miércoles, 31 de mayo de 2023

"La vida por delante".

A veces me subo al coche cuando el mundo duerme y me recorro las calles vacías de mi ciudad. Me acompañan viejos amigos, los de toda la vida, Mahler, Beethoven, Wagner, Puccini, Bruckner, Strauss, Schubert, Brahms, Chaikovski. ¡Ay, Chaikovski! Lo amamos por su arrebatador "sentido" de la belleza, por la sensualidad y el deseo, por la pasión y el romanticismo que nos desborda, que convertí en parte de mi personalidad desde que era un adolescente que estaba aprendiendo a mirar y a sentir. Después me enteré del verso de Gil de Biedma que decía lo mismo que yo pensaba, y seguí llevándome "la vida por delante". ¿Un Madrid desierto? El mundo jamás estará desierto para mí mientras pueda escuchar el tercer movimiento de la Sexta de Chaikovski, aquel que siempre me pedía mi hermano que volviera a poner en casa cuando éramos jóvenes y que ahora me pide mi hijo:
 
Aunque no haya nadie por la calle Príncipe de Vergara a las 6 y pico de la mañana y tenga que pensar en escribir un post sobre la última tertulia por Zoom por este curso con un regalo que nos hizo a los tertulianos desde Tenerife Chema Menéndez y un nuevo análisis de la Poética de un poeta que se apellida casi igual que Gil de Biedma. Tendría que hablar de mis amigos, no los de toda la vida, tan solo de la vida, María, José Félix, Francoise, las dos Cristinas y las dos Victorias, Covadonga, Almudena, Leonor, María José, Jos, Mariwán, Susana, Rosa, Elena, Francisca, Presina, Antonio, Óskar, Pilar, Juan.
 
Ser consciente de dónde residen la belleza y la pasión y los amigos de toda la vida, me ha hecho siempre muy feliz y llevarme la vida por delante.
 

 

martes, 30 de mayo de 2023

"Javier, poeta, en el Ateneo".

Javier Del Prado, catedrático emérito de literatura de la Universidad Complutense, es uno de los intelectuales más prestigiosos que hay en este país, como profesor y crítico, y un poeta que debería ser más conocido. Es un creador. Lo esencial de un poeta (de cualquier artista en el siglo XXI que pretenda comunicar algo nuevo tras Rilke, Eliot o JRJ) es tener un estilo propio y saber literatura. Se crea y se construye desde el conocimiento, lo que sucede con el edificio del arquitecto, que no queremos que se caiga, la escultura del escultor, el cuadro del pintor, la sinfonía del músico, la película del director y el texto del escritor. Si un texto se me cae de las manos es como si se me cayera un edificio encima. A veces le he escuchado decir que "he pensado más que he escrito", lo que me lleva a pensar en cómo se ha amueblado su pensamiento, y creo que a partir de tres ideas. El "existencialismo", con Kierkegaard, Nietzsche y más Camus que Sartre, la "fenomenología de la percepción" con Merleau-Ponti y "el simbolismo" de Bachelard, Poulet y Durand, lo que le llevó a que su tesis doctoral girara sobre "psicosemántica" aplicada a la obra de Patrice de la Tour du Pin, más desde el tematismo estructural que del propio estructuralismo. La influencia de los escritores franceses es evidente en su "pensamiento", desde Hugo, Stendhal, Flaubert, Mallarmé hasta Baudelaire y sus "correspondencias", pasado todo por el pensamiento de su maestro Jean Pierre Richard y sus análisis del tematismo, donde se detendría en su visión de Proust. Richard y Prado han buscado entender el concepto de "paisaje interior" con las ideas relacionadas con el sueño y la psicología del escritor, que consideraba la búsqueda continua de la felicidad no solo narrativa y figurativamente, en Verlaine, Mallarmé y Proust. Y pienso (como dije ayer para inaugurar el acto poético) en los elementos esenciales de la Naturaleza presentes en casi todos los poemas de Javier y en su percepción del mundo. El agua habla de disolución y de muerte, es la carencia de la forma. El agua fluye hacia su elemento contrario, la tierra, que es la forma, el elemento duro y cristalizado, la sustancia nítida del contenido. El aire es símbolo del Ser, de Dios, y el fuego la añoranza de la trascendencia. La vida es corriente, es disolución en agua, ceniza, viento, y voluntad de permanencia, de estabilidad, de estar (en sentido etimológico) que el ser quiere alcanzar, al menos en sueños. Este enfrentamiento se encarna en formas de "libertad", torrenciales o en un vendaval, y en las formas fijas como el soneto, algo que pusieron de manifiesto sus discípulas Lourdes Carriedo y Dolores Picazo, sentadas junto a nuestro presentador, José Manuel Lucía Megías, director de la sección de literatura del Ateneo (me presentó como "influencer" de la cultura, y de esto hablaré otro día cuando piense un poco en ello), Javier y yo. Enfrente de nosotros estaban los miembros de nuestra tertulia, incluidos la hija de Javier y mi hijo y su amigo Álex. Me refiero a Almudena, María José, Pilar, Oskar, Peter, Ceferino, Carmen, Concepción, Cristina, que acaba de estrenar su obra de teatro y sacó la primera fotografía que colgó en una historia de Instagram, Mariwan, Aurora, Susana, Marina, Juana, Begoña, Francisco Caro y Carlos DOrs, la escritora madrileña que vive en Tenerife Carmen Paloma Martínez, a la que presenté un libro en septiembre pasado, y hasta el mismo Jos Framis Bach (dormí en su casa de Mallorca en su día), que andaba por Madrid. 
 
