El texto es violento, propio de la inflexibilidad del Antiguo Testamento, pero Händel logra matices poéticos de acusada belleza. Recordé entonces lo que decía Faulkner sobre "La Biblia", en el sentido de que no se podía ser escritor sin haberla leído:
"Dixit Dominus Domino meo:
sede a dextris meis,
donec ponam inimicos tuos
scabellum pedum tuorum.
Virgam virtutis tuae emittet
Dominus ex Sion:
dominare in medio inimicorum tuorum.
Tecum principium in die virtutis tuae,
in splendoribus sanctorum:
ex utero ante luciferum genui te.
Juravit Dominus,
et non poenitebit eum:
Tu es sacerdos in aeternum
secundum ordinem Melchisedech.
Dominus a dextris tuis confregit
in die irae suae reges.
Judicabit in nationibus, implebit ruinas;
conquassabit capita in terra multorum.
De torrente in via bibet:
propterea exaltabit caput".
"Jehová dijo a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder;
Domina en medio de tus enemigos.
Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder,
En la hermosura de la santidad.
Desde el seno de la aurora
Tienes tú el rocío de tu juventud.
Juró Jehová, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre
Según el orden de Melquisedec.
El Señor está a tu diestra;
Quebrantará a los reyes en el día de su ira.
Juzgará entre las naciones,
Las llenará de cadáveres;
Quebrantará las cabezas en muchas tierras.
Del arroyo beberá en el camino,
Por lo cual levantará la cabeza".
Los músicos que conozco y que han interpretado a Händel siempre me han dicho lo mismo, que es tan bueno técnicamente que, interpretarlo, es un placer. Y esto es el arte y también es la vida, la belleza de la vida, es decir, John Eliot Gardiner, Händel y un atardecer en la ciudad:
https://www.youtube.com/watch?v=dS65-ZvUSSM
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