Ayer concedieron el "Premio Princesa de Asturias de las Letras" al japonés Haruki Murakami. Desde que me lo dijo a media mañana mi ex alumna y antigua tertuliana Mercedes Barreira (por cierto, la jefa de prensa de Pedro Almodóvar), me felicitaron muchos amigos por teléfono, Wasap y otras redes, aunque no me apellido Murakami ni nací en Kioto en 1949 sino en Chamberí. Recuerdo una mañana de otoño cuando Ángel García Galiano, un estupendo escritor y uno de mis profesores de Teoría de la Literatura, nos habló en clase de una novela que estaba leyendo, "Kafka en la orilla", y lo hizo apasionado. De este escritor andaba por casa la novela "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo", pero todavía no la había leído ni sabía que era su obra maestra. Dos años después terminé la carrera de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, y como siempre que estudio una carrera me apetece ser doctor. Hice dos másteres, de Estudios Literarios y de Literatura Española, y en 2012 leí la tesis titulada "La semántica ficcional de los mundos posibles en la novela de Haruki Murakami"; acto seguido la publiqué como ensayo. Me hacía ilusión entregársela al embajador de Japón en España como recuerdo (en esta fotografía). Y he ido viendo cómo la tesis se ha descargado continuamente en todo el mundo. A última hora del día de ayer me metí en la página web de la Universidad Complutense y comprobé que ya lo ha hecho 13.515 veces:
Murakami llena sus novelas y cuentos de música, de los Beatles, de música clásica y jazz. Y hoy voy a empezar el día con Coltrane, ya que nos gusta a los dos. ¿Hay algo más supremo que el amor, a la vida, al conocimiento, al propio amor?
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