sábado, 9 de noviembre de 2024

"Bajo la terraza donde tomaba el sol de joven con mis amigos poetas".


 
A veces paseo por Lavapiés, un lugar de Madrid que está lleno de gente de todas partes, y siempre me detengo en esta fotografía o alguna parecida, como ayer. Ahí mismo vivió Miguel Ángel, uno de mis amigos bohemios, escritor, pintor, filósofo. Recuerdo las charlas en su terraza con otros amigos artistas, como Pepe, Antonio, Paula, Benito, María José, Natalie, Mara. Yo los escuchaba hablar de Rilke, Artaud, Blake, Hölderlin, entre cigarro y cigarro, y copa y copa, y adoptaba mi postura de novelista. Tomaba nota mentalmente o tan solo dejaba fluir las conversaciones y más tarde, semanas, meses e incluso años después las transformaba en mis novelas, en particular "Vivir es ver pasar" (1997), "Las mentiras inexactas" (2012), "Poeta en Madrid" (2021) y "Un hombre que se parecía a Al Pacino" (2023) aunque esta no sea una novela. Mientras tanto aquellas chicas tan románticas se enamoraban de mí. aunque nunca he sabido muy bien porqué.
 
A lo mejor es que mi vida no es más que una novela con música de Chopin, y eso siempre ha gustado a las mujeres bellas, sensibles e inteligentes:
 

viernes, 8 de noviembre de 2024

"Me parece que aún sirve de algo ser escritor".


 
Esta es otra reseña del último libro que he publicado, "Un hombre que se parecía a Al Pacino", que publicó ayer mismo la revista "Todo literatura". La ha escrito el economista del Banco de España José Ramón Cano Prieto con el título de "Diálogos inteligentes entre cine y literatura". Entre otras cosas dice lo siguiente:
 
"Si eres amante de la literatura y el cine, o simplemente buscas un libro que te inspire a pensar y a sentir, "Un hombre que se parecía a Al Pacino" es tu lectura.
 
Si eres amante de la música clásica, la ópera y/o la pintura, ésta es tu obra..."
 
Y yo tan contento, así que me tomo el primer café de esta mañana de viernes escuchando una de las canciones de mi libro, del "Dúo dinámico", "Quince años tiene mi amor", de una de las películas con las que empieza el libro, "Asignatura pendiente", de Garci, cuando los protagonistas vuelven muchos años después a Miraflores de la Sierra. El otro día estuve dando una vuelta por allí antes de irme al teatro de la Comedia de la calle Príncipe para ver "El gran teatro del mundo" de Calderón:
 
 
 Me gusta imaginarme a la lectora o al lector con mi libro en la mano, en la cama, antes de apagar la lámpara de noche.
 
 
 

jueves, 7 de noviembre de 2024

"En la próxima vida espero ser mujer y negra para presidir Estados Unidos".


 
Es lo que dije el otro día al catedrático emérito de literatura de la Universidad Complutense Javier Del Prado Biezma caminando por la calle Princesa, y ganar en los lugares intelectuales y progresistas de USA, California, Nueva York y Washington, como le ha ocurrido a Kamala Harris. Creo que también le dije que lo veía más delgado, tal vez porque había dejado de comer esos callos y mollejas y se había pasado a las ensaladas de canónigos, como hago yo, aunque quizá me estropee la línea bebiendo tanto Rioja y Möet Chandon. Por otra parte, el selfie que saqué delante de la puerta de El Corte Inglés me salió con un dedo en medio de la foto. Si es que no somos nadie, la verdad.
 
Ahora me tomo el primer café de este jueves tan bonito y le canto a Javier algo de Maurice Chevalier ya que me lo recuerda físicamente, además de que "I love París":
 

miércoles, 6 de noviembre de 2024

"Una conversación sobre Literatura Comparada con un alumno de una Universidad de Camerún".


 

El otro día un alumno del profesor Toumba Hamán, que explica mis novelas en la Universidad de Maroua, en el norte de Camerún, me preguntó sobre el significado de la Literatura Comparada. Como era temprano y tenía que irme a clase le comenté que le respondería al mediodía. Y es lo que hice. Le hablé de los temas, los motivos y el discurso que hacen que se pueda hablar de todas las literaturas del mundo como si fueran una sola literatura, porque esta es universal. Después de un pequeño diálogo me dijo algo que me gustó mucho, "entonces como decía Goethe", aseguró. En ese momento recordé una clase que tuve con mi profesor de Literatura Comparada, Ángel Villar, donde también apareció el nombre de Goethe. Y pensé que no había distancias entre Camerún y España y que todos formamos parte de un mismo mundo, el mismo mundo. Lo que igualmente me recordó otras dos conversaciones, una en la cafetería de la Facultad de Filología de la Complutense (primera foto) y otra hablando hace tiempo con Zhivka Baltazhieva y Gabriela Amorós Seller, cuando la poeta alicantina presentó uno de sus libros en Madrid.
 
