jueves, 28 de noviembre de 2019

"Una película, una música y un grito de desesperación en un mundo tantas veces injusto".

Tal vez sea una de las películas de este año que se acaba que trasciende el cine como expresión artística y se adentra en otra cosa, como la política, la economía y la sociología. Considerando que nunca he visto una película de super héroes (tampoco he visto un partido de Nadal, una carrera de coches o una serie de Netflix), me parece que esta película es otra cosa. En ella he encontrado a todos a los que se les rompe la vida, los excluidos, los parias, los perdedores, los marginados, a todos los que sufren abusos por parte de los poderosos de siempre. La mayoría de las personas buscan palabras de aliento, una caricia, una sonrisa, un café de afecto al despertar. El problema es que también existen aquellos que se alegran riéndose y abusando de los que tienen un color de piel diferente, de los que no responden a sus valores sexuales, de los que consideran que son sus posesiones. En el mundo hay sitio para todos, pero algunos creen que el mundo es de ellos. La música, compuesta por la celista islandesa Hildur Guðnadóttir (autora de la música de películas como "Sicario" y "María Magdalena", y de la serie "Chernobyl", donde se atrevió a poner música a la mismísima radiactividad), colabora en este contemporáneo descenso a los infiernos.

No, no es la mejor película de este año, pero tal vez sea la que más me ha hecho pensar:

https://www.youtube.com/watch?v=pcA2Vkhkk4c&list=RDpcA2Vkhkk4c&index=1
 
 

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