viernes, 12 de octubre de 2012

Ante la falta de libertad

Las libertades políticas, los servicios económicos y las oportunidades sociales son esenciales para el funcionamiento de la democracia. En concreto, las oportunidades sociales relativas a la educación y la asistencia sanitaria contribuyen a fomentar las iniciativas privadas de los seres humanos, y les ayudan a establecer su propio destino y a ayudarse mutuamente.

Los análisis de Amartya Sen sobre la libertad, el desarrollo y el bienestar son capitales para apreciar el significado de la “política económica y social”, con una extensa y apasionante bibliografía que puede ir desde “Collective Choice and Social Welfare” de 1970 a “Development as freedom”, treinta años después.

El desarrollo constituye un proceso de expansión de las libertades de las personas, y estas no pueden circunscribirse sólo al aumento del PNB o la renta personal, sino también al funcionamiento de las instituciones sociales y económicas (educación, sanidad), a lo que se unen los derechos políticos y humanos. De esta forma, para que se produzca un desarrollo adecuado es necesario desterrar las limitaciones de la libertad, donde Sen incluye la pobreza, la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las privaciones sociales, el abandono en que pueden encontrarse los servicios públicos y la intolerancia o el exceso de intervención de los estados represivos.

Nadie discute el prodigioso avance que ha experimentado el mundo en las últimas décadas, sobre todo el desarrollado, aunque puede discreparse sobre los únicos y balsámicos efectos del sistema capitalista que vivimos, y yo lo hago. En esta línea de pensamiento podemos citar a Krugman, quien, tras analizar las crisis financieras que han venido sufriendo diferentes zonas del mundo, considera que no hay depresión económica, sino una economía de la depresión.

En este contexto un número considerable de personas no consiguen lograr las libertades básicas, ya que la falta de libertades fundamentales está relacionada, directamente, con la pobreza económica, que priva a los individuos de la libertad necesaria para satisfacer el hambre, para conseguir un nivel de nutrición suficiente para poner remedio a enfermedades tratables, para vestir dignamente o tener una vivienda aceptable o para disponer de agua limpia o de servicios de saneamiento.

Junto a todo ello, la privación de libertad está relacionada con la falta de servicios y atención social públicos, como la ausencia de programas epidemiológicos o de sistemas organizados de asistencia sanitaria o de educación o de instituciones eficaces para el mantenimiento de la paz y el orden locales. En otros casos, la violación de la libertad se debe directamente a la negativa de los regímenes autoritarios a reconocer las libertades políticas y civiles y a la imposición de restricciones a la libertad para participar en la vida social, política y económica de la comunidad. En última instancia, la falta de libertad económica puede alimentar la falta de libertad social, de la misma forma que la falta de libertad social o política también puede fomentar la falta de libertad económica.

(Publicado en el Diario Progresista el 12 de octubre de 2012)

6 comentarios:

  1. Y ¿cómo delimito bien el concepto clásico e individualista de libertad con el que propone Sen de libertad social? Porque hasta donde yo sé la libertad social supone el sacrificio de una parte de tu libertad como individuo en pos de la sociedad, es decir, el abandono del individualismo en aras de lograr una coexistencia pacífica y un desarrollo común.

    Entonces, en esa libertad social es donde surgen el resto de libertades que desarrollas, al menos en mi concepción: libertad económica y libertad política. Pero, entra dentro de la libertad social por Sen entendida la intervención directa en la Economía?

    Un saludo amigo y maestro :)

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  2. Vale, David, voy a escribir otro artículo y seguiré explicándome. Y gracias por tu inteligente aportación, como siempre. Un abrazo.

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  3. Muchas gracias Justo, como siempre, es un placer leerte. Si tuvieras tiempo apreciaría tu valoración en el análisis de la apoplitorismofobia (el día que diga esta palabra bien comenzaré a considerarme economista jajaja) que realizo aquí, me alegraría mucho recibir tu crítica: http://daviddebedoya.blogspot.com.es/2012/10/la-logica-de-la-apoplitorismofobia.html

    Estaré pendiente de lo que escribas, recibe un cordial abrazo

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  4. David, poco más puedo añadir a lo que has escrito en tu blog. Has resumido perfectamente los dos casos, y aunque comparto tu elección de la sitaución de deuda-deflación, es evidente que hay que reactivar la economía de alguna forma, y creo que sólo se puede hacer vía demanda (aunque la monetización provoque más inflación, algo que también está ocurriendo con la subida de impuestos en España, por ejemplo).
    Vamos, que chapeau.
    Abrazos

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    1. Sabes que me importa mucho tu opinión. A ver si te veo un día, a partir de la semana que viene, porque vamos a poner en marcha un amigo mío y yo -en colaboración con el Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana- un Estudio muy interesante sobre la Trampa de la Liquidez que sufrió -y sufre- la economía japonesa desde principios de los 90 y su traslación a la crisis del Euro. Así que ya me dirás cuándo te viene bien ;)

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  5. Pues ahora estoy un poco liadillo, querido David, pero seguimos hablando.

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