La vida tiene muchas cosas, es divertida, apasionante, amable, a veces misteriosa e inquietante, a veces cruel y dura. La magia está en muchos lugares, y yo siempre me la encuentro en la literatura y el cine, en la música y el arte. En la ciencia, en las matemáticas y su explicación del mundo. Y por encima de todo en las personas, esos seres que todavía disfrutan reuniéndose en el ágora de los griegos o el viejo café de los románticos. Quizá por eso continúo haciendo tertulias después de tantos años, para no olvidarme de esa magia. "Los libros que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo, para poder llamarle por teléfono cuando quisieras". ("El guardían entre el centeno"). Estas palabras de Salinger son las últimas que se leen en la novela "Turileda", 2022, de Pedro Saugar Segarra, publicada por Ondina Ediciones, y que ayer por la tarde se presentó por Zoom en nuestra tertulia. Me perdí la primera media hora, aunque por lo que pude escuchar María José Muñoz Spínola interpretó la novela con su pasión acostumbrada, su arquitectónica pasión por la belleza y por la vida. Y acto seguido intervino Almudena Mestre para seguir profundizando en una trama en la que se alternan con elegancia un narrador omnisciente y otro en primera persona, para hablarnos de la gran familia del patriarca que está a punto de cumplir 100 años (Gabriel García Márquez se encuentra por todas partes, aunque estilísticamente su mundo no sea el de Saugar) y convoca a todos sus hijos antes de morir. El protagonista no es un Quijote, una figura que veo más en el propio autor en su forma de narrar y desplegar el universo que lleva dentro a través de los campos de La Mancha y su voluntad de integración. Me gusta que los escritores me lleven a "su" Macondo, Comala, Yoknapatawpha, Illiers-Combray o Turileda. La familia del patriarca sería, "mutatis mutandis", el pueblo español, y a través de ella se nos cuenta de manera especular la historia de España en el siglo XX y principios del XXI. Lo que ha hecho Pedro Saugar es literatura, nada menos.
Si tuviera que poner una música a esta historia sería algo como un invierno porteño; por eso lo escucho mientras me tomo este primer café en una primavera madrileña:
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