sábado, 25 de julio de 2020

"Mis libros siguen dándose vueltas por el mundo y eso que no tengo agente literario y me dedico a hacer siempre lo que me da la gana".

Ayer me encontré mi libro de cuentos en Berlín, o se lo encontró el escritor alemán Klaus S. Neumann, que escribió lo siguiente a primeras horas de la mañana en esta red social: "Visto hace un momento. Alguien esperando el autobús en Berlín. Por cierto, ¿qué día es hoy Justo Sotelo?" Di las gracias a Klaus, pero no respondí a su pregunta ni dije nada más. En ese momento me apetecía hablar de la película "Sucedió una noche", de Capra. Le podría haber dicho que era un milagro que mi libro estuviera esperando el autobús en Berlín, como uno de los cuentos de mi libro, o tan solo que había tenido que vivir muchas veces las escenas de amor de esa película y besado mucho hasta convertirme en escritor.

"El milagro".

¿Vienes a la cama?, le dijo ella con los ojos a medio cerrar. Solo miraba a la calle, comentó él sin volverse.

El cigarrillo se consumía entre sus dedos.

Se acercó y acarició su oreja.

¿Cómo harían el amor los hombres primitivos?, le preguntó ella. Supongo que como nosotros, le respondió él entre susurros. ¿Tú crees que se acariciarían tanto?, intentó ella abrir los ojos del todo, pero sin conseguirlo. Y se dirían palabras de amor, se rió él. Entonces no sabían hablar, siguió ella con un hilo de voz, y después dijo: ¿Cómo comprenderían que se amaban si aún no habían inventado el lenguaje, ni siquiera el lenguaje del amor? Se lo contarían con gestos, dijo él sonriendo mientras acariciaba suavemente su cuello. Quiero que te llenes de gestos y representes con tus manos el milagro del amor, dijo ella.

El humo del cigarrillo aún no se había disipado.

La habitación del hotel parecía un lugar inventado.

Se habían amado siempre, cada día que pasa".

("El milagro", "Cuentos de los viernes", Bartleby, 2015, p. 17).

También podría haber dicho a Klaus que había leído y estudiado mucho hasta vivir milagros e inventarme mi propio lenguaje del amor, y escuchado música como la del compositor ruso Gueorgui Svirídov. En realidad nunca escribo yo. Es la música la que escribe por mí:

https://www.youtube.com/watch?v=m5zSB6Km4ns

¿Alguien se imagina que después de escuchar esa música yo pueda estar pensando en sacar dinero con lo que escribo y en agentes literarios? A mí lo que me interesa es reinventar el lenguaje del amor y todos los demás lenguajes.


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