una librería de viejo que se llama "La Galatea". Mientras comes al lado de la Plaza Mayor te desplazas mentalmente al año 1585. Los pastores viven en una naturaleza idealizada y cuentan sus sentimientos de forma lírica y metafórica, como Galatea y Elicio. Piensas en la Arcadia, ese lugar narrativo en el que los pastores conversan y debaten sobre el amor. Y aparece Calíope para decirte quién es y en qué consiste su oficio. Te recuerda que Zeus y Mnemosine tuvieron nueve hijas, las nueve musas, a saber: Calíope, Clío, Erato, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Talía, Terpsícore y Urania, bajo cuyo amparo se cobijan las Artes. Te metes en la tienda de discos y revuelves en las estaterías hasta dar con lo que buscabas.
 
A la vuelta suena una sarabanda:
 

miércoles, 22 de febrero de 2023

"Y crecieron jardines en la calle Princesa".

Seguro que ocurriría algo así, pronosticó ayer por la mañana Miguel Ángel Yusta refiriéndose a la tertulia literaria que íbamos a tener por la tarde en Casa Manolo con la escritora Juana Vázquez a propósito de su último libro, "El desconcierto de vivir", el primero de cuentos, tras escribir libros de poemas, ensayos y novelas. Y no se equivocó gracias a la profunda y cariñosa presentación de Almudena Mestre, a la lectura de uno de los cuentos por el escritor Rafael Soler y a las sucesivas intervenciones de Javier del Prado, Peter Redwhite, María José Muños Spínola, Mariwan Shall, Antonio Banús, Isabel Montero, Juan José Moragrega (me gustó volverlo a ver, con Isabel Llorente), Carmen Sogo, Ilia Galán (el editor de los libros de poesía de Juana y profesor de Estética y Teoría de las Artes de la Universidad Carlos III), Inmaculada de la Fuente e Inma Chacón, y otros amigos, y todo ello bajo la dulce mirada de mi querida rubia catalana Silvia López y la diligencia de Marta, la encantadora camarera. Una mañana Juana llegó a su casa "desesperada" ante el papeleo que tenía que hacer para que su "tata", ya muy mayor, dispusiera de un aparatito que le sirviera para conectar con los médicos si se encontraba sola en la casa y sufría una caída u otro tipo de emergencia. Y así comenzó el primer relato de su libro, intentando sobrepasar la pequeña realidad de cada día. Todas las historias tienen que ver con algún recuerdo o acontecimiento vivido con desasosiego existencial; pero, como es obvio, la anécdota no aparece, sino lo que significó para ella o las sensaciones que despertó en su interior. Su voz narrativa se bifurca en muchos momentos y aparece una segunda persona, íntima pero suficientemente distanciada, tal vez por la necesidad de contarse y ser narrada por otra voz que no sea la primera. No obstante, Juana confiesa que la forma de enfocar la voz narrativa no es una técnica de la que tenga conciencia y considere al escribir el libro, y menos que, cuando aparece, sea con la intención de "examinar" algo. En todos sus libros, y mucho más en este, apenas pasa por la razón lo de utilizar determinadas técnicas literarias, lo que no quiere decir que no las haya, pero vienen del subconsciente, en su opinión. Ella siempre dice que escribe en "estado de gracia" y ese estado se da en toda su obra creativa y, principalmente, en la poesía, su primera novela, "Con olor a naftalina", de la que también nos habló ayer, y en este libro de cuentos.
 
Estuve observando a Juana mientras hablaba, y lo hacían el resto de tertulianos (casi todo el rato de pie porque casi no cabíamos y me daban ganas de ponerme a bailar en medio del precioso salón). Mi forma de ver el proceso creativo es distinta, más aristotélica que platónica (de trabajar la "poiesis" que del "furor" platónico). Aun así. me gusta conocer a artistas de todo tipo, y así seguir aprendiendo. Como digo siempre a mis alumnos, si en el DNI se pudiera poner la profesión, como hace años, siempre escribiría "estudiante".
 