En Madrid llovía, como metáfora del pensamiento de Javier que he comentado. He añadido un pequeño video al final del post que hizo mi hijo con la lluvia sobre el vivero de la calle Huertas, en lo que fue el pequeño cementerio de la iglesia de San Sebastián, la iglesia de Tirso, Moratín, Ramón de la Cruz, Barbieri, Echegaray, Benavente, Cervantes, Lope, Bécquer, la mayoría de los escritores románticos de España y el escenario de una de las más hermosas novelas de Galdós.
 
Ahora escucho la última obra que escuchó el padre de Javier antes de morir. De alguna manera casi toda su obra está escrita en busca del padre, como nos contó ayer, desde su nacimiento en Toledo, pasando por Alcobendas, África, Francia, Italia, País Vasco, Madrid, en fin, la vida de mi amigo, una vida de poeta:
 

 




 

lunes, 29 de mayo de 2023

"El jardinero fiel".

Mañana despediremos la tertulia literaria por Zoom por este curso, a las 18.30 como siempre. Javier del Prado Biezma nos hablará de su "Poética". Esta tarde Javier estará en el Ateneo, a las 19.30, en la sala Pérez Galdós, donde mantendré una conversación con él y sus discípulas Lourdes Carriedo y Dolores Picazo, también catedráticas de literatura de la Universidad Complutense, y que hace un tiempo nos ofrecieron dos tertulias sobre la Premio Nobel de Literatura del año 2022 Annie Ernaux. Javier me metió en la reunión sin pedirme permiso (no le hace falta, claro) y yo solo le dije que fuera al final de curso, cuando terminara mis clases. Por eso para ilustrar este post de hoy voy a poner un desfile de modelos sin pedirle permiso a él. Por ahí andamos en una Feria del Libro del Retiro de hace poco, en el local de Malasaña que primero se llamó "Este o Este" y después "Puro Teatro" y en una librería de la calle José Abascal esquina con la Castellana.
Una de las cosas que voy a decir esta tarde es que Javier es una especie de jardinero de la literatura, que se fija más en el fruto que en la flor; su mente es compleja y trataré de meterme en su interior. Por eso mientras me tomo el primer café de la mañana me viene a la cabeza una de las canciones de la obra de teatro "Los hombres buitre" de la profesora, escritora y tertuliana Cristina Fernández que vi el viernes pasado en el "Pasillo Verde Teatro" y que forma parte de la banda sonora de una de las mejores películas de la historia del cine:
 
(Por cierto, Javier es bastante más guapo que yo, aunque yo me río más que él).
 




 

domingo, 28 de mayo de 2023

"Por qué los 'culturetas' desprecian a Haruki Murakami cuando deberían amarlo: hablan sus defensores en España".

El otro día me llamó una escritora y periodista, María Paredes, con el objeto de que diera mi opinión, si me apetecía, sobre Murakami y su reciente premio Princesa de Asturias 2023. Ayer su periódico "El Español" publicó el artículo con el título que he puesto al principio y con este subtítulo: "Ganador del premio Princesa de Asturias de las Letras 2023, parte del mundo de la cultura se ha echado encima del escritor japonés. El novelista Lorenzo Silva; su traductora, Lourdes Porta, y el doctor Justo Sotelo, salen en su defensa".

Este es el artículo:

https://www.elespanol.com/porfolio/actualidad/20230527/culturetas-desprecian-haruki-murakami-deberian-defensores-espana/766673487_0.html

Por si no se está suscrito en el periódico y no se puede leer entero, lo he pasado a mi blog:

https://sotelojusto.blogspot.com/2023/05/articulo-de-maria-paredes-sobre.html

María comenta en su artículo que yo he tenido varias vidas. Ella y yo no nos conocíamos, pero tuvimos una charla agradable por teléfono durante media hora hablando de Murakami, nos caímos de maravilla y nos reímos mucho, así que nos visitará el próximo curso en mi tertulia literaria de Argüelles porque está a punto de sacar un libro de relatos (el otro día presentó a una escritora en la librería Alberti, que también está en el barrio).

