Me gustan muchas cosas de esta novela, "La parte salvaje" (2022, Navona), del escritor catalán Ferrán Guallar (Barcelona, 1968). Me gustan las novelas que plantean preguntas y me incitan a pensar, y tratan con inteligencia a sus lectores, las novelas circulares, las que me cuentan cosas.
¿Los monos sienten vergüenza como los humanos?
¿Sienten nostalgia?
¿Se enamoran?
¿La castración significa la pérdida de poder?
¿Los monos también tienen tabúes?
¿Hay que ser un macho alfa para ser feliz y demostrar algo, ya sea entre los monos como entre los humanos?
Ferrán nos habló ayer por la tarde en Casa Manolo, Princesa 83, del proceso creativo de su obra, empezando como guion, luego como serie y al final como novela, aunque en su opinión los tres aspectos pueden estar unidos y así se lo explica a sus alumnos de la escuela de letras de Barcelona donde trabaja. Lo he conocido a través de Silvia López que nos introdujo a los dos y a Javier del Prado en su tablet como si fuéramos actores que rodábamos el capítulo de una serie de aventuras (en la primera fotografía). Ferrán se ha recorrido el mundo, sobre todo África, buscando un sentido a la vida, por eso se marchó de Microsoft (algunos de los altos directivos estuvieron ayer con nosotros). Más de uno comentó que era difícil encontrar tanto nivel literario como en esta tertulia nuestra, donde volvieron a estar los fieles amantes de la literatura, de la intelectualidad y de la conversación.
Al final hice una alabanza al humanismo, al ser humano a pesar de tantos defectos como tenemos que nos llevan a hacer las acciones más terribles, pero también las más "humanas" a partir de nuestra infinita capacidad de amar.
Y esa infinita capacidad de ser humanos nos lleva a juntarnos con una tablet en el siglo XVI y cantar morir de amor una y mil veces, lo que solo puede hacer el ser humano:
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