Es hispanista, licenciada en filología española y filología inglesa, y también traductora, ensayista y gestora cultural. Fue directora adjunta del Instituto Cultural Rumano en Madrid entre 2006 y 2010. Al leer una entrevista que le hizo la revista "Fronterad" el pasado 23 de julio me llamaron la atención dos cosas, que está enamorada de Madrid y escribe un libro sobre su bisabuelo paterno, el arquitecto real Ziegfried Kofszynsky.
Diana vivió la dictadura comunista en su país y la llegada paulatina de la democracia. "En 1998 logré obtener mi primera beca, con el apoyo de S.M. los Reyes de España porque del Ministerio de Educación me dijeron que el encargado de las becas ofrecidas por las autoridades españolas las repartía entre sus allegados y que era imposible que yo recibiera ninguna. Por consiguiente decidí escribir una carta a S.M. los Reyes donde mencionaba mi trabajo de difusión del idioma español en la TVR (televisión nacional rumana) y mi deseo de seguir con mis estudios y conocer España. Recibí una respuesta de parte de la Casa de Su Majestad diciéndome que se había dado traslado de mi escrito al Ministerio de Asuntos Exteriores y que estudiaría mi solicitud. Y así en 1998 pude disfrutar de una beca de investigación de la literatura española del siglo XVII, en la Biblioteca Nacional de Madrid, conocer España y su cultura, sin la cual no podría vivir. Es una cultura enriquecedora y fascinante a la que, como hispanista y traductora, siento que pertenezco".
Esta es la entrevista completa:
https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=https%3A%2F%2Fwww.fronterad.com%2Fentrevista-con-diana-cofsinski-sobre-la-rumania-comunista-y-su-experiencia-en-espana
Más abajo recojo un espléndido artículo de ella sobre su bisabuelo, Ziegfried Kofszynski, un maestro del neogótico en la Rumanía de Carlos I. Dice en cierto momento: "Con mis postales delante, sacadas de un viejo cajón y colocadas en forma de abanico, me siento como si estuviera en una sala de cine donde la cinta de celuloide empieza a desvelar imágenes inesperadas, imágenes pálidas, que casi se difuminan en el pasado, que me invitan a entrar en la intimidad del siglo XIX. Intento captar en la retina esas imágenes, e inicio el viaje, a través de las cartas, las postales de antaño, un diario y los recuerdos de mi padre".
Y después:
"Es en esa época cuando Bucarest altera casi por completo su perfil. Con la llegada de arquitectos franceses, suizos, alemanes y polacos, la ciudad se llenó de construcciones imponentes, edificios que en muchas ocasiones eran réplicas de otros levantados en otros lugares de Europa. La influencia de la escuela francesa dejó su impronta en la ciudad. El modo de vida europeo fue introducido por los jóvenes que llegaban a Bucarest tras haber estudiado en París, por los inmigrantes que llegaban del oeste europeo, por la influencia del idioma francés que se escuchaba en las calles, la presencia de periodistas y escritores franceses que eligieron Bucarest para vivir, como Frédéric Dammé y Ulysses Marsillac. Pero es sobre todo gracias al importante legado arquitectónico de los franceses Albert Galleron, Paul Gottereau, Cassian Bernard y Xavier Villacrosse lo que hizo que Bucarest se convirtiera en una capital cosmopolita y que fuese denominada El pequeño París, apodo que se impuso en la segunda mitad del siglo XIX".
https://www.fronterad.com/ziegfried-kofszynski-un-maestro-del-neogotico-en-la-rumania-de-carlos-i/
Ella vive en Bucarest y yo en Madrid, y nos une el mismo deseo de entender el mundo en el que vivimos, así como nuestro amor por el arte, la literatura, la cultura y Madrid.
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