lunes, 18 de mayo de 2020

"Estudiar te permite tener un lugar en el mundo".

Hoy empiezo a impartir una serie de lecciones en el Máster Universitario en Asuntos Internacionales (MUAI), de la Universidad Pontificia de Comillas. Y tengo que hablar de la "Geoestrategia internacional" en el Medio Ambiente y el Cambio Climático. Entre los alumnos hay personas de varios países. He escrito bastante sobre esto (ser miembro de Greenpeace desde hace años me obligaba a ello o a la inversa); aun así estas últimas semanas he estado leyendo algunos artículos con el fin de valorar mejor la situación en Estados Unidos, China, África y Oriente Medio. La verdad es que he prestado mayor atención a esa parte del mundo que limita con Egipto al oeste, Irán al este, Azerbaiyán al norte y Yemen al sur (he puesto una fotografía de uno de mis viajes por ahí). Después de la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS, cada país se movió en una u otra dirección, hacia Europa, Asia o para consolidar la misma idea de un renovado Oriente Medio. Y de cómo confluyen los intereses "geopolíticos" y "geoeconómicos" de los dos países más poderosos en la actualidad, sobre todo por los yacimientos de petróleo y de gas, y por la dificultad de su traslado. Estados Unidos y China también coquetean desde hace tiempo con el continente africano (estoy pensando en la extracción de coltan, por ejemplo, esa cosa que tanto apreciamos los ricos, ya que sin él nuestros móviles dejarían de funcionar).

Por cierto, ya que de lo que más hablo por aquí es de literatura, solo quería añadir que en este texto subyace mucha literatura, y sé que voy a escribir sobre ello, pero desde otro punto de vista.

El conocimiento nos hace libres o al menos un poco más libres.

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