martes, 1 de marzo de 2022

"Celebrando el 1 de marzo con mis amigos".

Con este post quiero dar las gracias a todas las personas que ayer me felicitasteis en las redes social, tanto con comentarios en abierto como a través de Messenger. Me pasé el día entero dando clase y no pude responder a cada uno adecuadamente. Ahora me tomo el primer café, antes de volverme a la Universidad, y ya que siempre he celebrado mi cumpleaños el 1 de marzo si no hay 29 de febrero, escribo un breve texto de agradecimiento.

Las sinfonías de Mahler representan para mí cierto humanismo de finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX, y de alguna forma resumen, en mi mente, casi toda la historia de la música. El otro día paseaba por el Auditorio de Música de Príncipe de Vergara y todas sus sinfonías me vinieron a la cabeza. Tras tomarme un café junto al Parque de Berlín, y subirme al coche, puse la Tercera:
 
Esta sinfonía es un canto a la naturaleza y al humanismo. El cuarto movimiento está dedicado al hombre, según un texto de Nietzsche, "La canción de la medianoche", que forma parte de su "Así habló Zaratustra".
 
"¡Oh, Hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda noche?
¡Yo dormía!
¡Me desperté de un sueño profundo!
¡El Mundo es profundo!
¡Y más profundo de lo que el día recuerda!
 
¡Oh, Hombre! ¡Presta atención!
¡Profundo es tu sufrimiento!
¡La alegría es más profunda que la pena!
El sufrir habla: ¡Desaparece!
Pero toda alegría busca la eternidad,
¡Una eternidad profunda, profunda eternidad!"
 
El protagonista de mi última novela, "Poeta en Madrid", solo podía llamarse Gabriel, como el protagonista de la primera serie de los Episodios Nacionales de Galdós, y apellidarse Mahler o Relham, al revés.
 
El último movimiento de la sinfonía, el Adagio, está dedicado al Amor. 
 
Después de todo, somos lo que amamos.
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario