Ayer me envió por Wasap mi amigo y editor Pepo Paz Saz esta foto en compañía de la poeta Rosana Acquaroni, con mi última novela en la mano, "Poeta en Madrid". El poeta madrileño se ha ido con ellos, como hizo Lorca, a Nueva York, a lo alto del Rockefeller Center, con el Central Park justo detrás. Él ha editado mis libros "Entrevías mon amour" (2009), "Cuentos de los viernes"(2015) y "Cuentos de los otros" (2017). En este libro hay dos cuentos breves de la última vez que estuve en Nueva York.
Uno de ellos dice lo siguiente:
"El autobús se dirige monótonamente al aeropuerto JFK. Mendigos, prostitutas, chaperos y policías a ambos lados de la vía.
A ella la cachean como si les fuera la vida y después me toca a mí. Me prestan menos atención, pero me obligan a quitarme las sandalias. El suelo está frío, sin sudor. Nos miramos, nos encogemos de hombros y sonreímos, aunque no nos conocemos. Quizá sea argentina o brasileña. Poco después vamos hacia la cafetería. Estamos obligados a esperar en la misma sala a que nos embarquen. Todavía no hablamos, aunque me gustaría encontrar una excusa. Su belleza llena un aeropuerto lento que se despereza poco a poco. Nos sentamos juntos en el interior del avión, en la fila 9. Ella saca un libro de su bolso de cuero, gira la cabeza y me dice: “Como no pude esperar el amor, tú lo esperaste por mí”.
Es demasiado hermosa, pienso, sin atreverme a decir nada.
Debo tener cuidado".
("Casi unos versos de Emily Dickinson", Cuentos de los otros, p. 20).
Se me olvidaba la música para las calles de Nueva York, que podría ser esta, claro:
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