viernes, 23 de septiembre de 2022

"Una tarde mágica".

Esto es lo que dijo ayer por la tarde el arquitecto y pintor Santiago Martínez tras acabar la presentación del libro de poemas "Cuerpo de ausencias", de la escritora madrileña, pero que vive en Tenerife, Carmen Paloma Martínez, en la Biblioteca Eugenio Trías del Retiro. Ya se respiraba el otoño en el precioso parque, y allí casi se juntó la tertulia literaria del "Café Gijón", antes de que lo hagamos este mes que viene en la mítica cripta del viejo Café del Paseo de Recoletos, entre las plazas de Cibeles y Colón. Se acercaron a escucharnos a Carmen y a mí, además de su familia, amigos y otros amantes de la literatura, los tertulianos Almudena Mestre (que después me llevó a casa en coche), María Victoria Huertas, Aurora Dacruz y Santiago Martínez, y logramos que aquello fuera una de nuestras tertulias de siempre. Carmen profundizó en el sentido del libro, donde la figura de la madre está patente, en las figuras retóricas utilizadas y en el hecho de que la voz poética se desnudara en aquellos 70 poemas, y yo en el carácter universal del libro, y su componente "femenino" según las ideas del antropólogo Gilbert Durand en "Las estructuras antropológicas de lo imaginario", entre otras cuestiones, ya que es un texto que me ha interesado mucho. Leímos algunos poemas y terminamos comiéndonos la caja de bombones que llevó Carmen, como en "Forrest Gump".
 
La literatura sirve para endulzar la vida y para hacernos más felices, como sucede con esta música que escucho mientras escribo estas palabras, cuando explota el otoño de Glazunov:
 

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