lunes, 25 de mayo de 2020

La poeta tinerfeña Candelaria Villavicencio en la tertulia del "Café Gijón" de mañana martes.

Le pedí un poema y me envió este:

"Me dicen".

"Me dicen
¡tiene la cabeza en otro sitio!
Y me voy sin ella por la calle
Nadie se extraña
Todo eso lo esperan de mí
Los que me conocen
Ni siquiera saben que existo
Estoy con el cuerpo en la otra parte del mundo
Mi cabeza gira y me va desvelando el origen de quien soy
No estar me gusta más de lo que imaginaba
La opacidad del suelo me incomoda
Hoy tuve una pesadilla
No me gusta soñar cosas feas
No entiendo mucho sobre los sueños


Vuelvo a estar ahí
De nuevo estoy junto a ella
Necesito tenerme cerca
Lo suficiente para no olvidarme".


También le pedí que me dijera algo sobre ella y su literatura, y sobre lo que piensa contarnos mañana en la tertulia. 

Y me envió esto:

"Hoy estoy bajo la arena negra del Atlántico, en un huequito, esperando que el sol llegue hasta mí y me vuelva de fuego o de mar.

¿ Qué significa la escritura para mí? La escritura es la herramienta que necesito para construir mi laberinto. Allí donde nadie puede encontrarme, aunque me vea y me toque.

¿ Por qué es el verso? Porque es fugaz, me gusta todo lo que es fugaz. Me permite ser libre, incluso hacer añicos la sintaxis, diría que las palabras se convierten en miles de confetis que flotan en el aire y que tomo prestados para vestirme y no sentirme desnuda.

La escritura me ha permitido conocer los entresijos del ser humano, por eso con cada palabra que me adorno me permito alzar la mirada a ese azul en movimiento, esa luz que no quiebra, que me sostiene cuando mis palabras me dejan en silencio.

De eso quiero hablar, de la relación amorosa con la palabra, con su silencio, con su vacío. Y les advierto, no soy nadie, tengo la misma vida que un deseo".

Y esto lo añado yo:

Solemos vernos una vez al año para tomar un café, en Madrid o en Tenerife, y casi siempre hablo yo todo el rato. Ella calla y escucha. Un día le pregunté por qué actuaba de esa forma y me dijo que prefería escucharme a mí. Ese día comprendí que no le hace falta decir nada. Lali es de esas personas de las que siempre se puede aprender, quizá porque es de las pocas poetas que, en realidad, no es poeta, sino la poesía en sí misma.

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