Yo creo que el principal problema de tantos escritores españoles, que parece que siempre están enfadados y no dejan de criticar a los demás, es que no ligan y están tristes. Siempre se ha dicho que hacer el amor es bueno para la salud.

 (La foto me la hizo por sorpresa el viernes pasado la tertuliana Marisa Corrales al acabar la obra de teatro "Los hombres buitre" de otra tertuliana, Cristina Fernández).

 


 

sábado, 27 de mayo de 2023

"Artículo de María Paredes sobre Murakami en el peridiódico El Español".

Transcribo por aquí el artículo publicado el 27 de mayo en el Español, por si no se puede leer el enlace, ya que hay que estar suscrito al periódico.

(Por la periodista y escritora María Paredes). 

https://www.elespanol.com/porfolio/actualidad/20230527/culturetas-desprecian-haruki-murakami-deberian-defensores-espana/766673487_0.html

"Ganador del premio Princesa de Asturias de las Letras 2023, parte del mundo de la cultura se ha echado encima del escritor japonés. El escritor Lorenzo Silva; su traductora, Lourdes Porta, y el doctor Justo Sotelo, salen en su defensa.


Nadie le niega el tirón, pero algunos le niegan el talento. Haruki Murakami se ha hecho con el Princesa de Asturias de las Letras a pesar de que lo que siempre han sonado para él son tambores de un Nobel de Literatura que no le llega. Desde que su éxito fuera incontestable por estas tierras tan lejanas a las suyas, algunas voces han contradicho a la turba de fans del nipón, alegando que es más sensiblero que una imagen de Marco en el Día de la Madre, que sus tramas son enrevesadas y tramposas y, sus novelas, una compilación de lugares comunes y lenguaje llanísimo que no las hacen pasar del best seller, entendido éste en la peor de sus acepciones: como un producto de éxito carente de genuino brillo literario.

Ahora, a la espera de recoger este galardón, dotado con 50.000 euros, la sociedad se divide de nuevo, Twitter arde. Mientras la tuitera Noelia Adánez lacera a los seguidores del japonés escribiendo "Sabemos muy bien a quién tenemos enfrente cuando nos dice: yo leo mucho, me gusta Murakami", en la otra trinchera se acumulan también tuits de defensa enardecida del autor, como el de la periodista Estefanía Molina, que apunta: "El escritor que más me ha sacudido el alma, los libros que más veces he releído, las frases más existenciales. Merecidísimo". En mitad de la jarana, EL ESPAÑOL Porfolio ha conversado con su traductora, ha pulsado la opinión de Lorenzo Silva y la de un estudioso de su obra. ¿Cuáles son para ellos las principales virtudes del escritor? 
 
Capacidad de evocar.

Lourdes Porta ha traducido al castellano una decena de títulos del reciente Premio Princesa de Asturias. Y su idilio con el autor viene de lejos, pues empezó a leerlo a finales de los 80, atraída por el clamor que en Japón -un país hacia el que siempre se sintió llamada- había levantado Tokio Blues: "Allí había vendido millones de ejemplares y a mí me gustó muchísimo, me impresionó. Luego lo volví a leer en situaciones personales delicadas relacionadas con el duelo y me volvió a gustar. Y eso que, cuando te hablan de la muerte y estás hecho polvo, o el libro es muy sincero, o no lo aguantas. Así que, cuando al cabo de un montón de años me ofrecieron traducirlo, me puse contentísima", relata en conversación con esta revista.

Le pedimos a Lourdes que elija, que se quede con uno de entre la prolífica obra del autor. Tokio Blues va en la lista, pero ésta sigue: "Y luego, quizás Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. Y a Kafka en la orilla le tengo mucho cariño también... ¡Te estoy diciendo un montón al final!", dice riendo.

Entre las bondades de su obra, Lourdes destaca "la capacidad que tiene de evocar, de atraparte en mundos imaginarios de su particular universo, y de hacerlo todo muy verosímil". Y añade: "Te está hablando de unicornios bajo la nieve, pero consigue envolverte y despertar distintas sensaciones en ti, y que te sientas realmente en la ciudad que retrata. Su poder evocativo es muy alto, parecido al de la música".

Y, en cuanto a las dificultades que traducir su obra entraña, Porta destaca que no es el autor japonés más complicado que ha traducido: "El mundo que está retratando es el de Japón, pero como habla de cosas universales, es bastante extrapolable a otros sitios. He traducido también a Junichiro Tanizaki, que habla de un mundo totalmente diferente, el cual precisa de una investigación y de una adecuación para que el lector lo entienda. Pero, en este sentido, Murakami es muy comprensible para un público de cualquier edad y cualquier lugar".

