viernes, 20 de julio de 2018

"No somos más que átomos".

Escucho una voz y una música maravillosas en el interior de un autobús que parece sacado de otra época y que atraviesa lentamente un desfiladero por un camino polvoriento. Vamos tan despacio que casi soy capaz de atrapar el futuro con las manos.

Me levanto a preguntar quién canta.

https://www.youtube.com/watch?v=8lwh7c-mHWM

Regreso a mi asiento y continúo escuchando la música y la voz que parecen venidos de otro mundo mientras observo a la gente que también viaja en el autobús. Sin pretenderlo me he convertido en parte del paisaje, de la tierra, de su propia historia, como un átomo más, como un latido más, como si la espuma de las olas acariciara las líneas de mis manos, y no tengo prisa por llegar a ningún sitio.
Mi cuerpo es el único desfiladero que debo atravesar para alcanzar, por fin, mi destino.

(Por cierto, el conductor del autobús tuvo la delicadeza de parar el vehículo para que hiciera la foto).

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