viernes, 30 de septiembre de 2022

"Il prigioniero fortunato".

Ayer por la mañana estuve paseando un rato cerca de casa y, tras dejar atrás la Plaza de España y el Instituto Cardenal Cisneros (en el que, por cierto, dio clases Paqui), me detuve en la esquina de San Bernardo porque de una casa próxima venían unas voces de ópera. Recordé que enfrente está la Escuela Superior de Canto de Madrid. Escuché un rato, después entré en el portal de la escuela y supuse que estaban ensayando ya que por la tarde daban un concierto con canciones de Granados, Turina y Vives, entre otros, sobre poemas del Siglo de Oro, de Garcilaso, Lope de Vega, Quevedo y Góngora. Volví a la calle y continué escuchando a Teresa Berganza cantando a Scarlatti. 
 
Ayer había decidido hacer mi particular homenaje a su hermosa voz de mezzosoprano tras su muerte en mayo pasado, con "Quell’esser misero" (Incanto), "Luce degl’occhi miei" (Ultimo bacio) y "Datti pace, o sventurato" (L’Incostante). Son tres arias de "Il prigioniero fortunato", de 1698. Al piano estaba Félix Lavilla:
 
Me metí en uno de esos Cafés de diseño que abundan en el centro de Madrid y, mientras observaba a los clientes, la mayoría jóvenes extranjeros, seguí escuchando a Berganza. Era la constatación de cómo se pueden unir la música, la literatura, el talento y el paso del tiempo. Y al final un jueves puedes regresar al Siglo de Oro a través de la literatura. Es lo que tienen las tardes de Madrid.
 




 

jueves, 29 de septiembre de 2022

"Encuentros casuales de escritores en otoño".

Madrid es una ciudad tan acogedora y entrañable que te puedes encontrar a los amigos en cualquier parte, aunque hayan pasado varios años sin verlos. Esto es lo que me pasó ayer por la tarde en la Facultad de Filosofía y Letras de la Complutense, o mejor dicho, en su cafetería. Me había acercado a comer alguna cosa a media tarde, entre clase y clase, y de pronto aparecieron el periodista y escritor Lorenzo Rodríguez y el filósofo Gonzalo Muñoz. Lorenzo me ha entrevistado en varias ocasiones en la TV de Periodista Digital y Gonzalo es hijo de mi buen amigo Luis Muñoz, en cuyas revistas he publicado artículos y cuentos (su hermana es amiga de infancia de mi hijo). Lorenzo va a sacar pronto un libro de poemas, así que les dije que se pasen más adelante por la tertulia del Café Gijón para hablar de ello.
 
Esta es una de las entrevistas que me hizo Lorenzo en el espacio "Los placeres y los días", en la que hablo de mis "Cuentos de los viernes", Bartleby Editores, 2015, y por tanto del lenguaje y el amor, que son los dos motivos dominantes, y también de Woody Allen, la literatura que me gusta, el sentido que le veo a la vida, etc. Espero que os guste a mis amigos si no la habíais visto:
 
Y esta es la música que estoy escuchando ahora mismo, mientras me tomo un café y escribo este post. Seguramente no podía ser otra:
 

miércoles, 28 de septiembre de 2022

"Cuestión de reyes".

Este lunes por la tarde nuestro Rey vino a mi Universidad, el CUNEF, de la Universidad Complutense, para entregar el “VIII Premio Jaime Fernández de Araoz de Finanzas Corporativas”, a Lucian Bebchuk y Scott Hirst, por su trabajo "Index funds and the future of corporate governance: theory, evidence and policy". Bebchuk es de Estados Unidos y origen israelí, profesor de derecho, economía y finanzas, y el director del programa de gobierno corporativo de la Facultad de Derecho de Harvard. Hirst, por su parte, de nacionalidad australiana y residente en los Estados Unidos, es profesor asociado de derecho en la Universidad de Boston. 
 
Sin embargo, lo que yo quería decir esta bonita mañana es que mis alumnos me preguntaron si iban a venir las hijas del Rey, y en ese momento pensé que todos estos chicos han nacido ya después del año 2000, es decir, de la película de Kubrick y en la época de la IA. Decididamente, tengo que admitir que mi reino, o mi tiempo, ya no es de este mundo, jeje.
 
En fin, para animarme lo mejor será que me marche al Albert Hall de Londres para escuchar "Pompa y circunstancia" de Elgar, que es una música de reyes:
 

martes, 27 de septiembre de 2022

"El otro día me llevaron a Lakama".

Pero la cosa no pasó de un café con leche y una tostada con aceite y tomate, en este Café que está al lado de Chueca.
 
En fin, hay que ir aceptando la edad. O como dijo Miguel Hernández en su obra de teatro, "Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras". Esta obra la publicó Hernández el año 1934 en la revista Cruz y Raya que dirigía Bergamín. Sus fuentes son sus apasionadas lecturas de juventud de los clásicos, desde poemas bíblicos como el "Cantar de los cantares", pasando por la poesía mística española del Siglo de Oro, como el "Cántico espiritual" de Juan de la Cruz, y llegando al estilo culterano y conceptista de Góngora, Quevedo y Calderón. Otras influencias fueron "Angélica" de Azorín, "El divino impaciente" de Pemán y "Mangas y capirotes" de Bergamín. 
 
Y ahora escucho "Don´t Stop Me Now", antes de irme a clase, ya que para eso soy un escritor posmoderno de este siglo XXI, y en mi cabeza se mezclan todos los géneros y todas las artes, como me dijo mi maestro García Berrio tras leer una de mis novelas:
 

domingo, 25 de septiembre de 2022

"El mundo giró para nosotros".

El dueño de una tienda del centro de Madrid puso ese cuadro en el escaparate y yo lo fotografié ayer, como llevo fotografiándote desde hace años, incluso desde antes de nacer. Pitágoras y Plotino sabían que tú y yo nos encontraríamos en algún momento de la Historia, y que el mundo se detuvo solo para que tú y yo nos conociéramos. Es como si Wagner hubiera pensando en nosotros cuando escribió su ópera más romántica y simbolista. Tú siempre serás Isolda para mí y yo siempre seré Tristán para ti y habitaremos el Segundo Círculo de la "Comedia" de Dante. "Poeta, quisiera hablar a aquellas dos almas que van juntas y parecen más ligeras que las otras". ¿Te he dicho que Klimt pintó siglos después aquel "beso" pensando en nosotros? Yo dejo caer la cabeza para besarte y tú te dejas llevar en el abrazo y con los ojos cerrados y el cuerpo sin resistencia. Es la pérdida de uno mismo, la sensación de amor pleno, sensual y espiritual. Ya en el siglo XX Du Pre tocará Elgar únicamente para nosotros, como si aquel cello pusiera música a su historia, como si también lo hiciera para nuestra propia historia de amor. 
 
Y el mundo seguirá girando en los próximos siglos:
 
El otro día me dijiste que nosotros no envejecemos; envejezco yo, envejeces tú, nada más.
 

 

 

sábado, 24 de septiembre de 2022

"El sentimiento optimista de la vida".

Uno de mis amigos "íntimos", después de media vida juntos, es mi cura vasco favorito, Javier Ruiz de Arcaute y Álvarez de Mendizábal. Conoce al dedillo mis ideas y forma de ser y siempre me ha llamado santo laico. Con él he vivido multitud de experiencias de todo tipo y hemos compartido un despacho en la Universidad durante muchos años (también es sociólogo e impartió esta asignatura). Me siento orgulloso de todo lo que me ha enseñado sobre esta vida y sobre la otra. Hace unos días se cayó por las escaleras de su jardín, y tiene una pierna inmovilizada con sus 87 años a cuestas. No obstante, el hecho de que no pueda caminar, no significa que no pueda hablar. Ayer por la mañana le visité y hablamos de lo lindo, sobre todo de Unamuno y de sus libros "Niebla", "San Manuel Bueno, mártir" y "El sentimiento trágico de la vida". Ni él ni yo hemos defendido nunca ese "sentimiento trágico" tan español, sino todo lo contrario. Con él he recorrido el País Vasco y me ha llevado a todas las parroquias de Álava donde fue cura de joven, y todavía tenemos que dar muchos paseos en este lado de acá, como dijo Cortázar en "Rayuela". Javier es del Athletic y le encanta la comida vasca; por eso le hablé de una película vasca que vi en los cines Princesa el fin de semana pasado, "La vida padre", con un fantástico Karra Elejalde, que me recuerda "Ocho apellidos vascos". No es una obra maestra, pero no dejé de reír y sonreír y hasta me dieron ganas de aprender a cocinar en ese restaurante del viejo Bilbao. Curiosamente, Karra Elejalde también interpretó a Unamuno en la última película de Amenábar, como me recordó Javier:
 
Antes de irme le dije que me encontré a Karra una vez en un AVE, camino de Alicante. Estábamos sentados uno enfrente del otro, me vio escribiendo y me preguntó si escribía una novela. Entonces aún no sabía que un día escribiría sobre él, y que seguiré escribiendo la novela de mi vida con personas como Javier, que siempre estarán junto a mí mientras sea escritor.
 

 

viernes, 23 de septiembre de 2022

"Una tarde mágica".

Esto es lo que dijo ayer por la tarde el arquitecto y pintor Santiago Martínez tras acabar la presentación del libro de poemas "Cuerpo de ausencias", de la escritora madrileña, pero que vive en Tenerife, Carmen Paloma Martínez, en la Biblioteca Eugenio Trías del Retiro. Ya se respiraba el otoño en el precioso parque, y allí casi se juntó la tertulia literaria del "Café Gijón", antes de que lo hagamos este mes que viene en la mítica cripta del viejo Café del Paseo de Recoletos, entre las plazas de Cibeles y Colón. Se acercaron a escucharnos a Carmen y a mí, además de su familia, amigos y otros amantes de la literatura, los tertulianos Almudena Mestre (que después me llevó a casa en coche), María Victoria Huertas, Aurora Dacruz y Santiago Martínez, y logramos que aquello fuera una de nuestras tertulias de siempre. Carmen profundizó en el sentido del libro, donde la figura de la madre está patente, en las figuras retóricas utilizadas y en el hecho de que la voz poética se desnudara en aquellos 70 poemas, y yo en el carácter universal del libro, y su componente "femenino" según las ideas del antropólogo Gilbert Durand en "Las estructuras antropológicas de lo imaginario", entre otras cuestiones, ya que es un texto que me ha interesado mucho. Leímos algunos poemas y terminamos comiéndonos la caja de bombones que llevó Carmen, como en "Forrest Gump".
 
La literatura sirve para endulzar la vida y para hacernos más felices, como sucede con esta música que escucho mientras escribo estas palabras, cuando explota el otoño de Glazunov:
 

jueves, 22 de septiembre de 2022

"¿Necesitas leer en el Metro?"

En noviembre se cumple el centenario de la muerte del autor de "En busca del tiempo perdido". Esta mañana con la que acaba el verano no voy a hablar "estricto sensu" de un libro al que he dedicado unas cuantas páginas a lo largo de mi vida; incluso cursé una "asignatura optativa" en Teoría de la Literatura, llamada "Joyce, Proust y Kafka", impartida por tres profesoras expertas en estos autores, alguna de las cuales era discípula de Javier del Prado. Lo que hoy quería decir es que anoche hice la fotografía en el andén del Metro de Argüelles, volviendo de la Universidad. Nada más sacarla recordé que siendo joven leí, en mis viajes en Metro, varios de los tomos de la novela de Proust, una de las más importantes de la historia de la literatura. Se puede ser feliz en cualquier sitio, incluso a varios metros bajo tierra. Lo importante, lo único importante como dice César, el protagonista de mi novela "Vivir es ver pasar" (1997) son las personas que están contigo y los libros que te acompañan en este viaje de la vida y los discos que escuchas y las veces que has jugado con un niño y la cantidad de amaneceres y puestas de sol que haya visto tu interior.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

"El amor es una cosa maravillosa".

Mañana jueves presentaré en la biblioteca del Retiro el último libro de poemas de Carmen Paloma Martínez, "Cuerpo de ausencias", de la editoral Escritura entre las Nubes, 2022.
 
Carmen es de Madrid, se fue a vivir a Tenerife, estuvo muchos años en Cuba y regresó a Tenerife. La conocí en 2015 cuando presenté mis "Cuentos de los otros" en la Librería de Mujeres de Santa Cruz de Tenerife. Un sábado de finales del mes de agosto nos vimos en la Plaza Wyler de la capital tinerfeña y me dio un ejemplar de este libro, tan duro como bien escrito. En él está la madre, la soledad ocasionada por la pérdida del gran amor de su vida y la pérdida del propio cuerpo por culpa del Alzheimer. 
 
En la página 54 se lee este poema:
 
"Un recuerdo, por nítido y claro que sea, nunca logrará imponerse al intransigente avance del tiempo, que todo lo borra" (Haruki Murakami).
 
"FUI olvidando la vida
Postergando (el) confrontar con la alegoría del suceso
Me observo             Soy un caos
El desorden             "la torre de Babel"
 
Sofocada
constato el descomunal
el abrumador suplicio de la realidad cotidiana
el mundo exterior
                                los desafectos
                                la evaporación de "mí"
 
Yo que había pretendido apaciguar mi biografía...
Pero no                    solo eran vendajes deshechos
                                caricaturas y tradiciones
¿o eran traición? ¿violación? ¿superstición?
                                ¿fraudes desproporcionados?
 
Las precisiones son importantes
                                -me repetía constantemente-
Es importante mantener la boquita cerrada
                                -me sermoneaba recordando a mi madre-
 
¡Toda una utopía para mí!
 
Al menos -ya- no abro sepulcros
ni los cajoncitos del "cabinet" heredado de mi bisabuela". 
 
Mientras leía el libro no se me iba una canción de la cabeza ya que, después de todo, el amor es una cosa maravillosa:
 

martes, 20 de septiembre de 2022

"¿Se puede vivir sin pasión?"

El otro día me enteré de la muerte de la actriz griega Irene Papas por un post que escribió la también actriz María Rodríguez Velasco. En seguida recordé su historia de amor/pasión con Marlon Brando. Sencilla, arcaica, de figura dórica, su nombre real era Irene Lelekou y nació en 1929 en Chiliomodi, Corinthia. Su adolescencia la llevó a Atenas, y asistió a clases en la Escuela Nacional de Teatro Clásico. A los 18 años se casó con el escritor Alki Papas; el matrimonio duró poco pero ella mantuvo el apellido. Partidaria del partido comunista griego, se opuso abiertamente a la dictadura militar que gobernó el país entre 1967 y 1974.
 
Brando y ella se conocieron en 1954 en un encuentro que derivó en una tormentosa historia de amor, como señaló en 2004 en el diario italiano "Corriere della Sera". Ella tenía 24 años, viajó a Roma y allí se encontró con Brando, de 30 años. Nadie se enteró de la relación. Como reveló luego: "Quería mucho a Brando y me preocupaba por él. Era la gran pasión de mi vida". Se separaron, pero nunca dejaron de escribirse y en 1999, cuando el actor volvió a Grecia, ella admitió que seguía enamorada de él. 
 
La actriz tenía Alzheimer desde hacía casi diez años, pero seguro que en lo más profundo de su mente y de su corazón lo veía a su lado. 
 
Y a lo mejor, en alguna parte, aún escucha esta música, quizá en este mismo momento, un hermoso martes a punto de que llegue el otoño lleno de pasión:
 

lunes, 19 de septiembre de 2022

"La la land en la Feria del Libro del Retiro".

Ayer se cumplió un año desde que firmé mi última novela en una Feria del Libro del Retiro bastante especial, y Almudena Mestre, la escritora que tan bien conoce mi obra literaria, me dio una sorpresa escribiendo lo siguiente en las redes sociales. Este año la feria ya se celebró en su fecha; esperemos que esto signifique, de verdad, el fin de la COVID 19:

"Hace exactamente un año, el 18 de septiembre de 2021, de 17-19, firmaba su última novela "Poeta en Madrid" el escritor Justo Sotelo en la caseta 149 de la editorial Huso en la Feria del Libro de Madrid en El Retiro. En la novela se abordan diferentes dimensiones de la creación literaria y se irrumpe en la narrativa una vez más valorando la creación artístico - literaria como ha hecho siempre el cineasta Woody Allen a lo largo de toda su trayectoria, aportando las claves que desvelan su poética.
 
"Tras el éxito de la obra publicada por Sotelo hasta ahora, con cinco novelas ("La muerte lenta", 1995, "Vivir es ver pasar", 1997, "La paz de febrero", 2006, "Entrevías mon amour", 2009, y "Las mentiras inexactas", 2012), dos libros de cuentos ("Cuentos de los viernes", 2015, y "Cuentos de los otros", 2017), dos ensayos ("Los mundos posibles en las novelas de posguerra de Manuel Rico", Universidad Complutense, 2012, y "Los mundos de Haruki Murakami", 2013), y una parte de su obra poética, "Ocho heroidas al estilo de Ovidio", en la Revista Hesperia, Culturas del Mediterráneo, 2008, Sotelo nos sorprende, una vez más, con una novela que ya forma parte del tejido de la editorial Huso, que realiza una apuesta segura y firme por la literatura de la posmodernidad del XXI. 
 
"La "Poética" de Aristóteles está viva y subyace dentro de la novela "Poeta en Madrid" de Sotelo. El autor ahonda en los fantasmas, los amores, las manías y obsesiones de un poeta que escribe y modela su escritura. Una novela que reúne la hibridación de géneros (desde el narrativo hasta el dramático, pasando por el poético) y enfatiza la figura del genio creador, el artista y la creación. Para indagar en la forma como origen de la creación, Sotelo nos introduce, igual que Aristóteles, en un verdadero espectáculo con una estructura de seis capítulos como si fueran los actos de una obra de teatro; segundo, en el canto surgido de manera similar a "La Bohème", como ocurre con la música de Mahler y Beethoven y, por último, en la reflexión sobre la verosimilitud y la mímesis. La novela se puede considerar uno de los proyectos más innovadores y transgresores de la narrativa posmoderna en cuanto a forma, contenido y lenguaje, desde el punto de vista estético.
 