¿Y qué es preciso respetar para que el lector español respire la verdad de la escritura de Murakami? "Sobre todo, es que la prosa fluya muy bien y que enseguida te atrape con sus imágenes y el mundo imaginario que crea, que no haya palabros ni estructuras gramaticales en las que te encalles, y a la vez que sea todo muy poético".

"Ni su estilo es chapucero ni trabaja poco sus obras. Creo que las obras en apariencia sencillas son las más complicadas"

Con Porta abrimos el debate y le trasladamos las opiniones de muchos lectores que tildan al autor de "comercial" y denostan su literatura.

Pregunta.– He leído a bastante gente estos días que le achaca un estilo "poco elevado".

Respuesta.–Bueno, es que lo del estilo elevado depende. Hay personas que consideran que un estilo elevado debe tener muchas figuras retóricas… Hay opiniones para todo, también había división entre Góngora y Quevedo. A mí no me parece que su estilo sea chapucero ni que Murakami trabaje poco sus obras. Quizá, aparentemente, pueda parecerlo, pero yo creo que las obras en apariencia sencillas son las más complicadas.

P.– Y le tildan de sensiblero, de moñas.

R.– A mí en absoluto me parece moñas. En absoluto. Aunque no te hable de un tema candente del momento, te habla de los eternos universales: la vida, la muerte, los recuerdos, la creatividad, la agresividad… Sin caer tampoco en la pedantería. A mí no me gusta la sensiblería, tengo tolerancia bajita, y él no me parece sensiblero.

La mezcla justa.
 
Justo Sotelo ha iniciado varias vidas. A los 40, en una de ellas, empezó a estudiar Literatura Comparada en la Universidad Complutense de Madrid. Ya conocía a Murakami y en su casa guardaba alguna de sus novelas sin hincarle el diente, pero un profesor suyo le habló con verdadero entusiasmo de Kafka en la orilla y así fue cómo se empezó a interesar por el japonés hasta llegar a dedicarle la tesis con la que se doctoró, titulada La semántica ficcional de los mundos posibles de Haruki Murakami, y que un año más tarde se convertiría en ensayo. Ahora, tras el fallo del jurado del Princesa de Asturias, ha repasado con sorpresa las descargas de su trabajo universitario: 13.515 veces se ha bajado de la red desde casi cualquier parte del mundo. Está claro que el autor suscita interés.

(Justo Sotelo junto al embajador de Japón en España).

Por eso, lo primero que le preguntamos al catedrático (también es catedrático de Política Económica), profesor (en la Universidad Pontificia de Comillas), novelista (también ha escrito seis novelas) y doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, es por qué Murakami tiene, de pronto, tantos haters.

"El lector español que yo observo que lo critica lo hace porque no entiende el concepto de posmodernidad. El escritor o teórico de la literatura es bastante elitista en España, y sólo defiende a Thomas Pynchon -que en realidad no lo ha leído nadie-, o a Coetzee o Javier Marías. En España, los que se cuelgan el sambenito de cultura siguen defendiendo el modernismo en el sentido de una literatura más seria, muy compleja. Y Murakami también lo es, pero con elementos que surgen tras la crisis económica del 73 y el resto de crisis económicas que ha habido posteriormente", dice.

"Construye sus libros como Spielberg hace cine, con fragmentos de todo lo que existe hasta ahora. Incluso en una novela aparece una escena de los hermanos Marx, y eso para los escritores tan serios que tenemos es una herejía", prosigue Sotelo, para quien el autor japonés no es comercial en el sentido peyorativo del término, como muchos le achacan: "No puede serlo porque entender a Murakami no es tan fácil por todo lo que lleva detrás; yo escribí una tesis de 400 páginas sin entenderlo del todo, y lo sigo leyendo y sigo sin entenderlo en su totalidad".

En cuanto a sus virtudes narrativas, Sotelo cita varios rasgos de la escritura del japonés que, a su juicio, la hacen virtuosa. Uno de ellos es "la unión entre Oriente y Occidente", pues sus novelas aúnan los elementos reales del mundo occidental con el temperamento en ocasiones fantástico de Oriente, "donde los espíritus a veces se dan una vuelta por la noche y vuelven por la mañana".

Sotelo también elogia su capacidad de conectar con los jóvenes, precisamente por hablar para un mundo globalizado: "Murakami llega más a los jóvenes que a los mayores. Para que te hagas una idea, Tokio Blues llegó a ser comparada con Las penas del joven Wherter de Goethe, por el que mucha gente se suicidó en Europa. Y en Japón ha pasado lo mismo con alguno de los personajes de Tokio Blues: los jóvenes imitan este tipo de conductas que salen en los libros de Murakami".

También, a juicio del profesor, Murakami trabaja con precisión "lo real maravilloso" que, advierte, no es igual al realismo mágico: "Lo real maravilloso viene incluso del siglo XVIII en Europa y mezcla lo real y lo fantástico. Por eso, en Murakami, hay gatos que vuelan, un señor que se mete en un pozo y empieza a trasladarse mentalmente por el subterráneo…".

Todo ese eclecticismo, desplegado a lo largo y ancho de su extensa obra, dice Sotelo, hay que hacerlo con medida para que verdaderamente sea efectivo: "Para hacerlo bien, como lo hace este señor, ha sido necesario, por ejemplo, que sea traductor de Scott Fitzgerald, de Raymond Carver o de Thomas Mann. Y dicho sea de paso, ha estudiado Literatura, algo que muchos de los que hablan mal de él no han hecho. Entonces es una mezcla que le sale bien. No en todos los libros, pero le sale bien al menos en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, y le sale muy bien en Tokio Blues y en Kafka en la orilla".

Sobre la polémica de la sensiblería del escritor nipón, Sotelo asegura que incluso ha oído decir a algunos críticos que "Murakami hace literatura de plástico", "sin verdad", "para jovencitos". Su argumento en contra es contundente:

"Hay un montón de sexo, un montón de muertos, de suicidios… en sus novelas. Yo no sé si eso es ser sensiblero, que se maten sus personajes, que se suiciden… Hay escenas en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo que son de un salvajismo impresionante, casi de género gore", dice Sotelo.

P.– Y, por último, ¿consideras que es un buen embajador de la cultura japonesa?

R.– Yo te puedo decir que cuando fui a ver al embajador de Japón y le hablé de mi trabajo sobre Murakami, él estaba entusiasmado. Y sus palabras exactas, las del embajador de Japón en España fueron: "Es el gran embajador de la cultura japonesa en este momento".

Tempo narrativo 
 
También los escritores leen a otros escritores. Y en esta ocasión EL ESPAÑOL  Porfolio ha contactado con uno de nuestros autores también más prolíficos, premiados, valorados y leídos. Se trata de Lorenzo Silva, a quien pillamos subiendo y bajando de trenes, en promoción de su novela Púa, que publica con la editorial Destino. Pero Silva saca un momento para echar memoria a lo que leyó de Murakami, veinte años ha. Son tres libros, dice con total franqueza: Tokio Blues, Kafka en la orilla y Sputnik, mi amor. Y sobre ellos empezamos a hablar.

"Nos lleva ventaja a los que sólo hemos abrevado en un pesebre, ¿no? Quizá por eso se le tenga cierta tirria"


P.– Te agradezco un montón que me atiendas, porque me ha costado encontrar a un sólo escritor que me hable de Murakami.

R.– ¿Por qué? ¿Por amarillo, por pedante, por vender o por qué?

P.– Un poco por todo eso.

R.– Qué daño ha hecho la pandemia, ¿no? ¡Qué mal humor!

P.– Sí… Me decían que no lo habían leído, algunos, y otros que no les gustaba. ¡Y la mayoría directamente no me ha contestado!

R.– A mí me parece un escritor interesante, porque tiene una mirada singular, y un tempo distinto en la narración. Y eso cuando leí Tokio Blues, que fue lo primero, me llamó la atención, me interesó. También está en la tradición de la literatura a la que pertenece, porque en la literatura oriental hay otro sentido del tiempo. Y él tiene también mucha formación anglosajona, y en Tokio Blues vi una mezcla de esa forma de contar con esa mirada y tempo distinto, con la eficacia de la narrativa anglosajona contemporánea. El libro no me deslumbró, no me apabulló, no me derribó de hinojos en el suelo, pero me pareció un buen libro, que se seguía con interés.

Después de esa primera zambullida en el universo murakamiano, Silva leyó Kafka en la orilla: "Quizá me interesó más porque me gusta Kafka. También es un libro menos pop que Tokio Blues y tiene un poco más de poso, pero la contrapartida es que es un libro menos ameno". Después completó la terna Sputnik, mi amor, una historia de amor que le pareció "muy directa, luminosa y muy emocionante en muchos aspectos". Además, aclara, lo leyó en inglés, y encontró en esta traducción "una prosa mucho más diáfana y depurada", algo en lo que considera que puede influir que el autor supervisa las traducciones al inglés de su obra.

En la misma línea de Justo Sotelo, opina Silva cuando remite a esa fusión entre las virtudes narrativas orientales y occidentales: "Eso le ha dado el éxito y a lo mejor ese éxito molesta, yo lo he visto con algunos intelectuales musulmanes, que están educados en la tradición musulmana y en la tradición europea. Y, cuando razona sobre determinadas cosas, nos lleva ventaja a los que sólo hemos abrevado en un pesebre, ¿no? Quizá por eso se le tenga cierta tirria, pero es un valor ser capaz de sintetizar dos tradiciones literarias y culturales que son bastante divergentes en muchos ámbitos".

Por todo ello, aunque aclara que no es, ni mucho menos, su ídolo, lo considera "un escritor estimable" y no diría de él que sea un moñas. "Hace casi veinte años que lo leí y aún lo recuerdo, eso quiere decir que me interesó. Hay otros libros que he leído hace tres años de los que no te podrían decir prácticamente nada porque los he desalojado", termina diciendo con su sello de simpatía. 
 

 


"Los hombres buitre", de Cristina Fernández.

Aristóteles y los griegos clásicos lo consideraban el género literario más importante, y ha seguido apasionando a muchas personas en los 25 siglos siguientes. Anoche me fui a ver a Embajadores la obra "Los hombres buitre", de Cristina Fernández. Al principio del curso Cristina se incorporó a nuestra tertulia literaria. En 1985 se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Málaga, ciudad donde ha vivido y ha trabajado. Desde hace poco es profesora de lengua y literatura en un instituto del centro de Madrid, y también directora escénica y dramaturga. Lleva meses ensayando su nueva obra, que también interpreta junto a su hija Violeta Linde, que la dirige. "Los Hombres Buitre" es una reflexión sobre el amor, la culpa, el deseo, las infidelidades y las ilusiones perdidas, y se puede englobar en lo que hoy se llama "teatro de la autoficción", del que hablamos hace poco en la tertulia en Casa Manolo con José Luis García Barrientos, así como del "pacto de mentira" y del hecho autobiográfico, teatro donde destacan Juan Mayorga, Sergio Blanco o María Velasco. Ayer me encontré entre el público a la tertuliana Marisa Corrales Ruyra. Me gusta estar junto a las personas que viven la vida con "pasión", ¿se puede vivir de otra manera?, como Cristina, para quien el teatro solo es pura pasión. La vida va pasando, y con ella se tienen y se pierden personas, y al final solo quedan "los hombres buitre", que recogen los pedazos de lo que queda de la protagonista de la obra. Aun así no hay que perder la esperanza, la vida quizá sea un sueño y se puede terminar recitando el monólogo final de Marion en "Cielo sobre Berlín", como dice Cristina, la protagonista:
 
Esta obra se volverá a representar en "El Pasillo Verde Teatro" de Madrid los viernes 2, 9 y 30 de junio. Cristina no utiliza esta música en su obra, pero mientras veía su obra no se me iba esta melodía de Ravel de la cabeza, junto a las figuras de Béjart y Plisetskaya:
 
Será cosa de la pasión que le pongo a la vida.
 






 

viernes, 26 de mayo de 2023

"Ser un personaje de novela o de película".

Ese que se inventa el mundo en cada frase o en cada escena, que encuentra el arca perdida, vence a los malos y se queda con la chica.
"Plácido y Gabriela, los protagonistas que aparecen en esta novela, nos remiten asimismo a Horacio Oliveira y la Maga de "Rayuela", aunque ambos estén inspirados -quizá sea atrevido decirlo- en los escritores Justo Sotelo y Gabriela Amoros. Sea como fuere, Plácido, "un hombre de ida y vuelta con el corazón de fuego", siempre en busca de su amante La Maga, "su fruto prohibido, su brújula dorada... una belleza primitiva y salvaje... diosa del tango", que en este caso es Gabriela Vargas, dan mucho juego y jugo narrativos, literarios..."
 
Ayer por la tarde se presentó en León "Tú, yo, la lluvia", la última novela de Marta Muñiz Rueda. No pude ir porque tenía un examen, pero lo hizo Almudena Mestre para presentarla junto al escritor y profesor de la Universidad de León Manuel Cuenya. No he hablado con ellas (me enviaron la primera foto antes de empezar el acto), y mientras me tomo el primer café de esta mañana de primavera tan lluviosa voy a inventarme lo que dijo Cuenya, pero solo un poco. El otro día Marta me envió por Wasap las palabras que he puesto al principio del post y que se encuentran en esta reseña previa de la novela de Cuenya. Las otras dos fotografías son de cuando Marta nos conoció, personalmente, a Gabriela y a mí en una librería de León. Es curiosa la imagen que podemos dar a los demás, e incluso cómo se puede servir de inspiración (Carlos Pérez-Alfaro, un tipo encantador que nos invitó a presentar los libros en León y que está entre el público en la tercera foto, me dijo al acabar que se veía que voy mucho al gimnasio, cuando siempre digo que eso es "pecado" para mí porque ahí se suda mucho y además te cansas):
 
Marta me dedicó en su día un poema precioso que he compartido por aquí alguna vez. ¿Quién no querría ser el protagonista de esa película, al menos una vez en la vida, donde la chica te pide, antes de morir, que la lleves al palacio de los vientos en una tierra sin mapas?
Cualquier escritor vendería su alma al diablo y se dejaría de fama y de premios si le dijeran algo así: 
 

jueves, 25 de mayo de 2023

"Entregando al embajador de Japón en España mi ensayo sobre Murakami".

Ayer concedieron el "Premio Princesa de Asturias de las Letras" al japonés Haruki Murakami. Desde que me lo dijo a media mañana mi ex alumna y antigua tertuliana Mercedes Barreira (por cierto, la jefa de prensa de Pedro Almodóvar), me felicitaron muchos amigos por teléfono, Wasap y otras redes, aunque no me apellido Murakami ni nací en Kioto en 1949 sino en Chamberí. Recuerdo una mañana de otoño cuando Ángel García Galiano, un estupendo escritor y uno de mis profesores de Teoría de la Literatura, nos habló en clase de una novela que estaba leyendo, "Kafka en la orilla", y lo hizo apasionado. De este escritor andaba por casa la novela "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo", pero todavía no la había leído ni sabía que era su obra maestra. Dos años después terminé la carrera de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, y como siempre que estudio una carrera me apetece ser doctor. Hice dos másteres, de Estudios Literarios y de Literatura Española, y en 2012 leí la tesis titulada "La semántica ficcional de los mundos posibles en la novela de Haruki Murakami"; acto seguido la publiqué como ensayo. Me hacía ilusión entregársela al embajador de Japón en España como recuerdo (en esta fotografía). Y he ido viendo cómo la tesis se ha descargado continuamente en todo el mundo. A última hora del día de ayer me metí en la página web de la Universidad Complutense y comprobé que ya lo ha hecho 13.515 veces:
 
Murakami llena sus novelas y cuentos de música, de los Beatles, de música clásica y jazz. Y hoy voy a empezar el día con Coltrane, ya que nos gusta a los dos. ¿Hay algo más supremo que el amor, a la vida, al conocimiento, al propio amor?
 

miércoles, 24 de mayo de 2023

"¿Para qué poetas en tiempos de penuria?"

Se preguntó Hölderlin en el "Hiperión". Dos siglos y medio después el escritor José Manuel Lucía Mejías nos lo respondió en la tertulia literaria de ayer por la tarde en Casa Manolo. Una ciudad fantasma atravesada por el silencio y la angustia, por la soledad y el miedo a los fusiles que atraen a la muerte. ¿Qué puede hacer la poesía en tales casos? ¿Denunciar la invasión, solicitar la libertad de la mujer, pedir la paz? La poesía también puede ser un compromiso político y social con las mujeres afganas, comenté ayer para empezar nuestra tertulia. En seguida cedí la palabra a Charo Fierro, la editora de su libro de poemas "Kabul (Crónica de un silencio)", y su presentadora, la escritora y tertuliana Almudena Mestre, que realizó un análisis en profundidad del libro.

Y comenzó a hablar José Manuel demostrando su encanto, su don de gentes, su facilidad de palabra. Y este catedrático de literatura de la Complutense nos contó la operación que llevaron a cabo para enviar 1000 libros a Afganistán (el pequeño video que grabé alude a ello, y en él no salgo yo, pero sí mi zapato), y leyó varios poemas, empezando por este:
 
(15 de agosto)
 
"Los libros permanecen interrogantes,
atrapados
en los límites cuadriculados de las cajas de cartón.
 
Su geografía.
                    Su horizonte.
                                        Su esperanza.
 
Tiritan a la espera de nuevos lectores.
Mientras, Don Quijote discute con Lazarillo
bajo la atenta mirada de La Celestina,
y el puro del marido de la Regenta
sigue consumiéndose en medio del jardín,
y los negros de Harlem entonan canciones
que nunca salieron de sus labios.
Lady Macbeth se mira de nuevo las manos
que,
         de nuevo,
                        han comenzado a sangrar.
Pero ahora es la sangre femenina de las niñas
violadas en los pupitres de sus infancias rotas.
 
Los libros que han recorrido kilómetros militares
no volverán a ocupar el orden de las estanterías
ni a ser leídos con los curiosos ojos de las lecciones.
Nadie recordará sus acentos ni sus palabras.
Nadie aprenderá español en la Universidad de Kabul.
Las aulas permanecen en silencio, derrotadas
por más que en las pizarras permanezcan
la confirmación de un verbo y las reglas
de la acentuación de las sílabas tónicas.
Los libros permanecen mudos.
                                                Mudos los labios.
Han recorrido demasiados kilómetros.
Han vivido demasiadas vidas y visto
demasiadas muertes en las esquinas de los francotiradores.
 