Como dijimos Ángel Villar (que me pintó varios retratos en clase y que ahora está retirado en su querida Galicia) y yo en aquella clase, dos de las cosas que siempre han gustado a todas las culturas a lo largo de la historia son un paisaje marino con un barco de vela en el medio y los labios de una madre cantando una nana a su hijo antes de dormir, como la de Brahms que yo he cantado tantas veces a mi hijo mientras le pasaba un dedo por la ceja:
 

martes, 5 de noviembre de 2024

"Siempre nos quedarán los jóvenes".



 
Como los de estos dos grupos de alumnos a los que también doy clase este cuatrimestre, y que saben que a veces me siento en el suelo y otras me subo a la mesa, como en una de mis películas favoritas. Estoy empeñado en convencerles de que palabras y las ideas pueden cambiar el mundo y todo se puede ver de un modo diferente:
 

lunes, 4 de noviembre de 2024

"El gran teatro del mundo" de Calderón".

 

El auto sacramental "El gran teatro del mundo" fue representado en las fiestas del Corpus Christi de Valencia en 1641 por primera vez, aunque se cree que fue escrito una década antes. Describe la vida como una escenificación, imagina al mundo como si fuese un gran teatro y transmite la idea de que solo a través de la muerte se llega a la verdadera vida. Cada personaje de esta comedia escenifica su papel y cuando termine la obra recibe un premio o un castigo según haya obrado bien o mal.
 
Mientras la veía ayer por la noche en el teatro de la Comedia de la calle Príncipe de Madrid pensaba que Calderón es un escritor más moderno que la mayoría de los que escriben en la actualidad, yo incluido. La obra comienza con una introducción en la que el Autor conversa con el Mundo para proponerle una comedia del hombre. Y a medida que los personajes van apareciendo, reciben su "papel". Luego, el Autor preside desde su globo terrestre la representación, realzando a cada paso la importancia y trascendencia de los actos mediante el estribillo “haz el bien, que Dios es Dios”, repetido por la Ley. A continuación, el Mundo, que también hace las veces de la Muerte, va quitando los papeles al Rey, la Hermosura, la Discreción, el Rico, el Pobre, el Labrador y se describen así sus sentimientos y emociones de temor o de resignación ante lo inevitable. Finalmente, los personajes se presentan de nuevo ante el Autor. El globo está abierto y en él está Dios esperando para la cena eucarística a los personajes que han hecho bien su papel.
 
Estos son los personajes interpretados por la Compañía Nacional de Teatro Clásico:
 
El Autor: Representa a Dios, el creador. Habla con los personajes y les entrega las directrices para que puedan demostrar su valía a través de sus actos.
 
El Mundo: Representa a la creación. Es el Gran Teatro, el escenario donde se desarrolla la representación de sus personajes y entrega a cada uno los instrumentos propios del papel.
 
La Ley de Gracia: Representa a los mandamientos de Dios. Es “el apuntador” del Gran Teatro. Repite durante toda la obra su consejo al resto de actores: “Ama a otro como a ti y obra bien que Dios es Dios”.
 
El Rey: Personaje del Gran Teatro. Es dotado con el poder sobre los hombres, viste de púrpura y una corona. Es el único que no es una alegoría. Sus preocupaciones son el dominio sobre los demás y la corona. Al final de la obra es enviado al purgatorio, pero gracias a la Discreción logra subir a la mesa del Autor.
 
La Discreción: Personaje del Gran Teatro. Representa a la Religión y la Iglesia. Es dotado con ayuno y oración, cilicio y disciplina. Se dedica a la oración y a la penitencia. Naturalmente, es aceptada directamente en la mesa del Autor.
 
La Hermosura: Personaje del Gran Teatro. Representa a la belleza humana. Es dotada con un ramillete de cristal, carmín, nieve y grana. Es autorreferente, presuntuosa e indolente con el sufrimiento de los personajes menos favorecidos. Es condenada al purgatorio y redimida posteriormente.
 
El Rico: Personaje del Gran Teatro. Representa a la fortuna. Es el favorecido con las riquezas del mundo. Acepta su rol fácilmente y es uno de los que se niega a dar limosnas al Pobre. Es el único condenado al infierno.
 
