Este
montaje se iba a estrenar en marzo, pero lo ha hecho ahora. Y ha sido un
placer verlo (estará hasta el domingo). "La gaviota" es un bello
ejemplo de naturalismo moderno, una obra donde se habla de amor y de
teatro. En esta versión de Álex Rigola (que fue director del Teatre
Lliure, la Bienal de Venecia y los teatros del Canal) los actores son
ellos mismos, con su ropa y sus nombres de verdad. Son tres actrices
(Roser Vilajosana, Mónica López e Irene
Escolar), el actor Xavi Sáez, un dramaturgo y director experimental (Nao
Albet, el Tréplev de Chéjov) y un autor y director veterano (Pau Miró,
como el Trigorin del escritor ruso) que hablan sobre sus deseos y su
amor por el teatro. Los seis protagonistas aparecen en escena sin
vestuario y sin ninguna voluntad de simular que son rusos del siglo XIX,
aunque mantienen las tramas y los conflictos principales que propone el
texto original. Y todos ellos, tanto los de hace más de un siglo como
los de ahora, hablan del amor no correspondido, la frustación de la
búsqueda utópica del hecho artístico y la insoportable levedad del ser. Y
de tal forma nos cuentan sus conflictos y ambiciones, discuten sobre
arte, se ríen de sí mismos, se critican y se alaban entre ellos. Y, por
supuesto, también comentan los problemas de su profesión, el golpe que
ha supuesto la pandemia para el teatro, el miedo al futuro.
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