Y el eterno estudiante se paseó por el jardín lluvioso de su tertulia literaria, como un peripatético, escuchando esta música, después de dar un beso a la chica guapa, claro:
 

martes, 21 de febrero de 2023

"El desconcierto de vivir", de Juana Vázquez, se presenta hoy en mi tertulia literaria.

Y he rescatado una fotografía de antes de la pandemia donde estoy con Juana y Silvia López en la Asociación de la Prensa de Madrid en Juan Bravo. Juana se empeñó en que nos hiciéramos una fotografía juntos, pues según ella yo tenía fotos con todo el mundo menos con ella. Por allí andaba también Silvia, que había ido acompañada del poeta leonés Antonio Cubelos (por cierto, me lo he encontrado por la calle el otro día después de varios años sin vernos), y le dije que se pusiera con nosotros. Habíamos ido a la presentación de un libro del escritor Rafael Soler, al que tendremos, con su último libro, en Casa Manolo despues de Semana Santa. Ahí también podría haber estado la escritora Almudena Mestre, que será la presentadora del primer libro de cuentos de Juana. 
 
He pedido a Almudena un anticipo:
 
"Juana Vázquez es una escritora singular, inclasificable, clásica para muchos, “retro” para otros. Su escritura es caleidoscópica, siempre con los mismos personajes que huyen de su realidad y se sitúan en un sentimiento de extrañeza y soledad. El universo narrativo de su libro se llena de descripciones, metáforas y personificaciones. La coordenada temporal de sus relatos nos conduce a la indefinición, la nebulosa, las lagunas, las ausencias y vacíos del texto y la elipsis. Los temas principales son la memoria, el olvido, la culpabilidad, la identidad, el desconcierto, la soledad. 
 
Juana es doctora en Filología, especialista en el siglo XVIII, además de licenciada en periodismo, junto a catedrática de Literatura. En la práctica ha publicado diferentes ensayos, varios libros de poemas y tres novelas".
 
En este video de "Conocer al autor" nos habla, brevemente, de su libro:
 
Y como siempre estoy escuchando música, este bonito martes me tomo el primer café del día con una obra de la compositora griega Eleni Karaindrou, la gran colaboradora de mi admirado director Theo Angelopoulos:
 
(Casa Manolo, Princesa 83, a las 18.30, entrada libre).
 

 

lunes, 20 de febrero de 2023

"Babylon", el otro lado de "La la land".

Después de tres horas de escenas magníficas y otras repulsivas, la bajada al infierno de los orígenes del cine mudo de Hollywood y su tránsito al sonoro y tras leer que ha sido un absoluto fracaso en los Estados Unidos, salgo del cine Princesa pensando que he visto una película apropiada para una época de redes sociales, donde todo es efímero y la gente sigue bebiendo y drogándose, tal vez ahora más que nunca. Y siempre me preguntó para qué, ¿para dejar de ser uno mismo y ser otro? ¿Eso tiene algún sentido? Otra de las cosas más curiosas de esta época es la forma que tiene mucha gente de ligar, a través de las redes sociales, con lo bonito y satisfactorio que ha sido siempre ligar por la calle, en una bibloteca o en la Universidad, en la tertulia, el Metro, el autobús, el avión (no es mi caso, ya que nunca he ligado). A sus 37 años Demien Chazelle es el autor de dos obras maestras, "Whiplash" y "La la land", y ya en su cuarta película cuenta la decadencia, la depravación y los excesos que provocan el ascenso y la caída de varios ambiciosos soñadores en el Hollywood de aquellos años 20. Brad Pitt interpretando su propia decadencia, con esa mezcla de Gable, Valentino y Fairbanks Jr, Margot Robbie que se sale de la pantalla con su homenaje a algunas actrices de la época que murieron demasiado jóvenes, Diego Calva como el gran descubrimiento y Tobey Maguire dando miedo de verdad están muy bien. La música es también estupenda. Y el homenaje a "Cantando bajo la lluvia" de esos que te dejan pensando un rato, quizá porque es el mayor musical de la historia y una de las mejores películas que se han rodado nunca. 
 
