"Juan, lo primero que quiero decirte es que esta fotografía la sacó un amigo y tertuliano del Café Gijón, Antonio Banús, después de la presentación del viernes pasado del libro de Almudena en el Centro Gloria Fuertes de Madrid, junto al aeropuerto de Barajas, un lugar curioso que te lleva a todas partes, como si fuera una puerta en la Galaxia. Cada vez que me hacen una fotografía tomada tan cerca pienso que van a salir a la luz todos mis defectos. Sin embargo, hoy no quiero hablar de mí, sino de tu hija. Almudena me ha dicho que le faltas desde hace ocho años; a pesar de este hecho, debes saber que tú no le faltas a ella en ningún momento de su vida.
"Como no pudiste estar el otro día en la presentación, me gustaría decir que tú y tu mujer hicisteis una gran labor con ella. Almudena es una mujer que se reinventa cada día, de la misma manera que se supera desde que nació. Cuenta con la ayuda inestimable de su marido y su hijo, por supuesto, y del resto de su familia y amigos. También quiero decirte que, aunque me halaga que se haya escrito un libro sobre mi obra, lo que más me agrada es que lo haya hecho esta mujer que lleva tu apellido.
Ese libro dice más de ella y de ti que de mí".
(Este texto lo escribí el 2018. Ahora vuelvo a abrazar a tu hija y a tu mujer, Esperanza o Pitica, como la llamáis con cariño en casa, que ya sé que lo ha pasado un poco mal las últimas semanas, pero ahí sigue, con sus 92 años a cuestas. Y antes de irme a dar clase toda la mañana, os dedico esta canción que estoy escuchando mientras me tomo un café y veo un video de uno de los lugares que más me gustan de este mundo, donde, por cierto, vive la poeta Candelaria Villavicencio, de cuyo primer libro hablé el otro día por aquí, a la que también tengo mucho afecto. En un restaurante al pie de aquel mar he comido uno de los mejores pescados frescos de mi vida. ¿Quién ha dicho que esta vida no está rica?)
El mar:
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