domingo, 26 de febrero de 2023

"Las guerras y los poetas".

"Tenue, gradual, se diluye la penumbra sin forma
se estremece en la llovizna del alba que revela
hombres desconsolados con empapadas botas
tornan al cielo rostros apagados y hundidos,
demacrados, desesperados. Ellos, que tras vencer
la rancia angustia de la noche, deben renovar
su desolación en la tregua del amanecer
matando las horas pálidas que buscan la paz a tientas.
 
Estos, que se aferran a la vida con brazos tercos,
aún pueden sonreír entre tormentas de muerte y hallar hueco
en los crueles enredos zarpados de su defensa.
Marchan desde el amparo y la alegría de los pájaros
en arbustos verdes hacia la tierra donde todo
es ruina y nada florece excepto el cielo
que se apresura sobre ellos, donde sufren
tristes, humeantes horizontes planos, bosques malolientes
y trincheras hundidas que volean muerte por muerte.
 
Oh mis valientes compañeros pardos, cuando vuestras almas
vuelen en silencio y los muertos sin ojos
se avergüencen de la bestia de la lucha en la cresta
la muerte quedará llorando en ese campo de batalla
pues se acabó vuestro invicto esfuerzo.
Y pasarán a través de algún Valhalla de luna
batallones y batallones, lacerados en el infierno,
la armada que fue juventud y que no vuelve;
las legiones que han sufrido y ahora son polvo".
 
(Sigfried Sassoon, "Preludio: las tropas", traducción de Eva Gallud Jurado).
 
Sassoon (1886-1967) es uno de los "poetas ingleses de la guerra", con Wilfred Owen y Rupert Brooke. Fue un declarado antibelicista, lo que influyó en sus poemas y su posterior obra en prosa. El inglés Terence Davies, uno de los directores que sí me interesan, autor de "Voces distantes" (1988) y "El largo día acaba" (1992), donde habla de su niñez y adolescencia en Liverpool, o "Historia de una pasión" (2016), sobre Emily Dickinson, llevó su vida al cine en 2021, y llamó a su película "Benediction". La vi hace meses en los cines Golem (mis cines) y ayer de nuevo en Movistar. La película superpone las imágenes de archivo de la Primera Guerra Mundial, la voz en off del protagonista recitando sus poemas y su vida de amante en amante (le costó aceptar su homosexualidad), su boda con una mujer y su conversión al catolicismo. El final resume en apenas unos minutos, en una de las escenas más hermosas y dolorosas que he visto en el cine reciente, con la cámara sobre su rostro viejo y luego joven, el dolor acumulado en la guerra que le marcó para siempre, mientras se escucha una delicada música. Estoy convencido de que mi padre y muchos otros que participaron en la Guera Civil española siendo unos adolescentes murieron antes de tiempo debido a la "muerte" espiritual que originó esa guerra. ¿Cómo no escribir "Entrevías mon amour, aunque me llevara veinte años de mi vida? 
 
Absurdas y terribles guerras que consumen la juventud de todos los inocentes, tan terribles como los que las provocan, analfabetos y delirantes seres sin belleza ni sensibilidad que se creen dueños de los demás y jamás entenderán una música como esta:
 

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