lunes, 19 de octubre de 2020

"Conduciendo ayer por Madrid y escuchando a Queen"

Una de las cosas que más me agradan es pasear, pasearlo todo, los países, las ciudades, pasear incluso el tiempo y el espacio presente y pasado. Con la actual pandemia y los consiguientes confinamientos estoy recorriendo en coche Madrid de arriba abajo. Y esto me permite escuchar música como si estuviera dentro de una sala de conciertos. El otro día conté a mis alumnos que entre las máquinas del actual paradigma de la Inteligencia Artificial y el ser humano existen algunas diferencias significativas. Las máquinas hacen mejor que nosotros algunas cosas que llevamos aprendiendo 200 años en el sistema educativo, como serían la repetición, la memoria y el manejo de datos; pero son incapaces de poseer inteligencia emocional y pensamiento crítico, de cooperar entre ellas y de improvisar.
 
Este último aspecto me viene a la cabeza mientras me tomo el primer café de este domingo de otoño y observo las fotografías que saqué ayer desde el coche por el Paseo de la Castellana. Últimamente, descubro sitios de mi ciudad en los que no había estado nunca. También estoy recordando los muchos lugares donde he dejado algo de mí, como ese edificio de la zona de AZCA del que fuera BBVA, que hoy se llama Castellana 81. Lo construyó entre 1978 y 1981 el excelente arquitecto Sáenz de Oíza (Cáseda, Navarra, 1918-Madrid, 2000) y en 2017 fue declarado BIC (Bien de Interés Cultural). Trabajé varios años en la planta 22 como titulado del Servicio de Estudios y cuando me asomaba a los cristales de las inexistentes ventanas me sentía el "dueño del mundo", como Leonardo Di Caprio a bordo del Titanic junto a la chica.
 
Después de todo nací para amarte:
 

 

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