Este es el tráiler:
 
Y esta es la banda sonora de Justin Hurwitz:
 
A pesar de las tres horas de duración, reconozco que se me pasó en un santiamén, y habría seguido viéndola si hubiera durado más. Chazelle es un director culto que se lo lee todo antes de hacer una película, como se nota por la cantidad de citas cinéfilas y literarias, y a mí me gusta el cine, es una de las cosas que más me gustan de este mundo. Todo lo que escribo está atravesado por las películas que he visto en mi vida, desde Hitchcock a Chazelle, pasando por Hawks, Ford, Erice, Tarkovski, Bergman, Rohmer, Kar-wai, Coppola o Allen. Esta película no ha hecho mucha gracia en Hollywood y la han dejado fuera de las candidaturas importantes de los Oscar; aun así Chazelle ha vuelto a rodar una apasionada carta de amor al cine, épica, salvaje, sensual y triste.
 

 

"Esperando a Godot", de Beckett.

Ayer por la tarde fuimos a esperar a Godot. En el patio de butacas estaba Justo hijo celebrando la vida con su amiga Zhenya (se los ve en la segunda foto, y también a Paqui). Beckett recibió el Nobel de literatura en 1969, pero no acudió a recibirlo (como Bob Dylan, del que puse ayer una canción en esta red socal). Años después regalé una de sus novelas, "Molloy", a un amigo, su madre se la quitó y la rompió por blasfema.
 
Está claro el motivo por el que este irlandés nacido en Dublín y que fue secretario de Joyce siempre me ha caído bien. 
 
"Esperando a Godot" se estrenó en 1953 y es una de las máximas representaciones del teatro del absurdo y del existencialismo. Son dos actos protagonizados por Vladimir y Estragon, dos vagabundos que esperan la llegada de Godot. Aunque la trama parezca no tener ninguna acción relevante, lo cierto es que no deja de ser un reflejo de lo absurdo de la vida, donde cada día es exactamente igual que el anterior y nadie sabe de dónde viene ni a dónde va. Supuso un revuelo en la época ya que apostaba por un teatro nuevo, diferente y en el que aparentemente "no pasaba nada", con conversaciones que ya han tenido lugar y un estado como de ensoñación constante en el que los personajes no saben si lo que viven es real o soñado. Realizan acciones breves y absurdas que les sirven para rellenar su tiempo, su espera, en las que se incluyen juegos de sombreros que tienen un cierto aire a varias obras de los Hermanos Marx y Chaplin. Godot tal vez sea Dios ("God" en inglés) o una bota ("godillot" en el francés coloquial). El árbol simboliza la condena a la que estamos sumidos los humanos. Los personajes se plantearán la posibilidad de usar las ramas del árbol para suicidarse. Pero además simboliza la redención ya que, en el segundo acto, al árbol le han salido hojas, es un árbol con vida. También está el espacio vacío con un camino; nadie sabe de dónde viene el camino ni a dónde va. Ni siquiera los personajes saben dónde se encuentran. Y está el anochecer, ya que la caída de la noche es algo inevitable y que ocurre día tras día, una noche que simboliza la oscuridad, la dificultad para poder encontrar la salida a este ciclo eterno que nos hace repetir día a día lo mismo.
 
Escucho atentamente:
 
"Hemos acudido a la cita, eso es todo. No somos santos, pero hemos acudido a la cita. ¿Cuántas personas podrían decir lo mismo?"
 
"¿No ha terminado de envenenarme con sus historias sobre el tiempo? ¡Insensato! ¡Cuándo! ¡Cuándo! Un día ¿no le basta?, un día como otro cualquiera se volvió mudo, un día me volví ciego, un día nos volveremos sordos, un día nacimos, un día moriremos, el mismo día, el mismo instante, ¿No le basta?"
 
"Todos nacemos locos".
 
"La llamada que acabamos de escuchar va dirigida a la humanidad entera. Pero en este lugar, en este momento, la humanidad somos nosotros, tanto si nos gusta como si no. Aprovechémonos antes de que sea demasiado tarde".
 
"Siempre encontramos alguna cosa que nos produce la sensación de existir".
 
