En noviembre se cumple el centenario de la muerte del autor de "En busca del tiempo perdido". Esta mañana con la que acaba el verano no voy a hablar "estricto sensu" de un libro al que he dedicado unas cuantas páginas a lo largo de mi vida; incluso cursé una "asignatura optativa" en Teoría de la Literatura, llamada "Joyce, Proust y Kafka", impartida por tres profesoras expertas en estos autores, alguna de las cuales era discípula de Javier del Prado. Lo que hoy quería decir es que anoche hice la fotografía en el andén del Metro de Argüelles, volviendo de la Universidad. Nada más sacarla recordé que siendo joven leí, en mis viajes en Metro, varios de los tomos de la novela de Proust, una de las más importantes de la historia de la literatura. Se puede ser feliz en cualquier sitio, incluso a varios metros bajo tierra. Lo importante, lo único importante como dice César, el protagonista de mi novela "Vivir es ver pasar" (1997) son las personas que están contigo y los libros que te acompañan en este viaje de la vida y los discos que escuchas y las veces que has jugado con un niño y la cantidad de amaneceres y puestas de sol que haya visto tu interior.
Y Chaikovski:
No hay comentarios:
Publicar un comentario