"En una edición muy cuidada, una faja editorial con una cita de Santos Alonso y Juan Ángel Juristo, “La literatura de Justo Sotelo recuerda a las de Faulkner, Camus y Perec” envuelve la impresión en bicolor de portada y contraportada del libro y nos sitúa a los lectores frente a los referentes literarios que marcaron la escritura de Sotelo. La transformación digital ha supuesto una verdadera revolución en el mundo literario. Una de las novedades que nos ofrece la Editorial Huso a los lectores es la posibilidad de escanear el código QR de la novela y acceder a través de él a una breve sinopsis de las obras y de sus autores que forman el catálogo así como a sus libros disponibles, novedades, reseñas y críticas. Es una manera inteligente e innovadora de promocionar y difundir un libro recién publicado. Podemos encontrar en blanco y negro entre las páginas del libro el copyright dedicado a su gran amigo Antonio Zaballos como homenaje a la gran amistad que les unió durante treinta años, deseo expreso del autor ya que él confeccionó todas sus portadas. La novela Poeta en Madrid está dedicada a su hijo Justo con una nota de agradecimiento por el tiempo que dedica a estudiar la carrera de maestro y a la vida de los niños, hecho significativo puesto que él también imparte clase a los jóvenes universitarios, así como su mujer.
 
"Pensemos y reflexionemos un poco sobre el título de la obra. Cuando el lector adquiera la novela, la tenga en sus manos, mire su portada y contraportada, lo primero que le llamará la atención es el título en letras mayúsculas en color negro sobre un crema perla. Leer el título Poeta en Madrid incita al recuerdo, quizás a Poeta en Nueva York de Federico García Lorca. ¿Será poesía o será novela? Posiblemente en su inconsciente, el lector lo relacione e identifique las percepciones y sensaciones que tuvo con Lorca del mismo modo que ahora las tendrá con Sotelo.
 
Sotelo reflexiona en torno a la forma y al fondo de la escritura así como el futuro de la creación literaria algo que se puede comprobar desde las primeras páginas y que desvelan las claves de la posmodernidad del XXI. La forma, la estructura, el diseño y el pensamiento que sustentan la novela son los aspectos que la definen como una verdadera obra artística. El creador que se desliga de la realidad del mundo se diluye entre el arte y el poder. Pero a nadie se le escapa el despliegue de la teoría del conocimiento que subyace en la novela y los mecanismos que laten en la escritura de Sotelo para llegar a ella, a través del lenguaje sin tergiversar a la verdad. Me refería antes a las similitudes entre la poética aristotélica y la de Justo Sotelo, ya que ambas reflexionan sobre los aspectos formales de la obra y tienen al conocimiento y al pensamiento literario como origen de sus planteamientos. Parafraseando a Ludwig Wittgenstein en el Tractatus: “Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”, lo que nos conduciría a los límites del mundo de Sotelo, siempre sustentados en su lenguaje, a partir del cual adquiere un papel fundamental la “forma”, concepto de la Teoría Estética de Adorno, no como un espacio fijo sino como un continuo fluir.
 
"¿Cuáles son los pilares en los que se basa la poética formal y retórica latente en la novela de Justo Sotelo? La circularidad de su escritura nos acerca a la que surgió hace muchos años con la teoría aristotélica centrada en la tragedia con el fin de ahondar en los medios, el objeto y la forma de la imitación. La realidad nos permite representar la imagen del mundo y acceder a ella a través del conocimiento, cambiante y en constante transformación. Pero si nos centramos en la teoría platónica de las ideas, encontramos una afinidad con el concepto “idea” que aparece varias veces en el discurso de Poeta en Madrid. Sotelo nos plantea diferencias existentes entre lo particular y lo general ya que hace referencia en cierto momento del discurso narrativo a la muerte del teatro y de la cultura, de la cultura tradicional, pero no de las demás disciplinas que se expresan en el texto. 
 
"¿Cuál es la lógica interna que subyace en la obra? 
 
