viernes, 27 de julio de 2018

"Memo Flora".

Además de divertirme y aprender escribiéndola (escribir y aprender son dos cosas que me resultan igual de divertidas), entre las cosas que descubrí al hacer la tesis sobre Haruki Murakami, está la música del compositor japonés Takashi Yoshimatsu, nacido en 1953.

Al leer sobre él, lo primero que me llamó la atención fue el hecho de que empezara a amar la música clásica tras escuchar a Beethoven y Chaikovsky cuando era niño, algo parecido a lo que me ocurrió a mí. Yoshimatsu se hizo compositor y poco a poco fue mezclando la música clásica contemporánea con el jazz y el minimalismo. De ahí han surgido cinco sinfonías, varios conciertos y otras obras de distinta naturaleza.

Mi posterior conocimiento de la cultura japonesa me llevó a entender mejor la música de Yoshimatsu, algo que también se encuentra en la literatura de Murakami, como la llamada energía vital (ki), pasando por el concepto de sinceridad de los sentimientos (makoto) y llegando a la intensidad de esos mismos sentimientos (mono no aware). 

Takashi Yoshimatsu compuso un concierto para piano y orquesta que llamó "Memo Flora", que son unas palabras de un poeta exquisito, Kenji Miyazawa (1896-1933), escritas en la portada de un cuaderno con notas para un esquema de la colocación de las flores en un macizo de flores. La obra está estructurada como un memorándum sobre las flores, y la conforman tres movimientos, "Flower", "Pétals" y "Bloom", en forma de rápido, lento y rápido. A mí esta música me transporta a un paisaje exótico de Japón o a cualquier otro lugar idílico, incluso al desierto cuando observo una planta entre la arena, como me sucedió el otro día mientras la escuchaba en el móvil. La melodía subía lentamente en intensidad a la vez que mis sandalias se hundían más y más en la tierra.

El segundo movimiento te convierte literalmente en parte de la Naturaleza:

https://www.youtube.com/watch?v=uAymD_BL_qI

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