"¿Habré estado durmiendo mientras los otros sufrían? ¿Estaré durmiendo en este momento? ¿Qué diré mañana, cuando crea despertar, de este día?
 
"Hay tiempo para envejecer".
 
La obra de Beckett no solo ha ejercido influencia en otros escritores como John M. Coetzee, Harold Pinter, artistas plásticos como Bruce Nauman, Bill Viola, Philip Guston o Jasper Johns, coreógrafos como Maurice Béjart, Pina Bausch, sino también en la música de los más destacados compositores como Roman Haubenstock-Ramati, Luciano Berio, Pascal Dusapin, John Cage, György Kurtág y Peter Eötvös.
Ahora me tomo el primer café de este día. Va a hacer un bonito día. Suena Purcell y baila Bausch:
 

sábado, 18 de febrero de 2023

"Recordando a Antonio Zaballos en Entrevías".

Mientras escribo, y me tomo el primer café de esta suave mañana de invierno, me vienen a la cabeza algunas imágenes que tengo con mi amigo Antonio cuando buscábamos lugares para las portadas de mis novelas. Siempre he querido que se encargara de hacerlas, en realidad como una excusa para seguir viviendo la literatura de otra manera. Antonio me sacó estas fotografías delante de la iglesia de Entrevías, cuando pensábamos en la portada para "Entrevías mon amour". Al final no quise salir en la portada y elegimos una foto de Antonio con dos vías que se cruzan. La literatura, para mí, no tiene nada que ver con el dinero o la fama. Es una forma de vivir, de ser y de comportarme. Por eso la elección de la portada también define mi actitud ante la literatura y la vida, porque me permite estar con las personas que he elegido en el viaje de la vida. Y una de ellas fue Antonio. Esta vida es demasiado corta, pero hay algo que nadie nos podrá quitar, me decía siempre Antonio, la de vivir, mirar, pensar e incluso soñar como un artista. Ayer escribí sobre el párroco de la iglesia del barrio de Entrevías, Enrique de Castro, en la hora de su muerte, y los comentarios fueron preciosos y sentidos (desde aquí quiero agradecerlos todos). Y entre ellos estuvo el de la escritora y profesora Emma Prieto, que dio clase a "niños con necesidades especiales" en Entrevías y conoció al padre Enrique. El año anterior a la pandemia Emma leyó la novela y escribió: "Acabo de terminar la lectura de "Entrevías mon amour". Es una novela que parece escrita hoy a pesar de ser publicada hace diez años. Es tremendamente actual porque habla de víctimas y de verdugos, de la memoria y el olvido, del dolor, del regreso, del amor. Las mujeres que aparecen son como las que queremos: poderosas, reivindicativas, libres. Está tejida con multitud de referencias literarias y se desarrolla en el barrio de Entrevías, que en la novela es un escenario real y mágico a la vez. Me encanta que el autor tome partido por los desposeídos y los desarraigados".
 
Hoy es Carnaval. La primera vez que estuve en el baile de disfraces del Círculo de Bellas Artes el organizador era Antonio, lo que conté en otra novela, "La paz de febrero". Antonio dejó de caminar junto a mí hace más de dos años. Quizá la vida no sea otra cosa que flotar en el viento, como dice la canción que se escucha en "Entrevías mon amour":
 

viernes, 17 de febrero de 2023

"El cura rojo de Vallecas".

No es uno de los personajes que salen en TV, ni en el resto de los medios habituales de comunicación, por eso hoy voy a hablar de él. Falleció este miércoles, a los 80 años, tras una larga enfermedad. Esta es la gente que me interesa. 
 
Hablo del sacerdote Enrique de Castro.
 
Hace años me invitó a dar clase "gratis" en su parroquia a un grupo de inmigrantes sudamericanos; se extrañó de que yo aceptara sin pedir nada a cambio. En realidad sujetos como él inspiraron al padre Román, uno de los personajes de mi novela "Entrevías mon amour" (2009, Bartleby). La inspiración esencial para mí fue Abundio García Román, creador de las Hermandades del Trabajo, del que escuché hablar a mi madre muchas veces cuando yo era pequeño. Aun así él sabe, allá donde esté, que mi personaje también era una especie de "cura rojo" y "cura de los pobres", como él y el padre Llanos, por su lucha contra la pobreza y por su trabajo con los marginados desde la parroquia de San Carlos Borromeo, de Entrevías, en el barrio de Vallecas. Mientras escribí mi novela a lo largo de 20 años hablamos varias veces y aproveché para preguntarle por ese mundo tomando un café. Yo no escribo nunca por escribir, ni para sentirme mejor o algo parecido, sino en busca del conocimiento. Enrique estudió en el Pilar, con otros "hijos de la burguesía" madrileña de los 40 (yo lo conocería muchos años después), y se licenció primero en Filosofía y Letras, y a continuación en Teología. Siempre estuvo preocupado por los asuntos sociales, la exclusión y la pobreza, por las injusticias que se daban en el sur de Madrid. En 1972 se ordenó sacerdote, se marchó al Alto del Arenal y en seguida se integró en el movimiento de los "sacerdotes obreros". Y su apuesta por las misas abiertas y participativas, marcadas por su desafío al franquismo y su espíritu crítico frente al mismo, le costaron ser objeto de persecución por la brigada político social franquista, y terminó detenido y encarcelado en Carabanchel. En los 80 llegó la lucha contra la droga, y él siguió ayudando a los marginados, hasta el punto de tener que irse de la Parroquia de Cosme y Damián ante las "quejas" de los vecinos por acoger a drogodependientes. Y se marchó a San Carlos Borromeo, donde fundó la Asamblea de madres contra la droga y contribuyó a la persecución de los puntos de venta. Sus propuestas llegaron al Congreso de los Diputados. En los últimos años la parroquia quedó convertida en Centro de Pastoral debido a sus discrepancias con la jerarquía.
 
No le gustaban el lujo y la pompa, pero sé que le gustaba Mozart, así que va por él y por todos los que son como él en cualquier lugar de este mundo:
 

jueves, 16 de febrero de 2023

"El grito", de Johana Roldán.

El otro día hablé de un cuadro del mismo título del pintor aragonés Antonio Saura, como una manera de homenajear a su hermano, el director de cine Carlos Saura, que acaba de fallecer. Y recordé la canción que cantaba Jeanette en una de las películas de su mejor época, "Cría cuervos". Entonces comenté que esta cantante se me parecía de joven a la pintora madrileña Johana Roldán, buena amiga y que dibujó la portada de mi libro "Cuentos de los otros"! (2017), publicado por Bartleby Editores. Tras leer el texto, Johana comentó que ella tenía un cuadro que se llamaba "El grito". Una de las cosas que más me gustan de los artistas es conocer y valorar el proceso creativo de sus obras, y tras leer las palabras de Johana recordé el cuadro que expuso en el Teatro Buero Vallejo de Guadalajara (está en la tercera foto) y a cuya inauguración acudieron los tertulianos de entonces (entre ellos Antonio Zaballos, al que siempre recuerdo) y después en el Palacio del Infantado de la misma ciudad. También recordé que el lienzo en blanco se lo regalé por su cumpleeaños (en la segunda fotografía). Me gusta que las personas que conozco con "talento" lo desarrollen, y les animo a que lo hagan. Johana es una artista que utiliza la manos, los pinceles y los bolígrafos para pintar y dibujar (la primera foto es en la Alhambra de Granada), pero sobre todo usa el cerebro. Y a mí siempre me han gustado los artistas que utilizan el cerebro, y los que no son artistas y también lo usan.
 
Y ahora me tomo bien caliente el primer café de la mañana, porque me "pica" la garganta, como todos los meses de febrero, ya que no paro de hablar en clase, y lo hago escuchando la música del final de una película que nos gusta a los dos. Ya he dicho varias veces que considero "La la land" una de las mejores películas del siglo XXI, la nueva "Cantando bajo la lluvia" de este siglo, y al final aparece, de forma ficcional, Le Caveau de la Huchette de París, un lugar donde no me importa perderme de vez en cuando: