“Los hombres comen, duermen, fuman y dicen banalidades, y sin embargo se destruyen".
Son palabras de Anton Chéjov a propósito de su obra "La gaviota", una
de las obras maestras del teatro ruso de finales del siglo XIX y que
inauguran el siglo XX. Me han venido a la cabeza a propósito de un bello
texto que ha publicado en su muro de Facebook la actriz y psicóloga María Rodríguez
Velasco, y que acabo de leer. Aún recuerdo la puesta en escena de esta
obra en el teatro Bellas Artes de Madrid.
Y también lo que me ha enseñado Chéjov, tanto en la narrativa breve
como en el análisis psicológico de los personajes de sus obras. El
escritor Trigorin dice a Nina en un momento de la obra: Se me ha
ocurrido un tema para un relato breve. A la orilla de un lago vive desde
la infancia una jovencita, como usted; quiere el lago, como una
gaviota, es feliz y libre como una gaviota. Pero llega, casualmente, un
hombre, la ve y, por no tener qué hacer, la sacrifica… Los personajes de
la obra no luchan, no son grandes figuras llenas de poder, sino que su
existencia simplemente transcurre llena de desilusiones.
He encontrado en Youtube una versión del mítico Estudio 1 de TVE: https://www.youtube.com/watch?v=SiLsbxhYpp4
Cuantas gaviotas habremos sacrificado los seres humanos a lo largo de la historia.
Y seguimos sin aprender.
Cuantas gaviotas habremos sacrificado los seres humanos a lo largo de la historia.
Y seguimos sin aprender.
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