El mundo está "interesantísimo". Con esta frase terminé ayer por la tarde el máster de "Geoestrategia internacional" que he impartido estas semanas en la Universidad Pontificia de Comillas a un grupo de jóvenes de unos 25 años. La defensa de los Derechos Humanos está calando en la juventud de todo el mundo, con independencia de la situación económica, política, religiosa y cultural. Me parece que Internet lo está democratizando todo, el nivel cultural aumenta sin cesar, la expansión de China es imparable, las posiciones de los países en Oriente Medio son cada vez más significativas en busca de la mejora de su nivel de vida. Junto a ello el sudeste asiático no deja de moverse, ya que está habitado por una juventud deseosa de aprender, como ocurre en muchos paises africanos, en los que la gente piensa, siente, sufre, estudia y disfruta como en cualquier lugar de este mundo. La palabra esencial para lograr la libertad y el desarrollo se llama Democracia. Lo dijo el Nobel indio de economía Amartya Sen, profesor de Cambridge y Harvard, entre otros sitios, y yo soy uno de sus grandes lectores, sobre el que además he escrito varios artículos. Ayer volví a mencionarlo y me referí igualmente a la tertulia que tuvimos este martes con el escritor Ferrán Guallar (no invité a mis alumnos porque tenían clase) y su vida en África junto a la etóloga Jane Goodall y los simios.
Reconozco que me faltan vidas para continuar entendiendo todo lo que ocurre alrededor, dije a mis alumnos, y viajar a los lugares a los que me gustaría ir para mirar a la gente a los ojos. Y contarlo con la más absoluta libertad a la vez que suena esta música y me tomo el primer café de esta bonita mañana (hoy se estrena en Cannes la última película del personaje, una parte esencial del cine moderno que puse como ejemplo, en mi tesis de literatura, para referirme a la posmodernidad):
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