Escribo porque estoy enamorado y juego con mi gatita Ana cuando me despierta por la mañana. Escribo porque me gusta que los niños coman pasteles, jugar y reír con ellos, y cruzar la calle a aquel ciego que te pide ayuda y pararme a escuchar a los músicos callejeros y levantarme del asiento del autobús y el Metro para que se sienten los viejos y las mujeres embarazadas.
Escribo porque busco la belleza de la vida, de la música, del arte, de la literatura, del pasado y el presente. Escribo porque existieron Homero y Dante y Shakespeare y Kant y Goethe y Nietzsche y Bach y Mozart y Beethoven y Wagner y Mahler.
Escribo porque quiero que me quieran, pero sobre todo porque quiero querer.
Escribo porque me gusta reír y sonreír y comer y beber y viajar y bailar y hablar y escribir. Escribo porque me gusta escribir.
Escribo porque me gustan los trajes y las pajaritas y los vaqueros raídos y las camisetas con agujeros y los pantalones cortos y los jerseys deshilachados y las sandalias.
Escribo porque me gustan las palmeras como la de esta foto del otro día y los paraísos. Escribo porque siempre he sabido que los paraísos no duermen por la noche.
Escribo en contra de los xenófobos, los homófobos, los machistas, los envidiosos, en contra de los que se creen dueños de los demás, de los que hacen guerras por motivos económicos y políticos y religiosos. En realidad no escribo contra nadie sino a favor del bien común.
Escribo porque a mi madre le gustaba que escribiera. Escribo para ella, todavía sigo escribiendo para ella".
(Y quizá por lo que me susurraba al oído aquella novia de 16 años: https://www.youtube.com/watch?v=mlg4fV1MEQ8)
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