El Labrador: Representa al trabajo. Es dotado con azadón. Se auto considera heredero de Adán que tiene que trabajar para obtener su alimento. Acepta a regañadientes su papel y asume que será un mal actor que no se esforzará en su papel. Es condenado al purgatorio, pero luego es aceptado en el cielo.
 
El Pobre: Representa la pobreza. Se le dota con la desnudez. Es el personaje menos favorecido de la obra. Cuestiona su papel en la obra y no se lamenta por la llegada de la muerte. El Autor lo recibe inmediatamente en la mesa del cielo como premio a la ejecución de de su papel.
 
El Niño: Representa a la inocencia. Es el personaje más conflictivo de la obra, pues no llega a nacer. Su papel se desarrolla antes de que se vuelvan materia y su destino es ir directo a la tumba. Cumple la función de completar el mito, la teología católica y escolástica que representa al mundo como esferas concéntricas.
 
........................................
 
En fin, toda una lección de Teoría y creación literarias.
 
Voy a tener que hacer un pacto con el Diablo para ver si consigo ser un buen escritor, y ser actual 383 años después. Mientras tanto me tomo un café escuchando a Gounod y su "Fausto" de Goethe. A lo mejor Mefistófeles me deja y conquisto a Marguerite:
 

domingo, 3 de noviembre de 2024

"Esa cosa llamada revolución".


 
Siempre he entendido al revolucionario como aquel (o aquella) que no da la razón al poder, el que intenta pensar por sí mismo y busca siempre un mundo mejor, más culto, libre e independiente. Alguien que no copia y crea por sí mismo, aunque no se le entienda. El otro día un reciente amigo de esta red social, Antonio Beltrán Vidal, me envió la captura de una página de "Poeta en Madrid" (2021, Huso) para indicarme con ese gesto que había empezado a leer mi novela. Y en ese momento me acordé de la foto que eligió la editorial para colocar mi rostro en la portada de la novela, junto a los rostros de Joyce, Beckett, Mahler, Beethoven, Goethe, Shakespeare, Neruda y Borges nada menos, todo un detalle por su parte.
 
Estas son las dos primeras páginas de la novela:
 
CAPÍTULO I
 
ESCENA 1
 
Gabriel Relham y bohemios, en una vieja buhardilla de la calle Atocha de Madrid.
 
(Una chimenea que languidece, una escalera que sube a alguna parte, un mueble medio roto, mesas con botellas, cuadernos, cuartillas y varios ordenadores. Gabriel Relham lleva un vaquero azul desgastado y una camisa negra de algodón de Future Casual. Rodolfo y Marcello están vestidos por Cerruti, con chaquetones de corte militar y doble trabilla, camisas coloniales y zapatos bicolores. Mimí lleva un vestido de Nina Pomellato, sandalias de Valentino y collar de Chanel, y Mussetta uno de J+G con volantes, pendientes de plumas de Carmina Rotger y sandalias de Hugo Boss).
 
Me viene a la memoria el Che gelida manina, pero ella no me responde con semplicità; clava sus labios en mis orejas y las desgarra hasta que la sangre nubla las butacas. La música corre desbocada y nubla mis sentidos. Cierro los ojos. Mis entrañas penetran en sus sueños de cartón y se desvanecen las cien mil vírgenes. A intervalos, como asustados, escucho unos silbidos. Fijo mis ojos en el escenario. Mimí enlaza con sus dedos mi pelo, lo besa y susurra unas palabras que no consigo entender.
 
Dejo de escribir.
 
Levanto la tapa y observo la fotografía de Elvira.
 
Alguien escribió sobre la sensibilidad pervertida y me ofreció la coartada para añorar lo que antes debo destruir.
 
Musetta se acerca desde su lugar preferido del café Momus. Me pide que baile con ella, pero soy incapaz de dar dos pasos seguidos. Marcello, que acaba de atarse los cordones de los zapatos al fondo del escenario, me sustituye sonriente. Rodolfo apaga las luces, coge a Mimí de la mano y se escapa con ella. Es otro momento imprescindible, el del ruidoso desfile militar, y un nuevo estado de ánimo que abre las puertas de la fantasía, con el corazón desbloqueado, toc, toc. Estamos en invierno y somos pobres, aunque no hayamos cambiado mucho desde entonces. Ahora el dúo es patético y tanto Mimí como Rodolfo se pierden por el borde de la página. La orquesta se rebela con sus deseos de posteridad.
 
Si yo fuera príncipe necesitaría conocer los asuntos de los idiotas que aparecieran por mi reino.
 
Rataplán. Rataplán.
 
Toc. Toc.
 
(Se apaga esta parte del escenario y se enciende la otra).
 
..........................................
 
Y, en música, qué decir del músico más revolucionario de la historia: