miércoles, 27 de mayo de 2020

"Sobre el carácter universal de la literatura".

Algunas veces me encuentro con poetas de verdad, y me apetece tomarme un café con ellos. Me ocurrió hace siete u ocho años con la poeta tinerfeña Candelaria Villavicencio. Quise mirarla a los ojos y buscar ese lugar inefable del que brota a espasmos la poesía. En realidad todos somos obras de arte, dijo ella ayer por la tarde en la tertulia virtual del "Café Gijón", y lo esencial es conectarse con la obra de arte universal. Uno de los primeros escritores que se refirieron al carácter universal de la literatura fue Goethe, el autor de "Werther", "Fausto", "Wilhelm Meister", "Las afinidades electivas" y "Viaje a Italia", es decir, la mayor literatura de su tiempo y de las más influyentes en la literatura y el arte posteriores. Para Lali, como para Goethe, la poesía no es de ella, sino del Universo. Por eso aseguró que el proceso amoroso con la escritura, con la palabra en sí misma, va mucho más allá de acto físico de escribir e incluso del acto físico de pensar. Cuando alguien conecta su "yo interior" con la conciencia colectiva es cuando se produce el flechazo, ese amor que es para toda la vida. ¿En qué lugar queda la poesía? ¿Cuál es su finalidad? Es ponerte en conexión con el mundo con un lenguaje universal, porque el silencio es fundamental, como ocurre con la música. Sin silencios no hay poesía. Cuando ella dice silencio, no se refiere solo al silencio de las palabras, sino también al silencio de Todo. Cree que cuando se consiga ese silencio, escribirá versos de verdad, versos que estén más allá de la propia palabra. Siempre estamos creando, a pesar de que no escribamos una sola palabra. Creamos por necesidad de ser creíble o por puro egoísmo. A veces hay muchos ruidos por dentro y le es imposible crear, entonces se aleja de sí, se vuelve cualquier cosa y huye de adentro. Se va al mar y se concede la licencia de ser torpe.

Luego todo vuelve.

Aquí pueden leerse sus poemas:

https://laultimamiradadeldinosaurio.wordpress.com/
https://libroemmagunst.blogspot.com/…/candelaria-villavicen…

Y la tertulia fueron más cosas, claro. Yo no paré de hablar, para variar, y me echaron la bronca para que me callara, mientras no dejábamos de reírnos. Después nuestro joven tertuliano, Abel Jara, me escribió para agradecerme otra tertulia divertidísima, a la que quiere seguir conectado de alguna forma desde su casa cuando vuelvan a ser presenciales. Este carácter universal del mundo que estamos viviendo gracias a Internet también salió a relucir y mantuvimos una apasionada controversia el catedrático de la Universidad de Toulousse, Javier Pérez Bazo, Yolanda Brown, la filóloga y actriz que está escribiendo su tesis sobre mi obra en la Autónoma de Madrid, nuestro filósofo Mariwan Shall, que es más majo que las pesetas o los euros, y yo. Y al final Almudena Mestre puso paz preguntando a Lali por el carácter místico y espiritual de sus poemas.

En fin, la vida siempre convertida en literatura o al revés.


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