jueves, 8 de octubre de 2020

"Elegí amar a quien quiero cuando quiero".

El otro día dije que me gusta escuchar a Juliette Gréco cuando atardece y ceno un trozo de queso, un racimo de uvas y una copa de vino, al igual que los bohemios de la ópera de Puccini. La musa de los existencialistas murió el pasado 23 de septiembre, a los 93 años, tras una vida de canciones, arte y amor. Era "la diva de Saint-Germain-des-Près", mi barrio preferido para dormir cuando voy a París a dar una vuelta, cerca de los cafés de "Flore" y "Les Deux Magots".

Aquí está su voz, bajo el cielo de París, como podría ser el de Madrid, el escenario de todas mis novelas:

https://www.youtube.com/watch?v=oieG0DHfISE.

Se casó tres veces, tuvo una hija y dicen que decenas de amantes (Camus, Vian, Sartre, Welles, Zanuck, Gainsbourg, por decir algunos). Queneau dijo que era la "dama de negro de la chanson y la rosa negra de los patios/ de la escuela de los niños que no son sabios". Anoche me acordé de ella y esta frase volviendo a ver "Los 400 golpes" (1960), de Truffaut. Otro aspecto que me agrada de Gréco, junto a su voz grave y parisina, es que siempre defendió a los débiles y estuvo en contra de los fascismos y totalitarismos. Perteneció a la Resistencia, fue a la cárcel, como su madre y su hermana, y siendo casi una adolescente se convirtió en actriz. Sartre se prendó de ella y le animó a dedicarse a la canción; su primera canción la escribió el mismo Sartre. Gréco conoció a Miles Davis en el Hotel "La Louisiane" de la rue de Seine, un lugar donde las puertas de las habitaciones permanecían siempre abiertas, funcionaba la solidaridad y era el punto de llegada de los músicos de jazz procedentes de los Estados Unidos. Davis fue su primer gran amor, y quizá lo haya sido siempre, a pesar de que él ya estuviera casado en esa época. Davis dijo que también la amaba, pero no quería arruinar su vida al ser negro. "Sabía que yo sería una infeliz y que me habrían tratado como la puta de un negro en Estados Unidos”, comentó Gréco en una columna en The Guardian en 2006.

Creo que es una buena idea escuchar su versión de "Las hojas muertas" en este romántico otoño:

https://www.youtube.com/watch?v=2ZdJnyOw73k

También lo es escuchar la canción de los viejos amantes, de Jacques Brel. Ella tenía 88 años cuando la interpretó en esa ocasón y a lo mejor seguía acordándose de Davis. Yo lo hubiera contado así en una novela:

https://www.youtube.com/watch?v=9ZuBspMrx3I


 

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