viernes, 6 de julio de 2012

Necesitamos otro Valle-Inclán (y IV)

¿Dónde están, en estos momentos, los escritores que deberían estar describiendo el esperpento en que se ha convertido la vida española en todos sus estamentos políticos, económicos y sociológicos? Es una sencilla pregunta que me hago a través de las páginas de este diario. 

Valle-Inclán demuestra en “Divinas palabras” un dicho conocido: dime cómo hablas y te diré quién eres. La obra conserva rasgos del coloquio, así como evidentes aspectos de la caricatura y el grito. A través de las descripciones detalladas de los personajes con sus caracteres personales, sus modos de hablar y sus gestos, es más fácil saber quiénes son.
Coexisten el lenguaje culto del pedante con los diálogos oficiales entre los guardias, y las expresiones vulgares de las personas de bajo nivel, como las mendigas y los vendedores.

Veamos algunos ejemplos.
PEDRO GAILO.- ¡Dios Nuestro Señor no baja su dedo porque yo calle!’’
LA REINA.- ¡Un bien de caridad para el desgraciado sin luz de razón! ¡Miradle tan falto de valimiento!’’
LA TATULA.- ¿Es mucha la dolor?
LA REINA.- ¡Un gato que me come en el propio lugar del pecado!
LA TATULA.- ¡Es mal de ijada!’’
EL VENDEDOR DE AGUA DE LIMÓN.-Muy mal le irá a usted, señora, pero tiene usted unas carnes que no tenía. ’’

Cuando Juana la Reina muere, aparece una vieja encorvada que da gritos con el rostro entre las manos. Es Marica del Reino, hermana de la difunta.
MARICA DEL REINO.- ¿Dónde estás, Juana? ¡Callaste para siempre! ¡Nuestro Señor te llamó, sin acordar de los que acá quedamos! ¿Dónde estás, Juana? ¿Dónde finaste, hermana mía?

También se profieren insultos, mandatos, ruegos, lamentos y plantos histriónicos no carentes de efecto emotivo. Se emplean repeticiones de la exclamación para enfatizar la particularidad de los personajes, como en el caso de los gritos y onomatopeyas del idiota: ¡Hou! ¡Hou!, ¡Releche! ¡Miau! ¡Fu! ¡Miau!, ¡Ist!... ¡Tun!... ¡Tun!
 LA TATULA.- ¡Buena vida pierde!
MARI-GAITA.-Andar errante.
LA TATULA.- ¡Contar pesetas!
MARI-GAITA.- ¡Soles y lluvias!
LA TATULA.- ¡Comer de mesones!
MARI-GAITA.- ¡Sobresaltos!’’

Como “tragicomedia de aldea” destacan algunos rasgos específicos. Lo trágico (la muerte) y lo cómico (el azar del error) se alían con novedad en esta pieza dramática en la que- a tono con la sencillez primitiva del vivir aldeano- falta la declamación de cualquier personaje, y el coloquio solamente funciona en pocos momentos. Es decir, no sólo existen los rasgos trágicos que inducen a la reflexión, sino que también se incluyen los elementos cómicos como lo ridículo y lo exagerado.

También se observa la secular estilística del autor, por ejemplo cuando dice Lucero: “Pues titulándome padre del crío, considero que no debo legarle mi mala leche”. La palabra “considero” puede ser sustituida por “pensar”. O cuando dice Miau: “Puesto que por nuestro nombre nos llama, vamos para allá caminando”. La palabra “caminando” es otra variante que sustituye al más frecuente “andar”. Dice Mari-Gaila: “¡Es un mundo de divertido!”, en una expresión familiar superlativa, lo que expresa “muy” o “muchísimo. Y también asegura: “¡Ay, Bastián, tú sentencias, pero no enseñas cómo se puede repartir el carretón! ¿Zueco en dos plantas, dónde irás que lo veas?”

“Divinas palabras” es una obra construida sobre el pasado o el recuerdo. Para Valle-Inclán, la verdad es una consecuencia de lo que se puede recordar; el resto no existe, no es verdadero. Además expresa el tránsito del modernismo al esperpento, como se observa en la distribución de las jornadas, llenas de imágenes, casi modernistas. Junto a esta técnica se utilizan la fragmentación expresionista, la influencia del cine e incluso la crudeza del cubismo, lo que nos lleva a pensar que Valle-Inclán alcanzó una de las cimas de su arte.

(Publicado por el Diario Progresista el 6 de Junio de 2012).

3 comentarios:

  1. Mucho me temo que los intelectuales de este país son unos cobardes, o viven de las subvenciones, publicas o privadas.

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    1. Pues hombre (o mujer) tampoco es muy valiente escribir de forma anónima, ¿no?
      Justo

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    2. Pues hombre (o mujer) tampoco es muy valiente escribir de forma anónima, ¿no?
      Justo

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