"Una película y una novela que son felices, y saben transmitir esa felicidad a los espectadores y lectores".
Siempre digo que el cine francés es diferente, como lo son sus pensadores, sus novelistas, sus poetas.
Y además tienen París, claro.
Camille Fauque (Audrey Tautou) tiene 26 años, y vive en la buhardilla de un edificio de París, trabaja por las noches limpiando unas oficinas y dibuja en su tiempo libre. Es como si quisiera ocultarse del mundo, casi no come y se encuentra un tanto desorientada. Philibert Marquet (Laurent Stocker) es un joven aristócrata aficionado a la historia que vive temporalmente en uno de los pisos grandes que ha heredado en ese mismo edificio. Quiere ser actor de teatro, a pesar de su tartamudez. Ha alquilado una habitación del piso a Franck Lestafier (Guillaume Canet), un prometedor cocinero, mujeriego y a la vez solitario, que adora a su abuela Paulette (Françoise Bertin); a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su casa y las visitas de su querido nieto. Un día Camille invita a cenar a Philibert a su buhardilla, y él le ofrece su piso durante unos días cuando ella enferma de la gripe. A pesar de que Franck y Camille chocan bastante, los tres se las arreglan para vivir juntos y aprender unos de otros.
De esto va la novela de Anna Gavela, de 600 páginas. Claude Berri escribió el guión y dirigió una comedia romántica sobre las relaciones sentimentales de tres solteros solitarios. Y logró el milagro de hacer una buena película en apenas hora y media. Se estrenó el año 2007 y yo la vi ayer por la noche en el canal Sundance TV. De este director (París, 1934-2009) vi en su día tres películas en los Alphaville, mis cines favoritos de Madrid, "Jean de Florette", "Manon des sources" y el "Germinal" de Zola.
Esta es la dulce música de Frédéric Botton, con algunos momentos de la película:
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