Javier Del Prado Biezma:
Si el mundo funcionara como la TERTULIA y su acompañamiento musical de Facebook, sería señal de que está camino de la Hermandad Universal. Disfrutaremos el martes con la palabra y los gestos de María (y de Justo).
Yo:
Javier, el mundo es el que es, el que tú y yo nos encontramos al llegar a él y el que dejaremos cuando nos toque. El mío, en particular, es el que trato de hacer mejor. Siempre he buscado un "buen" mundo educando a mi hijo y a mis alumnos, haciendo tertulias donde he conocido a gente encantadora a lo largo de los años, escribiendo los libros que quiero escribir (en todos hablo del mundo, en los libros literarios y en los científicos). El mundo, mi mundo es el que yo quiero que sea.
Javier Del Prado Biezma:
Justo, sabes que estoy de acuerdo contigo en todos los principios y por ello he trabajado, como tú, en todos los niveles. Con dos diferencias ocasionales: te llevo 20 años de ventaja en ese trabajo (ya me pillarás) y el mundo que me recibió en los 40 era bastante peor que el que te recibió a ti. Tenemos una pequeña diferencia; tú tienes más capacidad que yo para proyectar tu alegría personal sobre la visión del mundo y lo haces parecer mejor de lo que es; yo tengo más capacidad (al menos en apariencia) para proyectar sobre mí la tristeza de los desheredados y ello me hace ser en mi juicio crítico (sólo en mi juicio crítico) algo más triste y pesimista... Pero no menos luchador por la alegría de una Fraternidad universal (ese era el tema de mi reacción a tu post). Ahora bien, no todo nuestro trabajo será bien recibido por nuestros conciudadanos. ¡Vivan la docencia y la literatura!
......................
El diálogo se produjo ayer por la tarde entre Javier y yo a propósito de mi último post en esta red social. Atardecía sobre la Plaza de España, como se ve en la fotografía que hice desde una ventana de mi Universidad. Tenía muchas clases y no me pude detener en él. Y lo hago ahora, mientras me tomo el primer café de esta mañana de viernes y escucho esta música:
Mi mundo siempre ha tenido mucho jazz. Mi mundo se basa en el conocimiento y también en la improvisación del jazz. Aunque yo sea profundamente individualista, en mis novelas todos los personajes se juntan de una u otra forma para mover las piernas y sonreír. Creo que tienen algo de utopía socialista o quizá cristiana. Es la busca del bien común, de la felicidad común.
No hay comentarios:
Publicar un comentario