"Gabriel Relham, el personaje principal de Poeta en Madrid es un escritor que intenta modelar su escritura y, para ello, se plantea desde un principio los orígenes del lenguaje, del Logos, de la mímesis y las fases del acto creativo visto desde una perspectiva evolucionista-filosófica. El texto indaga, penetra y ahonda en la poética que define y articula, en definitiva, el pensamiento que late en el propio autor. Las referencias por intertextualidad nos acercan a escritores (Borges, Shakespeare, Cervantes, Harold Bloom, Goethe, Joyce, Coetzee, Toni Morrison, Neruda, Dante, André Gide, Aristóteles, Marlowe, Cortázar, Thomas Mann, Walt Whitman), compositores (Mozart, Beethoven, Mahler) artistas y directores de cine (Alfred Hitchcock, Orson Welles, Coppola, Ford, Allen, Rohmer y Erice) que marcaron su escritura y definieron su perfil como escritor, es decir, aquellos que se reflejan a lo largo de estas 105 páginas y nos salen al encuentro en cada capítulo y escena. Como diría Roland Barthes, a los críticos nos interesa encontrar al autor a través de su obra para desenredar y descifrar la estructura recorriéndola, no atravesándola. Es nuestro cometido a la hora de interpretar una obra entretejida por otros autores que subyacen a lo largo del texto que vamos a analizar. Uno se puede preguntar si Justo Sotelo es un híbrido de muchos autores, un escritor del XXI que define el texto por medio del lenguaje y se ausenta a todos los niveles del mismo puesto que ha nacido en la posmodernidad al mismo tiempo que el texto y, por lo tanto, del tiempo de la enunciación. Un ausente en medio de un texto que mezcla y da forma, articula y modela, crea y recrea para que el enfoque del crítico desenrede su escritura y ofrezca una interpretación verosímil y coherente a sus lectores. El autor indaga en la paradoja del arte de modo semejante al discurso de Theodor W. Adorno en su Teoría Estética, es decir, llegar a la expresión desde la reflexión para lograr un resultado estético. La consideración estética del arte de ambos intelectuales, Adorno y Sotelo, comparten la cognición sobre el arte.
 
"Brindemos de nuevo por esta novela posmoderna de un intelectual del XXI que ya está dando la vuelta al mundo desde hace mucho tiempo".
 
En fin, creo que no me merezco todo esto, pero gracias a Almudena Mestre un vez más, que se ha dedicado a estudiar mi obra con tal profundidad. Ahora me tengo que ir a clase, y lo hago escuchando esta música:
 

domingo, 18 de septiembre de 2022

"Ese doble que todos llevamos dentro".

Ayer desayuné en el Café Comercial. Frente a uno de sus espejos recordé un curioso ejercicio que nos mandó en clase el profesor de las asignaturas de Teoría de la Literatura y Lenguaje Literario (I y II) Ángel García Galiano. Debíamos mirarnos en un espejo durante 10 minutos seguidos para ver qué "veíamos" al final del ejercicio. Creo que me acordé de Ángel porque el otro día me envió una invitación para la presentación de su último libro. No pude ir, pero quedamos que vendrá al Gijón para hablarnos de él. Tampoco se me iba de la cabeza el rostro de Tilda Swinton que había visto el día anterior en el cine. La temática estructural del "doble" se encuentra en la base de muchos relatos debido a su tensión semántica interna. El doble ha sido un tema muy popular en la literatura oral y escrita desde la Antigüedad, el Surrealismo y la novela posmoderna. Octavio Paz expresó la angustia del ser humano en esa búsqueda del otro que es él mismo; su soledad se produce al estar separado de su ser, ya que es "dos". Todos estamos "solos" porque todos somos dos. El extraño, el otro, es nuestro doble. Una y otra vez intentamos asirlo, y una y otra vez se nos escapa. No tiene un rostro ni nombre, pero está ahí siempre, agazapado. Cada noche, por unas cuantas horas, volverá a fundirse con nosotros. En ese sentido el hecho de pensar o hablar de alguien no supone hacerlo únicamente de su existencia real, sino de las posibles trayectorias de la vida que él o ella podría seguir. Surgen, así, tres temas distintos, el tema de Orlando, el del Anfitrión y el del doble propiamente dicho, y en el primero pensé ayer (todo esto lo estudio con detalle en mi tesis de literatura sobre Murakami).
 
Ya he mencionado muchas veces que una de las grandes escritoras británicas del siglo XX es Virginia Woolf, en realidad de la literatura universal. Y una de sus más hermosas novelas es "Orlando" (1928), basada en la vida de Vita Sackville-West, su amante desde 1922 y también escritora. En 1992 Sally Potter filmó una de esas películas difíciles de olvidar y que tanto me recuerdan al mejor cine de Peter Greenaway. En ella, Tilda Swinton interpreta a Orlando, una criatura melancólica e independiente, un ser ambiguo e inmortal que con el paso de los siglos pasa de hombre a mujer, mientras bucea en los misterios de la vida, el arte y la pasión.
 
La escena del laberinto me gusta especialmente:
 

sábado, 17 de septiembre de 2022

"Tres mil años esperándote".

Un viernes por la tarde en Madrid se pueden hacer muchas cosas, como ir al cine y ver un cuento sobre cómo se cuentan las historias y volver a ser un alumno divertido y asombrado en aquella clase de "Narratología" con mi profesor y amigo Antonio Garrido.

La doctora de literatura Alithea Binnie, Tilda Swinton, se encuentra recopilando las historias que se han contado en el mundo a lo largo del tiempo, buscando similitudes, analizando aquellos temas que se repiten, estudiando las verdades universales humanas y los códigos que las conectan. Más que de "homo sapiens" debería hablarse de "homo narrans" ya que somos narradores más que sabios, o tal vez nuestra sabiduría venga de nuestra capacidad para contar historias. Yo siempre digo que soy "más narrador que poeta", que me paso la vida contando cosas. Como esta que me contaron ayer en los cines Princesa de Madrid. Alithea parece estar feliz con su vida, aunque se enfrenta al mundo con escepticismo. Se va a Estambul a dar una conferencia y en un bazar se le aparece un genio (Idris Elba) dentro de un frasco que le ofrece 3 deseos a cambio de su libertad. Como experta en "Narratología", la ciencia sobre el estudio estructural de los relatos, su comunicación y recepción, no entiende qué sucede. Entonces el "genio" comienza a contarle historias como las de "Las mil y una noches", la historia de la propia literatura. Oscar Wilde ya lo expresaba a su modo siempre conciso y elegante por boca de su personaje Sir Robert Chiltren, en "Un marido ideal": "Cuando los Dioses nos quieren castigar, escuchan nuestras plegarias".
 
Es una película poco comercial, muy del estilo de Terry Gillian, y por eso me interesó. El hecho de que el director sea el de la "serie" de "Mad Max" me interesaba menos. Además Tilda Swinton me gusta desde que la vi hace años haciendo del "Orlando" de Virginia Woolf. Y está basada en un libro de la profesora y filóloga británica A. S. Byatt (Sheffield, Inglaterra, 1936). Su novela más conocida se titula "Possession: A Romance" (1990) y la leí hace varios años en una edición de Anagrama. La historia se refiere a dos universitarios que descubren el secreto amoroso de dos poetas victorianos solo para sentirse incluidos en un hechizo de pasión. 
 
Este es el tráiler de la película:
 
Esta podría ser la frase que la resume: "El amor no se puede pedir, el amor se entrega voluntariamente".
 
¿Estás de acuerdo?
 

 
 
 

viernes, 16 de septiembre de 2022

"El premio del Café Gijón".

Ayer quedé a desayunar con el arquitecto Santiago Martínez Sáenz para darnos un abrazo y plantear lo que haremos cuando comience la tertulia presencial del "Café Gijón"; Santiago la codirige conmigo desde hace muchos años. En cierto momento hicimos memoria del día en que nos conocimos en un concurso de actividades culturales de la Universidad San Pablo (CEU), y es más de un cuarto de siglo. Él estaba en el jurado de pintura (cuenta con exposiciones tanto en España como el extranjero) y yo en el de literatura. Ayer tuvimos en Madrid una preciosa mañana con lluvia de verano, lo que hacía que pareciese un suave y romántico otoño, y nos sentamos fuera, en la terraza, ya que, además, estaban preparando el Café para fallar el concurso del Premio de Novela. 
 
Mientras caminaba después hacia casa por la Gran Vía pensé que mi mayor premio es tener amigos como este genio del arte que se llama Santiago Martínez y con el que he vivido tantas cosas en todo este tiempo. Ya no llovía, y en los cascos sonaba un disco lleno de poesía, que me regaló mi hermano siendo un crío, un disco lleno de literatura.
 
Me hubiera gustado tener a Machado en la tertulia uno de aquellos días azules, casi de otoño:
 

jueves, 15 de septiembre de 2022

"El espíritu Godard".

"La calle Martín de los Heros es la calle del "cine" de Madrid. Es un lugar donde, en un par de días, puedes ver dos películas rumanas ("Sieranevada" y "Ana, mon amour"), una francesa decepcionante ("El amante doble") y una maravillosa española en catalán ("Verano de 1993"). Entre una y otra siempre un poleo o una manzanilla, que es lo que bebo. Por qué me gustará tanto el cine que me recuerda a Kieslowski y Bergman, a Kiarostami y Rohmer, a Godard y Tarkovski, a Kaurismaki y Haneke, a Von Trier y Kar Wai. La gente de alrededor lee "en silencio" las explicaciones de las películas. No se escucha el ruido de las palomitas ni de las latas de Coca Cola al abrirse. Ya se apagan las luces. No hay anuncios. Un señor mayor entra tarde en la sala. Está desorientado, y yo me levanto para buscarle su asiento. Empieza la película y me pongo a escribir".
 
Ayer recordaba Almudena Mestre este texto que escribí el año 2017, sentado en la terracita de la librería Ocho y Medio que está enfrente de los Golem. En él menciono a algunos de esos directores que me hicieron amar el cine como una de las bellas artes, y entre ellos está Godard, que ha muerto recientemente. No voy a entrar en la causa de su muerte a los 91 años. Solo diré que este tipo me hizo feliz con algunas de sus películas, cuando se apagaban las luces de la sala y entrabas en otro mundo. Es el dominio del punto de vista, la ruptura permanente del punto de vista, los traveling interminables, su forma de repensar una y otra vez el cine hasta convertirlo en meta cine y de aquí en meta realidad. Y quiero añadir algo más. No conozco a la directora Carla Simón (Barcelona, 1981), pero en el texto menciono su primera película. Esta mujer debe de estar tan loca como yo por cierto tipo de cine que podría recordarnos a la "Nouvelle vague". Su segunda película "Alcarrás" ganó el Oso de Oro de la Berlinale, y ha sido seleccionada para representar a España en los Óscar. 
 
No me importaría invitarla a la tertulia, ya presencial, del Café Gijón. Recuerdo que hace años nos acompañó en la tertulia otro director que empezaba, Agustín Díaz Yanes, con "Nadie hablará de nosotras cuando hallamos muerto", y en la última clase de ayer un alumno me dijo que su padre es director de cine, y nos acompañará en su momento.
 
En fin, seguiremos escribiendo mientras estemos vivos, y quizá nos encontremos "Al final de la escapada":
 

miércoles, 14 de septiembre de 2022

"Alain Tanner, director de cine".

Este director suizo que acaba de fallecer a los 92 años es una de las referencias de mi formación cinéfila e intelectual. Sus películas las vi en torno a los años 80 en el cine Alphaville, que después se llamaría Golem, en la Plaza de España de Madrid. "La salamandra", "El retorno de África", "Jonás, que cumplirá los 25 en el año 2000", "En la ciudad blanca" (su película que más me gusta) o "Una llama en mi corazón". En el interior del cine te encontrabas una librería y un café, donde sentarte a leer el libro que te acababas de comprar o a hablar de la película que habías visto. El nombre de "Alphaville" venía por una película de Godard, que también acaba de morir más o menos a la misma edad. Otro día hablaré de él.
 
¿Será una época que ya no volverá?
 
No soy especialmente nostálgico; quizá sea más sentimental que otra cosa.
 
En fin, la vida que vive cada uno.
 

 

martes, 13 de septiembre de 2022

"Caminando por los pronombres".

Hacía tiempo que no dedicaba un "día entero" a pasear por Toledo, como cuando cogía el tren en Atocha siendo un adolescente y me creía Salvador Monsalud, el protagonista de la segunda serie de los "Episodios Nacionales" de Galdós, en compañía de Solita, la mujer que le esperaba aunque él no se fijara en ella hasta darse cuenta de su auténtico amor. De la estación de trenes a la Plaza de Zocodover a través del Puente de Alcántara sobre el Tajo. El Toledo visigodo, la ermita del Cristo de la Vega, que inmortalizó Zorrilla, y la catedral, San Juan de los Reyes y esas calles estrechas que casi se besaban como nos besábamos ella y yo en cada esquina a la luz de la noche. Un día encontré la escultura de Garcilaso de la Vega (segunda foto) y un verso de su III Égloga me llevó a "La voz a ti debida" de Pedro Salinas, para constatar que siempre he vivido en los pronombres porque mi vida es una continua historia de amor. 
 
"Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
 
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
 
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
 
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
"Yo te quiero, soy yo".
 
("La voz a ti debida", 1933).
 
El domingo pasado saqué una foto a una vieja tienda perdida en el tiempo (es la última que he compartido) y entonces pensé en la ópera de Donizetti: