sábado, 31 de octubre de 2020

"Atardecer en la ciudad universitaria de Madrid escuchando a Händel".

El otro día por la tarde, entre clase y clase, me metí en el coche junto al edificio B de la Complutense que está enfrente del Palacio de la Moncloa y donde me examiné de la Selectividad siendo un crío (ahí también hice mucho tiempo después el primer año de la carrera de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada) y me puse a escuchar una de las obras maestras del Barroco, escrita por un veinteañero en 1717.

El texto es violento, propio de la inflexibilidad del Antiguo Testamento, pero Händel logra matices poéticos de acusada belleza. Recordé entonces lo que decía Faulkner sobre "La Biblia", en el sentido de que no se podía ser escritor sin haberla leído:

"Dixit Dominus Domino meo:
sede a dextris meis,
donec ponam inimicos tuos
scabellum pedum tuorum.
Virgam virtutis tuae emittet
Dominus ex Sion:
dominare in medio inimicorum tuorum.
Tecum principium in die virtutis tuae,
in splendoribus sanctorum:
ex utero ante luciferum genui te.
Juravit Dominus,
et non poenitebit eum:
Tu es sacerdos in aeternum
secundum ordinem Melchisedech.
Dominus a dextris tuis confregit
in die irae suae reges.
Judicabit in nationibus, implebit ruinas;
conquassabit capita in terra multorum.
De torrente in via bibet:
propterea exaltabit caput".

"Jehová dijo a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder;
Domina en medio de tus enemigos.
Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder,
En la hermosura de la santidad.
Desde el seno de la aurora
Tienes tú el rocío de tu juventud.
Juró Jehová, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre
Según el orden de Melquisedec.
El Señor está a tu diestra;
Quebrantará a los reyes en el día de su ira.
Juzgará entre las naciones,
Las llenará de cadáveres;
Quebrantará las cabezas en muchas tierras.
Del arroyo beberá en el camino,
Por lo cual levantará la cabeza".

Los músicos que conozco y que han interpretado a Händel siempre me han dicho lo mismo, que es tan bueno técnicamente que, interpretarlo, es un placer. Y esto es el arte y también es la vida, la belleza de la vida, es decir, John Eliot Gardiner, Händel y un atardecer en la ciudad:

https://www.youtube.com/watch?v=dS65-ZvUSSM

 


 

"La marcha nupcial".

El otro día hablé de "Lohengrin", de Wagner, y la relación con el Monasterio de los Jerónimos de Madrid, tan aristocrático. Continuando con la idea de la "semántica cero" que me gusta aplicar a todo lo que escribo, incluso en las redes sociales, compartí el relato del héroe artúrico, pero dejé de lado la célebre marcha nupcial. De esta ópera se enamoró el "rey loco" que mitificó Visconti, Luis II de Baviera, en una película de cuatro horas que vi en el cine Bellas Artes de joven. Y creo que estas cosas marcan para los restos, sobre todo cuando te encuentras ante la exquisitez llevada al cine, la brillantez, la decadencia, la elegancia, la belleza y el espíritu rupturista de Wagner, Musil o Kraus.

Visconti es el gran cineasta de los mundos en extinción, el que con mayor lucidez y mirada poética ha reflejado en el cine la desaparición del Antiguo Régimen, la eterna decadencia de la aristocracia de la sangre y su paulatina sustitución por la aristocracia del dinero. Estoy pensando en "El gatopardo", "La caída de los dioses", "El inocente" y, hasta cierto punto, la mahleriana "Muerte en Venecia", un resumen de la aristocracia cultural de su época. En "Ludwig" aborda la biografía del mecenas artístico Luis II que, ascendido al trono antes de cumplir los veinte años, cayó en desgracia ante la nobleza y el pueblo al arrastrar a su país a una guerra cruel que lo puso en manos de Bismarck y su empeño de construir un Imperio con hegemonía prusiana a costa de los estados alemanes más débiles y pequeños. Luis II era primo de la hermosa Sisí, construyó el teatro de las óperas de Wagner y el castillo que inspiraría a Disney para su Bella Durmiente. En mi particular imaginario, Sisí solo podría tener el rostro de Romy Schneider, de la que también hablé por aquí el otro día, y de la que vi una película, "Lo importante es amar", de Andrzej Zulawski, que me dejó pegado a la butaca también del cine Bellas Artes varios minutos una vez terminada.

En fin, Wagner, Luis II, Sisí, Visconti, el Bellas Artes y una parte de mí, de mi imaginario personal y de mi forma de entender la vida, tan lejos de los que siempre quieren salvarnos de todos los males del mundo, incluso en estos tiempos:

https://www.youtube.com/watch?v=9XBc29xxny0

¿Quién no ha querido casarse, al menos una vez en la vida, escuchando esta música?

https://www.youtube.com/watch?v=094EHa9xt8M

 


 

 

 

 

jueves, 29 de octubre de 2020

Diana Kofszynski es una intelectual rumana, amiga de esta red social, de la que quiero hablar hoy.

Es hispanista, licenciada en filología española y filología inglesa, y también traductora, ensayista y gestora cultural. Fue directora adjunta del Instituto Cultural Rumano en Madrid entre 2006 y 2010. Al leer una entrevista que le hizo la revista "Fronterad" el pasado 23 de julio me llamaron la atención dos cosas, que está enamorada de Madrid y escribe un libro sobre su bisabuelo paterno, el arquitecto real Ziegfried Kofszynsky.

Diana vivió la dictadura comunista en su país y la llegada paulatina de la democracia. "En 1998 logré obtener mi primera beca, con el apoyo de S.M. los Reyes de España porque del Ministerio de Educación me dijeron que el encargado de las becas ofrecidas por las autoridades españolas las repartía entre sus allegados y que era imposible que yo recibiera ninguna. Por consiguiente decidí escribir una carta a S.M. los Reyes donde mencionaba mi trabajo de difusión del idioma español en la TVR (televisión nacional rumana) y mi deseo de seguir con mis estudios y conocer España. Recibí una respuesta de parte de la Casa de Su Majestad diciéndome que se había dado traslado de mi escrito al Ministerio de Asuntos Exteriores y que estudiaría mi solicitud. Y así en 1998 pude disfrutar de una beca de investigación de la literatura española del siglo XVII, en la Biblioteca Nacional de Madrid, conocer España y su cultura, sin la cual no podría vivir. Es una cultura enriquecedora y fascinante a la que, como hispanista y traductora, siento que pertenezco".

Esta es la entrevista completa:

https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=https%3A%2F%2Fwww.fronterad.com%2Fentrevista-con-diana-cofsinski-sobre-la-rumania-comunista-y-su-experiencia-en-espana

Más abajo recojo un espléndido artículo de ella sobre su bisabuelo, Ziegfried Kofszynski, un maestro del neogótico en la Rumanía de Carlos I. Dice en cierto momento: "Con mis postales delante, sacadas de un viejo cajón y colocadas en forma de abanico, me siento como si estuviera en una sala de cine donde la cinta de celuloide empieza a desvelar imágenes inesperadas, imágenes pálidas, que casi se difuminan en el pasado, que me invitan a entrar en la intimidad del siglo XIX. Intento captar en la retina esas imágenes, e inicio el viaje, a través de las cartas, las postales de antaño, un diario y los recuerdos de mi padre".

Y después:

"Es en esa época cuando Bucarest altera casi por completo su perfil. Con la llegada de arquitectos franceses, suizos, alemanes y polacos, la ciudad se llenó de construcciones imponentes, edificios que en muchas ocasiones eran réplicas de otros levantados en otros lugares de Europa. La influencia de la escuela francesa dejó su impronta en la ciudad. El modo de vida europeo fue introducido por los jóvenes que llegaban a Bucarest tras haber estudiado en París, por los inmigrantes que llegaban del oeste europeo, por la influencia del idioma francés que se escuchaba en las calles, la presencia de periodistas y escritores franceses que eligieron Bucarest para vivir, como Frédéric Dammé y Ulysses Marsillac. Pero es sobre todo gracias al importante legado arquitectónico de los franceses Albert Galleron, Paul Gottereau, Cassian Bernard y Xavier Villacrosse lo que hizo que Bucarest se convirtiera en una capital cosmopolita y que fuese denominada El pequeño París, apodo que se impuso en la segunda mitad del siglo XIX".

https://www.fronterad.com/ziegfried-kofszynski-un-maestro-del-neogotico-en-la-rumania-de-carlos-i/

Ella vive en Bucarest y yo en Madrid, y nos une el mismo deseo de entender el mundo en el que vivimos, así como nuestro amor por el arte, la literatura, la cultura y Madrid.
 

 


miércoles, 28 de octubre de 2020

"La sombra y los fantasmas de José Ovejero".

La tertulia "on line" del "Café Gijón" de ayer por la tarde resultó espléndida, como es habitual a lo largo de su historia, y porque además contamos con un escritor comprometido que analizó su novela "Insurrección" (2019) en profundidad y respondió con cortesía y generosidad a todos los tertulianos que desearon preguntarle. Desde el principio Ovejero "amuebló" su novela para nosotros, con los personajes, el espacio de una emisora de radio en Madrid y una casa ocupada, este tiempo de crisis económica tanto exterior como interior de todos los personajes, la técnica del lenguaje utilizado, con multitud de voces, etcétera. Nuestro catedrático de literatura Javier Pérez Bazo señaló desde Toulouse que observaba la sombra del escritor a través de la pantalla de Zoom, y eso nos dio pie para dialogar sobre el papel de la sombra que suele acompañar a un escritor y que de alguna forma también escribe cuando lo hace el propio autor. Los comentarios de Germán Gullón, Almudena Mestre, Mariwan Shall, Demetrio Fernández González, Ana María López (acaba de editar un cuento a Ovejero en Anaya Touring y aparece en la segunda foto) o José Ramób Sampayo (en la tercera fotografía desde La Laguna, en Tenerife), y otros que me dejo, me parecieron excelentes y me permitieron no intervenir demasiado ni monopolizar la conversación, como me acusan otras veces, jeje. Analizamos en forma teórica la obra, tanto en sus vertientes estética como ética, se habló de los autores que interesan a Ovejero, de las anécdotas en torno a la portada y en realidad del mundo en el que vivimos.
 
Ayer todos sabíamos que la ficción nos ayuda a pensar.
 
Y, como dijo en cierto momento Ovejero, el lector es el fantasma que lee por encima del hombro mientras el autor escribe su obra, aunque no crea en fantasmas.
 
En fin, literatura, ese sabor de la manzana.
 




 
 
 

 

"El escritor José Ovejero en la tertulia del Café Gijón del martes 27 de octubre".

Ovejero (Madrid, 1958) es uno de los estupendos escritores que tenemos ahora en España, que me recuerda en bastantes cosas a escritores como Marta Sanz (buena amiga que ya nos ha visitado varias veces en la tertulia), Belén Gopegui o Isaac Rosa. Hablaremos de su novela "Insurrección", de 2019, una historia muy bien escrita sobre la relación entre padres e hijos y la situación económica y social en la actualidad. Yo he disfrutado leyéndola estos días.

En su página personal, Ovejero habla de su vida, su obra y sus amores y obsesiones:
 

lunes, 26 de octubre de 2020

"Sueños de invierno en otoño".

Ayer me pareció ver a Yuri Zhivago y a Lara Antipova amándose. Como a Zhivago a mí también me sobra con una ventana, una abertura, un pasadizo que me permitan escapar de la cárcel más inmensa que pueda concebirse, una cárcel tan grande como el mundo. Me basta con un mínimo cuadrado que me deje ver el cielo, con mi hijo, en un vagón repleto de personas; me basta con un cerco de luz en un cristal cubierto por la escarcha. 
 
Era muy joven cuando la abuela de una de las novias de mi hermano, viuda de un general de la República enamorado de las sinfonías de Chaikovsky, nos habló del músico ruso, de unas obras donde se mezclaba la técnica más depurada con la pasión, la melodía y el buen gusto. Después supe que su carácter atormentado tal vez se debiera a la lucha que mantuvo toda su vida por ocultar su homosexualidad.
Ayer no pensé en ello mientras recorría parte del páramo castellano escuchando su primera sinfonía, ese viaje por la Rusia nevada en tiempos de lluvia de otoño. El subtítulo escogido por el compositor para su sinfonía es "Sueños de invierno", lo que reforzaba esta retórica programática con el nombre que dio a los dos primeros movimientos (los otros dos carecen de indicaciones descriptivas): "Sueños de un viaje de invierno" y "Tierra desolada, tierra brumosa". La obra está dedicada al pianista y director Nikolai Rubinstein, hermano de Antón, quien se encargó de dirigir el estreno de la sinfonía completa en febrero de 1868.
 
Ayer llovía, no dejaba de llover, y a veces no sabía si el coche se deslizaba por las encharcadas carreteras secundarias o por las cuerdas de los instrumentos de la orquesta.
 
Es esa ventana desde la que se ve el cielo:
 

domingo, 25 de octubre de 2020

"En los Jerónimos nos casamos los reyes y yo".

Ayer por la tarde salió el sol en Madrid y me senté frente a la fachada de lo que queda del Monasterio de los Jerónimos, junto al parque del Retiro, con el Museo del Prado a mi espalda, la Academia de la Lengua a la izquierda y el cubo de Moneo que cubre el claustro renacentista a la derecha. Y detrás, haciendo esquina, el palacete de la Casa de Galicia donde he dado algunas conferencias y donde presenté mi novela "La paz de febrero". Siempre que observo este edificio gótico del Monasterio de los Jerónimos, de finales del siglo XV, me viene a la cabeza el "Lohengrin" de Wagner, aunque ahora no voy a hablar de la marcha nupcial. El aria "In fermen land" es el relato en el que Lohengrin nos cuenta su procedencia y su misión como caballero del Grial. Es un héroe, pero un héroe cansado de aventuras que quiere sentar la cabeza. Ha encontrado a una mujer, Elsa, y con ella desea pasar el resto de su vida. La condición es que no le pregunte su nombre y su procedencia, porque tendría que abandonarla. Elsa no puede resistir la curiosidad y se lo pregunta.

Este es el relato de Lohengrin. "In fernem land" es la respuesta de la ópera más romántica de Wagner:

"En tierras lejanas, /inaccesibles para vosotros, /se encuentra una fortaleza /llamada Montsalvat. /En su centro se yergue /un majestuoso templo, /tan espléndido /que en la tierra nada hay /tan precioso como él. /En su interior /se guarda un cáliz /bendito y milagroso, /como bien más preciado. /Una corte de ángeles celestiales /lo trajo a la tierra /para que fuese custodiado /por los hombres más virtuosos. /Cada año una paloma /desciende del cielo /para infundir nueva fuerza /a su poder milagroso. /Es conocido como el Grial, /y de él reciben los caballeros /la fe más pura y gloriosa. /Quien es escogido /para servir al Grial /recibe de este un poder sobrenatural. /Contra él nada puede /la mentira del hombre malvado /y en su presencia /la noche de la muerte se desvanece. /Quien por él es enviado /a lejanas tierras /para defender la virtud, /no queda privado /de su sagrada fortaleza, /siempre que se ignore /que es un caballero del Grial. /Tan sublime es la gracia del Grial /que quien la descubra /deberá huir de las miradas profanas. /Por ese motivo no ha de existir /duda ninguna sobre sus caballeros, /puesto que si los reconocéis /deberán abandonaros. /¡Escuchad ahora /cómo premio la pregunta prohibida! /Fui enviado a vosotros por el Grial. /Mi padre, Parsifal, /ciñe la corona. /Soy su caballero… /y mi nombre es Lohengrin".

Y esta es la música. Tras escucharla llego a la conclusión de que es lógico que Wagner, creador de la obra musical total (como dijimos el otro día en la tertulia del Café Gijón de Proust, como creador de la novela total, junto a Joyce quizá) terminara su vida escribiendo "Parsifal":

https://www.youtube.com/watch?v=t5QUjz7n0dk

 






 

sábado, 24 de octubre de 2020

"Una red de solidaridad en el corazón de Madrid".

Antes de ayer uno de mis amigos, José Andrés Fernández Cornejo (en esta fotografía estoy con él en un lugar muy conocido), profesor de economía en la Complutense, me envió un Wasap hablando de la ONG Beshawear Unión de Africanos de España y me dijo que otros amigos y él colaboran con ella desde que empezó la pandemia. Me dijo que esta gente está haciendo una labor solidaria estupenda en el barrio de Lavapiés, en donde gestionan un banco de alimentos, con escasos medios y sin ningún apoyo oficial. Deben varios meses de alquiler del local y para que puedan continuar con su labor les han organizado un "crowdfunding". Mi intención no es hablar de dinero, tan solo referirme a algunas cosas que me parecen importantes. Y para ello escribo libros de economía y de literatura, además de artículos, ponencias, conferencias y comunicaciones para algunos congresos, y se lo cuento a mis alumnos, como ocurrió ayer en clase, cuando les comenté cuáles eran los 10 países más pobres del mundo. Luego tuvimos un debate y escuché diferentes opiniones.

Este artículo de El País del 13 de septiembre pasado alude a esta red de solidaridad:

https://elpais.com/elpais/2020/09/10/migrados/1599731049_494119.html

Y en este video se pone cara a algunas de las mujeres, indias, africanas, españolas, que luchan por un mundo mejor:

https://www.youtube.com/watch?v=c4C7ZBh-WAI

Siempre he pensado que el mundo es inmenso y que en él cabemos todos. Eso fue lo que dije ayer a mis alumnos.
 

 

viernes, 23 de octubre de 2020

"Libros de cine, de viajes, de vida".

Estamos comiendo y suena el teleléfono de la calle. Una voz melosa dice que trae un paquete con libros. Un rato después la casa se llena de color y te permites el lujo de viajar a Viena y subirte a la noria del "tercer hombre", a la Venecia de Visconti y Mann, a la vieja Habana de "fresa y chocolate", al Marrakech de "el hombre que sabía demasiado" o al París de "al final de la escapada". Abres otro libro y haces el camino de Santiago en unas cuantas horas mientras aprovechas para leer los relatos viajeros de escritores como Tizón, Sanz, Popelka, Ovejero o Bellver. Todo ello gracias a la gentiliza de Ana Maria Lopez, la editora de Anaya Touring. En la segunda foto estoy con ella en una librería antes del verano, ya que fue tan amable de acercarse a conocerme y a llevarse uno de mis libros de cuentos.

Y hasta puedes terminar paseando por Roma, subido a una moto, junto a Audrey y dentro de una de las películas más hermosas:

https://www.youtube.com/watch?v=bbmX-Vybp2A




 

 

 
 

 
 

 
 

 

miércoles, 21 de octubre de 2020

"Los escritores de mapa y los escritores de brújula".

Los primeros saben desde el principio adónde quieren ir y consiguen llegar a su destino casi siempre sin demasiadas dificultades. Los segundos saben que necesitan contar algo, pero la escritura se convierte en un apasionante y apasionado viaje hacia lo desconocido a través del lenguaje, la verdadera esencia de la literatura. Rafael Soler se considera de los segundos, y ayer nos lo contó con pasión durante la tertulia literaria on line del "Café Gijón", que llegó a contar con 45 asistentes. Si todos anhelamos los abrazos y un mundo "presencial", también debemos reconocer que la tecnología tiene sus ventajas, como lo es reunir a escritores y amantes de la literatura en México, Argentina, Holanda, Alemania, Francia, Estados Unidos o cualquier lugar de España.

La charla sobre la última novela de Rafael Soler, "Necesito una isla grande" (2020) comenzó hablando de los escritores jóvenes, como lo son Abel Jara Romero y María Rodríguez Velasco, en la segunda fotografía, de la manera en que se plantean los primeros intentos por escribir una novela, y terminó haciéndolo de la madurez, tanto en la forma de escribir como en el tema elegido por Rafael, como explicaron, por ejemplo, Antonio Infante, Germán Gullón y Almudena Mestre. ¿Qué hacemos con los viejos en el mundo, los metemos en residencias para que la soledad, los virus y la tristeza acaben con ellos, con nosotros, porque todos llegaremos a serlo antes o después? ¿O aprendemos a convivir con todas las edades del hombre? Los personajes de Rafael no quieren morir en una cárcel, como llamaron a esos lugares la psicóloga mallorquina Elena Gayan (tercera foto), la actriz mexicana Laura Guadalupe y el músico Chema Meléndez (cuarta fotografía). Y por eso huyen de la residencia en busca del mar. Me parece que esta historia tiene algo de "Los cuatrocientos golpes" de Truffaut, de la búsqueda de la libertad que todo escritor consciente de su papel debe llevar en lo más profundo de su ser.
 
De eso, de la libertad hablamos mucho ayer por la tarde, una palabra que, por cierto, define a esta tertulia desde hace un cuarto de siglo.
 





 

martes, 20 de octubre de 2020

"El escritor Rafael Soler será el invitado esta tarde, a las 18.30, en la tertulia on line del Café Gijón".

Soler (Valencia, 1947) es novelista, poeta, vicepresidente de la Asociación de Escritores de España (ACE) y dueño de uno de los cafés más antiguos y que más me gustan de Madrid, el Comercial. 
 
Precisamente, la última vez que estuve con él en la terraza del Café tomándome un cortado me regaló su última novela, "Necesito una isla grande" (2020), y de ella hablaremos hoy. Es un interesante retrato de varios personajes "mayores" que viven en una residencia, pero que deciden escaparse y aprovechar el tiempo que les queda de vida.
 
Esta es una entrevista que le hicieron en el canal 24 horas de RTVE, donde habla de la novela:
 
https://www.youtube.com/watch?v=XlC6uCncg3I&t=188s
 
Como dice la primera frase de la novela, "vivir es un asunto personal".
 

 

lunes, 19 de octubre de 2020

"Acabo de terminar de leer "Los Cuentos de los Viernes", los he releído varias veces".

Esto lo escribió ayer por la tarde en una red social Francisca Arias Tovar.
 
Dijo más cosas laudatorias hacia el libro, pero no es necesario que las reproduzca. Creo que es suficiente con el hecho de que un lector diga de un libro que lo ha releído varias veces. Eso sí, añadió que ahora empieza a leer el otro libro que aparece en la fotografía que me envió hace un par de semanas, cuando mis dos libros de cuentos llegaron a su casa de Sevilla.

Ya he contado que esos dos libros son el resultado de un intento intelectual de entender el mundo de las redes sociales y de la IV Revolución industrial, en la que estamos instalados desde el año 2000. La literatura también tiene que adaptarse al mundo que vivimos y que el filósofo Javier Gomá, director de la Fundación March, llamó de la "segunda oralidad", cuando lo invité a la tertulia literaria. Los "Cuentos de los viernes", que publiqué durante varios meses, cada viernes, en la Revista Tarántula y en esta red social, persiguen eliminar el tiempo en la vida de dos amantes sin nombre, "él y ella", antes de que también desaparezca el espacio.
 
Este es un ejemplo (por cierto, así es como siempre he dado clase en la Universidad, mezclando la teoría con la práctica):
 
"El mar se encontraba en calma, caía la noche y envolvía el tiempo y el espacio, y los animales de madera y de colores se preparaban para revivir la constante aventura de cinco minutos.
 
Ellos se acercaron midiendo el tiempo que los unía. Se miraban a los ojos, como si el mundo no existiera. Cuando hacían el amor era como si la evolución de la humanidad no tuviera otro sentido que reunirlos en un espacio sin coordenadas ni música. Ojalá no nos parásemos nunca, dijo ella. Y él asintió y buscó su mano, y la besó, mientras su beso daba la vuelta a las aceras, a la playa, a la ciudad aún despierta. Los niños y sus padres nos están mirando, aseguró él señalando con la mano hacia el espacio comprendido entre su tiempo y el tiempo de los demás. No veo a nadie, seguía ella acariciándolo con la mirada. No distingo las casas ni las luces, añadió, solo creo en tu presencia cuando siento que me libero de mis recuerdos y los errores de mi vida.
 
En el instante en que los caballos dejaban de correr, ellos supieron que nunca podrían bajarse de allí".
 
("El tiovivo", "Cuentos de los viernes", 2015, Bartleby, Madrid, p. 17).
 

 

"Conduciendo ayer por Madrid y escuchando a Queen"

Una de las cosas que más me agradan es pasear, pasearlo todo, los países, las ciudades, pasear incluso el tiempo y el espacio presente y pasado. Con la actual pandemia y los consiguientes confinamientos estoy recorriendo en coche Madrid de arriba abajo. Y esto me permite escuchar música como si estuviera dentro de una sala de conciertos. El otro día conté a mis alumnos que entre las máquinas del actual paradigma de la Inteligencia Artificial y el ser humano existen algunas diferencias significativas. Las máquinas hacen mejor que nosotros algunas cosas que llevamos aprendiendo 200 años en el sistema educativo, como serían la repetición, la memoria y el manejo de datos; pero son incapaces de poseer inteligencia emocional y pensamiento crítico, de cooperar entre ellas y de improvisar.
 
Este último aspecto me viene a la cabeza mientras me tomo el primer café de este domingo de otoño y observo las fotografías que saqué ayer desde el coche por el Paseo de la Castellana. Últimamente, descubro sitios de mi ciudad en los que no había estado nunca. También estoy recordando los muchos lugares donde he dejado algo de mí, como ese edificio de la zona de AZCA del que fuera BBVA, que hoy se llama Castellana 81. Lo construyó entre 1978 y 1981 el excelente arquitecto Sáenz de Oíza (Cáseda, Navarra, 1918-Madrid, 2000) y en 2017 fue declarado BIC (Bien de Interés Cultural). Trabajé varios años en la planta 22 como titulado del Servicio de Estudios y cuando me asomaba a los cristales de las inexistentes ventanas me sentía el "dueño del mundo", como Leonardo Di Caprio a bordo del Titanic junto a la chica.
 
Después de todo nací para amarte:
 

 

¿Nos interesa el arte en España, de verdad nos interesa la cultura?

Antonio Zaballos ha sido uno de los más grandes pintores que he conocido. Aunque vivió en París y Madrid muchos años, se sentía salmantino hasta la médula y sobre todo de Béjar, una ciudad textil por excelencia. Algunos de sus años más felices los pasó en su "estudio de los pinos", en Béjar, donde pudo trabajar con la luz y la tierra para sus investigaciones pictóricas. Por cuestiones políticas tuvo que dejar aquel lugar y buscar otro sitio. Encontró un local que le cedió el Ayuntamiento durante una serie de años. Ahí instaló su "museo" particular. Sus familiares y amigos lo despedimos en este lugar, tras su muerte, este verano. No me apeteció reproducir por aquí lo que dije entonces, pero no fui demasiado condescendiente con las autoridades de su "pueblo" ni con la escasa admiración de sus vecinos. Como suelo decir a mis alumnos, España es un país acostumbrado a echar la culpa de todo a los políticos, que no son más que nuestros representantes, unas personas que elegimos para que estén a nuestro servicio. Seguramente de esa forma nos olvidamos de analizarnos a nosotros mismos. 
 
Anoche me llamó por teléfono la profesora Yolanda González López,
amiga común de ambos, y entre otras cosas me dijo que le habían quitado el local. La familia se ha hecho cargo de los cuadros y el lugar de la fotografía se va a dedicar a otra cosa. Obviamente, lo lógico hubiera sido convertirlo en un museo, aunque en realidad ¿para qué? ¿Para que dentro de unos años los jóvenes pasen por la puerta y se pregunten quién era Antonio Zaballos? Su pintura no fue entendida en su momento y me temo que los españoles solo vamos a los museos cuando se hace una enorme publicidad sobre alguna exposición en los medios de comunicación.
 
Me tomo el primer café de esta mañana de otoño que ya empieza a ser un poco fría, y recuerdo los últimos años en que desayuné con Antonio en la casa de Yolanda en la Sierra de Francia. Y recuerdo cuando una tarde paré el coche en las Batuecas, puse esta música y Antonio y yo empezamos a bailar en medio de la montaña:
 
La vida sigue.
 

 

viernes, 16 de octubre de 2020

"La gente del teatro, un caballo y la obsesión de los hombres por los derechos de propiedad".

Ya sé que ser actor es una profesión, incluso ser actor de teatro -que sería la esencia de este trabajo-, pero aun así me parecen diferentes. El teatro lo está pasando mal, como tantas cosas, pero continúa abriendo sus puertas, como comprobé ayer mientras paseaba por las viejas calles del barrio de Malasaña y me detuve ante la cartelera del Teatro Maravillas, un lugar con mas de 100 años de antigüedad. Y como si por unos instantes volviera a mojar la magdalena de Proust me vino a la cabeza la primera vez que entré allí. Era una sala inmensa y parecía la pista de un circo. Todavía no sabía bien quién era José María Rodero, pero desde entonces su nombre ya no se me iría de la cabeza.

Representaba al caballo de la obra de Tolstói.

El 15 de octubre de 1979 se estrenó en ese teatro el espectáculo musical "Historia de un caballo", adaptación de uno de sus cuentos por parte del dramaturgo Mark Rozovsky y el poeta Yuri Riashentseu. La versión española era de Enrique Llovet, la dirección de Manuel Collado y los intérpretes principales José María Rodero, Francisco Valladares y María José Alfonso. La obra narra la historia de un caballo, Patizanco (Rodero), y su relación con los hombres, principalmente con su presuntuoso y despreocupado amo, el Príncipe Serpujovskoi (Valladares). Quizá las viejas lecturas de Rousseau llevaron a Tolstói a transferir a un caballo de carreras el conocido papel del salvaje libre que tanto impresionó a los lectores del siglo XVIII. Esta historia es de 1861, tres años antes del comienzo de la escritura de "Guerra y paz", y su autor es muy subjetivo. Este caballo, como cualquier otro de sus personajes pensantes, es él mismo.

Por la tarde, después de clase, releí el cuento y llegué a la conclusión de que no había demasiado desacuerdo entre el tiempo, el texto y mi memoria.

"Los hombres se dejan llevar por palabras y no por hechos. A la posibilidad de hacer tal o cual cosa, prefieren la posibilidad de hablar de tal o cual objeto en los términos convencionales establecidos por ellos. Y esos términos son los siguientes: "El mío, la mía, los míos, mi, mis". Los emplean al hablar de los seres animados, de la tierra, de los hombres y hasta de los caballos. También es común que una persona, al hablar de un objeto, lo califique de "mío". La persona que tiene la posibilidad de aplicar esa palabra a un gran número de objetos, es considerada por las otras como la más dichosa. No podré deciros cuál es la causa de todo este razonamiento. Muchas veces me he preguntado si será el interés el motivo de todo, pero siempre he rechazado la idea... Muchas personas me consideran propiedad suya... y no tiene otra significación que un instinto bestial al que ellos dan el nombre de "derecho de propiedad"... "Mi tienda", "mi almacén de ropa", "mis tierras"... Los hay también que emplean la palabra "mío" aplicándola a sus semejantes. Dicen "mi mujer" al hablar de una mujer que consideran como propiedad suya. El principal objeto que se propone ese animal extraño llamado hombre, no es el de hacer lo que considera bueno y justo, sino el de aplicar la palabra "mío" al mayor número posible de objetos. Esa es la diferencia fundamental entre los hombres y nosotros; y, francamente, aun prescindiendo de otras ventajas nuestras, bastaría esa sola para colocarnos en un grado superior al suyo en la escala de los seres animados..."

He encontrado en Youtube un breve audio de la representación de esta obra de teatro, con la voz de Rodero y los demás, y me he emocionado, francamente. Lo que no hace falta es que vuelva a preguntarme por las ideas que amueblan mi cabeza, con magdalena y sin ella:

https://www.youtube.com/watch?v=QdxbxZ11-ns

 




 

 

jueves, 15 de octubre de 2020

"Juntos nada más", una película de Claude Berri.

"Una película y una novela que son felices, y saben transmitir esa felicidad a los espectadores y lectores".

Siempre digo que el cine francés es diferente, como lo son sus pensadores, sus novelistas, sus poetas. 
 
Y además tienen París, claro.
 
Camille Fauque (Audrey Tautou) tiene 26 años, y vive en la buhardilla de un edificio de París, trabaja por las noches limpiando unas oficinas y dibuja en su tiempo libre. Es como si quisiera ocultarse del mundo, casi no come y se encuentra un tanto desorientada. Philibert Marquet (Laurent Stocker) es un joven aristócrata aficionado a la historia que vive temporalmente en uno de los pisos grandes que ha heredado en ese mismo edificio. Quiere ser actor de teatro, a pesar de su tartamudez. Ha alquilado una habitación del piso a Franck Lestafier (Guillaume Canet), un prometedor cocinero, mujeriego y a la vez solitario, que adora a su abuela Paulette (Françoise Bertin); a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su casa y las visitas de su querido nieto. Un día Camille invita a cenar a Philibert a su buhardilla, y él le ofrece su piso durante unos días cuando ella enferma de la gripe. A pesar de que Franck y Camille chocan bastante, los tres se las arreglan para vivir juntos y aprender unos de otros. 
 
De esto va la novela de Anna Gavela, de 600 páginas. Claude Berri escribió el guión y dirigió una comedia romántica sobre las relaciones sentimentales de tres solteros solitarios. Y logró el milagro de hacer una buena película en apenas hora y media. Se estrenó el año 2007 y yo la vi ayer por la noche en el canal Sundance TV. De este director (París, 1934-2009) vi en su día tres películas en los Alphaville, mis cines favoritos de Madrid, "Jean de Florette", "Manon des sources" y el "Germinal" de Zola.
 
Esta es la dulce música de Frédéric Botton, con algunos momentos de la película:
 
Está claro que se puede vivir de muchas maneras, pero la mejor es siendo feliz.
 




 

miércoles, 14 de octubre de 2020

"Proust".

Ayer por la tarde tuvimos una fiesta de la literatura en la tertulia virtual del Café Gijón, hablando de Proust y su búsqueda del tiempo perdido.
 
¿Cómo funciona el sistema Proust que defiende el profesor y escritor Fernando Gil Villa que nos acompañó como invitado? La respuesta es a través de la observación. Como buen narrador, Proust observa como si fuera un prisma, cubriéndolo todo. El prisma es el rey de los espejos; varios espejos reunidos en uno conforman la figura de complejidad interiorizada por este escritor. Sin embargo, Proust va más allá, en el sentido de que alterna la observación de su yo con la del entorno familiar y social. Para ello tiene que distanciarse de lo que observa, pero no para lograr ser un componente de la sociedad, sino el entorno de la misma. Proust busca el embellecimiento máximo de la vida y al final de los 7 tomos de su novela consigue levantar una obra que es como una catedral. En cierta medida la literatura nos ayuda a sobrevivir porque nos quita el miedo a la muerte, y me imagino que para eso se levantaron las catedrales y se escribieron libros como este. 
 
La tarde estuvo llena de catedráticos; además de Fernando, nos acompañaron Javier del Prado, Germán Gullón y Javier Pérez Bazo, y una gran cantidad de escritores de los que no quiero olvidarme, incluyendo al editor del libro, de la Universidad de Salamanca.
 
Al final la escritora Patricia Martínez me escribió para decirme que era conmovedor que me empeñara en seguir haciendo tertulias y reuniendo a tanta gente interesante. No sé si la respondí entonces, porque tengo tantas cosas en la cabeza y habito tantos "mundos posibles" que a veces me despisto un poco. Así que ahora, mientras me tomo el primer café de la mañana, y antes de irme a la universidad, le diría que intentar expandir la cultura es algo que me sale solo, sin ningún esfuerzo, como otros beben cerveza, ven partidos de fútbol o celebran fiestas patrióticas. Supongo que por eso soy profesor y escritor, en ese orden, y a pesar de todo me sigue gustando jugar con los niños, saltar en los charcos y utilizar la luna como si fuera una cometa, y soltarla para que vuele con entera libertad.
 
Ante esta situación tan difícil que está viviendo la humanidad, podemos hacer dos cosas, y a mí no me gusta quejarme.