La historia se repite.
                                Se repiten los gritos y las súplicas.
Se repite el silencio.
                                 Se repiten las líneas petrificadas del burka
que impiden distinguir las letras, las palabras
de los libros que permanecen olvidados
en una inútil esquina en los sótanos de la Embajada.
 
Los libros que llegaron a su destino
                                                        demasiado tarde.
 
Siempre
            es demasiado tarde cuando los talibanes
entran demasiado pronto por las puertas de Kabul".
 
La literatura es "creación", es la "construcción" de mundos, y José Manuel lo sabe. No hay por qué contar siempre en un texto lo que le pasa a cada uno en su vida privada. José Manuel ha recuperado una especie de "poesía épica" que no está de moda en este tiempo demasiado solipsista. Y la pasión desbordó las palabras de Mariwan Shall, Concepción Heras, Carmen Sogo. Y estaban María Victoria Huertas, Pilar S. Tarduchy, Oskar Rodrigañez, Juana Vázquez (casi recuperada de su reciente operación), Concha Galán, Pilar Rivera, Begoña García Moreno, Lourdes Carriedo, las dos Cármenes. En fin, mis amigos. Fue la última tertulia presencial por este curso, antes de las vacaciones de verano.
 
¿Para qué tertulias literarias donde la gente se mira a los ojos, se respira, se escucha, sonríe, aplaude, se mueve en la silla, pide una cerveza o una manzanilla?
 

 



 
 
 
 

martes, 23 de mayo de 2023

"Vivir con glamour o la gran belleza".

Ayer quedé con la filóloga italiana Mirta Amanda Barbonetti a tomar un café en el lugar donde Fernando Trueba rodó su primera película en 1980, "Ópera prima". Es lo primero que comenté a Mirta cuando nos sentamos en la terracita de esta fotografía. También le dije que en el Teatro Real de enfrente están representando ahora una ópera de Gioachino Rossini, "El turco en Italia", y que en julio se escuchará "Turandot", la ópera póstuma de Puccini. Mierta es miembro de mi tertulia por Zoom, pero no nos conocíamos personalmente, así que me propuso que nos viéramos antes de volver a Belluno, su ciudad, en el Véneto, cerca de Venecia. Mirta se incorporó a nuestra tertulia cuando empezamos a hacerla por Zoom tras el confinamiento y me contó, emocionada, que había sido una especie de medicina. No lo estaba pasando bien y cuando llegaba el fin de semana pensaba en la tertulia del martes. Buscaba los "cuentos" de Borges, Cortázar o Murakami que yo les proponía, e incluso los libros de los escritores invitados. Mirta también nos ofreció una tertulia, analizando a uno de los directores que más nos interesan a los dos, Peter Greenaway, algo que aparecerá como un cuento en el libro que publicaré este año. 
 
Yo me tenía que ir a la Universidad y Mirta se acercó a la exposición cercana de Sorolla en el Palacio Real. Como siempre me han dicho que me parezco a un italiano y estuve casi una hora con una italiana (la pareja de señores mayores que nos sacaron la foto se pusieron a hablar por considerarnos italianos a los dos), mientras caminaba a mi Facultad pensaba que acabábamos de interpretar una escena de "La gran belleza". Seguro que a su protagonista solo le gustarían los Juegos Olímpicos si se los contara Píndaro. Flaubert se empeñó en escribir un libro sobre la nada, pero no pudo, y él intentaba imitarlo. Es Jep Gambardella o Tony Servillo, como pudo haber sido Marcelo Mastroianni en el caso de que Paolo Sorrentino hubiera sido Fellini y "La gran belleza" la "Doce Vita". Tiene 65 años y hace cuarenta que escribió su única novela. Aun así es recordado por ella, y le invitan a fiestas a las que asiste con esos trajes impecables que le sientan de maravilla. Todo es exceso en aquel verano cálido de 2013 (ahora es 2023 mientras me tomo el primer café de la mañana y llueve), y la pantalla se llena de arte y música, de los amaneceres por las calles de Roma recién regadas, como las calles de Madrid. Y él sueña con escribir el libro que le permita encontrar la belleza, la gran belleza. La única belleza de verdad que ha conocido en su vida es el cuerpo desnudo de la primera chica que amó. Y yo pienso en ti cuando te desnudaste por primera vez para mí. ¿Te acuerdas? Siempre acaba con la muerte, pero primero estuvo la vida:
 
Se puede vivir de muchas maneras, es obvio.